12- Videollamada y módulos
Susan
Décimo octavo día de cuarentena obligatoria.
Bailo por toda mi habitación al ritmo del vallenato, dejo que la alegría de la canción inunde todo mi cuerpo mientras mi papá se burla desde la cama.
Decidí hacer estupideces para distraerlo un poco. Jenifer sigue yendo algunas veces a la universidad para entregar trabajos, y eso aterra a mi papá. Ella juró tener todas las precauciones posibles, pero igual lo asusta. A mí también me preocupa, más porque la conozco y sé que es olvidadiza ¿si no usa la mascarilla? ¿o el gel anti bacterial? O peor aún ¿y si se encuentra a Louis? Él no sabe nada sobre lo que pasó, pero me imagino que debe ser incómodo para ella verlo. Cuanto quisiera poder acompañarla a todas partes, aunque sea de lejitos para saber si está bien.
Veo como papá mira la pantalla de mi laptop con curiosidad, empieza a mover el mouse y presionar teclas mientras yo sigo bailando con todo mi corazón (sépase que no sé bailar).
— Cariño te llegó un correo —paro de bailar de inmediato— es de tu colegio al parecer.
Corro como loca hacia mi cama lanzándome sobre él, escucho como me regaña, pero no me interesa, es mi deber como buena hija molestarlo.
Busco el dichoso correo con una sonrisa en mi rostro, por fin, adiós a la vagancia académica.
Semanas atrás intentaron hacer clases virtuales por videollamada, pero no funcionó, todo era un desorden y los profesores no sabían usar la plataforma, así que decidieron enviarnos módulos. Dijeron que si no entendíamos algo podíamos hablarles por WhatsApp, es más fácil, sencillo y práctico. Actualmente mi WhatsApp se encuentra repleto de grupos de "estudio", en donde se la pasan más socializando que otra cosa.
Abro el correo quedando en shock al instante. Siento como poco a poco mi sonrisa se borra por completo dejando una clara expresión de pánico.
Hay más de 10 módulos, uno por materia supongo.
A ver, sacando educación física y artes doy 14 materias. Miro otra vez el documento contando los archivos, noto como hay 16 en total ¿es en serio? ¿Qué voy a buscar de educación física? Esa mujer sólo nos ponía a correr como caballos en potrero.
Entro al módulo de matemáticas con miedo, en ella hay fórmulas, problemas, talleres, investigaciones, cuestionarios, ensayos, números, más números y más investigaciones.
— No me jodan —coloco la mano sobre mi frente de forma dramática.
— Susan, ese vocabulario —regaña despacio mientras revisa su celular.
— Mira esto —tomo la laptop colocándola enfrente de su rostro— ellos quieren matarnos.
Frunce el ceño— pero no todas son para hoy cariño.
Lo miro seria— pereciera que no me conoces —niego— yo que creía que estabas pendiente de mí —finjo dolor emocional.
Apaga su celular— Susan, sé que te vuelves adicta a las cosas —asiento aún indignada— y sé que querrás hacer todo eso en una semana, pero no lo permitiré —me giro analizando su rostro— a cierta hora confiscare la laptop, así dormirás como la niña sana que eres.
Asiento satisfecha— estoy de acuerdo, no quiero viciarme con esto —finjo un escalofrío— ¿te acuerdas cuando suspendieron las clases por la inundación?
Alza las cejas— ¿Cómo olvidarlo? Dejaste de dormir por días, parecías un mapache, pero nada tierna —ríe.
Hago una mueca— También eres así, lo heredé de ti —sonrío.
Su expresión se suaviza un poco— tu madre era así.
Frunzo el ceño— ¿Josefin? Ella es más controlada, aunque es cierto que a veces se pone tóxica haciendo todo con antelación. Sabes, creo que la más "normal" es Madelen, pareciera de otra familia —río.
— Susan sabes que no me refiero a Josefin.
Volteo los ojos— tú eres mi padre y todo lo que necesito, no deseo saber nada de esa mujer —beso su mejilla— soy feliz contigo y todas mis hermanas.
— Es tu madre y pien-
— Dejó de serlo cuando se fue, y creo que ya pasaron unos 15 años de eso. No te atormentes con ese tema —empiezo a revisar las tareas, no son tan complicadas como pensé.
— No insistiré en el asunto —veo como se levanta— voy a cocinar, Jenifer vendrá hambrienta.
Sonrío— ¿Qué harás? —empiezo a teclear en Google.
Me gusta cuando no insiste en ese tema. Por más que esa mujer me haya dado a luz no es absolutamente nada mío, no quiero ver ni sus fotos. No es merecedora de ser vista o si quiera mencionada.
— Sopa de mariscos —alzo una ceja curiosa— ojo, haré el intento.
Río— está bien, ya sabes que estaré aquí por si me necesitas.
Bufa— Yo soy tu padre, es mi deber decirte eso —Volteo a verlo.
— Estamos el uno para el otro, es así de fácil —tomo mi celular.
Asiente mientras sonríe— Nos vemos después entonces —alzo la mano como despedida.
Busco de inmediato el contacto de Fernando, me imagino que a él también le llegó esto.
Yo: ¿te mandaron los módulos también?
Fernando: sí, debo admitir que odio ese colegio
Yo: ¿videollamada?
No responde cuando ya veo la solicitud para que acepte la videollamada.
Acepto y el rostro de Fernando me da la bienvenida, tiene expresión de fastidio puro y odio hacia la humanidad, no puedo evitar burlarme.
— Te ves horrible —coloco el celular contra una pila de libros, hablar con él me ayudará a trabajar más rápido.
— Tú en cambio te ves hermosa —alzo una ceja— ojalá fuera sarcasmo, pero en verdad te ves divina.
Le enseño el dedo de en medio como respuesta. Aún me cuesta aceptar sus cumplidos de "buena manera".
— ¿Por cuál módulo empezarás? —chequeo la lista, creo que por historia me iría bien.
— Matemáticas —alza los hombros.
— Yo soy un asco en eso —frunzo el ceño.
— ¿Cómo mantienes tu beca entonces?
Hago un arcoíris imaginario como Bob Esponja— "Imaginación" —ríe— no, me equivoqué —carraspeo— "Memorización".
Muerde su labio inferior— Chica lista —veo como me imita y coloca su celular contra algo— a mí me da pereza historia.
Sonrío irónica, yo que adoro esa materia, cuanto daría por no hacer nada de matemáticas.
Esperen...
Una idea magnifica cruza mi cerebro.
— ¿Quién es tu profesor de matemáticas? —Pregunto mientras me siento erguida.
Lee en voz baja, como que analizando lo que ve— Alcibíades Montijo —frunce el ceño— ¿por?
Ese no es mi profesor, esto debe ser una señal.
Froto mis manos con rapidez— ¿Qué dice tu módulo?
Me dedica una mirada de ¿qué carajo tramas? Ya lo sabrás pequeño saltamontes, ya lo sabrás.
— Los títulos de los temas y en qué hojas están —achina los ojos— Combinaciones y permutaciones es el primero.
— Dime los problemas de ese —reviso mi módulo entusiasmada.
Voltea los ojos con fastidio— De un grupo de 8 estudiantes se quiere elegir presidente, vicepresidente y tesorero...
— ...¿De cuántas maneras diferentes se pueden seleccionar los 3 estudiantes? —termino. Alzo mi vista hacia él con una gran sonrisa sobre mis labios— ¡Son lo mismo! —empiezo a bailar emocionada.
— ¿Y....? —ladea el rostro.
— Tú harás todo el módulo de matemáticas y me lo pasarás —alza una ceja— yo haré todo tu módulo de historia.
Empiezo a bailar con más ganas hasta que su voz me interrumpe— ¿qué te asegura que voy a aceptar?
Sonrío. Esperaba esa pregunta— ¿quieres hacer un cuestionario de 125 preguntas sobre la segunda guerra mundial?
Carraspea— Mándame tu módulo pequeña —frunce el ceño— sabes, podrían haber cambios, no vaya a ser que fracases.
No es nada tonto el chico, sabe lo que le conviene— mándame el de historia entonces, por si hay cambios en el tuyo.
Ambos miramos hacia la cámara cómplices— ¿qué materia te gusta? —decimos al unísono mientras reímos.
Alzo una mano— Espera vaquero —Miro la lista de materias— son 16 ¿8 y 8? —alzo una ceja.
Asiente— Yo escojo primero.
— ¿Y la caballerosidad? —inquiero en broma.
— Se perdió el día que me ganaste en Clash of Royal —Rio.
— "¿No que no sabías jugar? ¿Cómo carajos perdí cinco veces?" —Lo tiento— "eres una tramposa, jugaste conmigo y yo que te tuve compasión" —me acerco a la bocina del celular— pobre alma perdedora —Susurro.
Me mira detenidamente. Es tan gratificante verlo así, tentarlo hasta hacerlo perder la paciencia.
— Sabes, por mi mente pasan muchas cosas, pero aun siento respeto por ti así que no te las diré —Muerde su uña— no me tientes linda.
Me acuesto sobre la cama— pero ese se volvió mi hobbie guapo —trato de hacer voz "sexy".
— No sé en qué momentos te volviste así, cuando tomas confianza eres tremenda —Toma el celular entre sus manos— Y pensar que creía que eras un alma angelical.
Me vuelvo a sentar mientras sonrío— Lo soy, sólo que aprendí cosas de ti —Muerdo mi labio inferior.
— Matemáticas, física, química, biología —Cambia de tema como es habitual en él— Escoge otras cuatro.
Reviso la lista— Historia, geografía, español, filosofía.
Se acuesta sobre su cama, hasta ahora me doy cuenta que no tiene camisa ¿cómo tiene el pecho así si no hace ejercicio? Si la vagancia tuviera nombre sería Fernando.
— ¿Ya deleitaste tus ojos? —Sonríe.
— Lo suficiente ¿por qué tienes cuadritos? Hasta donde sé te la pasas acostado todo el día —Alzo una ceja.
Mira su vientre— Yo hago ejercicio, si no lo hiciera no me ganaría esas miradas tuyas.
Sonrío— ¿Cuáles son las otras materias?
Cierra los ojos pensativo— Inglés, estadística, gestión empresarial y artes.
— ¿Artes? Pero tus las odias —Frunzo el ceño.
— Odio más educación física —Niego despacio con reproche— El resto es todo tuyo.
Francés.
Contabilidad.
Robótica.
Educación física.
Yo quería artes, lo odio.
No puedo creer que esto será tan fácil, pienso que el trabajo en equipo agiliza las cosas, además, entre más rápido terminemos más tiempo tendremos para hablar. Agradezco a Dios por ponerlo en mi camino, es guapo, listo y buena persona. A veces cae mal, pero puedo sobrellevarlo. Es un chico muy bueno en todos los sentidos.
— ¿Si se dan de cuenta? —Pregunta nervioso.
Lo miro burlona— ¿Asustado Potter? —empiezo a escribir en Word.
— Ni un poco —estornuda— perdón. Pero ya en serio ¿si se enteran? Vamos a tener exactamente lo mismo porque yo voy a copiar y pegar.
— ¿Qué crees que haré yo? —lo miro con obviedad— mira, en teoría tú y yo somos listos ¿no? —asiente— técnicamente no tuviste tiempo de hacerte amigo de nadie —vuelve a asentir— somos de salones muy lejanos y no compartimos ni un solo profesor.
— Lo que tienes de linda lo tienes de estafadora —comienza a escribir en su computadora— me gusta.
— ¿Entonces te gusto? —bromeo.
— Tal vez sí —me guiña un ojo. Sonrío como tonta mientras siento mi rostro calentarse.
Se preguntarán ¿qué pasó entre nosotros? Bien, demos un pequeño salto al pasado.
Fernando.
Sexto día de cuarentena obligatoria.
Hablar con Susan cada vez se volvía más necesario. Nuestras charlas nocturnas empezaban a las 8:00 p.m. y terminaban a las 11:00 p.m., habíamos propuesto ese horario inquebrantable ya que según ella debíamos descansar o sufriríamos de envejecimiento prematuro.
Ella es precavida en todo.
La mayor parte del tiempo jugábamos verdad o reto, o me mostraba alguna de sus canciones.
Apartando mi admiración por ella, desde un punto de vista neutro puedo decir que ella tiene talento para componer. Cada vez que me lee algo logra o que me ponga triste o que me sienta enamorado, porque su fuerte son las canciones de amor. Su voz es tan linda cuando susurra los versos o cuando viene una estrofa, como trata de encontrarle ritmo propio.
Ella será grande.
Mi idea de las preguntas por fotos se fue a la basura, bueno no del todo, ella me respondía cualquier cosa sin problema y eso me hace feliz, me da a entender que confía en mí. Pero para seguir con el juego de las fotos yo le enviaba una por cada canción que me mostraba, como le dije "trabajo por trabajo".
Adoro escuchar sus cortos suspiros y tiernas risas cuando ve una foto. Por lo que me he dado cuenta es muy segura de sí, no le avergüenza decir lo que piensa o vestir como le da la gana. Ella es un espíritu libre, aunque cuando me pongo "raro" según ella, sí logro ponerla nerviosa. A parte de esos momentos nada la cohíbe.
Ella simplemente es una chica increíble.
Si mis cálculos son correctos faltan sólo seis días para que cumplamos un mes de habernos conocido.
Yo no sé si eso es importante para ella, pero a mí me dejó marcado y creo no lo olvidaré nunca.
Una gruesa voz interrumpe mis pensamientos— Isaac cállate —grito estresado. Hace un rato él estaba hablando con mamá y no sé por qué mierda quedó cantando.
— Don gruñón le llaman —entra a mi habitación con el celular entre sus manos— pero así te amo.
Hago una mueca de fastidio— Tienes 23 años —lo miro mal— búscate una novia para molestarla.
Se sienta sobre mi cama— ¿así como encontraste a Susan?
— Pu-
— ¿Quién es Susan? —abro mis ojos en shock. La voz de mi madre interrumpió la idiotez que iba a decir.
Lo volteo a ver nervioso— ¿No habías colgado? —rasco mi cabello.
— Hijo ¿quién es Susan? —empiezo a negar desesperado, no sé por qué la idea de que mi madre sepa de su existencia me causa vergüenza.
— Su novia mami —lo maté— casi cumplen un mes juntos.
— ¡Es mentira! —le arranco el celular de la mano— es mi amiga solamente —Aclaro.
Silencio me recibe, maldito Isaac ¿así quiere que nos llevemos bien?
— Me enorgullece saber eso hijo —Esa voz... me acerco a Isaac de inmediato.
— ¿Papá? —pregunto sorprendido ¿qué hace con mi mamá? Será que...
— Ya está recuperado hijo —habla mi madre contenta.
Una sensación de paz llena mi interior de inmediato, creí que aún faltaban unos días para su "salida", sea como sea me alegra que ya esté curado.
— ¿Por qué hasta ahora nos enteramos? —me arrebata el celular— ¿cómo estás? ¿Qué se sintió? —Golpeo su cabeza con reproche "¿qué se sintió?" Idiota.
— Fue aburrido —ríe— como no tenía ni un síntoma gracias a Dios, me la pasaba dando vueltas por la habitación, la arreglé más de 15 veces durante todos estos días.
— Nunca había visto mi habitación tan impecable —susurra mi madre, imagino que revisando todo.
— Fernando ¿cómo te va con tu hermano? Cuéntame sobre la chica esa —escucho como mamá ríe— por un momento creí que nunca me darías nietos.
Sonrío— Sólo tengo 17 ¿por qué piensas en eso? —miro a Isaac— la convivencia con su hijo ha sido... —trato de encontrar la palabra— turbulenta.
— ¿Sabían que no duerme? —habla Isaac interrumpiéndome— más de una vez lo he encontrado hablando solo en la madrugada —me mira asustado— es raro.
— Idiota —digo entre dientes.
— ¡Fernando! —regaña mi mamá.
— Regáñalo a él también, se la pasa espiándome, eso no es normal —me quejo.
— Es mi apartamento —alza los hombros.
— Si quieres me largo —ladeo el rostro.
— Chicos cálmense —ríe mamá— siempre supe que se volverían a contentar un día.
Miro al idiota ese, aún no me cae bien, pero de cierta manera me gusta lo entrometido que es. Es igual a cuando éramos niños, bueno yo niño y él adolescente.
— Supongo —Suspiro— Pero papá ¿dime cómo te diste cuenta que ya estabas curado?
Había leído que todo era relativo, algunas personas se recuperaban en una semana, otras en más tiempo, y que en los asintomáticos era menos fuerte. Pero no entiendo porque si no era tan grave tuvo que estar tanto tiempo encerrado, es raro.
— Unos doctores venían semanalmente para saber si mejoraba o empeoraba —Mamá no nos había dicho eso— Siempre me hacían una prueba "rápida" ya que no sabían cuánto tiempo tenía infectado. Un día la prueba salió negativa así que decidieron hacerme el isópado —Escucho a mi madre tarareando algo— Fue la semana pasada, hoy me llamaron diciéndome que el resultado fue negativo —Veo como Isaac sonríe, yo también lo hago, me siento tan feliz de que ya esté bien.
— ¿Entonces abrirán la panadería? —Pregunto. Ese es nuestra única forma de subsistir, sin eso ¿qué haríamos?
— Sí hijo, ya buscamos como serán las medidas de seguridad, no quisiera contagiarme otra vez o que su madre pase por eso.
— Me hace tan feliz saber eso —Musita Isaac— Debo admitir que me tenía con insomnio el suspenso.
Frunzo las cejas— ¿Por eso entrabas aquí molestando?
Asiente en silencio, entiendo su preocupación, pero ¿cómo me puede decir que soy raro? Él es más extraño.
— Hijo quiero saber de esa chica —Inquiere mi padre de la nada. Siento como un vacío llena mi estómago al escuchar esa frase.
— Llevo semanas hablando con ustedes y ninguno me habló de ella ¿quién es?
— Yo les puedo explicar —Interviene Isaac preparándose para decir idioteces.
— No te metas —suspiro, vamos es tu amiga, sólo di la verdad— la conocí el mismo día que vine a esta ciudad —sonrío— ella... —frunzo el ceño, creo que no debería decirles que la vi tirada en el suelo ¿o sí? No, mejor no— la conocí afuera de un centro comercial, al día siguiente la encontré en mi instituto y hablamos, ahora mismo estamos en una amistad.
— La chica es muy linda —agrega mi hermano— su cabello es rojo ¿se imaginan sus hijos?
— ¿Hijos? —frunzo el ceño, nunca me había planteado eso.
— Nada de hijos —interviene mamá— son unos niños aún.
— Queremos conocerla —Puedo imaginar a mi padre asintiendo con aprobación.
— Sí, puede ser por WhatsApp —Chilla mi madre entusiasmada.
— Vaya mamá, aprendiste —Ríe Isaac.
— De alguna manera tenía que ver a su padre.
— Esperen, esperen —intervengo con sorpresa— ¿para qué la quieren conocer? Es una amiga solamente —Isaac me lanza una mirada de "ese cuento no se lo traga nadie".
— La única hijo, eso es un hecho increíble —Golpeo mi rostro con mi mano— Creo que sólo tuviste un amigo y tenías 7 años cuando se fue, desde ahí nadie más.
Recuerdo a Mario con una sonrisa, era el mejor chico de todos, que lástima que no volvimos a hablar más.
— Supongo que le diré algún día...
— Lo esperaremos ansioso hijo —carraspea mi padre.
— Esperamos que no se te olvide.
— Yo se lo acordaré, no se preocupen —Golpea mi hombro juguetón.
Miro el reloj de mi celular— hablamos mañana —comento— ya debo irme.
— ¿Para dónde cariño?
— Él a esta hora empieza a hablar con Susan —Lo miro espantado ¿cómo sabe eso?
— No puedo creerlo, ya no somos el centro de su atención —comenta mamá con fingida indignación— En ese caso hasta mañana cariño —La imagino sonriendo.
— Te amamos hijo —asiento como si me pudieran ver— Isaac quiero hablar contigo.
— Los quiero, bye —le hago una seña a Isaac— largo.
— Me voy sólo porque papá me dirá algo —quita el altavoz— hasta mañana te amo.
Volteo los ojos— hasta mañana.
Ya iban a ser las 8:00 p.m. Esperaba juicioso su mensaje o su llamada. Prefería mil veces llamarla, pero siempre empezábamos con un mensaje... como un ¿ritual? O algo así. Da igual.
Veo como sale "en línea", siento los latidos de mi corazón acelerarse de manera desenfrenada, bien Fernando no lo arruines.
Terremotito cliché: usemos una nueva metodología hoy
Ladeo la cabeza con confusión.
Yo: ¿cuál?
Terremotito cliché: quiero mostrarte algo :) hagamos una videollamada
Una sonrisa se me escapa, tengo semanas sin verla ¿me veré bien? ¿Estaré peinado? ¿Qué me mostrará?
Veo como aparece el botón de "¿aceptar videollamada?" que nervios... contesto sin más llevándome una gran sorpresa, la que me da la bienvenida no es Susan es...
— ¡Hola cuñado! —Habla en voz alta. Dejo de ver su rostro visualizando una gran habitación. Luces tenues es lo que le dan luminosidad a todo, bueno, también hay un gran ventanal que me causa vértigo el sólo verlo. Noto como mueve la cámara hacia una cama, allí se encuentra Susan vuelta en un ovillo usando una laptop. Su cabello está recogido en un moño alto desordenado, tiene unos lentes negros puestos, también noto como muerde la uña de su pulgar con nervios.
— Jenifer ¿qué haces con mi celular? —Alza la mirada en mi dirección, hace un ligero ladeo de cabeza, le da un toque muy tierno, todo en ella es adorable.
— Saludo a mi cuñado —Frunce el ceño.
— ¿Quién? —Se queda "viéndome" fijamente, al parecer todo hace click en su cabeza y empieza a cubrirse con la sábana por completo— ¡¿Por qué haces esas cosas sin mi permiso?! —Chilla.
— Quizás él te anime, lo hago por tu bien —Cambia la cámara dejando ver su rostro otra vez— Sabes Fernando, lleva todo el día aquí encerrada buscando no sé qué en la laptop, ahí donde la vez no ha comido, tampoco se ha bañ-
Veo como todo se mueve en cámara rápida, por lo que entiendo el celular cayó al piso.
— ¡¿Estás loca?! ¡¿Cómo le dices eso?! —Se escucha muy molesta.
— Me decías que querías verlo, te di una solución —Quería verme... no puedo evitar emocionarme al escucharlo.
Escucho un suspiro, imagino que de Susan. Silencio es lo que llena todo el lugar por unos minutos.
Veo como alzan el celular, el rostro de Jenifer haciéndose presente otra vez— Cuñado-
— Deja de decirle así —Regaña.
— Bien, futuro cuñado —Veo como una almohada aterriza sobre su cabeza, me recuerda mis peleas con Isaac— Los dejaré solos, imagínense que es su primera cita —Me guiña un ojo— Diviértanse —Lanza el celular, ahora el rostro de Susan me saluda.
— Disculpa por eso, no pensé que te llamaría y por videollamada menos —Baja la mirada nerviosa— ¿No te molesta verdad?
Sonrío con ternura— Para nada, yo también quería verte linda —Siento mis latidos desbocados, todo mi cuerpo destila una clase de descarga eléctrica que me hace sentirme nervioso.
Ella es tan hermosa.
Alza la mirada— ¿Entonces... primera cita? —Sonríe.
— Primera cita —Sonrío.
Esa noche rompimos un récord personal, nos quedamos hablando hasta las 3 de la mañana. Me contó sobre sus gustos, debilidades, fortalezas... pero no me quiso hablar sobre sus sueños, me dijo que algún día me lo contaría todo, pero que ahora no era el momento.
No me interesa esperar una eternidad para ello, ver que considera contarme algo tan importante para ella me causa cierta ilusión desconocida, me dan ganas de contarle sobre ese día.
Yo también le conté sobre mí, más allá de lo que sabía otra persona, no me interesó contarle mis anécdotas, tristezas, miedos, pero también omití mis sueños, quiero contárselos el mismo día que me diga los de ella.
Vi como sus ojos iban cesando lentamente hasta caer en un profundo sueño, parecía una delicada princesa, más bella que todas las que existen de Disney o en la vida real. Lo que me preocupó un poco fue escuchar un ligero silbido abandonar su nariz cada vez que exhalaba.
¿Será normal?
Me sigue sorprendiendo la capacidad que tiene para hacerme hablar, para brindarme esa confianza que no había percibido en nadie más, es como un hechizo del cual no quiero salir.
Creo que sí me gustas Susan.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top