61. El fin de la noche
Este capítulo va a tener algo que A MUCHOS/AS de ustedes les gusta... picaroncillos diría Flanders. <3
Contenido +18, si eres sensible a este tipo de escenas entonces te sugiero que te saltes la segunda parte del capítulo, es decir, desde la mitad hasta abajo.
Como dije, esta es mi compensación. ;)
¡Disfruten!
Capítulo sesenta y uno.
—¡Vivan los malditos graduados!—Exclama Adrián levantando ambos brazos en el aire, tambaleándose un poco.
Yo suelto una risa, viendo como casi se cae.—Estás tan borracho.
Y no estaba mintiendo porque aparentemente, cuando ya la fiesta empezó a ponerse más alocada con los bailes, los profesores se dejaron llevar lo suficiente como para que algunos alumnos introdujeran alcohol a la fiesta, reemplazando así los vasos de bebidas sin alcohol con ello.
Adrián fue sin dudas uno de los que más acabó tomando.
Él se voltea para verme y arquea una ceja, cruzándose de brazos aún con algo de vacilación en su manera de pararse.
—Estoy en perfectas condiciones.—Me informa.—Es más, ahora que lo pienso, no veo razón por la que no me den las llaves de mi auto.
—Porque estás jodido, amigo.—Dice una voz a mis espaldas y seguidamente un brazo pasa por sobre mis hombros, el aroma de la colonia de Christian golpeando mi nariz me hace tan bien.—Ellie conducirá, acéptalo.
Adrián suelta un gruñido.—No es justo, ¿saben lo que pagué por ese coche?, merezco conducirlo.
—¿Hace cuánto lo tienes?—Pregunto curiosa mientras veo a unos metros detrás de él yace su vehículo gris de dos puertas con ventanas negras y una apariencia bastante nueva.
—Terminé de pagarlo hace una semana, así que oficialmente es todo mío.—Presume orgulloso, meciéndose hacia un costado.
—Entonces no querrás que tenga abolladuras tan pronto.—Le hago saber y él piensa en protestar pero antes de que pudiera hacerlo, voces hablando entre sí se oyen detrás mío y no necesitamos voltearnos para ver que son nuestros amigos.
Madison y Mason van de la mano riendo mientras Ashley, Aidan, la pareja de ella, y Ellie yacen caminando hacia nosotros también hablando entre sí. La última mencionada fija sus ojos en Adrián y al instante sonríe, se separa del resto y nos pasa por un lado hasta llegar a su novio, quien la recibe con los brazos abiertos.
—Oye, Ellie.—La llama Christian y ella se voltea a verlo, aún entre los brazos de su chico.—Adrián dice que no quiere que tú conduzcas su auto.
Su confesión exalta a nuestro amigo y rápidamente mira a Ellie, quien lo imita y lo ve confundida.—¿Eso es cierto?, ¿No quieres que yo maneje?
—N-No, yo no dije eso.—Tartamudea Adrián, echándole a Christian una mirada feroz antes de prestarla atención a Ellie, quien hace puchero.—Al contrario, ¡me encantará!, solo quiero que me asegures que no te distraerás mientras conduces.
La cara de ella se ilumina.—No lo haré, ¡lo prometo!
—Está bien, entonces andando.—Le dice Adrián y ella asiente, pero antes de que pudiera hacer algo más, Ellie lo jala del cuello de su camisa y le susurra algo en el oído que hace que Adrián se muerda el labio. Seguidamente, nos mira a todos nosotros nuevamente.—¡Bueno bueno, nosotros ya tenemos que irnos, es un asunto de vida o muerte, nos vemos otro día, adiós amigos!
Y antes de pudiésemos saludarlo de nuevo, él apura a su novia hacia su auto, ambos suben, ella de piloto y él de copiloto, arrancan el coche y se van, dejándonos a Madison, Mason, Ashley, Aidan, Christian y a mí sin palabras.
—Apuesto a que tendrán sexo alocado.—Madison rompe el silencio luego de unos segundos, consiguiendo que todos la miremos y ella se encoje de hombros.—¿Qué?, solo digo lo que es.
—Nosotros también ya nos vamos.—Comenta Ashley, ignorando la sobre información del comentario de mi mejor amiga.—¿No, Aidan?
Él asiente y nos saluda a todos antes de ambos caminar hasta el vehículo que les corresponde, se suben y seguidamente se pierden de nuestra visión.
—Ese chico al final si me cayó bien fuera de aquella invitación tan exagerada que hizo antes de todo eso del Festival.—Dice Mason cuando quedamos nosotros cuatro.—¿Y a ustedes?
—Sí, me cae bastante bien la verdad.—Le responde Madison y tanto Christian como yo concordamos con ella.—Aún así sigo diciendo que lo más loco que he hecho en la noche fue bailar con Chloe y que me haya gustado.—Comenta pensativa.—Aún recuerdo como nos peleamos brutalmente a principio de año.—Dice, creando un silencio incómodo entre todos nosotros y suelta un suspiro.—Ah, lindos recuerdos, esos puñetazos que nos–
—Excelente, ya todos amigos, yay.—La interrumpe Mason, tomándola por los hombros.—Ya debemos irnos nosotros también.
—Estás muy apurado, eso me suena a que tienes planes para mí cuando lleguemos a tu casa, ¿eh, niño Disney?—Pregunta mi mejor amiga de manera burlona y con una sonrisa torcida que hace sonrojar un poco a mi mejor amigo.
Oh Dios, son como Christian y yo. Pienso viendo la escena en silencio.
—Yo no he dicho eso.—Le responde Mason desviando la mirada y Madison coloca una de sus manos a un lado de su cara, obligándola a verla.
—Pero lo estás pensando.—Comenta coqueta.
Sí son como nosotros, solo que Madison es Christian y Mason es toda una Erica. Responde mi subconsciente tan sorprendido como yo.
—Nosotros también nos iremos ya.—Dice Christian, interrumpiendo la tensión sexual que hay entre mis amigos.—Adiós, que pasen buena noche.
—Ustedes también.—Nos despide Madison y antes de que le de la espalda, veo como me guiña un ojo.
Christian y yo nos subimos a su camioneta negra luego de que desactive las puertas, nos ponemos los cinturones y él arranca, saliendo con cuidado del lugar y tocando la bocina a mis amigos a manera de saludo antes de alejarnos completamente de la propiedad escolar que acabamos de terminar.
—Esta fue nuestra última vez estando en Belmont.—Susurro.
—¿Cómo te sientes?—Me pregunta mi lindo novio estando al volante, viéndose tan sensual con ese traje tan formal pero su voz sonando tierna.
—Debería estar feliz porque acabamos de terminar la secundaria, pero admito que ya la extraño.—Bufo, mirando por el espejo de mi lado como dejamos atrás la Institución.
Mientras tanto, siento a la vez una mano posarme sobre la mía, encima de mis piernas y eso me alerta. Me volteo a ver a Christian y él sonríe para aliviarme. Sé que es un gesto dulce de su parte, pero no puedo evitar decir lo siguiente.
—Buen intento, casi vuelves a confundir la palanca con mi pierna.—Digo burlonamente.—Veo que tus dotes de conquistador ya se están yendo, Grey.
—Diría que te has vuelto inmune a ellos.—Hace una pausa, lamiendo sus labios mientras mantiene su vista al frente y su mano hace presión sobre mi mano, sus dedos clavándose suavemente en la piel de mi pierna.—Pero solo basta con unas palabras sucias y tocarte un poco para que me supliques.
Trago grueso ante su manera de decirlo y su voz tan sexy, además de su apretón, ¿cómo no darle la razón así?
Sin embargo, me contengo y lo ignoro, mirando hacia otra parte y luego de unos segundos Christian ríe soltando mi pierna.
Nos quedamos en silencio unos minutos hasta que llegamos a su casa y me sorprende por una razón, por lo que me vuelvo hacia Christian pero apenas abro la boca él es más rápido.
—Hablé con Emma, te dio permiso de quedarte a dormir conmigo hoy.—Comenta viéndome con una sonrisa triunfante.—Así que no te preocupes, no recibirás ningún regaño de ella.
—¿Cómo la convenciste?
—Soy un cuñado carismático y le caigo muy bien.—Dice alardeante y yo me lo quedo viendo, dejándole en claro que no le creo. Él se encoje de hombros.—Solo le dije que quería pasar tiempo contigo.
—La conozco, eso no es suficiente.—Me cruzo de brazos, aún dudosa.
—Bien, también le dije lo de que me iré mañana a Cambridge y que necesitaba estar contigo hasta ese momento.—Confiesa soltando un suspiro y tirando su cabeza hacia atrás, luego la ladea hacia mí.—¿Feliz?
—Me sirve.—Finalizo sonriente y me desabrocho el cinturón.
Me dispongo a salir del coche, pero cuando pongo la mano sobre la puerta, Christian interrumpe.
—También me dijo algo más.—Informa y me vuelvo una última vez más hacia él, encontrándome con su mirada azul penetrándome por completo.—Algo muy importante que aparentemente olvidaste mencionar.
Arrugo mis cejas, sin comprender.—¿Qué?
Christian deja pasar un instante, sus ojos bajando a mis labios un momento, tensándome y confundiéndome cada vez más. Sin poder aguantarme, me quejo.
—Dios, ya deja de mirarme así y dímelo.—Él sonríe al darse cuenta de lo que me provoca.
—Nuova Accademia di Belle Arti.—Dice lentamente, su voz serie y su mirada igual me hacen tener un escalofrío.—Al parecer, irás a estudiar a Italia.
Sus palabras me toman por sorpresa a pesar de ya saberlo e instintivamente me muerdo el labio, mirando hacia abajo de lo avergonzada que estoy al no habérselo dicho yo y que se enterara por Emma. Cuando encuentro el valor, vuelvo a fijar mi vista en la suya.
—Lo siento, yo iba a decírtelo pero me olvidé.—Susurro, aún viendo su semblante serio.—¿Estás enojado?
Él duda un momento.—No estoy enojado.
Arrugo el entrecejo viendo su forma tan simple de contestar y eso me hace no creer en sus palabras. Me cruzo de brazos y analizo su cara unos segundos más.
—Si claro.—Contesto.—Vamos, al menos admite que estás enojado para yo poder saberlo.
—No lo estoy.—Insiste.
—¿Ah no?, ¿Entonces por qué me ves así?, esa no es cara de alguien que esté precisamente feli—Antes de que pudiera acabar, Christian me toma del rostro y me empuja hacia él, nuestros labios chocando y al instante esa mágica sincronía que hay entre nosotros para los besos aparece, haciéndome temblar.
Rápidamente llevo mis manos detrás de su nuca cuando él me empuja más hacia él y aferro mis dedos a su cabello, estirándolo un poco, provocando que Christian suelte un gruñido que crea sensaciones placenteras en mí con tan solo oírlo.
Una de sus manos baja por mi cuello, traza una línea por mi garganta, mis pechos y se queda debajo de ellos, a mi derecha, presionándome suavemente.
Su lengua no tarda en invadir mi boca y jugar con la mía, haciéndome soltar pequeños jadeos y suspiros ahogados.
Cuando nos separamos, y no por falta de aire, sino porque Christian toma la iniciativa para hacerlo, mis ojos caen en sus labios, los cuales se ven húmedos y rojos. Él no tarda el lamerselos y es lo más sensual que he visto, o bueno, tal vez no, pero la excitación que siento ahora me hace afirmarlo.
—Porque estoy pensando en todo lo que tengo que hacerte en nuestra última noche.—Dice con agitación, su pecho subiendo y bajando al igual que el mío.—Quiero felicitarte de la mejor forma posible por haber entrado a la academia que deseabas.—Comenta trazando mi labio inferior con el pulgar.—Así que bajate del auto, entremos y te daré el mejor sexo de tu vida.
Sus palabras son todo lo que necesito para volver a besarlo rápidamente y salir disparada del vehículo. Christian me imita y luego de poner el seguro al coche, lo rodea y cuando llega a mí, su boca se conecta con la mía. A su vez, pongo mis brazos alrededor de su cuello y cuando lo hago, él me alza con simpleza sin separar ni un momento nuestras bocas.
No sé como, pero él logra caminar hasta la puerta, la abre, entra y la cierra a sus espaldas. Por un momento siento el temor de poder encontrarme con algún familiar, pero estoy tan deseosa de él que decido ignorar los posibles errores que tengamos.
Christian me suelta y nos separamos bruscamente, luego toma mi mano y me guía escaleras arriba casi haciéndome correr, hasta podría decirse que en un momento me tropiezo y casi caigo si no fuese porque él me sujeta con fuerza.
Cuando estamos en el segundo piso, envuelve mi cintura y me besa otra vez, cada vez siendo más apasionado y desesperado. Caminamos lentamente por el pasillo, pasando el cuarto de Audrey, uno de invitados y un baño de igual uso, pero cuando estamos a punto de llegar al de él, una puerta que por poco no reconozco se abre y la persona que menos esperaba ver asoma sale.
Emma aparece con nada más que una camisa puesta y su cabello corto revuelto. Ella nos ve al mismo tiempo que nosotros a ella y rápidamente nos separamos, entre los tres viéndonos atónitos.
—¿Qué haces aquí?—Soy la primera en romper el silencio, interrogando a mi hermana mayor.
—Podrías haber roto esta tensión incómoda con una pregunta que tenga respuesta menos obvia, E2.—Dice mi hermana con una ceja arqueada, haciéndome desviar la mirada de la vergüenza.—Hagamos algo, porque está claro que acabo de tener sexo con tu hermano.—Recalca mirando a Christian, quien increíblemente no muestra signos de vergüenza.—Haré como que no vi nada, y con eso me refiero a como estás prácticamente comiéndote a mi hermana, si ustedes se van sin decir palabra ahora mismo.—Estoy a punto de hablar para aceptar su propuesta pero ella levanta un dedo.—¡Apapap!, sin decir palabra.—Me recuerda y yo me callo, dejo pasar unos segundos y ella vuelve a hablar.—Y cuando digo ahora no hablo de mañana.
Christian y yo nos vamos a su cuarto, pasándola por un lado. No me atrevo a ver a mi hermana por lo vergonzoso de la situación pero apuesto a que debe estar pensando en todo lo que Christian y yo haremos a continuación.
El tan solo hecho de imaginar eso hace que mis mejillas se calienten.
Cuando entramos a su cuarto, él cierra la puerta detrás de sí y yo me volteo a enfrentarlo, sorprendiéndome más como veo aún ese brillo de deseo en sus ojos y una sonrisa pícara en sus labios.
—¿Todavía quieres hacerlo luego de eso?—Pregunto anonadada, viendo como Christian comienza a caminar hacia mí.—¿Aún estás excitado, de verdad Grey?
—Aún no sabes lo duro que estoy.—Comenta tomándome de las caderas y presionandome contra su cuerpo.—Pero lo harás.
Y me besa otra vez.
La pasión, el deseo, la necesidad de hacer esto y muchas emociones más siento con cada beso que me da, cada movimiento y cada toque.
Christian me voltea y da pasos hacia adelante, haciéndome retroceder hasta que mi espalda choca con la puerta. Él quita sus manos de mi cuerpo para apoyarlas a los costados de mi casi más arriba que mi cabeza sobre la entrada de madera.
Aún bensándolo, aprovecho la oportunidad para bajar mis manos hasta su pecho y comienzo torpemente a desabotonar su camisa, siendo lo más rápida que puedo, sin embargo, me cuesta demasiado y no es hasta que Christian gime contra mis labios que yo dejo de pensar y estiro su ropa, haciendo que todos los botones se desabrochen y alguno que otro se salga directamente.
—Salvaje.—Susurra Christian cuando nos separamos un segundo.—Me gusta.
Comienza a dejar besos húmedos por mi cuello mientras que una de sus manos baja y toma mi vestido, subiéndolo lo suficiente para posteriormente meter su mano. Sus dedos no tardan ni un segundo en pasar a un lado mi ropa interior y hacer contacto directo con mi intimidad.
—¡Oh Dios!—Jadeo cuando comienza a mover dos con rapidez.
—Me encanta cuando te pones así.—Comienza a decirme en el oído, introduciendo sus dedos un poco en mí.—Sentirte tan mojada me vuelve loco.
—¡Christian!—Es todo lo que puedo decir, moviéndome contra su mano, queriendo más y más.—¡Sigue!
Sin embargo, luego de decir lo último, él se detiene, haciendo que me quede con las ganas y a resultado de eso arrugue mis cejas, pero antes de que pudiera decirle algo me alza y me tira en su cama.
—¿Qué haces?—Le pregunto al verlo ahí parado frente a mí, con mi vestido levantando hasta por encima de la cintura, sus ojos viajando por mis descubiertas piernas.—Christian, qué—
No puedo terminar porque él me toma de los tobillos y me jala hasta que quedo muy cerca, mis piernas colgando de la cama. Christian no duda ni un segundo cuando me quita la ropa interior de abajo y seguidamente abre más mis piernas.
—¿Qué vas a hacer?—Lo interrogo nerviosa cuando lo veo arrodillarse frente a mí.
—Darte mis felicitaciones por haber entrado a esa Academia.
—¿Y cómo se supone que vas a—¡Por Dios!—Suelto un grito de placer y cierro mis manos en puños cuando siento la lengua de Christian hacer contacto con mi parte íntima.
Él comienza a moverla en círculos mientras sus manos sostienen mis piernas sobre sus hombros, manteniéndome lo más quieta posible mientras yo arqueo la espalda y lucho por mantenerme consciente.
Llevo mis manos a los costados de mi cara y tomo con fuerza las sábanas, temiendo romperlas. No me molesto en mantenerme en silencio tampoco ya que gemido tras gemido escapa libremente de mis labios mientras él continúa llevándome a la locura con sus lamidas.
Christian parece que sabe perfectamente lo que hace, porque por Dios, mis piernas tiemblan de lo bien que se siente esto y no soy capaz de pensar en nada, solo me dispongo a gritarle lo mucho que me gusta lo que me hace.
En un momento intento verlo en medio de esta gran excitación y cuando lo hago me arrepiento, porque él levanta la mirada también y sus ojos azules mirándome con esa intensidad mientras se encarga de darme placer es todo lo que necesito para sentir el orgasmo invadirme por completo mientras me tiro hacia atrás y arqueo mi espalda una vez más.
Cuando vuelvo en sí, veo nuevamente a Christian y él se separa, lamiendo sus labios mojados, ni un solo segundo deja de mirarme.
Me examina un momento, sus ojos yendo desde mi cara hacia abajo, notando mis pechos aún cubiertos y llega hasta mis piernas descubiertas.
—Del uno al diez, ¿qué tanto te gusta ese vestido?—Pregunta con la voz ronca y la respiración acelerada, sacándose por completo la camisa y obteniendo un condón del bolsillo de sus pantalones antes de sacarselos también.
—D‐diez.—Tartamudeo, aún exaltada por ese delicioso orgasmo.
—Mierda.—Maldice y antes de abrir el preservativo, se inclina hacia mí.—Está bien, prometo comprarte uno igual.—Y antes de que pudiera preguntar, toma la pequeña abertura que hay debajo de mi escote y la estira hasta que el vestido se rompe en dos hacia abajo, lo suficiente para dejarme desnuda.
Los ojos de Christian paran en mis senos, los cuales se ven ya que no traía sostén porque con el escote era suficiente, durante unos momentos antes de verme nuevamente a la cara, notando mi total sorpresa.
—De acuerdo...—Digo finalmente, saliendo de mi desconcierto al ver a Christian bajarse los boxers, dándome una vista perfecta mientras él se coloca el condón.—Ni siquiera era tan lindo.
Él me sonríe.—Esa es mi chica.
Y así tal cual, me toma otra vez de las piernas, levántandolas para que queden sobre sus hombros, pero cuando quiero con todas mis fuerzas que entre en mí, él solo empieza a frotar su miembro contra mi intimidad, haciéndome una horrorosa tortura.
—No hagas eso.—Me quejo.
—¿Hacer qué?—Se hace el tonto, frotando más fuerte.
—Torturarme.
—¿Por qué?, ¿Estás tan impaciente porque te penetre duro?
—Sí.—Contesto en un susurro mega bajo pero que él escucha.
—¿Sí qué?—Cuestiona con arrogancia, haciéndome entender que quiere una mejor respuesta.
—Dios...—Casi lloriqueo, sintiendo los tantos roces que él hace y mi paciencia literalmente se acaba, por lo que cumplo sus deseos.—Quiero que me penetres ahora.
Christian instantáneamente da una estocada que resuena por todo su cuarto, entrando en mí completamente a la primera. Ambos soltamos un gemido, yo de manera más alta que él, ante la sensación tan placentera.
Él no tarda en moverse puesto que lo hemos hecho tantas veces que ya no me duele, solo puedo sentir excitación. Christian se mueve rápido y fuerte, nuestras pieles empezando a sudar y juro que puedo sentir como la cama se mueve ligeramente contra la pared.
Solo ruego que no haya nadie en la casa.
Aunque si así fuera, no me detendría en lo absoluto.
—Se siente tan bien dentro de ti.—Gruñe Christian mientras se coloca encima de mí sin dejar de penetrarme y enrollo mis piernas en sus caderas.—Sentirte tan mojada me está volviendo loco.
Y ya somos dos.
Paso mis manos por su cabello, su nuca, su cuello, su pecho, sus brazos, disfrutando de los movimientos que hace contra mí, llenándome y haciéndome perder la cordura.
Ambos nos miramos fijamente y aprovecho para gemir con sus ojos azules viéndome, provocando que él comience a moverse cada vez más veloz y fuerte, empujando más y más. Su ceño fruncido, sus leves gotas de sudor y esa mirada intensa forman la imagen más sexy del mundo, esa que necesito para sentir otro orgasmo próximo.
Pero antes de eso, con un movimiento algo veloz quedo sobre él, ambos completamente encima de la cama y mientras Christian aún me ve con sorpresa por mi forma de tomar el control tan repentina, comienzo a moverme sobre él, mis manos apoyadas sobre su pecho y mientras lo veo fijamente.
—Mierda, Erica.—Gime Christian y toma mis caderas, guiándome hacia atrás y adelante con más rapidez, él también se mueve contra mí y eso causa que la penetración sea más profunda.
Por un momento me inclino hacia él y empiezo a dejar besos en su cuello, su piel sintiéndose tan cálida por lo que estamos haciendo. Continúo moviéndome más y más mientras Christian me toca en varios lugares, sus manos recorriendo mi cintura, mi espalda y mis pechos, ambos excitándonos cada vez peor.
Luego de un rato más, finalmente me vengo primero y Christian después de mí, soltando un jadeo de esos que son música para mis oídos, cerrando sus ojos un momento. Cuando vuelve a abrirlos, me recuesta con cuidado a su lado.
—Espero que te haya gustado tu obsequio de despedida.—Dice con una sonrisa en sus labios y la respiración vacilante.
—Me encantó.—Le hago saber muy satisfecha.
—Bien, porque apenas es el principio.—Comenta y con un movimiento vuelve a quedar sobre mí, mirándome fijo y mordiéndose el labio.
—¿Eres capaz de hacerlo otra vez después de esto?
—Soy de esos tipos que aguantan lo suficiente para ir a por el segundo round.—Me explica arrogantemente.—Pero si tú no puedes otra vez, entonces no. Entenderé si no estás a mi nivel.—Bromea bajando su vista a mis labios entreabiertos, notando mi respiración agitada.
—¿A tu nivel?—Digo con una mirada desafiante y luego le sonrío.—Soy superior, Grey.
—Demuéstramelo, Ana.—Me reta.
Y lo beso otra vez, preparándome para una segunda vez.
Ya saben lo que dicen, si no hay sexo dos veces seguidas.... Pues nada, no tengo nada, pero como sea, lo haré otra vez.
Después de todo, eso será el mejor final para nuestra última noche.
———
N/A: ¡Sorpresa, queridos y queridas!, seguro se preguntarán "¿por qué hay actualización hoy si es miércoles?", o "¿Acaso tengo mal mi calendario y en realidad es viernes?", "¡¿Entonces me perdí el vivo?!", ¡Pues si, chicos!, no mentira, tranquilidad que esto es un regalo de mí para ustedes. Básicamente como siempre me tardo en actualizar desde tiempos inmemoriales 😭, les traigo una doble actualización semanal, ¡yujuuu!
Bueno, realmente mi idea era subirle dos caps en un mismo día (mañana), pero quiero darles tiempo de leerlos por separado para que así ya se aparezcan leiditos y leiditas en el vivo del viernes, así que espero que les haya gustado esto. <3
Q&AT: La verdad es que no hay mucho que preguntar en este capitulo, solo... ¿Les gustó?, ¿Les parece que mejoré escribiendo este tipo de cosas tal y como les prometí que iba a hacer?, ¡Respondan con sinceridad! 😂
Como siempre miles de millones de gracias por el apoyo, los +720k de lecturas y casi 60k de estrellitas, los y las amo. :(
¡Nos vemos en la próxima actualización! (Y tristemente, la última)
Un beso, Cami. ❤
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