54. El festival
Como suelo hacer a veces, ahí les dejo una canción para el cap. <3 (les recomiendo que lo hagan cuando empiecen a bailar)
¡Disfruten!
Capítulo cincuenta y cuatro.
El mundo está lleno de maravillas ocultas en las cosas más simples de la vida.
Sí, suena como a frase sacada de algún libro poético, pero no lo es, o tal vez lo sea, pero el caso es que eso realmente lo pienso en este instante, porque estoy comenzando a darme cuenta de que ya he visto muchas maravillas en mi tan común vida; me siento como Alicia.
Ya los juegos han acabado y la preciosa luna ha invadido toda la escuela, haciendo que cada faro de luz existente alrededor de las canchas y del principio del patiode iluminara cada rincón. Sin embargo, lo de afuera no es lo que importa, sino la zona a la cual me estoy dirigiendo y que hemos estado preparando tanto estas últimas semanas.
—No puedo creer que ya hemos llegado a esta noche.—La oigo susurrar a Madison a mi costado.—Me parece irreal pensar en lo rápido que pasaron todos nuestros años de secundaria hasta llegar a este festival.
Sus palabras me hacen voltearme a verla mientras vamos caminando lejos de todos los otros alumnos que se dirigen a la misma zona que nosotras y una sonrisa invade mis labios cuando veo su expresión nostálgica. Me acerco a ella y paso un brazo por encima de sus hombros, abrazándola y causando que paremos nuestros pasos.
—Así te está pareciendo ahora, pero en realidad todos estos años han pasado lento. Es por eso que tenemos tantos recuerdos, ¿acaso los estás olvidando a la hora de pensar en el pasado?
Ella niega con la cabeza y luego baja la vista, fijando sus lindos y, en este momento, tristes ojos verdes al piso.
—Recordar es lo único que he hecho estos últimos días. Pensar en todo lo que hemos pasado tú, yo y Mason.
—¿Entonces por qué tienes esa cara larga?—Pregunto sin dejar de sonreírle.
Madison levanta la vista y me ve fijamente, abre la boca para hablar y al mismo tiempo sus ojos se humedecen rápidamente.
—Porque cada vez falta menos para que acabe todo.—Susurra con la voz frágil.—Ya no estaremos en la secundaria, por lo que no nos veremos todos los días como ahora ya que tú irás a otra universidad debido a la carrera que elegiste, yo aún no sé qué estudiar y me siento una boba por eso, y Mason...
—¿Qué hay con él?—La cuestiono cuando deja pasar unos instantes sin acabar su explicación.
Madison duda en decirme, se muerde el labio y ve hacia sus costados unos momentos, intentando evitar mi mirada interrogativa, pero decide finalmente continuar.
—Tengo miedo de no verlo lo suficiente como para que nuestra relación perdure cuando entremos a la universidad.—Declara con lágrimas leves en sus ojos.—Ambos queremos seguir cosas muy diferentes, por lo que iremos a diferentes universidades, y quién sabe qué tan lejos estemos uno del otro...
—Madison.—La interrumpo antes de que pudiera decir otra palabra a la vez que dejo de abrazarla y la tomo de los hombros, quedándome frente a ella.—Las relaciones a distancia son difíciles, pero no imposibles, ¿bien? Sé que te asusta la lejanía que podrían tener, seguro piensas que eso sea algo que pueda separarlos, pero lo cierto es que yo no pienso en eso porque los conozco. Tú lo amas con el alma aunque te cueste admitirlo y sé que has cambiado con él, que no podrías hacer nada bobo a sus espaldas y que le serás completamente fiel. Y Mason... Oh Madi.—Fijo mis ojos a los suyos, viéndola con la mayor sinceridad que puedo reflejar al igual que en mi voz.—Sabemos que Mason siente lo mismo que tú, hasta me atrevo a decir que quizás más. Supe de su amor por ti mucho antes que tú y aún sigo sin encontrar la manera de explicarte lo flechado que estaba cuando tu nombre salió de sus labios al momento de confesármelo.
Ella sonríe ante mis últimas palabras y eso me trae felicidad. Corro un mechón de su rubio cabello hacia detrás de su oreja y seco las pequeñas lágrimas que se le habían escapado mientras le hablaba.
—Erica, ¿qué demonios haría sin ti?—Cuestiona con una gran sonrisa y seguidamente se abalanza sobre mí, abrazándome con fuerza y yo no demoro en corresponderla.—Gracias, en serio.
—Para eso estamos las mejores amigas.—Le respondo apretándola contra mí un poco más.
Nos quedamos así unos segundos más antes de separarnos. Madison se pasa la parte posterior de su mano por debajo de los ojos, secándose las lágrimas sin arruinar lo que le queda de maquillaje, que tampoco era mucho en general, y me da una señal para seguir caminando directo hacia la enorme carpa donde será el Festival de Invierno.
—¿Cuánto crees que tarde Mason en volver?—Le pregunto a Madison, recordando como nuestro amigo acompañó a Christian y al resto del equipo de básquet a los vestidores.
Veo de reojo como mejor amiga se encoje de hombros.—No lo sé, pero dudo que vuelva pronto. Apuesto a que irá a hablar sobre cada táctica de juego con todos los basquetbolistas.
—Espero que solo hable de las buenas.—Susurro, mordiéndome el labio inferior al imaginarlo decir cosas malas al equipo sobre sus jugadas de frente.
—Las dos sabemos que no será así.—Me informa y posa su mano en mi hombro, viéndome como si leyera mis pensamientos ya que me responde al instante:—Rezemos para que pueda vivir en silla de ruedas al menos.
Ambas soltamos carcajadas ante nuestras exageraciones hasta que llegamos a la entrada de la carpa. Nos paramos un momento para apreciar como unas leves luces de colores azules y blancos sobresalen del espacio abierto.
—¿Lista para ver todos los milagros que hice el día que faltaste?—Me pregunta Madison con egocentrismo y antes de que pudiera responder, me tira del brazo.—¡Vamos!
Y al instante tras pasamos la entrada, adentrándonos en un precioso panorama que casi parecería indescriptible para que alguien pudiera imaginar lo maravilloso que es en lugar de verlo, pero voy a intentarlo.
Como es obvio, la carpa enorme que cubre la mayor parte del patio es negra, y de ella cuelgan luces de colores celestes tan claros que podrían confundirse con blanco. Clavadas al piso hay faroles del último color que vacilan levemente, haciendo del ambiente uno mucho más bonito. Pero la iluminación es solo el comienzo.
Del techo caen hilos con copos de nieve y cristales semejantes a estalactitas, que realmente son de plástico ya que debemos prevenir accidentes, la transparencia de ellos hacen que, junto con los reflejos de cada alumbrado se vean colores rosas resplandeciendo y dirigiéndose hacia distintas direcciones. A su vez, también hay muchos globos de colores y transparentes, consiguiendo que el techo se vea súper cargado de cosas bonitas. Los árboles que hay dentro del lugar han sido envueltos por aerosol de nieve que de alguna manera también resplandece.
Nos encaminamos lentamente por el pequeño camino marcado hacia el centro del lugar, indicándonos lo que parece ser la zona libre para bailar, ya que alrededor de la misma hay colocadas varias mesas llenas de comidas y bebidas.
En el centro del techo, hay un precioso pilar blanco con una luz en su interior que cambia de diferentes colores a los pocos segundos. Arriba de este, en el techo se unen unas telas al centro de las cuales cuelgan los famosos cables con los que Mason y yo hemos estado refunfuñando días atrás al intentar colocarlas en las paredes de la carpa.
Mientras vamos llegando, me tomo un segundo para ver a mi mejor amiga a mi lado, y ella está con la boca abierta, la sorpresa muy clara en su rostro me hace arquear una ceja.
—Para que tú hayas organizado todo esto tal y como está, te ves muy asombrada.—Le digo de manera burlona y Madison se tensa, volviéndose hacia mí con una expresión nerviosa.
—Pfff, ¿asombrada, yo?, sinceramente estoy decepcionada, creí que se vería mejor, pero la verdad es que el estarlo viendo por segunda vez ya me aburre...—Responde siendo lo más disimulada posible, sin embargo, una insistente mirada mía es lo único que necesito para que ella se de por vencida.—¡De acuerdo, yo no organicé esto!
—Lo imaginaba, aún tienes nieve en el labio inferior luego de que tu boca se abriera tanto por ver todo este panorama.—Bromeo y ella me fulmina con la mirada.—¿Entonces quién lo hizo?
Madison se encoge de hombros y echa un vistazo a nuestro alrededor, encontrándose a lo lejos a dos compañeras nuestras.
—¡Ashley, Ellie!—Grita mi mejor amiga a las chicas y toma mi mano, jalándome consigo mientras veo como nuestras compañeras y amigas nos saludan con unas sonrisas encantadoras, viéndonos ir hacia ellas.
Cuando llegamos, nos saludamos entre todas. Ashley, que es la más extrovertida habla directamente con Madison mientras Ellie y yo nos dedicamos una charla para conocernos mejor. Nos quedamos así varios minutos hasta que Ashley nos recomienda ir hacia los bancos decorados de la zona o a las sillas junto a las mesas a los alrededores.
—¡Ya superalo!—Masculla Madison a Ash mientras nos encaminamos a las mesas.
—No puedo, era de veras muy bonito.—Le responde ella con un brillo alegre en sus ojos ámbar. Ellas comenzaron a hablar sobre el vestido que Madison había usado en mi fiesta de cumpleaños, hacia ya meses.
—Oh, basta.—Dice mi mejor amiga con timidez y Ashley obedece mientras nos sentamos en las sillas que hay disponibles, luego Madison se muerde el labio y mira fijamente a la chica que la había estado halagando para luego soltar un chillido.—Mejor sigue.—Le comenta arrepentida, haciendo que todas soltemos una carcajada.
Continuamos con nuestras charlas mientras comemos los bocadillos, al mismo tiempo que vemos también como alumnos de todos los años van ingresando de a varios grupos al lugar, sintiéndonos orgullosas por las expresiones de asombro en sus rostros ante nuestro trabajo.
—Somos geniales.—La oímos decir a Ellie, quien por primera vez habla fuerte y claro.
—¡Oye, sí!—Le responde Madison emocionada y pienso que es mayormente por su nueva forma de comunicación.—¡Claro que lo somos!—La alienta y le muestra la palma de la mano, consiguiendo que Ellie la choque. Ashley y yo las imitamos sonrientes.
—Debo admitirlo, tu novio sí que se esforzó en hacer todos estos cambios de último minuto ayer.—Comenta la chica de ojos color ámbar a mi mejor amiga, llevándose a los labios su vaso con soda y haciendo que Madison, quien ya estaba bebiendo casi se ahogue.
—¿Q–qué?—Pregunta confundida, pasando su mano por debajo de su labio, limpiándose lo mojado.
—Ya sabes, el chico ese con el cabello rubio y los ojos verdes que podría hacerse pasar por ti si se pusiera una falda, ¿es tu novio, verdad?
Madison no le responde, sino que se la queda viendo con mucho asombro, por lo que yo decido hacerlo por ella.
—Sí, el Ken.
—¡Ese mismo!—Nos confirma ella.—Vino con el resto de los grupos y ayudó tanto como nos dirigió. Básicamente estuvo diciéndonos qué hacer y también hizo muchas cosas, comenzando con colgar el centro de luz de hielo en el medio del lugar. Él tuvo la idea de los copos de nieve, las estalactitas y muchas cosas más que como ven, quedaron increíbles.
—Wow.—Es lo único que le sale decir a Madison cuando por fin parece haber encontrado su voz.
—Es increíble.—Digo cruzándome de brazos y asintiendo, luego golpeo levemente a Madison con el codo.—¿O no?
Ella abre la boca para responder pero los balbuceos y gritos de los alumnos no nos dejan oír lo que musitó. Las cuatro nos volteamos hacia donde todo el mundo ve y mi corazón da un vuelco cuando observo la entrada por la que llegamos abrirse mucho más de lo que estaba para que varios chicos, los cuales son todos los jugadores de básquet, aparecer por ella. Todos están vestidos con el uniforme de la escuela, con el cabello mojado algunos y otros con las camisas medio abiertas o mal arregladas.
Y entre todos ellos, aparece mi precioso novio.
Mis oídos duelen un poco mientras todas las chicas presentes agudizan sus gritos con la entrada del jugador estrella del equipo en el Festival, pero puedo soportarlo al ver lo jodidamente sexy que se ve. Él también lleva su uniforme puesto, tiene el cabello mojado, la camisa por fuera de sus pantalones y la mitad de los botones de la misma desabrochados, pero hay dos cosas que lo diferencian del resto de sus compañeros.
La primera es que lleva consigo el trofeo del equipo basquetbolista ganador del campeonato de este año.
Y la segunda es que, maldita sea, realmente se ve demasiado sexy para ser real.
Christian camina un poco más con sus compañeros, todos dirigiéndose al centro del lugar y cuando por fin todo el equipo de básquet está adentro de la zona del Festival, otro grupo detrás de ellos pasa, siendo mi mejor amigo el primero, quien tiene en sus manos un trofeo similar al de mi novio, solo que con un balón de fútbol en la punta del mismo.
Las chicas gritan a Mason cuando lo ven y es entendible, puesto que él se ve extremadamente bien también, salvo que a su manera y ante los ojos de chicas que no lo ven como a un hermano mayor como yo.
Detrás de él comienzan a entrar otros chicos que logro reconocer como el equipo de fútbol oficial de nuestra secundaria, que son tan importantes como el de básquet aunque no lo parezca y culpo de eso a todas las chicas que fangirlean con locura a Christian; sin embargo, este año Mason no se ha quedado muy atrás ya que ha conseguido tener a unas cuantas chicas de todos los años detrás de él.
Incluyendo a mi mejor amiga.
Me volteo a verla y sin decirle nada, llevo mi mano a su mentón, levantándolo para cerrar su muy abierta boca antes de que empezara a babearse viendo a Mason.
Ya con ambos equipos dentro del Festival, se posicionan todos en el centro, alrededor del enorme pilar de luz. Christian y Mason se colocan uno al lado del otro mientras el resto de los alumnos los rodean, incluyéndonos a nosotras. Los directivos de Belmont también han entrado, pero nadie los ha visto hasta que los profesores se colocaron cerca de los equipos y el mismo director en medio de los capitanes de los mismos con los trofeos en sus manos.
—Queridos alumnos, alumnas, profesores, profesoras, les pido por favor... ¡un muy fuerte aplauso para nuestros equipos, que por cuarta vez consecutiva nos han traído los trofeos de sus respectivos deportes en el campeonato entre Instituciones!—Grita el profesor con alegría y levanta los trofeos de Mason y Christian con ayuda de ellos, causando un muy fuerte vitoreo por parte de todos nosotros.
Todo el mundo grita los nombres de varios jugadores, llora por ellos, les silban y aplauden, incluídos los profesores y estos festejos duran hasta que hacemos silencio por nuestra cuenta a falta de aire y voz.
—Felicidades, equipos de básquet y fútbol, a los capitanes también y agradecemos sinceramente a los de los últimos años por organizar semejante zona de festejo para el tan esperado Festival.—Dice el Director con aire de orgullo, coloca una mano en los hombros de Mason y Christian, dedicándoles una sonrisa a ellos y luego ve al frente, a nosotros, los alumnos.—Es momento de relajarse, ustedes se lo merecen, todos aquí de hecho, así que... ¡Música, maestro!
Tras sus últimas palabras de la entrada al lugar comienza a sonar una fuerte música, todo el mundo se voltea y vemos como cuatro alumnos van entrando con parlantes inalámbricos sumamente enorme y que para la suerte de ellos tienen ruedas. Los alumnos les abrimos paso a ellos y cuando ocupan los respectivos lugares que tenían planeados, todo el mundo se dispersa por dictaduras de los profesores, incluyendo a los jugadores.
Christian y Mason se quedan hablando con el director, quien estrecha la mano de ambos antes de irse y dejarlos con los trofeos.
—¿Deberíamos ir?—Me pregunta Madison con el volumen de su voz más alto debido a la actual música.
—No lo sé.—Le respondo con inseguridad, viendo como mi mejor amigo y mi novio hablan entre ellos.
Sin embargo, el último mencionado no tarda más en darse cuenta de mis ojos sobre él. Su increíble mar azul, siendo iluminado mejor que nunca por toda esa iluminación celeste y blanca, se fija en mi durante un instante, derritiendo mi corazón y luego se vuelve hacia Mason, diciéndole algo rápidamente que causa que él se voltee hacia mí. Su vista cae en Madison a mi lado y sin pensarlo dos veces, comienza a caminar hacia nuestra dirección sin dejar de verla.
Yo no me muevo hasta que veo como Christian vuelve a clavar sus ojos en mí y me hace una seña con la cabeza, diciéndome que vaya. No tardo en obedecerlo, pero antes pienso en decirle a Madison, sin embargo descarto esa idea cuando la veo hipnotizada ante mi mejor amigo acercándose, así que no tardo en irme también.
Doy pasos hacia Christian, mirándolo ahí, tan lindo junto al pilar de luz, con el trofeo en una mano, su cabello, su cuerpo, sus ojos. Todo de él, volviéndome loca sin siquiera esforzarse.
No tardo en cruzarme con Mason, quien deja de ver a Madison un mili segundo solo para guiñarme un ojo y yo le sonrío, dejándolo atrás y siguiendo la mirada penetrante del chico de mis sueños hasta que por fin lo alcanzo. Las palabras se atoran en mi garganta viéndolo tan de cerca, pero no es algo que me importe, hay cosas mucho mejores que hacer antes que hablar.
Christian parece leerme la mente, porque no tarda en envolver un brazo alrededor de mi cintura, haciendo que mi cuerpo choque contra el suyo suavemente y enseguida también junta sus dulces y adictivos labios contra los míos en un beso tan pasional, tan fugaz y que me hace sentir tantas cosas.
Al mismo tiempo que nos separamos lentamente, viéndonos tan cerca, la canción cambia y una sonrisa leve invade los labios de Christian mientras veo de reojo como varios estudiantes no tardan en rodear el pilar, comenzando a bailar lentamente.
—¿Quieres bailar, Anastasia?—Me susurra bajo pero lo oigo claramente.
—Si quiero, Grey.—Murmuro antes de separarme de él, pero entrelazando mi mano con la suya.
Christian camina hacia mí, haciéndome retroceder hasta estar cerca de una mesa, donde deja el trofeo y vuelve a guiarme, esta vez haciéndome caminar hacia él.
Toma mi mano con firmeza, mientras que la otra la coloca en mi cintura y yo encima de su hombros, caminando un poco más hasta quedar en un lugar perfecto para bailar.
Él da un paso, comenzando a bailar, haciéndome ir con él, sintiéndome tan libre, consiguiendo que nuestro alrededor se desvanezca. Solo se oye la música, aquella música lenta y con tonos tan altos que te hacen querer moverte de manera tan frágil y suave.
Christian sigue dando pasos hacia atrás y hacia los costados, guiándome tan seguro, sus ojos azules clavados en los míos y de repente, me hace girar, al mismo tiempo que unas luces extrañas se enciendan a nuestro alrededor; eran luces ocultas en la nieve, de colores naranjas, casi pareciendo velas de verdad incrustadas en el blanco piso.
Cuando vuelvo a sus brazos luego de girar, choco contra su pecho, pero no duele, sino lo contrario, me siento totalmente segura y tranquila, por lo que decido apoyar mi cabeza en su pecho, sintiendo sus brazos envolverme por completo mientras nuestros pasos de baile disminuyen, apenas moviéndonos.
Suelto un suspiro de satisfacción, permitiéndome sentir con todos mis sentidos cada parte de este maravilloso y mágico momento. Su aroma, su pecho, sus brazos, su respiración, su calidez. Todo es tan perfecto. Incluso la música hace que todo se vuelva aún mejor.
What am I now?
What am I now?
What if I'm someone I don't want around?
I'm fallin' again
—I'm fallin' again...—Canta Christian en voz baja, haciendo que me incorpore para verlo y en lugar de parar, él solo continúa, mirándome fijamente.—I'm fallin'.
What if I'm down?
What if I'm out?
What if I'm someone you won't talk about?
I'm fallin' again
I'm fallin' again
—I'm fallin'—Termino, manteniendo su mirada y él solo me sonríe al oírme.
Nos quedamos así unos momentos, como si nuestro alrededor no existiera verdaderamente, escuchando como la última parte melódica de la canción finaliza, y en ese preciso instante, Christian ahueca mi mejilla con su mano mientras yo cierro mis ojos, sintiendo su toque y espero un segundo más antes de sentir sus labios sobre los míos otra vez, esta vez sin ser un beso acelerado ni fogoso, sino uno tierno y lleno de dulzura.
Te amo.
Es todo lo que pienso, pero no lo digo. No por miedo ni nerviosismo, sino porque el momento es tan increíble que no veo necesario usar palabras que ya no sienta que describan todo lo que hay en mi corazón.
La canción finaliza y siento que vuelvo al mundo, al Festival y a la pista de baile, donde todos los alumnos están aplaudiendo felizmente por la gran música que acabábamos de escuchar.
Christian toma mi mano luego de aplaudir, y ver como todos los alumnos comienzan a bailar una canción más movida, y me lleva fuera de la pista, hacia una de las mesas alrededor, donde no hay mucha gente sentada.
—¿Sucede algo?—Le pregunto una vez me siento y veo como sus ojos me ven fijamente al mismo tiempo que sus labios están invadidos por una sonrisa.—¿Christian, pasa algo malo?
—No, no es nada malo, es solo que..—Él hace una pausa y se inclina más hacia mí, nuestros rostros quedando cerca.—Por mucho que lo piense, no podré entender porqué eres tan hermosa.
Siento como las mejillas me arden tras sus palabras y desvío la mirada, aclarándome la garganta y sonriendo un poco.
—Vaya, Grey tiene su lado halagador.—Bromeo, intentando calmar mi nerviosismo.—¿Acaso hay algo más que deba descubrir de ti?
Él me sonríe, pero es una de sus sonrisas egocéntricas torcidas y que me pueden demasiado.—Si quieres averiguarlo entonces debemos irnos temprano del Festival.
Su voz ronca al decir esa muy evidente insinuación me hace sentir mariposas en el estómago, pero decido reír para no caer en sus encantos tan rápido y además, poder aguantar de alguna manera la tan veloz tensión sexual que se forma entre nosotros.
—¿Hay algo que no tenga que ver con el sexo?—Vuelvo a preguntar, esta vez aclarando un poco más.
—Es lo más interesante de mí, así que quitando el sexo, la pregunta estaría difícil.—Dice divertido, encogiéndose de hombros y causando que yo ruede los ojos.
—Entonces yo preguntaré.—Propongo y el solo asiente, sin embargo, cuando abro la boca, nada sale de mi mente.
Mi tiempo de silencio se extiende y por alguna razón, Christian suelta una carcajada, haciéndome mirarlo confundida y con una ceja arqueada.
—Te lo dije, lo único que te falta saber sobre mí es con cuántas posiciones más podré hacerte gemir mi nombre.—Responde casualmente con una sonrisa y yo abro los ojos como platos ante su forma tan simple de decirlo.—¿O me equivoco?
No lo haces.
Responde mi subconsciente, rindiéndose fácilmente. Estoy a punto de darme por vencida yo también hasta que algo importante viene a mi mente, haciéndome sonreír.
—¿Qué?—Pregunta Christian, su sonrisa torcida agrandándose.—¿Tienes alguna petición especial sobre lo de hacerte gritar mi nombre?
—No, ¡y deja de decirlo tan naturalmente!—Le reprocho con la cara posiblemente roja.
—Bueno, de todas maneras no me hacía falta, soy muy creativo.—Presume mordiéndose el labio inferior.
—¡Christian!—Bufo, respirando hondo para recuperar mi estado normal y luego me enfoco en mi pregunta.—Sí hay algo que aún no sé de ti.—Le informo con seriedad.
—Entonces pregunta.—Me ofrece.
—¿Por qué quieres estudiar psicología?—Digo directa.
La sonrisa en la cara de Christian se borra al instante, haciéndome pensar que mi pregunta quizás lo incomodo, sin embargo, me mantengo erguida un poco más hasta que el ceño de él se frunce y es todo lo que necesito para volver a hablar.
—¡Oh, lo siento!, no quería que te molestaras, solo preguntaba porque un pajarito me ha dicho, bueno, no dicho, sino ummm.... ¿cantado? que tú querías estudiar eso y yo no entendía porqué, así que simplemente decidí preguntártelo a ti directamente pero no esperaba que te enojaras por eso, de verdad lo lamen–
—Audrey.—Dice Christian con la voz grave y su mirada congelante activa.
—¿Eh?—Pregunto tontamente, viendo a Christian un poco más, sintiendo el frío de su respectiva mirada hasta que entiendo que no me está viendo a mí, sino detrás. Me volteo lentamente, apuntando torpemente con mi dedo la fijadez de su mirada hacia cierta dirección, y cuando me giro completamente, la veo.
A unos metros de nosotros.
Mirándonos fijamente.
Estaba Audrey Harrison.
———
N/A: ¡Queridos, queridas, hola!
Sé que hoy no es día de actualización y les pido perdón, pero es que como siempre, estoy muy ocupada. Sin embargo, intento escribirles los capítulos lo más largo que me sean posibles para que puedan seguir aguantando mi irresponsabilidad. ;(
¡Pasemos al... #Q&AT!
¿Qué les pareció el capítulo?, ¿Les gustó?, ¿Se imaginaron cómo era el lugar?, ¿Se rieron en algunas ocasiones?, ¿Cómo se sintieron con la aparición de Audrey?, ¿Se lo esperaban?
Para los que no me siguen, les recomiendo hacerlo ya que, como saben los que sí me siguen, suelo tener problemas para actualizar y siempre ando avisando en mi muro, es solo un consejo ;)
¡Nos vemos la próxima semana!
Los y las quiere, Cami.
PD: Mil gracias por todos esos saluditos que recibí en mi cumpleaños, fueron muy lindxs. 🥰
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