53. La final

Les doy esta canción para que la escuchen cuando comience el partido de básquet. No les voy a avisar, así que espero que se acuerden. (O igual pueden escucharla mientras la leen, la cosa es que es un temazo ;D)

Perdón por no actualizar la semana pasada y mil gracias por saber esperar. ;(

Este capítulo va dedicado a KLeon_29, ¡feliz cumpleaños!, ojalá que tu día sea hermoso, porque eso es lo que merecen las personas hermosas después de todo.

¡Que lo disfrutes!

Y el resto de ustedes también obvio. <3

Capítulo cincuenta y tres.

—¡Ericaaaa!—Grita una voz de manera ridículamente aguda cuando atravieso la entrada del salón de clases.

Apenas doy dos pasos más antes de casi caer al suelo tras recibir a una Madison demasiado saltarina en mis pobres brazos.

Luego de estar segura de que no nos caeremos, correspondo a su abrazo exagerado pero tierno mientras intento ignorar las miradas espectantes de los otros alumnos que ya están en sus asientos y de los que van llegando.

—¡Estás viva!—Continúa mascullando Madison y yo solo sonrío.—¡Gracias señor de los cielos por mantener viva a tu virgen más virgen de todas las vírgenes que tragiste al mundo!—Agrega antes de soltarme, consiguiendo que mis mejillas se vuelvan rojas.

—¡Madison!—Susurro pero en forma de reproche mientras veo a nuestro alrededor, sintiendo alivio porque nadie haya prestado atención a sus comentarios extras.—Dios, no debes decir eso porque–

—Ya no es virgen y lo sabemos todos.—Interviene Mason, quien no tarda en pasar un brazo alrededor de mi mejor amiga y me guiña un ojo.—Por lo que estarías mintiendo al llamarla así.

—Ooooh.—Responde Madison con asombro y luego le regala una sonrisa a Mason.—Tienes toda la razón.

Mi mejor amigo le sonríe también, sintiendo su ego crecer ante el halago de su novia.—Lo sé.

—Te has vuelto muy listo, eh.—Continúa Madison y yo la veo ofendida, intentando hacerle entender que solo agranda el ego de nuestro mejor amigo, pero ella me ignora y continúa.—Estoy tan orgullosa de ti...—Hace una pausa mientras la fulmino con la mirada hasta que termina.—...niño disney.

Tras sus últimas palabras Mason y yo revertimos nuestras expresiones faciales, él deja de sonreír y yo lo hago como si fuese el mejor momento de mi día, y apenas empezaba.

Madison y yo nos reímos fuertemente mientras vemos como Mason abre y cierra la boca en intentos de decir algo a su favor, pero finalmente se guarda su indignación, rueda los ojos y se dirige a su asiento, mi mejor amiga y yo lo seguimos con lágrimas en los ojos, sentándonos en nuestros respectivos lugares.

—Así que dime,—Comienza Madison mientras intento quitarme la bufanda sin despeinarme.—¿Estás lista para hoy?

—Si te refieres al Festival, pues te contesto con total seguridad cuando digo que sí.—Respondo sonriente, recordando a mi precioso novio.—Y no necesitas maquillarme o algo así para esta noche, Emma se encargó de hacerlo esta mañana. Ella dice que usó maquillaje mate, lo que sea que signifique eso.

—Ay cariño, tienes dieciocho años y todavía no sabes lo que es maquillaje permanente, pareces una niña sin experiencia cosmética.—Me reprocha mi mejor amiga con pena, apretando mi mejilla y luego se pone seria.—Pero no hablo del Festival, sino de la final.

—¿Qué?—Pregunto confundida.

—Oh por Dios, de verdad tienes la mente en otro planeta.—Refunfuña Madison tapándose la cara con ambas manos y apoyando los codos sobre su pupitre.

Se queda así unos cuántos segundos antes de soltar un largo suspiro y volverme a ver, pero cuando parece que va a hablar, decidida a explicarme pese a mi torpeza, el profesor entra, interrumpiendo su continuación.

—Buen día alumnos, alumnas y personas que aparentemente van a seguir viniendo en vacaciones.—Dicta el profesor con un aire intolerante mientras llega a su escritorio, dejando encima de este su maleta llena de cosas que un profesor suele traer a la escuela.—Respecto a los últimos nombrados, necesito que por favor, que vengan todos a mi escritorio, tenemos que hablar de ciertos temas para su recuperación, mientras tanto, los que saben que no se llevan nada, pueden charlar con el resto de sus compañeros, pero en silencio, por favor.

Dicho esto, la mayoría de alumnos se levantan de sus respectivos asientos, la minoría de ellos para ir hacia el profesor Connor y el resto para cambiar de asientos. Madison y yo permanecemos en el nuestro, volteándonos hacia nosotras para seguir con nuestra charla y Mason se nos une, logrando una mirada sarcástica por parte de mi mejor amiga y su novia.

—¿Qué?—Le pregunta Mason a ella.

—Nada, solo me impresiona lo rápido que se te va el enojo.—Le responde Madison encogiéndose de hombros.

—Te impresionará lo rápido que viene también.—Amenaza él sosteniendo la mirada de ella con firmeza, pero Madison solo suelta una carcajada y se inclina hacia él para acariciar su mejilla un momento, logrando que la tensión en su expresión se suavice y ambos vuelven su atención a mí.

—Así que, antes de la interrupción del profesor y el coqueteo en forma de burla a tu novio,—Hablo con una sonrisa a mi mejor amiga.—¿Qué era lo que decías?

—Hoy son las finales de campeonato.—Dice directamente, ignorando mi burla.—Como todos los años, las finales son el mismo día que el Festival, así que yendo al punto más importante para ti, hoy se sabrá si el equipo de tu novio sale invicto como todos los años anteriores.

—¡Hey!—Masculla Mason con el ceño fruncido, pasando su mirada de Madison a mí y viceversa repetidas veces.—¿Cómo que lo más importante para Erica?—Pregunta viendo a Madison fijamente y luego pasa a mí.—¿Lo más importante para ti?

—¿Eh?—Cuestiono aún medio absorta en mis pensamientos sobre el campeonato, luego sacudo mi cabeza, volviendo a mí completamente y prestándole atención a mi mejor amigo molesto.—¡Claro que no!

—Claro que sí.—Me contradice Madison con una sonrisa burlona, la cual se desvanece cuando le doy una mirada fulminante para que tome en serio mis palabras.—Quiero decir no, claro que no, obvio no, por supuesto que no, pfff...

—Mason.—Lo llamo cuando Madison al fin se calla y tomo sus manos, mirando con la mayor sinceridad directo a sus preciosos ojos verdes, logrando sacar una leve sonrisa junto con una expresión ilusionada.—Si me importara más la final de básquet que la de fútbol, hubiese recordado que era hoy, ¿no te parece?

Él borra su sonrisa, mirándome anonadado y luego arquea una ceja.—¿Es en serio?

—¿Qué?—Pregunto confundida por segunda vez en el día.

—¿Así que tu manera de hacerme sentir mejor es decirme que olvidaste mi final de campeonato?—Pregunta Mason irónico.—Oh, querida mejor amiga.—Dice a los pocos segundos, suavizando su expresión al ver la mía y es su turno de tomar mis manos entre las suyas.—Debes practicar tu forma de consolar a las personas, pero descuida, te perdono si no vuelves a olvidarlo el año que viene.

Yo solo le sonrío, avergonzada por mi torpe consuelo y aprieto sus manos con fuerza, mirándolo con dulzura y pensando en lo buen amigo que es hasta que Madison vuelve a hablar.

—Son muy lindos pero...—Hace una pausa, mirando a Mason como si quisiera aguantarse alguna risa.—Cariño, no habrá año próximo porque nos graduaremos en un mes.

—Demonios, es cierto.—Maldice Mason y luego de unos momentos pensativos, continúa.—Bueno, creo que seguiré enojado unos minutos más.—Me informa cruzándose de brazos.—A menos que encuentres una manera de enmendar tu error.

—Pues, pues....—Balbuceo mientras armo algún plan.—¿Si voy a verte jugar?

—Vamos Erica.—Se queja él.—Eso no es suficiente.

—¡Bueno, perdón!, no sé qué quieres que haga, no se me ocurre nada en estos momen—Paro de hablar abruptamente cuando desvío la mirada hacia la pared llena cartulinas sobre los proyectos que hicimos durante el transcurso del año y vuelvo hacia mi mejor amigo con una enorme sonrisa.—Lo tengo.

—¿Lo tienes?—Cuestiona Madison y yo solo asiento emocionada.

—Mason, tengo una idea que pienso que va a gustarte para cuando juegues, así que te aconsejo dejar de estar enojado conmigo desde ahora.—Concluyo con seguridad.

—¿Qué tienes en mente, pequeña acosadora?—Pregunta él ladeando su cabeza.

—Primero, no soy acosadora.—Respondo con el ceño fruncido y los brazos cruzados.—Y segundo, es una sorpresa, pero apuesto a que te encantará, confía en mí.

Le aseguro y antes de que pudiera decir más, tomo a Madison del brazo y me la llevo conmigo, vamos hacia el profesor y luego de pedir mucho permiso, insistiendo con que tenemos notas muy buenas, él nos deja ir con la condición de que volvamos en veinte minutos.

—¿Qué vas a hacer entonces?—Me pregunta mi mejor amiga mientras bajamos las escaleras.

—Ir al salón de artes.—Le informo llegando a la primera planta y comenzando a atravesar los pasillos de esta.

Madison no dice nada y caminamos en silencio hasta que luego de un par de minutos llegamos a nuestro destino, mi alegría crece cuando veo que está vacía y no vacilo al pasar.

Me dirijo hacia los estantes de materiales y rebusco entre las cosas, tomo una gran lamina marrón y una cartulina pequeña de color blanco, luego me volteo hacia la extensa mesa que hay en el medio del lugar y pongo encima de ella las cosas que necesito para mi idea.

—Sea lo que sea que tengas planeado hacer, solo tienes veinte minutos.—Me avisa Madison, quien se encuentra apoyada en el marco de la puerta.

—Es por eso que te traje.—Digo mirándola con insistencia.—Para que me ayudes, y no puedes negarte, es un regalo para tu novio cuando juegue esta tarde.

—Yo ya tengo planeado mi regalo, querida.—Me avisa con satisfacción y yo le doy un vistazo irónico, sabiendo perfectamente cuál será su obsequio.—Bien, te ayudaré, pero más te vale que sea increíble.

—Lo será.—Confirmo con una sonrisita y ella se acerca, quedando al otro lado de la mesa.

Le explico lo que haremos de una manera resumida y cuando ya lo entiende, comienza a guiarme con los recortes, mientras se dispone a escribir las palabras en otra cartulina y cuando ya vamos por la mitad del trabajo y el tiempo, ella vuelve a hablar.

—¿Piensas contarme que hiciste ayer con tu chico?

Yo dudo antes de soltar una carcajada,—Es mucho para contar.

—Tenemos tiempo de recordar antes de que puedas verlo jugar esta tarde.—Espeta a la vez que escribe con prolijidad.—A menos que quieras hacer otro obsequio así para él también, en ese caso deberemos concentrarnos y hacer todo más rápido.

—No creo que sea necesario.—Respondo, imaginando lo hermoso que se verá hoy con su uniforme.

—Entonces...—Exclama Madison y me apunta con el fibrón de manera amenazante.—Comienza a hablar, Ana, porque tenemos toda la tarde.

***

—¡Las amo tanto!—Dice Mason y rápidamente nos abraza a Madison y a mí, sin importarle el sudor de su cuerpo.—Eso fue grandioso.

—Nos... alegra... que te... guste.—Logro decir, sintiendo como su abrazo me deja sin poder respirar a la vez que siento su transpiración mojar mi camisa.—Pero...  Mason...

—¿Pero?—Me pregunta él cuando yo no logro terminar mi oración por la falta de oxígeno.

—¡Nos asfixias!—Grita Madison, contrayendo su cara en ira y Mason nos suelta al instante, causando que mi mejor amiga y yo demos inhalemos exageradamente.

—Lo siento.—Se disculpa nuestro mejor amigo apenado pero sin dejar de sonreír.—Es que eso fue increíble, es tan genial y lo mejor de todo es que podré pegarlo en la pared de mi cuarto como recuerdo de este gran día. Oh Erica,—Exclama con pura felicidad mirándome.—¡Estás perdonada, mejor amiga!—Y enseguida vuelve a rodearme con sus brazos, apretando tan fuerte que el aire deja de entrar a mi cuerpo.—¡Te quiero, te quiero, te quiero!

—Mason...—Susurro pero él me ignora y yo solo levanto una mano al cielo de la tarde, comenzando a ver una leve luz.

—¡Ya suéltala, bestia!—Se queja Madison y rápidamente separa a Mason de mí, consiguiendo que pueda respirar otra vez.—Dios, debes controlar tu fuerza.

—Lo siento.—Vuelve a disculparse mi mejor amigo rascándose la nuca.

—Tran... quilo...—Balbuceo y me tomo unos segundos para estabilizarme, luego me incorporo y le sonrío.—Me alegra que te haya gustado.

Él me devuelve la sonrisa, sus mejillas aún rojas por el ejercicio que hizo durante el partido, el cual ya había acabado.

—Bueno niños, es hora del siguiente partido importante.—Nos avisa Madison, rodeando con un brazo a su sudado novio luego de un momento de duda.—Erica, voy a acompañar a Mason a las duchas, tú mientras ve a guardarnos lugares en los asientos, ¿puedes?

Le doy una mirada confundida y ella me guiña un ojo, haciéndome entender que quiere un momento a solas con su novio para darle el dichoso "obsequio" que planeaba.

Suelto un suspiro y salgo de la cancha de fútbol junto con el resto de alumnos, yendo directamente hacia la de básquet, donde yacen varias personas, incluyendo los profesores y el mismísimo director.

Siento las ganas de ir en busca de un batido pero la idea se va al instante tras recordar que no puedo entrar al lugar donde será el festival de esta noche, además de que si lo hiciera no llegaría a encontrar un lugar para mí y mis amigos, así que voy hacia las tribunas y busco con la vista algún hueco para tres.

No tardo en encontrar uno en las primeras filas y me apresuro, empujando sin querer a otros alumnos hasta que llego a mi objetivo, estirándome lo suficiente como para poder ocupar lugar para Mason y Madison con mi corto cuerpo.

Lo que hago por mis amigos. Pienso molesta.

Me quedo unos minutos más así hasta que veo como los alumnos ya casi dejan de venir y los que están ya tienen un lugar alrededor de la cancha de básquet. Las tribunas están llenas por algunos alumnos, mientras que otros están parados a los costados o sentados.

—Finalmente.—Digo, apenas pudiendo escucharme con todo el ruido que comienza a sonar.—Ya puedo sentir algo de paz tot–

Las palabras se quedan atoradas en mi garganta cuando veo como los equipos de básquet salen de detrás de las tribunas que hay enfrente, cada jugador viéndose genial a su forma, pero solo hay un adonis en toda su complejidad.

Y la siguiente escena podría ser perfectamente de película.

El sol dejando de iluminar el cielo, haciendo que este pase de tonos naranjas a colores oscuros lentamente, provoca que los reflectores de la cancha se enciendan, al mismo tiempo que los jugadores pisan la cancha. Los altavoces a cada punta de la cancha comienzan a sonar, la voz del director saliendo de ellos pero apenas puedo prestar atención a su presentación ya que estoy hipnotizada por el precioso chico aparecido.

Mi hermoso novio yace allí, con su uniforme de básquet, el cual le queda tan perfecto. Su cabello castaño oscuro despeinado hace que su rostro tan simétrico y guapo se vea de igual manera, además de que como siempre, sus ojos son lo que más destacan, pese a no poder ver su precioso mar desde esta distancia, imaginarlo ya causa que mi corazón de un vuelco dentro de mi pecho.

Extrañaba tanto esta sensación.

Mientras sigo admirándolo desde mi lugar, Christian continúa hablando con Adrián y otros jugadores del equipo, quienes también se ven bien, pero no como él. Luego de unos segundos se separan y mi Grey va al medio, mi mirada fija en cada uno de sus movimientos, sin importarme mi alrededor.

Él se posiciona, pero antes de hacer cualquier otra cosa, su mirada recorre rápidamente las tribunas hasta que se topa con la mía, logrando que deje de respirar por tercera vez en el día. Christian me sonríe y cuando tengo la capacidad de reaccionar para devolvérsela, el salta hacia arriba y consigue el balón, haciéndome ser consciente de que el juego acaba de comenzar.

—¡Erica!—Oigo un grito junto con más ruido cuando siento que vuelvo completamente en sí.—¡Vuelve a nosotros!—Dice Madison en mi oído, haciendo que le de un vistazo fulminante y que ella ignora.—Al fin, nena. Vamos, déjanos espacio.—Protesta y no dudo en correrme, dejando que ella se siente a mi lado y seguido se sienta Mason.—¿Nos perdimos de mucho?

—No, acaban de empezar.—Le informo, centrándome en el juego.

—¿Esperaste mucho?—Pregunta Mason al lado de Madison y al ver mi expresión de inseguridad, puesto que no estoy segura de si lo hice o no ya que no medí el tiempo tras mi bobo hipnotismo, él se responde solo.—Apuesto a que sí. En fin, lo siento, intentaré ser más rápido la próxima vez.

Le doy una mirada confundida y él solo me sonríe, enfocándose en el juego y paso a Madison, quien me ve y rueda los ojos, haciéndome entender que no debo darle importancia a los comentarios de nuestro amigo. Ambas nos volvemos hacia la cancha y apreciamos en silencio como la magia sucede durante todo el primer tiempo.

Ninguno de los equipos hasta el momento ha logrado encestar ya que, así como los de nuestro equipo son muy buenos, también los del contrario lo son.

Ya con la llegada del primer descanso, no solo los jugadotes, sino que todos en el lugar podemos liberarnos de la tensión del juego y las miles de oportunidades que hubieron de ir ganando como de ir perdiendo.

Nuestro equipo se ve agotado, pero no lo suficiente como para haber hecho algún cambio; simplemente respiran pesadamente y se ven muy sudados, cosa que es entendible ya que estuvieron corriendo como locos por mucho tiempo.

—¡No puedo creer que aún no hayamos anotado ningún punto!—Se queja Mason, llevándose ambas manos a la cabeza pero Madison y yo no le decimos nada ya que empezó a hacerlo desde el inicio del partido.—¡Tantos años seguidos destrozando a nuestros rivales en este deporte y ahora no hacen absolutamente nada de esfuerzo!

Suelto un suspiro, decepcionada también por el hecho de que sigamos empatados. Era la primera vez que nuestro equipo tardaba tanto en anotar un punto.

—¡¿Dónde rayos quedó ese don ganador del equipo de básquet?!—Sigue refunfuñando mi mejor amigo con el ceño fruncido.

Madison se acerca a mi oído de manera sigilosa.—Dios, no lo soporto cuando se pone así.—Me dice, haciéndome soltar una risita.

—Es tu novio, así que debes quererlo así como es.—Le respondo en el oído y ella rueda los ojos.

—Pareciera que sus cuerdas vocales fuesen inmortales.

—Yo pienso que es increíble que aún no se le haya salido un pulmón por tantos gritos.—Bromeo y ella suelta una risa que se pierde con el ruido.

—Oye.—Me llama Madison y cuando la veo, su dedo apunta hacia la cancha, veo en la dirección donde me indica a la vez que la oigo decirme algo en el oído.—Ve a ver lo que tu jugador estrella necesita para poder anotar puntos.—Me dice divertida mientras observo como Christian me ve fijamente.—Dale algo de incentivo a Christian para que pueda encestar de una vez y así Mason deje de gritar tanto, te lo ruego.

Sus comentarios me hacen sonreír y sin dudar, me levanto de mi lugar, mis mejores amigos me dejan pasar al igual que el resto de personas tras pedir permiso y camino hacia mi chico soñado, quien no deja de verme hasta que por fin estoy frente a él.

—Hey, hola.—Lo saludo levantando una mano y él no responde nada, solo arquea una ceja y me sonríe de costado, confundiéndome.—¿Qué?

—¿Hey?, ¿Hola?—Me pregunta con diversión.

—Bueno, no sé que más quieres que diga, se supone que cuando no ves a una persona por muchas horas lo menos que puedes decir es un hola.

Christian no me responde, sino que su sonrisa se ensancha y da un paso más hacia mí, luego sin inclina y antes de que pudiera siquiera alcanzar a ver sus preciosos ojos con claridez luego de levantar la cabeza, él estampa sus suaves labios con los míos a la vez que sus manos ahuecan mi cara para profundizar nuestro contacto.

Duramos un par de minutos así hasta que por falta de aire nos separamos, causando así que mi respiración se vuelva tan errática como la de los jugadores de básquet y la de él.

—Me dijeron que necesitarías algún incentivo para poder anotar de una buena vez.—Murmuro, sintiendo mis mejillas arder.

Christian apoya su frente contra la mía, mirándome fijamente.—¿Para poder anotar dices?—Me pregunta y yo apenas logro asentir una vez.—Necesitaré más.

Y dicho esto, vuelve a juntar sus labios con los míos, logrando robarme un jadeo que se pierde en su boca cuando su lengua invade la mía, sintiéndose tan bien.

Envuelvo su nuca con mis brazos y enredo mis dedos en su cabello levemente mojado por el sudor, disfrutando de sus deliciosos labios hasta que alguien nos interrumpe, logrando obtener un gruñido por parte de Christian cuando nos separamos.

—Wow, tranquilo fiera.—Le dice Adrián sonriendo.—Sabes que no te interrumpiría jamás sabiendo que este momento está a punto de alterar tus pantalones, hermano, pero el segundo tiempo está por comenzar y debes hidratarte todo lo que puedas ahora.

Adrián me sonríe y yo le devuelvo la sonrisa antes de que él vuelva con sus compañeros del equipo, dejándome sola con Christian.

—Él tiene razón.—Agrego, acariciando su mejilla y viendo sus labios rojos por nuestro beso.

—Lo sé, y lo odio por eso.—Me responde con voz ronca, vuelve a inclinarse hacia mí y me da un beso rápido.—Prometo ganar rápido esto para que luego tú y yo tengamos un momento a solas antes del festival.

Y dicho esto, vuelve a besarme, esta vez de manera más intensa que la anterior y se va con sus compañeros hacia la cancha nuevamente, dejándome con mariposas en el estómago mientras regreso a mi asiento en la tribuna.

—Espero que lo hayas alentado lo suficiente. Aunque por lo que vi, la verdad no lo dudo.—Me susurra Madison en tono burlón y ambas reímos ante eso.

El entrenador tira el balón al aire y esta vez es Adrián quien está en el centro. Él logra fácilmente alcanzar el balón antes que su contrario y la pasa hacia atrás, donde la recibe Christian. Todos los jugadores comienzan a moverse con mucha velocidad, pero nuestro equipo pasa el balón antes de que cualquier contrario pudiera arrebatársela.

El partido de repente se vuelve más intenso que antes durante los primeros minutos del segundo tiempo, con tantos movimientos tácticos, tanta rapidez y lo mejor de todo es que Christian ahora juega diferente.

Se la pasan repetidas veces entre sí hasta que el balón llega a Christian, quien comienza a acercarse junto con Adrián a la zona del equipo contrario mediante pases y esquivas. Dos jugadores bloquean a mi amigo pero rápidamente este encuentra un pequeño espacio entre ellos para pasársela a mi novio, quien se encuentra libre. La tensión crece cuando Chistian empieza a correr hacia la cancha, todos los levantamos ansiosos viendo como los del equipo contrario intentan alcanzarlo, pero él llega justo y cuando los demás parecen que van a quitarle el balón, él lo tira y este entra perfectamente en el aro.

Toda la multitud grita desesperada ante aquellos primeros puntos obtenidos para nuestra escuela, nuestro equipo y por parte de Christian, quien vuelve a ver entre la multitud, encontrándose con mi mirada al instante y me da una de sus sonrisas desarmadoras de Ericas antes de volver a su puesto.

Lo siguientes minutos que quedan del partido son extremadamente satisfactorios para todo Belmont.

Nuestro equipo anota una vez más, consiguiendo un total de cuatro puntos a favor, manteniendo aún al equipo contrario con un total de cero.

Queda menos de un minuto, y pese a que ya es claro que vamos a ganar, el juego continúa durante ese tiempo. El entrenador tira el balón al aire y es el turno de Christian, quien vuelve a cambiar de posición, de conseguir el balón, acto que logra con facilidad ya que nuestros contrarios ya no tienen fe en la victoria. Sin embargo, hay uno entre ellos que durante todo el partido ha jugado excelentemente bien y en mi opinión, ha sido el que mayormente mantenido el igualamiento de puntos durante todo el primer tiempo.

Christian y Adrián vuelven a hacer su jugada maestra, siendo que pasan con rapidez a los contrincantes y llegando de igual manera a la zona de estos, pero el chico del equipo contrario que juega bien se cruza entre ellos junto con otros dos compañeros. Estos últimos marcan a Adrián y Christian se queda contra el chico que juega bien, este logra sacarle el balón pero no pasarlo.

Los segundos siguen corriendo y ambos se quedan quitándose el balón mutuamente sin poder avanzar hacia sus direcciones. Sin embargo, es cuando todo el mundo comienza a contar desde cinco hacia abajo, que es la cantidad de segundos que le quedan al partido, que el chico del equipo contrario baja la guardia y Christian logra pasarlo, corriendo tan rápido como puede y tira el balón sin vacilar.

Este entra perfecto y al mismo tiempo que la bocina de fin de juego suena.

Belmont ganó.

Nuestro equipo ganó.

Christian ganó.

La multitud enloquece mientras el director canta la victoria por medio del micrófono, su voz resonando el toda la cancha.

—¡Sí, mierda, sí!—Oigo a Mason decir casi llorando mientras veo a Madison consolarlo con un abrazo.

Yo los paso y vuelvo a bajar de la tribuna, corriendo hacia el centro de la cancha donde todos los jugadores gritan como locos alrededor de Christian, vitoreándolo por esa última gran jugada.

Ellos me dejan libre el paso cuando me ven y apenas tengo enfrente a mi precioso novio, tomo su linda cara entre mis manos, me paro de puntillas y lo beso con pasión mientras oigo las voces burlonas de sus compañeros de juego a nuestro alrededor.

—Gracias por el incentivo.—Me dice Christian entre mis labios y no sé cómo logro oírlo.

—Y ahora ten tu recompensa.—Le respondo y vuelvo a traerlo hacia mí para besarlo nuevamente.

———

N/A: ¡Muy buenas, mis queridísimos y queridísimas!
Miles y miles de perdones por no actualizar la semana pasada, sucede que tuve mucho por hacer, por lo que lastimosamente no tuve tiempo de escribir casi, así que en fin, mucho lamentos de mí para ustedes y agradecimientos también por su inmensa paciencia, son los mejores lectores del mundo mundial. <3

#Questions&AnswersTime
¿Qué les pareció el capítulo?, ¿Interesante?, ¿Aburrido?, ¿Cómo se sintieron con nuestro hermoso Chris?, ¿Y cómo se sintieron ante el juego?, ¿Se emocionaron con el momento clave del partido?, ¿Les gusta el básquet?, ¡porque a mi me encanta!

Nuevamente agradezco su paciencia, además de todo el apoyo que me dan siempre, ya somos 2.3k en esta familia y 460k de lecturas para su disfrute, ¡son tan lindos y lindas!

Algo importante es que, no es obligatorio obvio, pero les recomiendo seguirme ya que últimamente llevo una vida ocupada con los estudios, además de que tengo miles de bloqueos, por lo que nunca sabrán cuando no haya cap ni porqué a menos que me sigan, así serán notificados por anuncios en mi muro.

¡Nos vemos la semana próxima con más!

Los y las quiere mucho, Cami. <3

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