5. Los padres
Capítulo cinco
He sobrevivido el primer día de clases como pude. No me malentiendan, estaremos toda la semana con la parte teórica de cómo será la clase de cada uno de los profesores y sus materias así que no me estresaré con las tareas durante unos días, por el momento solo tenemos una o dos y son súper fáciles.
He sobrevivido a las sensaciones que Christian provocó este día en mí.
No grité, no me emocioné, mantuve la compostura todas mis clases hasta el fin del día y ahora me encuentro regresando a casa.
No me pregunten cómo, ni yo lo sé.
Mason y Madison me acompañan, entre los tres nos pusimos un objetivo y es graduarnos sin tener ninguna materia encima a fin de año. No es que sea una vaga o haya algo que no entienda, pero Mason por su parte no entiende ciencias y Madison matemáticas, así que vamos a mi casa para estar muy al día en cuanto a los deberes y ayudarnos entre sí.
—Dudo que seas capaz de hacer eso.
—Claro que puedo, he aprendido a golpear muy bien.—Dice Mason mostrando unos cuántos músculos de su brazo.
—Vaya, ¡Apuesto a que Mulan o alguna princesa te ayudó a ejercitarte!—Le responde Madison, fingiendo sorpresa.
Bufo,—¿Nunca pueden llevarse bien?
—No.
—En lo absoluto.
Me responden ambos y yo les doy una sonrisa burlona. Estos dos siempre han peleado desde que los conozco, a pesar de eso se quieren a su manera, todavía recuerdo cuando los molestaba diciéndoles que los que se peleaban se amaban, pero claramente luego de cuatro años no fue así con ellos.
Camino a casa les conté sobre Christian, sí, a Mason igual pero evitando la parte donde me rechazó repentinamente. Sé que si lo supiera iría directo a golpearlo, sin embargo, aún quiere hacerlo después de haberse enterado sobre su acercamiento conmigo.
Su excitante acercamiento.
Doblamos una esquina y veo una distinguida camioneta negra en la entrada de mi casa. Cuando llegamos me detengo a mirarla y Mason también, mientras que Madison se para frente a la puerta de casa.
—No me dijiste que tus padres habían comprado un nuevo auto, que belleza.—Dice Mason, intentando ver a través de los vidrios polarizados de la misma con ilusión.
—No es nuestra.—Respondo, analizandola.
—Supongo que tienes visitas.—Nos dice Madison desde la puerta.
Intrigada, busco las llaves de mi casa por mi mochila. Abro la puerta, dejándolos pasar primero,—Ya llegué.—Digo en voz alta, cerrando la puerta detrás de mí.
Les hago una seña a mis mejores amigos para que suban las escaleras hacia mi cuarto mientras voy a saludar a mis padres.
Camino por el pequeño pasillo hasta llegar al final donde me espera el living. Mi casa no es del todo grande pero tampoco muy pequeña.
Lo primero que veo son a mis padres sentados en el sofá grande y pienso en ir a abrazarlos hasta que noto la forma en la que están vestidos. Están usando ropa que usualmente es para reuniones de trabajo.
Doy unos pasos más y veo otras dos personas sentadas en sofás individuales frente a mis padres. A la vez todos notan mi presencia.
—Bienvenida hija.—Me dice mi madre, levantándose para darme un beso.
—Te estábamos esperando.—Anticipa mi padre mientras que mamá toma mi mano y nos acercamos al sofá grande donde ella estaba sentada hace un momento.—Queremos presentarte a unos compañeros de trabajo.
Una mujer adulta junto con un hombre un poco mayor que ella se paran para presentarse, no parecen mayores que mis padres.
—Eres tan hermosa como me contaron.—Dice la mujer, ofreciéndome su mano la cual tomo—Soy Mary.
—Y yo su esposo James.—El hombre se presenta dándome su mano.—Tu padre habla mucho sobre ti, Erica.
Les sonrío sin entender muy bien que ocurre y les doy a mis padres una mirada de confunsión. Ellos me toman del brazo y me sientan entre ambos, ansiosos por decirme algo.
—Verás mi cielo,—Comienza mi madre.—Tu sabes cuál es nuestro trabajo, ¿cierto?
—Papá es el encargado de marketing de la empresa donde tú eres agente de modelos.—Respondo segura.
—Así es. Resulta que surgió un proyecto nuevo en la agencia,—Comenta mi madre, siendo cuidadosa con sus palabras.—Verás, hay nueva línea de ropa y el tema en sí es la adolescencia de esta generación y pues...
—Queremos que seas la modelo de la nueva línea de ropa.—Termina mi padre impaciente.
Arrugo mis cejas al oír su proposición y me levanto mirando hacia el suelo durante unos segundos. Me giro hacia la pareja dándoles una sonrisa totalmente forzada.
—Lo lamento, no puedo.—Digo fríamente.
Aunque haya sido muy halagador el hecho de que me consideraran formar parte de sus modelos, me niego. Sé sobre el mundo del modelaje ya que mis padres están metidos más o menos en eso. Muchas mujeres se vuelven completamente superficiales respecto a su físico y hacen lo posible para cada vez estar más delgadas. También sé que es un trabajo que implica inseguridades sobre la persona, volviendola paranoica con su imagen y afectando muchísimo el autoestima.
Mis padres saben mi opinión al respecto y aún así fueron capaces de pedirme tal cosa.
—Pero,—Mary habla, parándose en su lugar.—Eres perfecta. Tienes el cuerpo ideal y una cara muy hermosa. La agencia es muy exitosa también, ¿cuál es el problema?
Mis labios se tuercen en una sonrisa de costado,—Simplemente no es para mí.
—¿Hay algo que pueda cambiar tu opinión?, haremos cualquier cosa.—Dice James, la suplica clara en sus ojos.
Meneo la cabeza en negación y un destello de decepción pasea por la expresión de ambos mientras yo me despido y salgo de la sala. Camino unos cuantos pasos por el pasillo hasta que siento como una mano sujeta mi muñeca deteniendome.
—¿Por qué?—Pregunta mi madre.
—Sabes mi opinión acerca de ese trabajo.
—Te necesitamos, Erica.—Me mira desesperada.—No hemos encontrado a otras adolecentes que tengan lo que tú entre las familias de los trabajadores de la agencia. Eres nuestra única opción, será solo por esta temporada.
—Mamá–
—Por favor.—Su agarre se vuelve más fuerte y sus cejas casi se juntan en su rostro.
Con el corazón oprimido en el pecho desvío mi mirada a un lado de ella, intentando pensar en alguna opción para su deseo.
—Madison.—Vuelvo a mirarla y la confusión en su rostro es clara,—Mi mejor amiga de secundaria, Madison, estoy segura de que la recuerdas.
—Oh, Madi.—Responde como si acabase de recordarla perfectamente.—No es el estereotipo que la agencia quiere.
—Es una adolescente muy hermosa,—Le sonrío—Y apuesto a que seguro posaría como toda una profesional en sesiones de fotos y demás.
—Pero ella no es tú.
—Es ella, y eso es suficiente.
—Creí que aceptarías hacerlo por tu padre, no por el trabajo, sino para acercarte más a él y a mí.—Me suelta y su mirada baja hacia el suelo.
—Sus trabajos fueron lo que nos alejó.—Digo fríamente y le doy la espalda,—Avisame y te pasaré el contacto de Madison.—le digo dirigiéndome a mi cuarto.
Edgar y Clarice Beckett, mis padres, son trabajadores de una empresa muy exitosa de modelaje. Sus cargos son altos y aunque no sean reconocidos por el público, son indispensables para la compañía.
Sin embargo, desde que comenzaron a trabajar en ella cuando yo tenía 13 años, se han alejado de mí lo suficiente, dejándome por mi cuenta tanto en casa como en mi comienzos en secundaria. Fue realmente difícil no tener una madre con quién conversar sobre mi pubertad, o un padre que me felicitara cada vez que aprobara un examen.
Subiendo las escaleras escucho la voz de mi madre una última vez haciendo eco por el pasillo de la casa.
—Como lo siento, no pude convencerla. Sin embargo, tengo a otra modelo adolescente, no es lo que buscábamos pero estoy segura de que será una belleza en la línea.
Sonrío satisfecha, Madison es hermosa y aunque no sé que clase de modelo están buscando, seguro ella superará sus expectativas, sin dudas.
Entro a mi cuarto y me encuentro a Madison sentada en la cama con su celular y Mason en la silla al lado de mi escritorio mirándola. Me aclaro la garganta captando la atención de ambos.
—Al fin,—Dice Madison, guardando su móvil—¿Acaso los saludaste para toda una semana?
—Visitas.—Le respondo sentándome a su lado.
—Oh cierto, ¿y quiénes eran?
—Compañeros del trabajo de mis padres.—Le notifico, ella levanta una ceja y entiendo perfectamente su confusión sobre qué tiene que ver eso conmigo,—Luego te cuento.
Ella asiente y Mason refunfuña desde el escritorio,-Yo también estoy aquí, eh.
—Cosas de adultos.—Objeta Madison.
—Soy mayor que tú.—Él se defiende y Madison se encoje de hombros.
—Ya, hagamos la tarea Barbie y Ken.—Les digo sonriendo de costado. Siempre les he dicho así debido a sus físicos.
Obedeciendo, Mason se sienta en el suelo frente a nosotras y los tres sacamos nuestros libros.
—¿Y bien?—Se acerca Madison a mi oído.
—Tiene que ver contigo.
—¿Yo?—Se señala así misma y yo asiento,—¿Acaso me vendiste a tus padres?
—Digamos que vas a estar frente a muchas cámaras.—Le sonrío.
—No entiendo a qué te refieres,—Lleva un mechón de su cabello detrás de su oreja y hace expresiones de diva—Pero ya estoy acostumbrada a eso querida.
—Egocéntrica.—Tose Mason, mirando sus libros.
Madison le da una mirada asesina,—Así que andas escuchando lo que no debes.
—No es mi culpa que no sepas lo que es susurrar.—Dice Mason sonriendole.
Yo solo puedo reír abiertamente ante sus tontas discusiones. Sin embargo, todavía siento un malestar por las palabras de mi madre.
¿Algún día me acercaré a ustedes?
———
Es muy triste la situación de nuestra querida Erica;(
¿Y ustedes?, ¿Cómo se llevan con sus papis?
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¡Besos, Cami!
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