47. La incertidumbre

Holaaa, no los/las quiero molestar, pero agradecería mucho que dejen sus votos en los capítulos, si llegaron hasta acá imagino que es porque les está gustando la historia, me ayudarían mucho si demostraran su apoyo de la forma ya dicha. Gracias de antemano. <3

Dejando ese tema de lado...

¡Disfruten!

Capítulo cuarenta y siete.

No podía articular palabra alguna tras las palabras de Audrey, sin embargo, tampoco quería porque me daba miedo saber hacia dónde iría el resto de nuestra conversación.

Mi corazón late con fuerza, como si hubiese corrido un maratón de varios kilómetros en muy poco tiempo, alegando también a ese sentimiento el hecho de que mis piernas están temblorosas, pero me esfuerzo por no darlo a notar en el resto de mi cuerpo.

Estoy a punto de derrumbarme en una crisis emocional, dejando escapar lágrimas totalmente repentinas de mis cristalinos ojos, hasta que mi subconsciente aparece, dándome una bofetada de vuelta a la racionalidad.

Y me reincorporo, aclarando mi garganta con el menor ruido posible mientras veo a Audrey con la frente en alto a pesar de que medimos lo mismo.

—¿Por qué debería creerte?—Pregunto en un tono neutro, casi frío, al ser consciente de que está acusando a mi novio sin mostrar pruebas algunas a la vez que me dijo eso.

Creo que es más que obvio que entre ambos, yo debo estar en defensa de Christian, después de todo su hermana y yo no somos las mejores amigas, apenas si hablamos, por lo que su acusación es razón suficiente para hablarle como lo hago.

—Oh, bueno...—Ella juega con sus dedos, fijando la vista al suelo unos instantes, viéndose tan inocente y tierna como siempre, pero su expresión pensativa me hace dudar aún más de sus acusaciones, consiguiendo que su imagen se vea como todo lo contrario a lo que presencié hace un momento.

—Audrey, no quiero ser maleducada.—Digo impaciente, intentando controlar mis enormes ganas de ir en contra de mis propias palabras.—¿Pero en serio tienes el descaro de venir a decir cosas semejantes de mi novio?, o mejor dicho, de tu hermano, que es peor aún.

La pequeña Harrison parece sorprenderse un momento ante mi contestación, pero rápidamente se reincorpora, dando a notar un aire sumamente calmado junto con una sonrisa de boca cerrada.

—¿Quieres las pruebas?—Me pregunta, casi pareciendo una burla, siendo así mi turno de sorprenderme ante los comportamientos tan inusuales de ella.—Te las daré, tu solo ven a verme luego de la escuela en mi casa.—Dice ensanchando su sonrisa.—Tengo entendido que sabes perfectamente dónde es.

¿Qué demonios le sucede?

Quiero preguntarlo en voz alta, pero me lo callo, intentando mantener mi posición firme y madura, sin embargo, dejo salir todas las dudas que tengo en este instante antes de tener que esperar hasta el final del día para verla, sabiendo que puede responderlas sin necesidad de mostrarme pruebas.

—¿Por qué haces esto?—Digo luego de pensar un poco.

—Porque quiero que sepas con quién estás.—Me responde sin vacilar.

—¿Por qué?

—Se supone que somos amigas, ¿o me equivoco?—Pregunta ella sorprendida y luego de pensar unos momentos arruga el entrecejo.—¿Acaso somos amigas por causa de mi hermano?

—Claro que no.—Le respondo enseguida, sacando esa tonta idea de su mente.

—Bien, entonces debes saber que esto les hago a mis amigas.—Me explica segura.—Mostrarles la realidad para que sepan qué deben hacer. Aunque tu novio sea mi hermano, lo que te hizo no me parece correcto, y cuando logre hacer que me creas, tú serás la que tome una decisión con respecto a él.

—¿Sobre qué?—Pregunto, ya sin importarme dar a notar el efecto que sus palabras causan a mí, sobre todo las últimas.

Ella no me responde y camina hacia mí, pasándome por un lado de manera tan relajada y animada, dejándome ahí parada sin palabras mientras me volteo para verla. Audrey da unos pasos más antes de pararse y dar medio giro, dejándome ver su perfil.

—Nos vemos luego, amiga.—Se despide, guiñándome un ojo y camina lejos de mí, hasta que la pierdo de vista entre las personas que van y vienen por la zona.

Llevo una mano a la frente y automáticamente mis pies dan pasos seguros hasta el banco más cercano, me siento y dejo caer mis brazos a los costados de mi cuerpo, repasando todo lo que acaba de suceder.

Me encontré con Audrey, la hermana Christian, a quien no veía desde hacía rato, pero solo para que ella me dijera que mi novio, y reitero, su hermano, me mintió y difamó antes de que llegáramos hasta donde estamos.

Y aunque no debería creerle o siquiera considerar lo que dijo, no puedo evitar el desarrollar muchas preguntas tras esa breve conversación.

¿Por qué delataría de esa forma a su hermano?

¿Por qué me lo dice ahora?

Si fuera verdad, quiero decir, en caso de que existiera la mínima posibilidad de que Audrey no estuviese mintiendo, o equivocándose, porque no sería la primera vez que hay malentendidos entre Christian y yo, entonces...

¿Eso significaría que Christian me mintió?

Estos últimos meses con él, luego de tantas cosas que hemos pasado juntos, no me molesté en pensar sobre todo aquello que me costó el poder ser su pareja, sin embargo, ahora que lo hago, puedo recordar perfectamente aquel día que hablamos de ese tema, sobre la difamación, mi pregunta.

Y su respuesta.

La forma en la que me miró aquella vez, estando solos en la sala de enfermería, sus ojos decepcionados por mi desconfianza hacia él.

Pero Christian quiso demostrarme que era verdad, además de que actualmente sé tanto sobre él, me trató de formas que hicieron que confié ciegamente en él, compartimos tanto...

Y es por todo eso que me siento totalmente mal por tener esta incertidumbre dentro de mí, volviéndose tan grande con cada segundo que pienso.

Soy una novia terrible por siquiera considerar que Christian pudo mentirme.

Audrey debe estar jugando, quizás está molesta con Christian y por eso habla así de él, o sino debe tener celos por el hecho de que tal vez estoy acaparando demasiado a su hermano mayor. Es la teoría más lógica que tengo luego de haberla oído hablar con desprecio cuando mencionó que Christian se la pasaba mucho conmigo.

Por supuesto, una hermanita celosa que no mide sus palabras, es solo eso.

Me anima mi subconsciente, acción que agradezco de mi misma.

Respiro hondo y suelto un largo suspiro mientras cierro los ojos, relajando mi cuerpo. Cuando vuelvo a abrirlos, veo a Mason venir hacia mí, logrando sacarme una sonrisa al ver la cinta en su mano, pero la desvanezco cuando subo la vista hacia su rostro nuevamente, notando su desanimada y frustrada expresión.

Sin embargo, Mason levanta la mirada hacia mí también y rápidamente cambia su mala cara, regalándome una sonrisa de boca cerrada mientras alza la mano en la que lleva la cinta.

—La conseguí.—Me informa una vez logra alcanzarme, señalando el material que solucionaría nuestro problema con el cable de luces que nos falta.—¿Quién es tu héroe?, vamos, dilo.

No le respondo, tampoco sonrío ante su chiste, simplemente me lo quedo viendo, esperando a que me de una explicación sobre su cambio de mueca, pero él parece ignorar mi fija mirada.

—Veo que te cuesta, así que te daré una pista.—Dice cruzándose de brazos y arqueando una ceja.—Es extremada e indudablemente guapo.

Hace silencio, pero yo sigo guardando el mío.

—¡Oh vamos, te di una pista de oro y que hace muy fácil el acertijo!—Se queja él, borrando su sonrisa y soltando un berrinche para luego verme molesto.—En serio eres tan mala en este juego, ¿de verdad no puedes adivin—

—Mason.—Lo interrumpo, queriendo ir ya al punto.

—¡Correcto!—Exclama emocionado y aplaude como un niño.—Sabía que sacarías la respuesta, eso demuestra que cualquier padre puede educar bien a sus hijos, aunque les cueste un poco aprender, pero tranquila, soy un papá paciente.—Da un paso más hacia mí y me da palmadas leves en la cabeza. Detengo su mano y estoy por hablarle, pero él se me adelanta.—Bueno, hora de colgar esta condenada luz.—Me avisa y me da la espalda, caminando hacia el lugar en el que estábamos colgando las luces.

Me está evitando.

—¡Mason!—Alzo la voz, llamando su atención.

—Erica.—Dice sin verme, pero parando sus pasos.—El juego terminó, ya acertaste. Vamos a trabajar.

Definitivamente me está evitando.

Doy unos cuántos pasos hacia él, quedando frente a su espalda y pongo una mano en su hombro, acariciándolo levemente.

—Sabes que puedes hablarme cuando quieras, así que lo que sea que estés guardandote, no tienes porqué hacerlo, jamás.—Le digo sincera, sonriendo a pesar de que no puede verme.

—No es nada importante.—Dice, confirmandome que sí le sucede algo.

—Lo sea o no, yo quiero que me hables.—Insisto, sonando lo más reconfortante que me es posible.—Y sí lo es si hace que tu sonrisa se invierta.

Luego de aguardar un momento silencioso, Mason suelta un suspiro.—No tienes que preocuparte.—Me responde y se voltea, quedándonos cara a cara el uno con el otro.—Pero gracias.

—Nunca voy a dejar a mi mejor amigo solo en sus momentos difíciles, recuérdalo.

—Lo haré.—Asiente con la cabeza en afirmación.—Y prometo contártelo luego.—Me avisa y yo no tardo en imitar su última acción.

Mason me da una sonrisa de boca cerrada mientras alza una mano y con esta ahueca mi mejilla, acariciándome con su pulgar. Disfruto de su toque unos segundos antes de que una voz interrumpa nuestro lindo momento.

—¡Ya terminamos!—Oigo gritar a una chica y tanto Mason como yo nos volteamos a verla, confirmando que es Madison, quien camina con paso acelerado hacia nosotros con una sonrisa.

—Genial.—Le digo devolviéndole el buen gesto, pero a la vez la veo confusa al notar que la chica cuyo nombre había olvidado varias veces no viene con ella.—¿Dónde está Elisa?

Madison frunce el ceño,—¿Quién?

—La chica con la que fuiste a colgar tu cable de luz.—Le especifico.

—Oh.—Exclama ella, alargando la palabra.—Se adelantó con el tal Brayden a la clase, es que quedan cinco minutos antes de que los profesores vengan a buscarnos, por eso estoy avisando a todo mundo que comiencen a irse.—Me explica.—Y su nombre es Ellie.—Me informa cruzándose de brazos.

Oigo como Mason se aguanta una carcajada y me vuelvo hacia él para fulminarlo un momento con la mirada, luego otra vez hacia Madison, repasando sus palabras.

—Espera, dijiste que se fue con Brayden, ¿no es el que estaba colgando luces con Christian?—Le pregunto con la esperanza de poder acertar.

—¡Yes!—Me felicita en inglés.

—¿Entonces dónde está Chris—

Antes de que pudiera terminar la frase, siento a alguien pegarse a mi espalda seguidamente de cómo unos brazos envuelven mi cintura, haciéndome soltar un chillido del susto antes de reconocer ese aroma que conozco tan bien.

—Ahí.—Me responde Madison, tapando su boca, disimulando sin éxito su sonrisa.

—Ahí.—Repite Mason.

—Aquí.—Oigo a Christian decir cerca de mi oído, su tono burlón presente.

—Bueno, ya me queda claro.—Digo para todos rodando los ojos, aunque estoy manteniendo el aire debido a la cercanía de mi novio y deseando que mi corazón pueda relajarse un poco.

Siento como Christian deposita un beso en mi cuello antes de soltarme y posicionarse a mi lado, mirándome con sus hermosos ojos azules y una sonrisa torcida acompañandolos, completando su típica expresión irresistible.

Vírgen Santísima, este chico no parece cooperar en mi intento de calma.

—Bueno chicos, ya les he dicho a todo mundo excepto a ustedes.—Habla Madison para nosotros tres.—Debemos ir al Instituto antes de que los profesores se tomen la molestia de venir a buscarnos, así que andando.

—¡Espera!—Le dice Mason mientras Madison se disponía a voltearse e irse.—Aún me falta este cable.

—Ya no hay tiempo, lo harás mañana.—Se queja Madison, mostrando prisa.

—No estuve lidiando tanto con esta cosa para dejarla así ahora.—Refuta Mason, mirando a Madison de manera asesina.

Mi mejor amiga lo ve de igual manera, cosa que tensa a Mason, pero le sostiene la mirada e inesperadamente Madison es la que sede.

—¡Está bien!—Bufa ella, rodando los ojos y Mason sonríe victorioso.—¡Pero apresúrate!

—Por eso te quiero.—Dice Mason a la vez que se acerca a Madison, depositando un beso en su frente y luego corre hacia el lugar donde ya hemos colgado mil veces ese condenado cable.

Me volteo hacia Madison y la miro divertida al notar sus mejillas levemente rojas. Ella se percata de mi vista y frunce el ceño luego de sacudir la cabeza.

—¡Y ustedes!—Se dirige a Christian y a mí, que aún estamos parados viendo la escenita romántica de mis mejores amigos.—¡Váyanse ahora!—Nos ordena, poniendo ambas manos en su cintura.—O se las verán conmigo antes que con algún profesor.

Veo de reojo como Christian la ve sorprendido y puedo notar sus hombros tensos, dándome cuenta de su miedo por mi mejor amiga, así que asiento en afirmación a Madison y tomo el brazo de mi novio, arrastrándolo lejos de ella.

—Y yo creí que eras la gruñona.—Me dice y siento como relaja su cuerpo al decir eso mientras lo guío.

—Esa palabra le queda realmente corta.—Le aseguro con una sonrisa.

—¡Puedo oírlos!—Escucho el grito de Madison unos metros detrás de nosotros y acelero el paso, arrastrando a Christian conmigo mientras permanecemos en silencio.

Cuando logramos salir de aquel lugar y entrar al instituto, caminamos juntos por los pasillos de la escuela. No me sorprendo al ver la zona tan vacía puesto que el receso habrá concluído hace unos minutos, por lo que todos los alumnos deben estar en sus respectivas aulas.

Incluso Audrey...

Nuestra conversación invade mi mente, sus palabras venenosas logrando crear las mismas preguntas mentales de antes dentro de mi pobre mente. Intento ignorarlas, pero se me dificulta mucho más que hace un rato.

—Erica.—La voz de Christian me hace volver a la realidad justo antes de sumergirme en un mar de pensamientos interrogativos.—¿Te sucede algo?

—¿Eh?—Digo tontamente y a los segundos continúo.—No, nada.—Agrego.

—Eso me suena a que sí.—Insiste él.

—¿Por qué lo dices?—Le pregunto curiosa, intentando disimular la preocupación que causan mis pensamientos.

—La pista uno está en que tu ceño está completamente fruncido.—Me explica y rápidamente soy consciente de que estoy arrugando el entrecejo, así que dejo de hacerlo.—Pista dos, me estás presionando el brazo con fuerza.

—¡Lo siento!—Me disculpo, soltándo su brazo.

Christian sonríe ante mi acción y siento mis mejillas sonrojar, pero ignoro eso, enfocándome en su mirada dudosa ante mis acciones e intentando verme más relajada.

—Erica.—Me dice, esta vez la seriedad se apodera de su encantador rostro.

—Beckett, así me llamo, excelente, sigamos.—Le digo con una enorme sonrisa y cuando pretendo seguir caminando, Chrstian me toma del brazo, deteniéndome y me voltea hacia él, sosteniendo mi cara entre sus manos, sus ojos clavándose en los míos.

—Puedes decirme lo que te sucede.—Su voz sonando segura, su mirada mostrando honestidad.—No debes esconderme nada, soy tu novio y me preocupo por ti, así que si estás evitando hablarme de algo, no lo hagas y dime de qué se trata.

Sus palabras me hacen considerar seriamente el si debería hablarle sobre lo que Audrey me dijo. El tenerlo así, con el brillo sincero en sus ojos, la preocupación clara en el su semblante y su forma de hablarme con tana seguridad, haciéndome sentir tan cómoda con el hecho de que pueda hablar de lo que sea con él, me hace querer decirle todo lo que acabo de oír hoy por parte de su pequeña hermana.

Abro la boca, dispuesta a decirle todo lo que me inquieta, pero justo en ese momento, la peor parte de mí me hace dudar de una forma increíblemente mala.

Si le dices, él lo negará.

Si lo niega, significa que está mintiéndote.

Y si te miente ahora, entonces lo hizo en aquel momento.

No es mi subconsciente el que habla, o tal vez sí lo sea, pero lo importante es que cada palabra fue suficiente para que me arrepintiera de lo que iba a decir.

—Estoy bien.—Le digo mirándolo directamente a los ojos, manteniendo su mirada y mintiéndole directamente a la cara, cediéndole una oportunidad a todas mis dudas.

Christian duda un momento, pero finalmente me sonríe y deposita un beso corto en mis labios, haciéndome sentir mal. 

No por el beso, este como todos los que me dio fue increíble, sino la culpa que estoy cargando ahora mismo por haberle mentido, y por estar dudando seriamente de él siendo que no debería tener ninguna razón para hacerlo.

—Entonces,—Susurra Christian contra mi boca antes de separarse por completo, dejándome ver su rostro.—¿Nos vemos después de clases?

—Eh.—Susurro confundida.—¿Vernos?, ¿Después de clases?

—Ajá.—Me dice sonriente mientras me toma de la cintura, apegándome a él.—Hace rato que no salimos, estás ocupada dirigiéndo lo del Festival y todo eso, casi pareces haberte olvidado de que tienes novio.—Se queja, haciendo una mueca de dolor.—¿Qué dices?

Luego de clases debo ir a ver a Audrey.

Aprieto los labios mientras lo veo con duda, intentando idear una excusa para poder dejar esa salida para otro día, porque tiene razón con que ya no salimos tanto como antes, pero tardo tanto pensando en algo que decir que él ladea su cabeza.

—¿Vas a rechazarme?—Pregunta, la decepción clara en su expresión. Yo sigo sin contestarle y mi silencio lo pone peor. Christian me suelta, dejando escapar un suspiro frustrante.—Bien, otro día será.

—Christian...

—Descuida, lo entiendo.—Me da una media sonrisa y me inclino para besarlo, pero él se aparta y me pasa por un lado, siguiendo su camino hacia su clase.

—¡Está bien!—Digo derrotada, volteándome a verlo y él frena sus pasos, volteandose hacia mí también, dedicándome una miradada un poco congelante mientras arquea una ceja. Suelto un suspiro, encogiéndome de hombros.—Salgamos hoy.

Christian no tarda en sonreír, haciendo que mi corazón lata rápido dentro de mi pecho y da pasos largos hacia mí, pero cuando me alcanza y estira sus brazos hacia mí yo lo freno, levantando mi mano.

—Pero no luego de la escuela.—Le digo seria.—Una hora despúes.

—¿Ahora pones condiciones para nuestras citas?

—Así es.

—Sabes que voy a aceptar siempre y cuando estemos juntos aunque sea un rato.—Dice indiferente, logrando calentar mis mejillas.—¿Ahora que acepté tus ordenes, puedo besarte?

—Dejame ver.—Le digo llevando una mano a mi mentón y mirando al techo, fingiendo una expresión pensativa.—Bueno, ya qu—

Y antes de que pudiera terminar, me toma por detrás de la cabeza y empuja mis labios contra los suyos en un delicioso beso.

Pero, aunque es tan perfecto como todos los que me ha dado, lamentablemente no puedo disfrutarlo del todo.

No con la incertidumbre invadiendo mi ser.

———

Nota de Autora: ¡Hola mis queridísimos/as!

No me juzguen, sigo pensando en un nombre para ustedes.

Pero bueno, el caso es que les deseo buena noche, día o tarde, depende de dónde me estén leyendo (pueden poner su país en comentarios ♡) con este nuevo cap, bueno, eso y que es viernes, así que era mi deber actualizar je

¿Qué les pareció el capítulo?, ¿Cómo se quedaron?, ¿Esperaban ver si era verdad o no en este cap?, ya saben cómo soy, no les voy a sacar la intriga tan rápido, la mitad de mi alma es oscura muajaja (Los adoro, no me maten.)

Como siempre voten, comenten, guarden, compartan y síganme si quieren estar al pendiente de MADS y todas sus novedades o cambios.

¡Nos veremos el martes!

Los y las quiere, Cami. <3

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