46. La preparación

Como no encuentro ninguna imagen/gif/video que represente el proceso preparativo del Festival, les dejo una canción cualquiera en manera de recomendación por si quieren escucharla. <3

¡Disfruten!

Capítulo cuarenta y seis.

—Esto es increíble.—Susurro mientras veo como los estudiantes van de aquí para allá llevando consigo decoraciones de colores invernales.

Y yo me incluyo.

Camino por el gran patio trasero de la secundaria llevando una caja grande de cartón llena de luces. Me detengo un segundo en una banca, dejando ahí mismo la caja que, aunque no lo parezca, es bastante pesada.

Suelto un suspiro y me permito ver a mi alrededor, sorprendiéndome de todos los cambios que está teniendo el patio.

El principal es que ya no es lugar abierto, sino que está cubierto por una extensa carpa, o mejor dicho de varias que tuvimos que juntar para poder cubrir el enorme terreno. Ahora mismo no era un patio, sino casi como un gran salón, aunque las bancas estuvieran esparcidas, se las podrían ocultar, o el piso fuera asfaltado, estaba cubierto con la nieve que había caído días antes de cubrir todo el espacio.

Los árboles que estaban plantados los están rociando con spray blanco, el cual según estuvimos revisando no es tóxico, así que es aceptable su uso, luego lo quitaríamos con agua y los árboles estarían bien. Algunos que ya han sido completamente pintados tienen colgados bolas blancas, celestes y azules, destacando entre las hojas.

Algunos alumnos entran en la carpa con sillas, mesas, sillones pequeños y otros muebles "fáciles" de transportar, dejándolos en dispersos lugares de la zona,  rodeando un punto medio el cual queda completamente libre para lo que planeamos hacer: colocar un precioso árbol lleno de luces y cristales.

Cierro un momento los ojos para visualizar el resultado final de todo lo que estamos consiguiendo armar y una sonrisa invade mis labios, satisfecha por la imagen creada en mi mente.

—No sabía que dormías sentada.—Dice una voz masculina que me hace abrir los ojos. Cuando lo hago, el chico frente a mí me da una sonrisa torcida.—Holgazana.—Se burla Adrián, sentándose a mi lado.

—No estaba durmiendo, solo imaginaba cómo va a quedar todo este lugar una vez que acabemos.—Me defiendo, cruzándome de brazos.

—Eso cuenta como holgazanería.—Reprocha mirándome con los ojos entrecerrados.—Puedes imaginar y trabajar al mismo tiem—Se corta abruptamente a sí mismo, haciendo un gesto de negación luego de echarme un vistazo dubitativo de arriba abajo.—Oh, cierto que eres Miss "cabeza en las nubes", olvídalo.—Suelta un suspiro y ladea su cabeza, viéndome pensativo.—A veces pienso que tienes una enfermedad.

—Muy gracioso.—Ruedo los ojos al notar su tono juguetón.—¿Cómo van tu grupo?—Pregunto, refiriéndome a los preparativos que les tocaron a ellos. Ambas clases, al ser encargados de todas las decoraciones del Festival y tener tan poco tiempo, decidimos dividir las tareas en varios grupos.

—Digamos que es muy complicado transportar todas esas mesas desde los camiones hasta aquí.—Se queja, poniendo ambas manos detrás de su espalda en forma adolorida.

—Suenas como un anciano.

—¡Hey!, que sepas que es largo el recorrido desde el estacionamiento hasta el patio trasero, sin mencionar que debemos rodear el Instituto para no estorbar a los otros alumnos con sus clases.—Él tenía razón, las dos horas libres que teníamos cada día se nos atribuían para realizar estos preparativos.—Además, de seguro sería un anciano sexy.

La arrogancia de su respuesta me hace soltar una carcajada, causando que el ego de Adrián aumente y este sonría, ignorando mi risa.

—Como sea, no veo que estés trabajando ahora, anciano sexy.—Le digo sarcásticamente, señalando a las personas que salen y entran seguidamente con nuevos muebles para llenar la zona.

—Estoy en mi descanso, ¿de acuerdo?—Lo veo de forma dudosa, presionándolo con la mirada y él frunce el ceño.—¿Por qué me ves así?

—Será porque no se dijo que habrían descansos según recuerdo en la junta para la organización de tareas.—Respondo arqueando una ceja.—Llevamos más de una semana y media armando todo lo que ves aquí, y ahora tenemos menos de tres días para terminarlo, Adrián, debes estar comprometido al cien por ciento.

—¿Ah sí?—Me pregunta con una mirada asesina y yo asiento firme.—¿Entonces por qué estás aquí sentada en lugar de—Él carraspea la garganta y cuando vuelve a habar lo hace con una voz más aguda.—comprometerte al cien por ciento?—Dice intentando imitarme y usando mis palabras en mi contra.

—Touché.—Le digo de mala gana.—Bien, ve a seguir ayudando a traer los muebles que quedan, yo iré a llevar esta caja de luces.

—A la orden, jefa.—Responde haciendo un gesto militar para luego despedirse e irse a seguir su trabajo.

Niego con la cabeza y me levanto con fatiga, recojo nuevamente la caja y suelto un fuerte suspiro, recordando lo cuanto que pesaba esto.

Vamos, Adrián levanta muebles, tú puedes levantar una simple caja.

Me anima mi subconsciente, aunque la verdad es que el contenido sea más denso de lo que parece para mis brazos, además de que estos están cansados debido a que es la caja número treinta y algo que transporto en la hora y media de trabajo que vamos llevando.

Respiro hondo, creyendo en la fuerza de mis músculos y camino lento hacia el final del patio, donde yacen Madison, Mason y otras dos personas pertenecientes a la clase contraria de la nuestra.

Frunzo el ceño al verlos únicamente a ellos. La mayoría de los grupos que llevan a cabo determinadas tareas están conformados por seis personas. Allá solo veo a cuatro, cinco conmigo.

Pero el sexto miembro del grupo...

—¡Ah!—Un grito deja mis labios, sintiendo como doy un paso en falso e imágenes de mi vida pasan por mi mente tras cerrar los ojos antes de estamparme contra el suelo.

Pero esto no sucede.

—Virgen santísima, ya morí.—Susurro al no sentir absolutamente nada.—Así que las personas no sienten dolor cuando mueren por caerse de lugares altos.

—Deja de ser tan dramática.—Dicta una voz que interrumpe mi charla conmigo misma.

Abro los ojos confundida y veo el suelo a una distancia prudente de mí mientras mi cabello suelto cae a los lados de mi cara. Creí que estaba flotando hasta que siento como unos fuertes brazos me obligan a pararme otra vez con la caja en mis manos ilesa.

—Al parecer, debo cuidarte más de lo necesario.—Me susurra en el oído esa voz que reconocí luego de unos segundos, agitando mi corazón dentro de mi pobre pecho.

Un escalofrío invade todo mi cuerpo luego de sentir como la persona detrás de mí deposita un beso en la curva de mi cuello antes de separarse por completo. Me volteo y una sonrisa encantadora me recibe junto con unos hermosos ojos azules destellantes.

—¿Dónde estabas?—Es lo primero que digo, volviendo a mi mala expresión.

—Yo esperaba un gracias por salvarte de besar el suelo y que luego ese beso me lo dieras a mí, pero veo que no todo lo que quiero puede ser.—Me responde desvaneciendo su sonrisa, pero el destello en sus ojos se intensifica luego de hacer una pausa.—No lo acepto.

Se acerca hacia mí y me besa con pasión, pero solo me permito disfrutarlo unos segundos antes de separarlo con la poca fuerza que aún tengo en mis brazos, no sin antes abrir los ojos con sorpresa ante el comentario lejano pero bien claro de Mason a unos metros de nosotros.

—Consigan una habitación.—Nos grita y una vez que me separo, Mason continúa.—O bueno, un aula.

Christian suelta una risa al oír a mi mejor amigo y yo no puedo evitar sonrojarme mientras paso la parte exterior de mi mano por mis labios, limpiando lo húmedo de estos.

—Oye—Llamo su atención una vez me recompongo.—Ten cuidado con las luces, casi las aplastas.—Le informo, aclarando el motivo por el cual acabé con nuestro beso.

—Bien.—Dice y luego de un rápido movimiento, Christian me quita la caja de las manos.

—¿Qué haces?

—Tus brazos estaban temblando y parecía pesado.—Dice encogiéndose de hombros, y aunque tiene razón, a él no parece costarle trabajo alguno cargar la caja.—Vamos.

Camina hacia nuestro grupo, quienes aún tienen la mirada puesta en nosotros y sin añadir otra palabra, lo sigo.

—Aleluya.—Dice Mason satisfecho.—Solo demoraron un minuto en venir para acá.

—¿De qué hablas?—Le pregunto al oírlo medir nuestra tardanza.

—Que cuando ustedes dos se juntan, tardan alrededor de diez minutos en seguir con sus tareas.—Alega Madison, apoyando un brazo en el hombro de mi mejor amigo y aguanto la risa al ver que tiene que pararse de puntillas para hacerlo, cosa que la hace ver menos genial de lo que pretende.

—Como sea.—Les digo, rodando los ojos.—Esta es la última.—Les informo dando un golpecito a la caja.

—Hey.—Habla Christian, llamando mi atención y la de todos.—Ten cuidado con las luces.—Dice sonriendo, su tono burlón presente al entender que está imitándome.

—A veces pienso que tú y Adrián se parecen demasiado.—Le digo ladeando la cabeza, él me ve confuso pero hago una señal de negación, restándole importancia y me vuelvo hacia mis mejores amigos.—¿Entonces, vamos a colocar las luces o no?

—Nosotros lo haremos.—Dice el chico cuyo nombre no recuerdo, abrazando a la chica que lo acompaña, quien también olvidé cómo se llamaba.

Me tomo mi tiempo para responder en un intento de poder recordar sus nombres pero tardo tanto que Madison decide intervenir.

—Que lindo eres, Brayden, pero todos lo haremos, es tarea de todos después de todo.—Dice y yo aclaro mi garganta sutilmente para llamar su atención, dándole una mirada de pocos amigos al pensar en que yo tuve que traer todas las cajas de luces, pero Madison me ignora y ve a la chica.—Ellie, tu y yo pondremos una juntas porque me caíste muy bien.

—Tu también a mí.—Dice la chica tímidamente mientras noto como le echa vistazos a Christian cuando Madison se acerca a la caja que él aún está cargando y saca un cable de luces enrollado.

—Bueno, vamos.—Le dice a Ellie y me da una sonrisa de tú sigues siendo mi chica favorita antes de irse lejos.

—Así que se puede elegir, ¿eh?—Habla Mason, rascándose la nuca y comparto una mirada con él antes de que me sonría forzadamente.—¡Voy con Erica!

—¿Qué?—Pregunto sorprendida y estoy preparada para protestar, ya que quiero hacer eso con Christian, pero Mason rodea mis hombros con su brazo, estirando mis mejillas.

—Vamos, cosita, aún somos mejores amigos, ¿recuerdas?—Dice cariñosamente y se pega aún más a mí, su boca quedando cerca de mi oído.—Y ese chico Brayden me dio indirectas muy poco heterosexuales mientras charlabamos, así que ayúdame, ¿quieres?—Me susurra ultra bajo y abro la boca para contestar pero Mason me interrumpe.—¡Christian!, ¿no te molesta que me lleve a tu novia, bueno, a mi mejor amiga.—Aclara haciendo hincapié en la palabra "mi".—a colgar luces, verdad?

Christian deja pasar un momento de silencio que me parece eterno, luego le dedica una sonrisa media a Mason.

—Claro que no.—Dice y sin avisar, le pasa la caja de luces al tal Brayden, quien la sostiene como puede.—No soy un novio celoso, así que adelante.

—¡Genial!—Vitorea Mason, acercándose con lentitud a Brayden y toma rápido dos bolas de luces, alejándose del chico tan rápido como puede y de forma sutil.—Bueno, nos vamos.—Dice tomando mi mano para arrastrarme con él.

—Adiós.—Logro decir mientras Mason me lleva con él.

Estamos a punto de caminar lejos cuando siento como soy bruscamente jalada hacia atrás. Mason suelta mi mano y se voltea tan rápido como yo lo hago, luego el rostro perfecto de Christian es todo lo que veo de repente, seguido del dulce tacto entre nuestros labios.

Suelto un suspiro de satisfacción ante la linda sensación electrizante de su boca moviéndose contra la mía a la vez que sus brazos me envuelven, apegándome a él. Cuando nos separamos, respiro con dificultad ante el grandioso beso que acababa de recibir.

—Esa es la forma de despedirte de mí.—Me dice, su voz ronca provocando mariposas dentro mío.—Nos vemos luego.—Se despide, dejando otro beso corto en mis labios y soltándome.

Yo solo puedo sonreír como tonta mientras oigo a mi mejor amigo llamarme hasta que doy pasos hacia atrás, viendo a Christian volverse hacia el chico de su clase.

—Vaya que no es un novio celoso.—Dice Mason cuando camino a su lado, recuperando mi racionalidad y compostura.

—Tal vez un poco, pero nada de qué preocuparse.

—Espero que digas eso porque sea verdad y no porque seas de esas chicas que normalizan la toxicidad.—Me reprocha con autoridad como si fuera mi hermano mayor.

—Claro que no soy de esas.—Le aclaro, cruzándome de brazos ante su mirada dudosa.—En serio, jamás me ha tratado así, nunca hubieron celos por chicos, solo le gusta besarme frente a ellos, pero nada que no disfrute o que nos haga mal.

—Más te vale.—Me dice él, señalando sus ojos con dos dedos y los míos.—Estamos en el siglo veintiuno, recuerda que eres una chica fuerte, independiente y que debe amarse así misma.

—Veo que Madison te contagió lo feminista.—Bromeo al oírlo hablar tanto sobre las cualidades de una mujer.

—¿Tengo razón o no tengo razón?—Pregunta ofendido, queriendo llegar al punto y yo asiento sonriente.—Así me gusta.

Suelto una carcajada ante su seriedad y él me imita luego de unos segundos de sostener su postura. Llegamos a una punta de la enorme carpa y comenzamos a colgar las luces de manera que éstas parezcan pegadas a lo que sería la pared, apareciendo en el techo y cayendo hacia abajo en línea recta.

Charlamos a la vez que colocamos las luces, tardamos más de lo que creíamos debido a que el punto donde se debía alzar el cable estaba demasiado alto, incluso para Mason, además de que cuando lográbamos colocar las luces, estas soportaban unos segundos, los suficientes como para chocar los cinco con mi mejor amigo a modo de victoria, y luego caían al suelo, obligándonos a intentarlo otra vez.

—¡Eso es!—Dice Mason animado mientras vemos como el segundo cable de luces se mantiene en lo alto.—Lo logramos. ¡Chocalas!

—Mason, yo no festejaría por anticipado.—Le advierto debido a que no comparto su emoción ante nuestro supuesto "logro", logramos colgar el primer cable sin que este se cayera, pero el segundo ya viene saliendo de su lugar como quince veces.

—Ya vamos como cinco minutos esperando a que algo pase pero no, sigue intacto.—Dice Mason con una amplia sonrisa en su rostro.—Es su nuevo récord, y aún sigue sin caerse, así que sí, ¡choca—Antes de que pudiera terminar la palabra, el cable de luces cae.—las.—Concluye sin ánimos.

—Te lo dije.—Digo encogiéndome de hombros.

—¡Demonios!—Grita Mason, su sonrisa es reemplazada por una invertida a la vez que toda su cara se contrae en una expresión de molestia.—Iré a por cinta, ya no aguanto.—Me avisa, dando largos y fuertes pasos lejos de mí.

—¡De acuerdo, pero ve con calma, no vaya a ser que termines convirtiéndote en Hulk por el camino!—Le grito con una sonrisa ante mi brillante burla.

—¡Ya no aguanto!—Lo oigo gritar y suelto una risa a la vez que sacudo la cabeza en negación.

Voy hacia el cable de luces que está tirado en el suelo y lo levanto mientras que lo enrollo en mi brazo a una distancia de mi mano hasta mi codo.

—Hola, Erica.—Oigo una voz a mis espaldas que no logro reconocer, así que me volteo e inevitablemente mi boca se abre un poco al encontrarme con la portadora del sonido femenino.—Cuánto tiempo ha pasado.

Es Audrey Harrison.

No me malentiendan, no es como si no nos hubiéramos visto desde la primera sesión de fotos que tuve en la agencia, ya habíamos tenido encuentros cortos o saludos de igual duración de tiempo en la escuela y en su propia casa, donde he ido de vez en cuando, haciendo paradas temporales con Christian cuando se olvidaba algo.

O yo me olvidaba algo allí.

Sin embargo, hacía un par de meses que no habíamos vuelto a cruzarnos, ni siquiera en los lugares ya mencionados, en la escuela jamás teníamos encuentros casuales y en su casa nunca estaba o la veía cuando pasaba.

Además, aunque no fuera de mi incumbencia ese asunto, me resultaba un tanto incómodo charlar con Audrey luego de que Mason terminara con ella y del hecho de que con Madison se llevaba pésimo.

—Hey, hola Audrey, cuánto tiempo sí.—Digo segundos después de salir de mi mundo interno.—¿Cómo has estado?

—Muy bien, un poco estresada con la escuela y el hecho   de que mi hermano está a punto de terminar la Secundaria.—Me responde afligida.

—¿Por qué te estresaría eso?—Pregunto de buena manera.

—Es que me gustaba tenerlo conmigo, aunque estuviera ocupado todo el tiempo, ya sabes, con sus estudios de último año, con este Festival... contigo.—Su forma de pronunciar la última palabra me dio la sensación de que no le gustó decirla, sin embargo, continúa.—Ah, y con el hecho de que aún no sabe qué estudiar.

—¿Eh?—La veo sorprendida.—¿En serio todavía no lo sabe?

—Bueno, tiene algunas opciones, lo llaman para trabajar en la parte empresarial de la agencia de papá, o de modelo.—Se encoge de hombros.—Pero para nuestra sorpresa, él dijo algo sobre estudiar psicología.

—¿Y por qué?

—Tristemente solo sé eso, él no quiso decirme la razón, pero bueno.—Me responde indiferente.

Wow, nunca habría imaginado que Christian quisiera dedicarse a nada parecido, ¿así que tiene interés por la psicología?, ¿por qué?

Hago un recordatorio en mi cabeza sobre que debo preguntárselo más tarde y vuelvo a mi realidad cuando la pequeña Harrison vuelve a hablar.

—Así que Erica.—Me dice sonriente.—¿Cómo te va con mi hermano?

—Pues, muy bien la verdad.

—¿Estás feliz, eh?

—Demasiado.—Confieso con una pequeña sonrisa en mis labios mientras termino de juntar el cable de luces y colgarlo en uno de mis brazos.

—Bueno, según veo mi hermano también se ve así, y eso es muy bueno, muchas felicidades a ambos.—Me dice guiñándome un ojo.

—Te lo agradezco, de hecho Christian es muy—

—Aunque...—Ella habla, interrumpiéndome.—..., siendo sincera, no creí que fueran a durar mucho tiempo.

Mi sonrisa vacila,—¿Disculpa?

—Oh, lo siento, creo que debí ser más discreta diciendo eso. Upsi, mi error, será mejor que me calle ahora.—Dice ella inocentemente.

—No, espera.—Le insisto.—¿A qué te referías?

—No sé si deba decírtelo, Christian es mi hermano, tú eres mi amiga...

—Audrey, por favor.

—¿En serio no lo sabes?—Me pregunta confundida.

—¿Saber qué?—Digo, mi sonrisa desapareciendo por completo.—¿Qué sucede?

—Bueno, ¿recuerdas cuando a principio de año se hizo público el rumor de que acosabas a mi hermano y todo lo relacionado con el asunto?

Guardo silencio unos momentos, sintiendo un poco de incomodidad al recordar todo lo que tuve que pasar antes de convertirme en la novia de Christian. Aunque actualmente esas cosas no me afecten, recordarlo produce un leve nudo en mi garganta, pero lo ignoro y asiento.

—¿Y jamás descubriste al responsable de tal difamación, cierto?—Pregunta seria.

Vuelvo a asentir, teniendo un mal presentimiento a la vez que el nudo en mi garganta crece.

—Erica.—Audrey da unos pasos hacia mí y toma mi mano entre las suyas, apretándola y mirándome con las cejas hacia arriba.—Descubrí al culpable de eso.

Siento mi corazón latir desesperadamente dentro de mi pecho, mi boca secarse y mi mano sudar.

—¿Quién fue?—Pregunto con el ceño fruncido.

Y me arrepiento profundamente de haberlo hecho cuando Audrey hace una pausa antes de responder lo que menos esperaba oír.

—Fue Christian.

El nudo en mi garganta pasa a mi pecho, creciendo de una forma exponencial.

Y luego se convierte en mil punzadas.

———

Nota de Autora: ¡Buenas mis queridas y queridos lectores!, no sé si me habrán prestado atención, pero anuncié en mi tablero que los días de publicación habían cambiado: ahora van a haber capítulos todos los martes y viernes, igualito que en Booknet. Pero dejando esto de lado...

¿Qué les pareció el capítulo?, ¿Extrañaron a Audrey?, hace mucho que no se supo de ella ja, diganme si están felices o no por su aparición, en caso de que no, pasemos a otra cosa importante y es... ¿qué les pareció lo que dijo?, ¿le creen?, ¿qué opinan de todo esto?, ¿van a ser capaces de esperar al capítulo del viernes sin morir de curiosidad?

Ay, suspenso, suspenso. ;)

Nos vemos el viernes para otro capítulo, y espero que hayan disfrutado los anteriores porque estos se van a volver re problemáticos. ;(

Los y las quiere, Cami. <3

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