45. La invitación
¡Mil disculpas por no haber actualizado ayer!, en realidad sí lo hice, pero parece ser que no les aparece la actualización.
Si ahora pueden verla es porque todo lo que estuve intentando esta tarde dio sus frutos. :')
¡Disfruten!
Pd; les presento mi canción favorita en todo el mundo, por si quieren escucharla. <3
Capítulo cuarenta y cinco.
Mientras oigo al profesor hablar sobre gobiernos cívicos militares en los países suramericanos, tomo nota de lo que puedo, pienso también en todos los arreglos que se deben comenzar a hacer para el Festival de Invierno, además de seguir repitiéndome mentalmente que he conseguido una beca, y para aumentar mi felicidad veo de vez en cuando como mis mejores amigos se ven como un par de enamorados.
Mi mente está llena de pensamientos felices en este momento.
Hasta que sucede.
—Adelante.—Dicta el profesor Connor con un aire ofendido tras la interrupción de su explicación mientras nos pide un momento y deja su libro sobre su escritorio.
Todos dejamos nuestras notas, o bueno, los que sí tuvimos algo que anotar, y como es de esperarse, toda la clase enfoca su atención en el alumno que acaba de entrar al salón.
Este se dirige al profesor y cuando parece que va a hablar, se detiene y echa un vistazo lento a toda la clase para percatarse de que todos hicimos silencio, también para por un segundo en algún alumno o alumna y luego se acerca más al profesor, susurrandole lo que todos esperábamos poder oír.
El señor Connor se separa de él y lo ve con esa expresión que hacen los maestros cuando dudan de permitirnos algo o no, pero finalmente asiente y el chico sonríe.
—Bien chicos, dejemos que el señor que acaba de interrumpir mi clase diga lo que debe decirle a una persona especial de mi clase.—Dice con una falsa emoción y se sienta en su escritorio, dejando al alumno decir lo que deba.
El chico que desconozco se queda parado mirándonos a todos y nosotros a él, con el mayor silencio que nos es posible hacer cuando recibimos el regaño de un profesor o cuando estamos en medio de un examen.
—Hoy estoy aquí, a un par de semanas del Festival de Invierno, por ti.—Él hace una pausa luego de decir las palabras en voz alta y con sumo espacio entre cada una.—Ashley Bell.—Dice el nombre de una de mis compañeras de clase muy claramente y al instante todos nos volteamos a ver al centro, donde yace la chica que fue nombrada.
Sin embargo, la atención recaída en ella al instante va hacia el estrendoroso ruido que suena a los pocos segundos de las últimas palabras dichas en la silenciosa aula.
Por la puerta entran entonces un grupo de chicos que llevan consigo varias cosas que no logro reconocer hasta que se paran detrás del primer alumno que entró y arman la escena.
Dos chicos se arrodillan a los lados del primero sosteniendo un equipo de música portátil y un ramo de rosas blancas, mientras que los otros dos que entraron se paran a un metro de los otros y detrás para luego alzar los brazos hacia arriba sosteniendo una especie de súper mega cartulina que cae hacia abajo, dejando ver un cartel con letras hermosas y bien escritas mientras dan a sonar Kiss me de Ed Sheeran.
¿Quieres ir al Festival conmigo?
Todas las chicas, incluyéndome a mí y a mi mejor amiga, respiramos hacia adentro, ahogando un chillido, mientras apreciamos como el chico que me es desconocido toma el ramo de rosas a la vez que da pasos lentos hacia Ashley, quien tiene la boca cubierta con sus manos.
—Ashley Bell.—Él repite su nombre una vez la alcanza, mirándola con una sonrisa y lentamente se arrodilla frente a su pupitre.—¿Qué dices?
Nuestra compañera se toma unos segundos antes descubrir sus labios, los cuales portan una sonrisa de oreja a oreja y sus ojos se hacen vidriosos.
—Sí.—Susurra, y aunque la oímos perfectamente debido al silencio causado por la tensión del momento, ella vuelve a hablar.—Sí quiero ir al Festival de Invierno contigo, Aiden.—Ella se levanta y él llamado Aiden la imita.—¡Sí!
Todas las chicas gritamos de felicidad, algunas tan agudas que mis tímpanos duelen por un momento pero lo ignoro.
Los chicos por su parte silban, atribuyendo algo a la celebración y todos juntos vitoreamos por la increíble invitación de Aiden para Ashley, quienes no tardaron en abrazarse y besarse frente a todos, consiguiendo un aumento en el volumen de la celebración.
—Bueno, no se pase de listo señor.—Los interrumpe el profesor Connor, poniéndose entre medio de ambos.—Y usted tampoco, señorita Bell.
—Lo siento, profesor.—Le dice ella avergonzada bajando la vista durante un momento.
—Lo siento también, señor.—Se disculpa Aiden, sin borrar su sonrisa.
El profesor los ve mal unos momentos antes de palmear sus hombros, logrando que estos lo vean directamente y les regala una sonrisa genuina.
—Muchas felicidades, jóvenes.—Los felicita, haciendo que ellos sonrían también y luego regresa a su porte serio cuando la campana suena, anunciando el paso de otra hora.—De acuerdo, ustedes váyanse rápido con sus profesores.—Le ordena al alumno que interrumpió su clase y a su séquito. Estos se despiden tanto del profesor como de Ashley y se van por donde vinieron.—Y ustedes, salgan ordenadamente al pasillo y espérenme ahí un momento, el director tiene una presentación sorpresa para ustedes.
Al instante todo el mundo se levanta de sus mesas y se dirige hacia la puerta, saliendo de a grupos mientras hablan por lo bajo.
Madison, Mason y yo hacemos lo mismo, saliendo hacia el pasillo y apoyándonos sobre las paredes del pasillo.
—Todavía estoy en shock.—Susurra Madison con una plena sonrisa en su rostro y cierra los ojos, suspirando.—Que hermosa invitación la de ese chico Aiden, fue la mejor que he visto en mis dieciocho años de existencia.
—Pff, fue terrible.—Se queja Mason.
—¿Qué?—Madison abre los ojos y al instante frunce el ceño mientras ve a mi mejor amigo.—¿Cómo puedes decir eso?, si fue tan lindo.
—Por favor, fue muy exagerado.—Le responde él, torciendo los labios.—¿O acaso vas a decirme que no se pasó con todo eso?, ¿En serio era necesaria la canción?
—¡Claro que sí!, pero tú no sabes lo que una chica quiere que hagan por ella, tu invitación fue tan simple.—Refunfuña ella.
—No recuerdo haber oído quejas en ese momento.—Dice Mason cruzándose de brazos.
—Pero ahora las oyes.—Madison se vuelve hacia mí luego de tomar un profundo respiro.—¿Y tú que piensas?, dime que crees que la invitación de ese chico fue perfecta.
—Bueno...—Comienzo dudosa.
—¡Oh vamos!—Me regaña antes de que pudiera decir una segunda palabra.—¿Acaso lo estás dudando?
—¿Lo ves?—Dice Mason detrás.
—Tú cállate.—Le dice Madison mostrando su dedo índice a sus espaldas pero sin dejar de verme, Mason no dice más y ella lo baja, centrándose otra vez en mí.—¿Y bien?
—Es que todos tenemos nuestros propios gustos.—Le digo con una media sonrisa, encogiéndome de hombros.
—¿Qué quieres decir?
—Bueno, si pudiera elegir, me gustaría que en lugar de rosas fueran girasoles, la canción la cambiaría por alguna otra que sea de algún otro cantante además de Ed Sheeran, y en lugar de un cártel, desearía que fuesen palabras, quiero decir, ¿por qué escribirlo si puedes decirlo?
—Wow.—Dice Madison, mirándome sorprendida.—Veo que tenías mucho en mente sobre esto.
—Tal vez.—Le respondo guiñando un ojo.
Sin embargo, comparado con la invitación tan simple de mi novio, supongo que la del tal Aiden está muy bien.
—Bueno, estudiantes.—La voz del profesor interrumpe mis deprimentes pensamientos y meneo levemente la cabeza, despegando mi espalda de la pared mientras veo como él pasa por en medio de nuestras desordenadas filas hasta quedar delante.—Les pido que comiencen a bajar en silencio y orden por las escaleras, ¿alguna duda?—Nadie le contesta y él aplaude.—Excelente, andando.
El profesor comienza a caminar por el pasillo mientras todos nosotros lo seguimos, cuando llegamos a las escaleras nos dividimos en dos filas debido a lo poco espaciado que es y comenzamos a bajar, los murmuros resonando levemente por las paredes.
—Oye.—Madison me susurra, tocando mi hombro, bajando las escaleras a mi lado.—En medio de la clase revisé mi email.—Me informa, entusiasmada.
—Eso es... ¿genial?—Le respondo al ver que ella hace una pausa para ver mi reacción. Madison deja de sonreír me ladea su cabeza, arquea una ceja y yo suspiro.—No entiendo.
—¡Ya me enviaron las fotos de la agencia!—Anuncia y automáticamente llevo un dedo índice a mis labios, frunciendo el ceño mientras la fulmino con la mirada en una señal de silencio.—Lo siento, pero el punto es que a ti también te las enviaron, a Mason igual y a todos los que modelamos esta temporada, ¿sabes lo que significa eso?—Me dice mordiéndose el labio y con una voz más aguda y feliz.
Niego con la cabeza.—¿Qué?
—Ya terminamos el trabajo.—Exclama guiñándome un ojo y luego estira los brazos hacia arriba para luego dejarlos caer lentamente a sus costados, por un segundo casi me golpea.—Y que los catálogos de la marca ya fueron enviados a una editorial para comenzar a crear la revista de modas de esta temporada.
—¿Entonces ya acabamos?—Pregunto sorprendida y Madison asiente sonriente.—Wow.
Miro cada escalón algo anonadada, preguntándome en qué momento el tiempo pasó tan rápido.
Por si no sabían, las sesiones de fotos duraron mucho tiempo, alrededor de seis meses exactamente, contando claro desde la primera sesión.
Y ya acabamos con eso.
Conseguí una beca.
Estaremos a punto de tener el Festival de Invierno.
Y en un par de meses más el baile de graduación.
Mi graduación...
¿En qué momento sucedió todo tan deprisa?
—¿Erica?—Vuelvo en sí tras oír a mi mejor amiga llamarme, me volteo hacia ella y cuando me doy cuenta, ya hemos bajado las escaleras y nos encontramos caminando por los pasillos del instituto.—¿No quieres contestarme todavía?—Me pregunta Madison con una mueca neutra.
—¿Qué cosa?—Le digo confusa y ella me da una mirada de reproche ante mi falta de atención.—Lo lamento, no te oí.
—Que si ahora puedes decirme si Christian te invitó o no al Festival.—Me repite en un tono más bajo. El recuerdo de su invitación me hace mirar al suelo a la vez que una enorme tristeza invade mi interior. Madison parece percatarse de esto porque vuelve a hablar antes de que yo pudiera contestar.—Bueno, veo que aún no es momento de preguntarte eso.
—Descuida.—Tomo aire y vuelvo a ver al frente, pero me dirijo a ella al decir lo siguiente.—Sí me invitó.
—¿De verdad?, hey, eso es grandioso nena.—La oigo decir, la emoción denotándose en su voz. Yo sin embargo, mantengo mi expresión neutra, cosa que como siempre, Madison ve.—¿Y por qué pones esa cara entonces?
—Es que...—Dudo un momento en decirle, pero finalmente lo hago.—No le importó.
—¿Qué?—Me pregunta ella confusa.
—Christian vino y me lo preguntó sin más, no hizo nada romántico ni preparó algo, simplemente me lo pidió.—Le explico decepcionada.—No fue nada especial como lo hizo ese tal Aiden.
—Oh Dios, pero que idiota...—Aprieto los labios, preparándome para los mil insultos que Madison va a decir de Christian cuando ella continúa.—...eres.—Finaliza, tomándome por completa sorpresa.
—¿Yo?—Le pregunto, volteándome bruscamente hacia ella, pero siguiendo el camino por los pasillos para no atrasar a los alumnos que van detrás de nosotras.
—Sí.—Me responde seria y antes de que pudiera volver a preguntar, ella lo hace primero.—¿Acaso importa cómo te lo pida?
—Claro que sí.—Le respondo sin dudar.
—¿Ah sí?, ¿Y por qué?
—Pues porque—Me detengo abruptamente, mi mente intentando buscarle una razón, pero no la encuentro.
Madison sonríe, negando con la cabeza.—¿Lo ves?, no hay un porqué.—Me explica, pasando un brazo por mis hombros para abrazarme mientras hacemos un poco más lentos nuestros pasos.—Erica, no interesa cómo te lo pida, lo que importa es que lo hizo.
—Pero lo especial–
—El que haya tenido el valor de pedírtelo lo hace especial.
—Es mi novio, es obvio que iba a poder hacerlo.—Me excuso, intentando de alguna forma seguir buscándole razones a la tristeza que sentí por la forma en la que Christian me pidió ir al festival.
—No, Erica, lo obvio era que irían juntos. Como es de esperarse, los novios siempre van juntos al festival, así que imagínate esto, él simplemente hubiese creído que irían juntos por ser una pareja, por lo que no se habría molestado en pedírtelo, pero lo hizo.—Me explica segura.—Lo hizo a pesar de que era obvio que irías con él, y lo hizo porque es lo que debía, eso lo vuelve especial, que te lo pida aún sabiendo que va a suceder.
Madison finaliza su argumentación, dejándome con la boca abierta y la cabeza llena de pensamientos. Su impactante razonamiento haría que me detuviera si no fuera porque su brazo alrededor de mis hombros me impulsa a seguir caminando.
Ella tiene razón.
A pesar de ser obvio que yo iría con Christian al festival, el fue muy considerado al preguntarme.
Y que él me lo pida, con o sin flores, con o sin música, con o sin cartel, ya lo vuelve muy especial.
El poder estar con él lo es también.
Doblamos el pasillo y caminamos por este hasta llegar al final, donde nos espera la puerta de salida al exterior. Cuando la cruzamos, siguiendo al profesor Connor, salimos hacia el patio trasero del Instituto y lo cruzamos, encaminándonos más allá, pasando también la cancha de básquet y llegando a la de fútbol, donde el director junto con otros profesores están presentes, además de que está la clase contraria a la nuestra esperando frente a ellos y de espaldas a nosotros.
Cuando llegamos, nos paramos a un lado de los alumnos de la otra clase. Ellos nos examinan, algunos con odio, otros con curiosidad o simplemente para saludar. En el transcurso del año muchos de nosotros nos hemos hecho amigos de esa clase. Mi amistad con Adrián es un ejemplo de eso.
Pero dejando eso de lado, busco con la mirada entre la otra clase al portador de todos mis suspiros, pero no logro encontrarlo.
Arrugo el entrecejo confundida antes de volverme hacia adelante.
El director de Belmont nos echa un vistazo luego de que el profesor Connor va a su lado y le estrecha la mano, diciéndole algo que nadie puede oír. La profesora Nelly, una de las docentes presentes, se acerca al director y le pasa un megáfono que llevaba consigo antes de regresar a su lugar, luego de echarle un vistazo rápido y poco disimulado a mi profesor de historia.
—Buenos días, alumnos de último año.—Comienza el director luego de encender su megáfono, el cual logro reconocer como el que Mason tenía esta mañana.—Quería convocarlos a este pequeño acto íntimo entre ustedes y yo para mencionarles algunas cosas importantes, entre ellas el Festival de Invierno que ambas clases están planeando para el resto de la secundaria, como es tradición.
De repente los murmuros se hacen presentes entre los alumnos, quienes aprovechan el momento inoportuno de decirse cosas del Festival, hablando de preparativos, parejas, etcétera.
—Silencio, alumnos.—Pide el director, logrando a los pocos segundos que le obedezcan.—Quería comunicarles que es necesario que comiencen con los preparativos del Festival. Según me informaron, ciertos alumnos ya han entregado volantes del mismo hoy, los felicito.
A pesar de que el director no haya dicho los nombres de Madison, Mason y el mío, unos fuertes aplausos dedicados a nosotros interrumpen su habla, junto con varios silbidos. Madison y yo sonreímos a todo el mundo mientras que a los pocos segundos alguien nos abraza por detrás.
—¡Gracias, señor director, que halagador es!—Grita a quien logro reconocer como Mason detrás nuestro, rompiendo mis tímpanos por segunda vez en el día.
Lo fulmino con la mirada y él vocaliza un "lo siento" antes de soltarme a mí y a Madison, quien también lo ve mal. Los aplausos fluyen un poco más antes de que el director vuelva a pedir silencio, todos obedeciendo al instante.
—Como decía, ya entregados los volantes por los alumnos presentes, ahora el resto deberá encargarse también de preparar el evento, las decoraciones, e invitando a sus familias.—Nos explica sonriente.—Debo recordarles que el Festival de Invierno no es un simple evento, es más bien una tradición que la institución Belmont comparte con los alumnos que están estudiando aquí, con ustedes especialmente. Les brindamos la experiencia de su último año, la satisfacción de planear a su gusto un festival público, por lo que luego les daremos los datos del presupuesto a los organizadores, pero ahora quiero que colaboren, quiero que activen sus manos, que dejen fluir su imaginación y que se pongan a realizar lo que desean de esto, porque es para ustedes, nuestros queridos alumnos.
Sin importarnos si finalizó su habla, aplaudimos y silbamos al director como si no hubiese un mañana, haciendo un ruido ensordecedor que da a entender lo mucho que nos gustaron sus palabras.
—Alumnos, alumnas.—Dice luego de que nos callamos.—Simplemente deseo que den lo mejor de sí con esto, no solo porque les entregamos la responsabilidad de un gran evento, sino porque queremos que se lleven un lindo recuerdo, así que... ¡espero lo mejor dentro de dos semanas!
Los aplausos invaden el lugar por tercera vez, creyendo que será la última y que únicamente nos convocaron aquí para darnos ese pequeño discurso, pero los docentes nos piden silencio una vez más.
—Bueno, eso era todo lo que quería decirles y agradezco que estén aquí.—Dicta el director, orgulloso de nuestra presencia en este momento.—Pero antes de que volver a sus aulas, voy a hacerle el favor a un alumno especial de permitirle decir unas palabras.—Una vez dicho eso, mira hacia un costado y mi corazón da un brinco cuando lo veo.—Adelante, Christian Harrison.
El oír suspirar a la mitad de las chicas presentes aquí no me molesta en lo absoluto, me encuentro hipnotizada por el hermoso chico que estrecha la mano del director antes de tomar el megáfono.
Él pasa sus ojos por todos los alumnos presentes y dejo de respirar cuando ese mar azul tan bello se fija en mis ojos. No lo dudo, definitivamente está mirándome a mí.
—Erica Beckett.—Pronuncia mi nombre tan claro que todos se voltean a verme, esta vez mis mejillas se sonrojan, pero no por la atención, sino por la intensidad de la mirada del chico que acaba de llamarme.
No sé porqué, pero me abro paso entre los alumnos hasta estar en el camino medio que hay entre mi clase y la contraria, a unos metros frente a Christian.
Él le entrega el megáfono a la profesora Nelly, quien le entrega algo que no logro alcanzar a ver debido a que Christian lo lleva detrás de su espalda, luego comienza a caminar hacia mí, la vista de todos fija en él, como es de esperarse, sin embargo, su mirada está solo en mí.
Cuando está enfrente, causando el fuerte revoloteo de las mariposas en mi pobre estomago, Christian saca la mano de su espalda y me ofrece una de las más hermosas flores en el mundo: un girasol.
Él toma una de mis manos y me hace sostener la flor, pero sin quitar su mano del girasol, sus ojos haciendo que todas las personas a mi alrededor se esfumen.
Y entonces su voz se hace presente, colapsando mi corazón por completo.
—¿Irías al Festival de Invierno conmigo?—Pregunta, su voz escuchándose clara ante el increíble silencio que se forma.
Aprieto el tallo de la flor en mi mano, sintiendo al mismo tiempo la calidez del toque del chico frente a mí, las mariposas a punto de salirse.
—Sí.—Le contesto, mis labios formando una sonrisa.—¡Sí!
Y nuevamente los aplausos invaden, haciéndome volver a la tierra, los chillidos de mi mejor amiga destacando entre todo el ruido, pero ignoro eso cuando Christian me envuelve entre sus brazos y me besa.
—Calma, chicos, calma.—Oigo la voz de los profesores intentando tranquilizar a los alumnos mientras disfruto del beso de mi increíble novio.
Y su increíble invitación.
———
Nota de Autora: ¡Hola a todos y todas!, primero que nada, mil perdones por no haber actualizado el lunes, tuve mucho que hacer y escribir con estrés es horrible, pero como sea, mil disculpas.
Y segundo, ¡Felices Vacaciones!
Bueno, para quienes las tengan, lo que es mi caso. Aunque no fue nada fácil el último día, tuve muuucho que hacer y demasiadas videoconferencias de último minuto a las que asistir... ¡Malditos profesores!
Como sea, ¿qué les pareció el capítulo?, ¿cumple con sus expectativas?, ¿se quedaron fascinados/as también con la invitación de nuestro lindo Chris?
¡Los invito a decírmelo por comentarios!, a votar también, compartir y seguir apoyando. Además pueden seguirme para estar más al pendiente de la historia y sus actualizaciones.
Les mando un fuerte abrazo desde la distancia.
Los y las quiere, Cami. ♡
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