38. El novio
¡Que empiece el maratón de cinco días!
Capítulo treintaiocho.
¿Ya he dicho que era el mejor cumpleaños número dieciocho?
Bien, sí lo hice, pero quiero volverlo a hacer, porque las cosas siguen mejorando de una forma increíblemente exponencial. Ahora si podría decir que tengo buena suerte de cumpleaños, incluso gritarlo de lo feliz que estoy.
¿Por qué?
Porque Christian Harrison es mi novio.
Sí, no es un sueño, puedo asegurárselos porque ya intenté pellizcarme tres veces con la idea de que estuviera dormida y estuviera por despertar, pero seguí consciente y en el mismo lugar.
Además, el dolor leve en mi vientre es prueba suficiente de que nada de lo que sucedió esta noche fue parte de un sueño.
Termino de subirme las tiras de mi disfraz hasta que me siento completamente vestida nuevamente, pero mis manos no alcanzan a levantar el cierre en mi espalda.
Sigo intentando sin éxito mientras me veo en el espejo frente a mí y suelto un gruñido de frustración ante mi incapacidad.
Estoy a punto de dar media vuelta y salir del baño a pedir ayuda cuando mi salvación entra sin avisar, mirándome a través del espejo frente a nosotros y olvido cómo respirar al verlo con la camisa blanca abierta, dejando a la vista su abdomen.
¿En serio aún te pones así luego de lo que hicieron? Me recuerda mi subconsciente.
En mi defensa, nadie podría evitar no ponerse así al ver semejante ser divino.
—Llevas quince minutos vistiéndote, ¿necesitas ayuda?—Dice Christian, sacándome de mis pensamientos, y antes de que le pueda contestar, descansa su barbilla en mi hombro, haciéndome ladear la cabeza hacia un costado.—¿O prefieres estar aquí otro rato más?—Me susurra, enviando una corriente eléctrica a todo mi cuerpo.—En ese caso, créeme que no pienso protestar.
—Hey, acabamos de—No logro terminar la frase cuando Christian me voltea y estampa sus labios contra los míos.
Su boca se mueve contra la mía en perfecta sincronía, causando todos mis suspiros ahogados ante la sensación tan deliciosa y las cosquillas tan comunes en mi estómago.
Su lengua traza mis labios mientras Christian me aprieta contra su cuerpo, mis manos apoyándose en sus hombros anchos y luego tomándolo del cuello de su camisa para jalarlo más hacia mí, profundizando nuestro beso.
Cuando nos separamos, dejamos el silencio estar unos instantes mientras recuperamos el aire.
—No puedo subir el cierre de mi vestido.—Digo finalmente, viendo su pecho desnudo y respirando pesadamente.
—Excusas.—Me responde él y levanto mi vista hacia sus labios, viendo su preciosa sonrisa torcida.
—Es en serio.—Insisto.—Iba a llamarte para que me ayudaras, pero viniste solo.
—Y dejaste que te besara y me pusiera duro otra vez.—Susurra contra mi oído.—¿No pudiste rechazarme, eh?
Puedo sentir mis mejillas arder al oírlo.—Eso no es mi culpa.
—Lo es.—Dice separándose de mí y mirándome divertido.—Y me gusta.
—Como sea.—Le digo volteándome.—Ayúdame.—Exijo mirándolo a través del espejo.
—¿Con qué?—Pregunta inocente.
—Con esto.
—¿Qué es eso?
—Con el vestido.—Digo entre dientes, comenzando a impacientarme.
—Ah.—Me responde con simpleza.
Nos quedamos viendo unos segundos, él a mí con una sonrisa media y yo a él con el ceño fruncido mientras siento una vena palpitante en mi frente que parece estar a punto de explotar.
—¿Y bien?—Bufo denotando mi enojo.
—Te faltó el por favor.—Me responde encogiéndose de hombros.
—¡Oh, por favor!—Me quejo, alzando la voz.
—Eso es.—Dice Christian con una sonrisa abierta, dejando a la vista su perfecta dentadura.
Da un paso hacia mí y sube fácilmente el cierre de mi vestido mientras yo suelto un largo suspiro que por una parte es de alivio al sentir mi espalda cubierta, y por otra es de estrés.
—Ya está, gruñona.—Dice Christian y me volteo a verlo, quedando frente a él.
—No soy gruñona, pero es difícil ser amable cuando eres tan irritante.
—Y tú muy impaciente.
—Y tú realmente molesto.
—Gruñona.—Repite, esta vez mirándome enojado.
—Irritante.—Le digo cruzando los brazos y mirándolo igual que él a mí.
Nos quedamos viendo un momento, ambos en silencio, hasta que Christian suelta una carcajada incoherente en la situación en la que estamos.
—¿Qué es tan gracioso?—Digo seria, arqueando una ceja.
Él vuelve a acercarse a mí y yo retrocedo hasta que mi espalda choca con el lavabo. Christian estira sus brazos a los costados de mi cuerpo, apoyando sus manos en el mueble de cerámica.
—Yo y mis gustos.
—¿Qué quieres decir?—Le pregunto confundida.
—Hablo de que me estoy quejando de las personas gruñonas,—Me informa, su rostro a centímetros del mío.—Pero tengo una novia gruñona.
Oírlo llamarme así hizo que mi corazón dejara de latir.
Al instante dejo de fruncir el ceño y dejo de entrecerrar mis ojos en Christian, cambiando mi expresión a una totalmente asombrada.
De repente mi enojo se esfuma y las mariposas en mi estómago vuelan de forma tan potente que temo que puedan salirse de mi cuerpo.
Christian apoya su frente sobre la mía, sus ojos azules mirándome fijamente, esperando por mi respuesta.
—Jajaja.—Digo de forma automática en un intento de reírme, pero para nada suena como una natural.
—¿Qué fue eso?—Dice Christian, conteniendo la risa.
—Es que si es gracioso, ya sabes, lo de quejarte de personas gruñonas y que tengas una.... una...—Tartamudeo, perdiéndome en ese mar precioso frente a mí.—...una nov–novi...
—Novia.—Dice él, salvándome.
—Eso.
—¿Estás nerviosa?—Pregunta sonriente.
Claro que lo estoy, acabaste de decir que soy tu novia.
—No.—Digo y rápidamente quito uno de sus brazos, escapando de su acorralamiento.—Voy a volver a la fiesta antes de que mis amigos se pregunten dónde estoy.—Le aviso y salgo del baño.
Acomodo mi cabello, dirigiéndome hacia la puerta del cuarto de invitados para salir del mismo cuando oigo un silbido detrás mío que me hace girar.
Mis ojos encuentran a Christian de brazos cruzados, apoyado contra el marco de la puerta del pequeño baño y mis inquietos ojos le echan un vistazo rápido a su abdomen aún al descubierto.
—Olvidas tu listón.—Dice él, señalando con su cabeza la cama.
Toco mi cuello, sintiéndolo desnudo y luego a la cama, viéndolo ahí tirado. Voy a recogerlo y vuelvo a dirigirme hacia la puerta atándolo a mi cuello nuevamente.
Pero cuando estoy a punto de salir otro silbido me hace voltear.
—Y tu máscara.—Dice Christian, esta vez abotonando su camisa.
—¿No pudiste habérmelo dicho junto con lo del listón?—Me quejo, volviendo sobre mis pasos hacia la mesita de noche donde está mi máscara mientras Christian se coloca el saco de botones y bordados extraños.
Tomo mi máscara y me dirijo refunfuñando hacia la puerta nuevamente, pero por tercera vez escucho otro silbido que me hace perder los estribos.
Suelto un largo suspiro mientras me volteo,—¿Ahora qué me estoy olvidan–
Apenas giro, los labios de Christian chocan con los míos a la vez que me estampa contra la puerta, recargando mi cuerpo de sensaciones excitantes ante esa bruta acción.
Suelto un jadeo al dejarme llevar a la vez que envuelvo su cuello con mis brazos, disfrutando de su beso unos segundos más.
—Esto.—Dice él cuando nos separamos.
Muerdo mis labios ante su sonrisa torcida tan sexy y lo jalo del cuello de su saco para volver a besarlo, disfrutando un poco más de él antes de volver a la fiesta.
***
—¡Aquí estás!—La voz aguda de Madison se mezcla con la fuerte música que hay en el ambiente.
La veo acercarse a mí con su máscara sobre la cabeza, su cabello despeinado y sus mejillas rojas. Cuando me alcanza, me abraza fuertemente y el olor a alcohol golpea mi nariz, haciéndome arrugar la nariz.
—Eres muy mala, Erica. Me diste un susto enorme porque no te encontraba por ninguna parte, nena.—Bufa mi mejor amiga como si fuese una niña, haciendo puchero.
—¿Me voy un minuto y ya estás ebria?—Pregunto aguantando la respiración.
Aunque me tardé mucho más de un minuto.
—Tontita, no vuelvas a preocuparme.—Dice ella, ignorando por completo mi pregunta.—¿Dónde estabas?, ¿Qué hacías?, ¿Con quién—Madison para de hablar a la vez que Christian aparece a mi lado, mirándome a mi y a ella con confusión.
Mi mejor amiga se separa de mí y nos ve a Christian y a mí como si estuviera pensando mil cosas al mismo tiempo, su mirada examinándonos a ambos de pies a cabeza.
Le toma unos cuántos segundos llevar sus manos a su rostro y abrir la boca en forma de una 'O' gigantesca mientras suelta un grito ahogado.
—¡Al fin sucedió!—Grita Madison, pero no me preocupa que lo haga debido al fuerte sonido del lugar.
—¿Qué?—Preguntamos Christian y yo a la vez mientras vemos como Madison ríe abiertamente, sus ojos iluminados.
—Lo hicieron.—Afirma emocionada.
Siento la sangre calentarse en mis mejillas y estoy segura de que Christian debe estar sonriendo ante mi torpe reacción, pero no me atrevo a mirarlo.
—Shhh.—Callo a Madison, mirándola molesta.
—¡Lo hicieron!—Grita ella más fuerte y oigo la carcajada de Christian a mi lado.
Tapo la boca de mi mejor amiga antes de que vuelva a decirlo una tercera vez en un volumen más alto y ella me mira felizmente.
Ella ríe un poco más hasta que Mason se une a nosotros tambaleante.
—¡Erica!—Dice mi mejor amigo con la misma apariencia que Madison y el mismo olor a alcohol. Él me sonríe hasta que ve a Christian a mi lado y su ceño se frunce.—Tú.
Mason da pasos torpes hasta estar frente a Christian, pero este no retrocede ya que Mason no es intimidante a su lado gracias a sus centímetros menos y su inestable postura.
—¿Nos conocemos?—Pregunta Christian, congelando a Mason con la mirada.
—¿Te crees el rey del universo para pisotear a las chicas cuando–Hip–quieres?—Le dice molesto,—Pues déjame decirte una cosa, imitación barata de Grey–Hip.—Mason toca el pecho de Christian con su dedo, viéndose muy poco amenazante.—Con mi amiga no, eh, ella no es como las demás, no se merece que la trates así y no permitiré que la uses como tu diversión de una noche.
—Mason.—Intento llamar su atención, completamente avergonzada mientras Madison alucina en silencio ante la ridícula escena que hace mi mejor amigo.
—Ahora no, Erica.—Me responde sin dejar de ver a Christian.—Tengo que poner en su lugar a este idiota que tanto te gusta.
—¿A quién llamas idiota?—La diversión en la cara de Christian se desvanece y da otro paso hacia Mason.
Están tan cerca uno del otro que me da miedo que apenas se toquen puedan comenzar una pelea en medio de toda esta gente.
Y eso hubiese pasado si no fuera porque Madison estalla en risas, señalando a mi mejor amigo y a mi nuevo novio, llamando la atención de ambos.
—¡Mira Erica, parece que están por besarse!—Dice a mitad de sus carcajadas, apoyándose en mi hombro.
Su comentario no me hace gracia en lo absoluto, pero para mi sorpresa y la de Christian, Mason se ríe con ella, dando unos pasos hacia atrás.
Christian y yo intercambiamos una mirada, junto mis cejas y lo veo mientras que articulo un lo siento que se pierde en medio del escándalo.
—Lo sien–to a–amigo...—Intenta hablarle Mason a Christian, sosteniéndose de sus rodillas.—...pero no eres mi tipo.—Dice sin parar de reír.—No me malentiendas, eres muy guapo.
—¡Mason, eso suena muy gay!—Estalla Madison, sosteniendo su estómago.
—¡Shhhh!—Mason le exige silencio, camina hasta ella y la separa de mí, sosteniéndola de la cintura.—Tu sabes mejor que nadie, en una escala del uno al diez, lo heterosexual que soy.
—Deberías recordármelo.—Le dice ella, mordiéndose el labio inferior.
—Que así sea.—Le afirma él.
Ambos nos miran a mi y a Christian luego de mirarse entre ellos con un sentimiento que puedo reconocer muy bien: deseo.
—Nos vemos en un rato.—Dicen ellos al mismo tiempo y desaparecen entre el gentío, dejándonos a Christian y a mí en completo shock.
Y me quedo unos instantes congelada, recreando el momento tan vergonzoso que acababa de pasar gracias a mis mejores amigos ebrios.
Ahora comprendo el dicho: ¿Para qué quiero enemigos si tengo a mis amigos?
Me volteo con dificultad hacia el chico que me gusta, mirándolo con suma vergüenza, sintiendo todo mi rostro caliente.
—Lamento mucho eso.—Me disculpo.
—¿Son tus amigos?—Me pregunta, volviendo su vista hacia mí.
—Sí.—Afirmo apenada.—Ellos no suelen ser así, el alcohol los vuelve tontos, pero cuando están sobrios créeme que son muy agradables, prometo que te caerán de maravilla.
Christian se acerca a mí y ahueca mi mejilla con su mano, acariciandome con su pulgar.
Cierro unos segundos los ojos ante su cálido contacto y vuelvo a abrirlos, sintiendo aún más calor por su mirada enternecida.
—Eso espero, porque de ahora en adelante voy a verlos seguido.—Dice sonriente.
—¿Eh?
—Ya sabes por qué.
Si lo sé, pero sigo haciéndome la tonta.
—Mmhm, nop, ¿por qué vas a verlos más seguido?—Pregunto inocente.
—Porque debo pasar tiempo con los amigos de mi novia.—Responde él.
—Lo siento, hay mucho ruido, ¿por qué dices?
Christian sonríe y en un abrir y cerrar de ojos me toma de la cintura, jalándome hacia él. En ese instante, la música cambia a una lenta, como si el destino quisiera hacer este momento más perfecto.
—Porque eres mi novia.—Susurra él, pero puedo oírlo por lo cerca que está su rostro del mío.—Y debo llevarme bien con los amigos de mi novia.
—Muy cierto.—Le respondo victoriosa.
Como si pensaramos igual, Christian y yo comenzamos a bailar junto con todas las demás parejas que se formaron al inicio de la canción.
Thinking out loud de Ed Sheeran suena fuertemente, logrando que todo el mundo esté tan cerca con sus parejas de baile, el ambiente volviéndose tan romántico de repente.
Christian y yo damos pasos coordinados pero sin dejar de vernos el uno al otro, como si no pudiéramos desviar la mirada, y eso me hace sentir en las nubes.
And darling I will be loving you 'til we're 70
And baby my heart could still fall as hard at 23
Comienzo a tararear la canción mientras sigo los pasos del chico frente a mí, sintiéndome tan feliz.
And I'm thinking 'bout how people fall in love in mysterious ways
Maybe just the touch of a hand
Oh me I fall in love with you every single day
Christian me hace girar lentamente dos veces seguidas y cuando termino de hacerlo, la canción se vuelve más alta.
So honey now
Take me into your loving arms
Vuelvo a estar frente a él, con mi mano en su hombro y la otra entrelazada con la suya, sintiendo cada palabra de esa frase de la canción.
Kiss me under the light of a thousand stars
Place your head on my beating heart
I'm thinking out loud
Maybe we found love right where we are
Juraría ante cualquier cosa que este es el momento más feliz de mi vida hasta ahora, mi corazón latiendo rápidamente, mi cuerpo recargado de sentimientos tan hermosos.
Y creía que no podía mejorar, Christian toma mi rostro entre sus manos, mirándome de esa forma que ya he visto antes: honestidad.
—Te quiero.—Me dice en un susurro.
—Yo también te quiero.—Le respondo, y Christian se inclina hacia mi para besarme, pero antes de que lo hiciera, agrego:—Novio.
Y me besa con la mayor pasión que he sentido jamás en un beso suyo.
Al menos hasta ahora.
———
Nota de autora: Maratón Día 1. ¡Perdón por actualizar a esta hora!, tuve que hacer ciertas cosas aparte de escribir y nada, tardé, pero no los pienso decepcionar con este maratón, no voy a retrasarme, no lo prometo, pero me voy a esmerar por no hacerlo.
¿Qué les pareció?, yo estoy demasiado enamorada de Christian a esta altura, no sé ustedes ♡
¡Nos leemos mañana!
Los y las quiere, Cami. <3
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top