34. El cumpleaños

Para ItalaRodriguez1 que está pasando por cositas difíciles ahora mismo.
Ojalá dedicarte este capítulo te saque una sonrisita aunque sea. <3

Capítulo treintaicuatro.

Mis ojos comienzan a arder, incluso teniéndolos cerrados. Me toma unos cuántos segundos darme cuenta de que estoy acostada en mi cama y la cosa que hacen que me duelan los ojos son los rayos del sol que irrumpen en mi cuarto a través de mi ventana y maldigo las cortinas blancas que cuelgan de esta ya que no sirven en su trabajo de cubrir el sol.

Aún sin abrir mis ojos, suelto un gruñido y tomo el doblado de mis mantas para estirarlas hasta mi cabeza mientras que me volteo, dándole la espalda a la luz como toda una vampiro.

Me dispongo a dormir otra vez cuando subconsciente me da un fuerte golpe en mitad de la psiquis, recordandome qué día especial es hoy.

Es mi cumpleaños.

Debería emocionarme, pero así como fui consciente del día de hoy, también recordé todos los horribles días anteriores, y con ellos, los feos sentimientos que aún mantengo.

Aún recuerdo perfectamente la cara del chico innombrable.

Su hermosa, perfecta y dolorosa cara hace que mi corazón se arrugue nuevamente y cualquier felicidad que antes podría haber sentido por mi cumpleaños número dieciocho se evapora al recordar en que estos últimos días he intentado distraerme para no pensar en él ni en el hecho de todo lo que todavía me hace sentir incluso pensando en su nombre.

Es por eso que ahora es el innombrable, porque su precioso nombre causa en mí sentimientos que me dan incluso más miedo que Voldemort.

—Feliz cumpleaños a mí.—Susurro sin ánimos, preparándome para dormir y evitar pensar en lo que aún me hace mal.

Sin embargo, cuando creo que estoy a punto de conciliar el sueño bien cobijada abajo de mis cálidas sábanas la puerta de mi cuarto se abre abruptamente.

—¡Feliz cumpleaños!—Gritan varias voces a la vez, haciéndome saltar de la cama hasta caer en el suelo, con las varias mantas que me cubrían enredándose en mis piernas.

—¡Oh Erica!—Dice una de las voces que logro reconocer como mi madre.

—¡E2!—Dice otra que reconozco como Emma.

—¿Fue muy sorpresivo?—Pregunta un tercero, resultando ser mi padre.

Mi mamá y hermana mayor, quienes se agacharon a mis costados para ayudarme a sentarme, fulminan con la mirada a mi padre, quien permanece en el umbral de la puerta de mi cuarto mirándome unos segundos más antes de abrir los ojos exageradamente.

—¡Oh si, lo siento!—Exclama preocupado, acercándose a mí.

—Descuiden.—Los perdono levantandome cuidadosamente y frotando mis partes traseras, las cuales quedaron heridas.—Voy a sobrevivir.—Les sonrío a los tres y ellos cambian sus expresiones preocupadas por unas aliviadas,—Gracias por recordarlo.

—Yo soy su recordatorio.—Aclara Emma mirándolos mal.

—¿Cómo no voy a saber qué día parí a mi hija menor?—Pregunta mamá, mirándonos mal a mí y a mi hermana. Emma arquea una ceja irónica pero mamá permanece firme.

—Querida, no lo recordarías si no fuese porque lo teníamos en el calendario desde el año pasado.—Informa mi padre, delantandose él y a mamá.

—¡Edgar!—Bufa mi madre, dándole un golpe en el hombro.

—Y porque vine desde Italia para que no lo olvidaran.—Balbucea Emma.

—¡Bueno, ya!—Dice mi madre derrotada.

—Tranquilos, no importa cómo lo hicieron, están aquí y eso es lo importante.—Les digo sincera.

Era la verdad después de todo. Como he dicho antes, su presencia es muy escasa en mi vida, incluyendo la de Emma, pero a ella no puedo exigirle nada puesto que vive en el extranjero, sin embargo mis padres están ausentes por sus trabajos. Es por eso que, el hecho de tenerlos conmigo en mi cumpleaños, aunque sea al despertar, me hace saber lo mucho que me aman, estando juntos mucho tiempo o no.

—Dejemos los defectos familiares de lado por hoy y enfoquémonos en lo importante,—Habla mi hermana mayor, pasando un brazo por mis hombros para abrazarme,—¡Que es esta pequeña adulta!—Dice emocionada mientras revuelve mi ya enmarañado cabello.

—Ten, hija.—Mi padre da un paso hacia mí con mi madre aferrada a su brazo, ambos me ven dulcemente mientras papá me entrega un sobre blanco.—Feliz cumpleaños, cariño.—Añaden ambos a la vez.

—Gracias, pero no tenían que regalarme nada.—Les sonrío a la vez que reviso el sobre, el cual está bastante lleno y se siente apretado.—¿Qué es?

—Lo que toda adolescente quiere a tu edad.—Explica mi madre.

—Ábrelo y verás.—Dice mi padre.

Frunzo el ceño, viendo el sobre lleno y comienzo a abrirlo lentamente. Apenas despego la punta, este se extiende, volviéndose más abierto y en su interior yacen muchos dólares.

—Pero qué...—Digo impresionada, viendo la cantidad de dinero que hay en mis manos.

—¡Son cincuenta mil dólares!—Chilla mi madre emocionada.

—¡¿Qué?!—La sorpresa en mí es tan grande que el sobre se me cae y los billetes verdes bañan el piso.—¡Oh dios, lo siento!—Digo alterada y me agacho para recogerlos rápidamente.

—Erica, tranquilízate.—Dice mi padre, poniéndose a mi altura y ayudándome a recoger el dinero.

—S–sí, lo siento, es que jamás había visto tantos dólares juntos en mi vida. P-papá no... no puedo aceptarlo, es demasiado.—Aviso terminando de recoger el último billete y ambos nos levantamos.

—No seas tonta, hija.—Dice él sonriente y me da el dinero que recogió,—Es para ti. Es una ayudita para que comiences con tu vida adulta cuando quieras.—Lo miro confundida y él ahueca mi mejilla,—No lo uses ahora. Guárdalo para cuando termines la secundaria y quieras vivir sola o cosas que decidas hacer por tu cuenta. Este es nuestro regalo de bienvenida para tu adultez, Erica.

—Pero papá...

—También hicimos esto con Emma cuando cumplió tu edad.—Me informa mi madre.—Ella decidió irse a estudiar a Italia, tú puedes hacer lo que desees una vez terminados tus estudios.

—Eso es cierto.—Afirma Emma.

—Creí que querrían que fuera modelo en su agencia.—Les digo juntando las cejas.

—Y lo queremos.—Habla papá,—Pero importa lo que tú quieras hacer más que lo que nosotros queramos que tú hagas, como sea, te apoyaremos en todo.

—Betty nos dijo que eres muy buena transformando la ropa.—Mi madre me sonríe,—Apuesto a que serás una buena diseñadora de modas.

—No sé qué decir.—Las lágrimas se agolpan en mis ojos tras las palabras de mis padres. Dejo el sobre en mi cama y me vuelvo hacia ellos para abrazarlos fuertemente.—Gracias.

—No hay de qué.—Dicen ellos al mismo tiempo, correspondiendo con amor mi abrazo.

—¡No me dejen fuera de esto!—Bufa Emma enojada y se une al abrazo, soltando un suspiro de alivio.—Mucho mejor.

Nos quedamos así unos instantes más hasta que nos damos cuenta de que permanecer así todo el día no es sano, incluso si se sintiera tan bien. Sin embargo, la que interrumpe el abrazo es la voz de Betty proveniente de la puerta de mi cuarto. Mamá la hace pasar una vez que nos separamos y Betty se hace presente con su traje blanco y negro, el cual le queda muy adorable, y cabello de un color mezclado de castaño y pelirrojo.

—Señores Beckett.—Empieza ella bajando la cabeza por respeto a mis padres y luego nos ve a Emma y a mí,—Buen día señorita Emma. Y señorita Erica, feliz cumpleaños.

—Gracias Bet.—Le digo amablemente con una sonrisa que ella me devuelve antes de volver la vista hacia mis padres.

—Señores, el almuerzo está servido.

—¿El almuerzo?—Pregunto sorprendida y Emma me da un suave codazo para llamar mi atención, ella me ve diciendo 'Estuviste durmiendo toda la mañana' como respuesta.

—Ya bajamos.—Le avisa mamá y Betty asiente para luego irse.

—Bueno, ya que te dejamos dormir hasta tarde y te perdiste del desayuno, espero que bajes cuanto antes para un almuerzo de cumpleaños—Dice mi padre.

—Claro que sí, ya bajo. Y perdón por dormir tanto.—Me disculpo avergonzada mientras mis padres me dan una última sonrisa antes de irse.

—¿Y bien?—Pregunta Emma, sentándose en mi cama y revisando el sobre lleno de dinero.—¿Qué piensas hacer con esto?

—No lo sé aún.—Suelto un suspiro, revisando mi armario.

—Vamos, E2, recuerda que Betty nos dijo lo buena que eres transformando la ropa y estoy de acuerdo con ella, he visto varios de tus trabajos, incluyendo tu ropa del instituto.

—Al uniforme no le hice ningún cambio especial, solo achiqué la falda.—Bufo tirando unas prendas de ropa en mi cama y sentándome al lado de mi hermana.

—Casi parece nueva.—Dice Emma dejando el sobre a un lado y levantándose de mi cama.

—Exageras.

—No, claro que no, tienes talento.—Insiste ella, dándome un beso corto en la frente y luego se dirige hacia la puerta.—Baja rápido o se enfriará.

—Emma, espera.—La detengo justo antes de desaparecer por la puerta y ella se voltea hacia mí,—Hay algo que quiero saber.—Digo avergonzada, recordando la sorpresa que ella quería hacer para mis padres.—¿Elliot está ahí abajo?—Pregunto, sintiéndome incómoda.

—Mhm, no.

—Eh.—Digo sorprendida,—¿Por qué?

La mirada de Emma cae al piso y su sonrisa se vuelve triste. Ella suelta un suspiro y apoya su cabeza en el borde de la puerta.

—Ocurrió algo grave con su madre y tiene que estar con ella.

—¿Qué qué?—Pregunto a la vez que mis ojos se abren como platos.

—¿No lo sabías?—Emma me ve con el ceño fruncido,—¿Christian no te lo dijo?

Una estaca parece clavarse en mi corazón al oír el nombre prohibido. Sin embargo, decido reprimirme de no maldecir a mi hermana ya que ella no tiene la culpa, yo no le he contado nada sobre lo sucedido entre Christian y yo. No quiero tener que detenerla de matarlo, ya suficiente tuve con Mason estos últimos días.

—No, no hemos hablado mucho últimamente.—Digo, intentando no llorar.

—¿Pasó algo entre ustedes?—Insiste mi hermana, agrandando la herida en mi pecho.

—No, nada.—Sonrío forzadamente,—¿Qué sucedió con la madre de los Harrison?

—Tuvo un accidente terrible en el hosp—Ella se detiene abruptamente y luego me ve inquieta,—Tú sabes sobre...

—¿Todo lo ocurrido con los padres de los Harrison?, sí. Desde el divorcio hasta... bueno, hasta la estadía de la madre en el hospital.

Emma parece más aliviada sobre mis conocimientos, así que decide seguir.—Según parece, su presión arterial estaba muy alta.

—¿Y eso qué significa?—Pregunto preocupada.

—No recuerdo muy bien su diagnóstico, pero eso puede desatar consecuencias muy graves para ella.—Dice con tristeza.—Y pensar que todo lo que le ocurrió fue a causa de un mal final para su relación. Es muy triste, ¿no crees?

Oigo su pregunta, pero la ignoro. Sus palabras antes de la misma desatan mil pensamientos dentro de mi cabeza, y con ellos la última conversación que tuve con Christian.

No creo en eso, mucho menos en los finales felices.

—Hey.—La voz de Emma me interrumpe.—Tierra a Erica.—Dice divertida moviendo su mano frente a mí.

—¿Cuándo pasó eso?—Susurro, aún teniendo cientos de pensamientos encima.

—¿Qué?

—Emma.—Me reincorporo, mirándola con seriedad,—¿Cuándo pasó lo de la madre de Christian?

—Hum, no recuerdo muy bien.—Responde confundida, mirando al techo con su mano en la barbilla hasta que parece recordarlo,—Fue la semana pasada.

La suelto al oírla y olas de teorías me invaden.

—¿Te sientes bien?—Pregunta mi hermana, mirándome preocupada.

—Sí.—Vuelvo en sí,—Solo espero que los Harrison se recuperen, si la madre está pasando por un momento así, de seguro que sus hijos tampoco la están pasando mejor que ella.

—Estoy de acuerdo.—Emma baja la cabeza y nos quedamos en silencio unos segundos. Luego se levanta y me regala una sonrisa,—Pero dejemos de pensar en eso en tu cumpleaños. Voy abajo, apurate que pasaremos todo el día juntos, los cuatro.—Dice emocionada, dirigiéndose hacia la puerta.

—Los cinco.—Le aclaro.—No olvides a Betty.

—Tienes razón.—Su sonrisa se ensancha,—Apúrate, E2. Que el día pasa rápido.

Ella salió de mi cuarto y luego de cambiarme y enviar un mensaje en mi celular rápidamente, bajé también yo.

—¡Feliz cumpleaños!—Gritaron Emma, papá, mamá y Betty cuando aparecí en la cocina a la vez que me recibieron con la mesa isla repleta de comidas deliciosas y un gran pastel en medio.

—Ya lo habían dicho.—Negué sonriente.

—Buh, qué importa.—Emma sonríe emocionada,—¡Demos por comienzo el día de la familia Beckett!

Mamá, papá, Betty y yo decimos al mismo tiempo,—¡Si!

Y durante toda la tarde, estuvimos comiendo las deliciosas comidas y devorándonos como pudimos el pastel.

Pasamos todo el día en familia.

Sin embargo, esa era apenas la mitad de lo que sería mi cumpleaños.

***

Luego de tanto tiempo familiar, las horas pasaron y ya es de noche. Papá y mamá volvieron a sus trabajos, no porque se vieran obligados, sino porque el día familiar había terminado.

Y la segunda fase de mi cumpleaños número diesciocho comenzaba.

—¿Erica?—Pregunta mi hermana luego de tocar la puerta desde fuera de mi habitación.—¿Ya estás vestida?

Arqueo una ceja confundida mientras me veo frente al espejo.—¿Sí?—Respondo tras su extraña pregunta.—Pasa si quieres.—Añado, pensando en que es su nueva forma de querer entrar, aunque Emma siempre fue de esas hermanas que invaden el espacio personal sin siquiera preguntar.

Un breve silencio se hace presente y observo como mi reflejo en el espejo frunce el ceño a causa de eso. Estoy a punto de voltearme y abrir la puerta yo misma cuando esta se abre de un portazo.

—¡Feliz cumpleaños!—Gritan Madison y Mason a la vez, apareciendo en el umbral y detrás de ellos mi hermana. Me volteo tan rápido que mi largo vestido se enreda en mis piernas y caigo al suelo.

Sí, por segunda vez en el día de mi cumpleaños.

—¡E2!—Dice Emma, pasando por en medio de mis mejores amigos e inclinarse frente a mí, ayudándome a sentarme.

—¡Oh Dios, Erica!—Madison también se agacha frente a mí preocupada.

—¿Fue muy sorpresivo?—Pregunta Mason desde el lugar donde apareció y Madison y Emma lo fulminan con la mirada mientras él las mira confuso,—¿Y ahora qué hice?

Me levanto con la ayuda de mi mejor amiga y mi hermana mayor, acomodando mi vestido y Mason se acerca una vez que ambas mujeres dejan de asesinarlo con la mirada.

—Perdón por haberte asustado.—Se disculpa Madison, dándole palmadas a mi ropa para asegurarse de que esté limpia.

—Fue mi culpa, yo los dejé entrar sabiendo que algo así pasaría.—Insiste mi hermana apenada.

—No, chicas, ninguna tiene la culpa.—Mason se para frente a mí y me pone una mano en el hombro, mirándome con el entrecejo arrugado.—Fue culpa de tu vestido.

—¡Mason!—Le gritan Emma y Madison a la vez.

—Tienes razón.—Le respondo soltando una carcajada mientras le echo un vistazo a mis ropas victorianas,—Pero fue tú culpa que lo esté usando ya que tú sugeriste la idea, señor Francés.—Bromeo, viendo su traje elegante y antiguo.

—Primero y principal, creí que sería divertido disfrazarnos en tu cumpleaños, y la idea te gustó a ti y a ellas.—Apunta a Madison y Emma, quienes fueron frente al espejo luego de gritarle a Mason.

Mason tenía razón. Él había propuesto hace días la idea de disfrazarnos para mi cumpleaños número diesciocho y todos aceptaron, incluyéndome. Luego de estar discutiendo qué clase de disfraces llevaríamos, porque no queríamos que las personas tuvieran ropas tan distintas, por ejemplo alguien podría ir de superman mientras que otro iría de la sirenita, decidimos que sería una fiesta con temática victoriana.

Y hemos aquí.

Mason con sus pantalones negros, su camisa blanca, su chaleco negro y un saco del mismo color encima. el cual tiene bordados extraños y muchos bohones.Lo único que le faltaba era el sombrero, y cualquiera podría pensar que es un guapo adolescente que vino del pasado.

Yo, por mi parte, llevo un vestido negro sin mangas no muy grande, con escote descente y tirantes gruesos algo arrugados. En el cuello opté por usar un listón del mismo color, solo para adornar un poco más mi disfraz.

—Segundo, soy el señor Bingley.—Continua Mason.

—¿El de Orgullo y Prejuicio?

—Y zombies.—Agrega él,—La película original es muy melosa.—Finaliza. Levanto y bajo mis cejas en un baile, mirándolo con una sonrisa.—¿Qué?

—Me pregunto quién será tu señorita Bennett.—Digo divertida y señalo con la cabeza a Madison, quien lleva puesto un enorme vestido dorado, de esos que usaban las princesas, con bordados blancos muy bonitos y moños al frente. Se ciñe a sus pechos, su cintura y de esta hacia abajo se abre demasiado.

—Wow, la chica que acaba de tropezarse con su propio vestido se burla de mí. Ahora sí que soy un perdedor.—Sonríe y yo lo golpeo. Luego él se queda serio y a los segundos hace una absurda reverencia.—Señorita Erica, se ve muy bonita esta noche.

Hago la misma expresión seria que él y me agacho, tomando los extremos de mi vestido,—Gracias señor, usted también se ve muy guapo.

Y ambos nos echamos a reír unos segundos antes de que Emma y Madison se acerquen a nosotros.

—Es hora.—Anuncia Madison con una sonrisa emocionada y me muestra su reloj de pulsera, donde marcan las 10 de la noche.

—¿Segura que no quieres ir?—Le pregunto esperanzada a Emma.

Ella toma mis manos y me mira dulcemente,—Segura. Mamá, papá y yo te tuvimos todo el día, es hora de que tengas una fiesta solo para ti y tus amigos, sin aburridos parientes de por medio.

—No eres aburrida.—Bufo, haciendo puchero y Emma ahueca mi mejilla con su mano, su dedo pulgar acariciandome con suavidad.

—Diviértete, ¿sí?—Me da un beso corto en la frente y nos acompaña a mí y a mis mejores amigos hasta la puerta.

Emma se despide de todos nosotros antes de entrar al auto de Mason, el cual está estacionado frente a mi casa. Madison va en el asiento de atrás, no porque las cosas fuesen raras con Mason, sino porque su inmenso vestido dificultaría la forma de conducir de mi mejor amigo. Yo tomo el lugar a su lado y una vez abrochados los cinturones, comenzamos nuestro viaje bajo el cielo nocturno mientras entre los tres halagamos nuestros disfraces y nos burlamos al mismo tiempo.

Luego de un rato, Mason para frente a la casa de Madison.

—Llegamos a nuestro destino.—Dice antes de mirarnos a mi a Madison con fatiga,—Ahora las ayudo a bajar, damiselas con vestidos exageradamente enormes.—Le echa un vistazo con ojos entrecerrados a Madison,—Sobre todo tú.

—Cállate y ayúdame, Darcy.—Responde ella.

—¡Que soy Bingley!—Bufa Mason y sale del auto para dar toda la vuelta.

Aprovechando los segundos de soledad entre mi mejor amiga y yo, me volteo levemente hacia ella y la miro insegura.

—¿Hiciste lo que te pedí por mensaje esta tarde?—Pregunto nerviosa.

Madison asiente,—Aunque aún no me explicas el porqué.

—Te lo contaré más adelante.

—Más te vale que así sea.—Me amenaza, pero es difícil tomarla en serio con su cabello rubio recogido en un peinado tan alto. Ambas vemos a Mason llegar a nuestras puertas y antes abrirlas Madison vuelve a hablar,—¿Lista para esto?

Con el corazón en la boca, suelto un largo suspiro.

—Estoy lista.

———

Nota de autora: ¡En serio que mil perdones por tardar un día!, es que tuve un bloqueo y me sentí mal y muchas cosas juntas más😭 Pero nada, prometo que para el viernes que viene van a tener su capitulo correspondiente, ¿ok?

¿Qué les pareció?, ya se que fue medio confuso porque habían muchas indirectas etc, pero se habló un poco más sobre el problema de Christian y Erica pensó algo muy loco que no se narró pero creo que fue muy obvio lo siguiente: ¿La decisión de Christian tuvo que ver con lo que le pasó a la mamá? ¡Chan chan chaaan!

Espero sus teorías en los comentarios. <3

Los quiere, Cami.

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