26. El castigo
¡Hola!, te recuerdo que si la historia te va gustando, me acompañes con tu voto, sería bueno para mí ver crecer este libro no solo en visitas, sino también con estrellitas.
Gracias por leer y ya sabes, ¡a votar! ♡
Ya ya, los dejo en paz. ;)
Capítulo veintiséis.
Finalmente, el salón de clases está en silencio.
Los alumnos ya salieron, como siempre a la velocidad de la luz y yo me quedé con el hombre que impuso mi castigo esta mañana.
—Se quedará aquí a reflexionar sobre sus acciones. Tal vez así aprenda lo que significa la responsabilidad escolar, tanto para sus deberes como su presencia a tiempo.—Explica el profesor Connor, ajustando sus lentes.—Voy a buscar unos trabajos de la sala de maestros para revisarlos,—Dice con el rostro iluminado, echando vistazos a la puerta,—Tal vez tarde un poco, quédese aquí y piense en lo que hizo. Vuelvo en un momento.
Me dio una última mirada antes de salir corriendo de la sala de clases, dejándome sola. Sonrío levemente pensando en que de seguro fue a buscar a la profesora Nelly, esa mujer algo mayor que enseña historia en la clase contraria a la nuestra.
La clase de Christian.
Christian...
Suelto un jadeo frustrada antes de esconder el rostro entre mis brazos sobre el pupitre. Me decidí a no hablarle el resto del día, no quería buscarlo. Y sí, estoy en mi derecho de no hacerlo, pero gracias a eso no podré avisarle de mi castigo a él ni a mis padres, aunque esto último no era una opción a fin de cuentas. Sin embargo, tampoco me quedará opción después de estar dos horas después de clases en el Instituto.
Alzo la cabeza nuevamente, pensando en Christian como mi salvación pero rechazo toda esperanza de aquella idea al recordar sus palabras.
Debes esperar una hora luego de clases para que vayamos juntos. A menos que quieras ir sola, en todo caso no me esperes.
Cuando no aparezca, él ni siquiera se molestará en buscarme. Creerá que no quise ir con él y se dirigirá a la agencia pensando que voy por mi propia cuenta.
Mejor aún si cree que no quiero ir con él.
Pero no es bueno llegar tarde a la agencia porque, bueno, mis padres...
Sí, claro, mis padres son lo único que me importa. Dicta mi subconsciente y yo vuelvo a caer sobre mi pupitre con los brazos a los costados de mi cabeza.
Cierro mis ojos y procuro dormir ya que tengo claro que el profesor Connor va a tardar toda la primera hora en volver, aprovechando que la señorita Nelly se queda una hora más para corregir exámenes o hacer lo que sea que los profesores responsables hacen. Aunque empiezo a creer que la razón por la que se queda una hora es para ver al profesor Connor, quien de seguro está aprovechando mi castigo a gusto.
—Los profesores se divierten después de clase también.—Susurro para mi mientras suelto una risita.
Me acurruco sobre la fría mesa, esperando conciliar el sueño. Se me dificulta muchísimo puesto que estoy en una posición poco saludable para mi cuerpo pero un rato después siento que por fin lo consigo.
Lamentablemente, la oportunidad se me escapa.
No sé cuánto tiempo habré intentado dormir, pero el ruido de la puerta abriéndose me alerta de la llegada del profesor. Me incorporo al instante, aún con los ojos cerrados pero intento despabilarme lo mejor que puedo. Suelto un bostezo y me maldigo mentalmente por lo poco disimulada que estoy siento.
—¡Lo siento, profesor Connor!—Alzo la voz intentando sonar despierta,—Le juro que no fue mi intención, es que este día fue estresante y anoche dormí poco. Me apoyé en el pupitre y minutos después el sueño me venció.—Digo rápidamente mientras me volteo a ver la puerta,—En mi defensa, usted tardó...—Me quedo paralizada cuando veo a quién le hablo,—mucho.—Consigo terminar.
Christian está parado en el umbral de la puerta, vestido con el uniforme de basquetbolista que le queda tan bien. Su cabello levemente mojado por lo que parece ser sudor se pega a los costados de su cara y sus ojos azules se ven más intensos de lo normal, dejándome sin aliento. Él ladea su cabeza antes de enarcar una ceja.
—¿Durmiendo en un castigo, eh?
No le respondo, siento a mi corazón desembocado al ver lo sexy que está con su vestimenta. Sus fuertes brazos al descubierto, su cabello despeinado y mojado se ve más oscuro que cuando está seco y sus mejillas están un poco rojas. A pesar de su postura tranquila, su respiración parece agitada.
—¿Qué haces aquí?—Vuelve a hablar,—No pensé que fueras de las que recibían castigos.
Trago grueso, aún sin hablar. Por alguna razón me siento nerviosa al verlo ahí, tan majestuoso. Mis deseos y sentimientos por él no se han ido. Incluso estando enojada, no puedo evitar derretirme por lo bueno que está.
—¿No piensas responder?—Christian arruga sus cejas y comienza a caminar hacia mí. Instintivamente me levanto de mi asiento y retrocedo mientras él avanza,—¿Intentas escapar de mí, Erica?
—¿Qué haces aquí?—Logro decir mientras doy pasos hacia atrás.
—Vine a ver si lo que me dijeron era verdad.
—¿Eh?—Mi espalda choca con el borde de la pared donde yace la ventana y echo un vistazo detrás de mí antes de volverme hacia Chris,—¿A qué te refieres?, ¿Qué te dijeron?
—Esto.—Me señala con la cabeza levemente sin detener sus pasos,—Que terminaste con un castigo de dos horas después de clases.—Le doy una mirada confusa que él entiende perfectamente,—Fue tu amiga Madison.
Arrugo el entrecejo por instinto pero realmente no estoy enojada del todo ya que ahora Christian sabe de mi castigo. Por otra parte, no me agrada la idea de estar sola con él, claramente esto es algo incómodo y tenso.
—¿Y dónde está ella?—Digo, pensando en que podría haber venido con Christian en lugar de enviarlo solo.
Él da unos últimos pasos antes de que yo levante la mano delante suyo para detenerlo.
—Se fue a la agencia con un amigo suyo y mi hermana.
—¿Con tu hermana?—Solté en sorpresa. Supuse que ese 'amigo' era Mason llevándola en su auto ya que claro, Madison también sería una modelo de aquel lugar. Pero irían con Audrey.—Oh dios...
—¿Qué?—Pregunta Christian, escuchando mi susurro.
—Nada.—Finalicé con la mirada baja, aún pensando en lo incómodo que sería estar en aquel auto blanco de dos puertas de mi mejor amigo.
Es entonces cuando recuerdo que yo misma sufro con un momento incómodo propio. Tengo frente a mí al chico que deseo pero que rompió mi corazón repetidas veces. Alzo la vista lentamente y me detengo en su pecho, tragando saliva nerviosa.
—Ya me viste.—Logro articular,—Ahora puedes irte y avisar que llegaré una hora o más tarde del horario acordado.
Christian no dice nada. Siento su mirada fija en mí y no soy capaz de mirarlo a los ojos. Él da un paso hacia delante y aguanto la respiración cuando mi mano en el aire toca su pecho tras su acercamiento. Eso me hace sobresaltar un poco y puedo jurar que él disfruta de eso.
—Puedes hablarme desde ahí.—Digo, recordando mis palabras en nuestra última conversación,—No hay necesidad de–
—Vine a sacarte de aquí.—Me interrumpe,—El entrenador acortó la práctica por ser la primera vez, tuvo piedad, se podría decir ya que el entrenamiento fue muy duro.—Explica pero apenas puedo prestar atención al tener mi mano en su pecho, sintiendo lo definido que está.
Inconscientemente me muerdo el labio inferior y aguanto la respiración. Decido bajar mi mano porque dudo seguir aguantando mis deseos y me aclaro la garganta.
—¿Y por qué crees que quiero ir contigo?—Me cruzo de brazos y alzo la vista hasta su rostro, manteniendome firme por fuera.
Porque por dentro estoy muriendo.
—¿Piensas que lo sé?—Forma una sonrisa y me habría desmayado ahí mismo si no fuera porque noto molestia en sus palabras,—No sé lo que quieres, Erica. No lo sé.
—¿De qué hablas?—Lo miro confundida.
Christian da dos pasos más hacia mí y sin pensárselo dos veces me toma por la cintura. Al instante pongo mis manos en su duro pecho y hago un esfuerzo por apartarlo pero es inútil ya que él es el doble de alto y fuerte que yo.
—¿Qué diablos te pasa?—Alzo la voz enojada. Esta situación no es algo que me guste, no luego de verlo besarse con Chloe. Vuelvo a empujarlo sin éxito y Christian solo se queda viéndome en silencio.—¿Qué ganas haciendo esto?, ¿Por qué sigues fastidiandome?
—¿Yo te fastidio?—Él también parece molesto,—Me estás volviendo loco, Erica, no lo soporto, no sé qué quieres y eso me está fastidiando a mí.
—¿Que te estoy confundiendo dices?, ¿De qué estás hablando?—Respondo enojada, aún forcejeando entre sus brazos.—Christian, sueltame.
—Dime una cosa.—Acerca su rostro al mío, dejándome más acorralada contra la ventana,—¿De verdad te pasa algo conmigo?
—No tengo porqué responder eso, ya déjame.—Digo nerviosa e inquieta.
—¿Te asusta responder, Ana?—Su respiración se mezcla con la mía y me estremezco al volver a oírlo llamarme así,—Dime, ¿tienes algo conmigo?, ¿O acaso es solo por mi apellido?
—¿Qué?—Digo sorprendida,—¿Qué idioteces dices?
—¿Idioteces?—Alza la voz, frunce el ceño y libera mi cintura, apoyando las manos a los costados de la delgada ventana, atrapándome.—¿Qué es lo que buscas, Erica?
No le contesto y me pongo a pensar en lo que estaba diciendo. Por un segundo pienso en la posibilidad de que tal vez estuviera ebrio, pero el uniforme de básquetbol y el sudor en ciertas partes de su cuerpo son prueba suficiente de que sí tuvo práctica.
—No sé de qué hablas, Christian.—Le respondo con más tranquilidad, aunque por dentro estoy furiosa.
—¡Te vi salir del auto de Elliot la semana pasada!—Él grita y eso me hace dar un pequeño salto,—¿No te importa si soy yo o es él, cierto? Siempre y cuando sea un Harrison.
Abro los ojos como platos al entender por fin lo que está pasando. Uno todos los puntos y por un momento siento la necesidad de pedir perdón, pero me recompongo y mantengo mi firmeza al darme cuenta de que yo no le debo nada.
Pero él a mí sí.
—¿Es por eso que besaste a Chloe?—Mi pregunta parece tensarlo,—Responde, Christian.
—Tú saliste del auto de mi hermano y–
—Alto.—Le ordeno con frialdad,—Para empezar, no me interesa tu hermano, ¿Comprendes?—Él abre la boca para hablar pero yo no se lo permito,—Él es el novio de mi hermana mayor, Emma. Ella vive en Italia desde hace años pero vino por mi cumpleaños un mes antes, acompañada de tu hermano.—Los brazos de Christian bajan lentamente mientras yo continúo,—Quería presentarmelo y que me cayera bien. La única relación que hay entre Elliot y yo es mi hermana,—Y espera que tú. Pienso.—Ese día él me llevó al Instituto porque mi hermana me acompañó. Eso es todo.
—El saco.
—¿Disculpa?
—¿Por qué llevabas puesto su saco?—Pregunto a la par que examinaba mi expresión.
Crucé los brazos sobre mi pecho,—Me lo dio porque ese día hacía frío y yo no traía un abrigo. Solo quiso ser cortés con la hermana menor de su novia.—Suelto una risa irónica,—Al parecer, él sí sabe ser agradable.
Veo como la expresión de Christian se revierte. Su enojo cambia a sorpresa y pena por él mismo. Yo no me molesto en decir algo que pueda cambiar su estado, se lo merece. No sé de donde saqué toda esta frialdad, pero le doy la razón. Dejo que él recalcule la situación unos segundos más antes de suspirar.
—Si me disculpas, debo seguir con mi castigo.—Finalizo y lo paso por un lado para regresar a mi asiento.
Me acomodo nuevamente en mi pupitre y al cabo de unos segundos siento como soy tomada por el brazo y jalada del mismo hasta levantarme otra vez. Al instante soy estrechada contra el pecho de Christian y envuelta en sus brazos. Pienso en soltarme pero su voz me hace parar.
—Lo siento.—Susurra en mi oído,—Fui un idiota, un verdadero idiota. Disculpa, Erica.
—Christian.—Hablo bajo mientras la calidez de su cuerpo me reconforta,—Eso no basta.
—Lo sé.—Dice suavemente y cierro los ojos, disfrutando de su voz ronca,—Pídeme lo que quieras. Haré lo que quieras para que me perdones.
—¿Lo que sea?
—Lo que sea, Anastasia.
Me separo un poco de él y mi corazón da giros como un loco al ver la honestidad en sus ojos y sus labios torcerse en una sonrisa de esas que tanto extrañaba. Christian acaricia mi mejilla con su pulgar y hago el mayor esfuerzo por no besarlo.
—Debiste esperar explicaciones antes de haber hecho la idiotez que hiciste.—Recalco, recordando con un poco de enojo su beso con la antipática.
—No pensé.—Dice bastante apenado.
—¿Por qué?
—No quiero hablar de eso.
—Me lo debes.—Lo miro mal.
Él suspira,—Estaba celoso.—Escucharlo admitir eso me toma por sorpresa,—Mi hermano siempre tiene lo que quiere. Sabía que estaba en la ciudad y Audrey me dijo que tenía una novia, pero que no era italiana y la relación era reciente. Entonces te vi bajar de su automóvil, con su saco puesto...—Su mandíbula se tensa,—Recordé lo que dijiste en la cocina de tu casa sobre él, mi imaginación creció y mis impulsos me controlaron.—Hace una pausa larga y luego parece darse cuenta de algo, entonces me suelta y se aclara la garganta,—Lo lamento. Nada de eso fue excusa, no puedo actuar así, no eres nada mío después de todo.
De alguna forma eso me hace sentir culpable. Él tiene razón. Yo no soy suya.
Y eso significa que él no es mío.
Muerdo mi labio inferior, sintiéndome estúpida por sentirme herida cuando Christian besó a Chloe. Él puede estar con quien quiera, y que me haya besado no significaba que nos convirtieramos en algo.
—¿Erica?—Me pregunta Christian, sacándome de mis pensamientos.
—Tienes razón.—Digo con tristeza,—Yo también lamento haberme enfadado por tu beso con Chloe.—Sonrío falsamente,—Fue una tontería, no somos nada, así que no importa.
Mi respuesta parece tomar a Christian por sorpresa.
¿Acaso no era obvio?
—¿Qué?—Le pregunto al ver su expresión.
—¿Así que estabas celosa?
Asiento con vergüenza y Christian suelta una risa que me hace enojar,—¿De qué te ríes?
—En serio eres tan confusa, Erica.—Levanto una ceja,—Cuando sucedió lo de Chloe, solo sonreíste.
Y por dentro me quemaba,—No iba a lloriquear frente a medio Instituto.
Él sonríe y se acerca a mí, toma mi mentón entre sus dedos a la par que acerca su rostro al mío, dejándonos a un centímetro de distancia. Nuestras narices se rozan y nuestras respiraciones chocan.
—Mírame, Erica.—Nuestras miradas están fijas a la del otro,—¿Qué sientes?
Mis labios se abren en sorpresa y Christian baja su vista a ellos unos segundos antes de regresar a mis ojos.
—Sabes lo que siento.—Le respondo con sinceridad.—Pero eso no importa.
—¿Por qué dices eso?
La intensidad de su mirada me deja sin aire.
—Porque soy la única que siente eso.—Admito mirando hacia abajo.
Aunque me duela, es la verdad. No importa qué tan celosa esté de alguien, ni que tantas preguntas tenga para hacer aún. Christian y yo no somos nada y debo tatuarme eso en la mente para evitar seguir creyendo algo que no es.
Y Christian parece confirmar lo que digo porque no responde. Me suelta y me pasa por un lado, dirigiéndose a la puerta.
Las lágrimas comienzan a brotar de mis ojos y caen lentamente por mis mejillas.
Pero entonces escucho lo que menos esperaba oír.
—Me gustas.—Responde Christian a mis espaldas,—Más de lo que crees, Erica.
Sin importar mi rostro mojado, me volteo hacia su voz y lo veo tan majestuoso como cuando vino. La duda parece ser evidente en mi rostro porque Christian sonríe antes de volver a hablar.
—Y voy a probarlo.—Moja sus labios, mirando al suelo y luego a mi otra vez,—Pero ahora, te sacaré de aquí.
Y desaparece por el pasillo.
Me siento en mi pupitre, mirando al frente sin nada que decir.
O mejor dicho, sin poder decir nada.
Siento como las lágrimas que quedan ruedan a través de mis mejillas. Sin embargo, ya no me siento triste. Más bien, estoy asimilando lo sucedido con mil emociones al mismo tiempo explotando en mi interior y sin poder creérmelo.
Christian Harrison dijo que le gusto.
Y no fue un sueño.
Llevo una mano a mi pecho y compruebo como mi corazón late como un loco.
Me tiro hacia atrás en mi asiento y sonrío como una idiota.
—Maldita sea.—Digo entre risas,—Este es el mejor castigo del mundo.
———
Nota de la autora: ¡Vi-vi-vi-vi-VIERNES! ¡Actualización! ¡Hora de los gritos!; ¿Qué les pareció la confesión de Chris?, ¿Les bastó la disculpa?, A las que digan que no, esperen, Christian va a seguir disculpándose obvio;) y para las que sí, todavía les queda material para morirse de amor <3
¡Fui responsable toda la semana, así que merezco aplausos! 😭 Mentira mentira (aunque los acepto si quieren darmelos🤭)
Si les gusto dejen sus votos lindos para hacerme saber que quieren que siga, compartan a sus amigos y amigas y comenten que siempre leo todo lo que escriben. ♡
Otra cosita importante: síganme para saber cosas nuevas sobre esta historia y los cambios que pueda llegar a tener.
¡Feliz viernes! ❤
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