14. La visita
Capítulo catorce.
La resaca es lo peor del mundo.
Son las 1 de la tarde según mi reloj en la mesita de noche al lado de mi cama y agradezco infinitamente que sea domingo, de otra forma, de seguro me hubiese ausentado del instituto y no solo por la falta de ganas y el dolor de cabeza, aunque es la mayor razón, sino porque no me atrevería a mirarle la cara a Christian luego de todo lo que sucedió anoche.
Lo recuerdo perfectamente todo.
Y luego de una noche de descanso, mi subconsciente vuelve a la normalidad, volviendo a la Erica de siempre.
Me siento sobre mi cama con algo de dificultad y tengo un leve mareo cuando me incorporo sobre mis pies. Salgo de mi cuarto sosteniéndome de las paredes y camino hasta el baño para darme una ducha pero una voz me detiene.
—Buen día, hija, al fin despiertas.—Me dice mi madre dirigiéndose a mi para darme un fuerte abrazo.—Ya me estaba dirigiendo a tu cuarto para despertarte.
—¿Mamá?—La miro extrañada,—¿Por qué estás aquí?, ¿y el trabajo?
Ella se separa, sonriente,—Pudimos adelantar lo necesario anoche.
—¿Eso significa que tienen el día libre?—Pregunto esperanzada, mirando por encima de su hombro hacia las escaleras,—¿Papá está ahí?
—Erica.—Ella me toma por los hombros, logrando que fije mi vista en su mirada.—Sí, tu padre está ahí, pero no, no tenemos el día libre. Así creímos que era, pero tenemos visitas.—Sonríe levemente, mirándome con ilusión,—Y son para ti más que nada.
Abro mi boca para preguntar más pero la cierro cuando una persona aparece subiendo las escaleras detrás de mi madre. Miro por encima de su hombro para encontrarme con unos ojos azules enormes mirándome.
—Buen día, Erica.—La voz de Audrey hace que mi madre voltee a verla mientras que yo quedo boquiabierta, sin poder formular una respuesta.
—Erica por favor, no seas maleducada, saluda.—Me ordena mi madre, dándole una sonrisa a la pequeña Harrison.
Intento hablar sin éxito así que solo levanto mi mano y la sacudo en forma de saludo. Audrey me sonríe al igual que mi madre y esta última pone una mano en mi hombro.
—Audrey me dijo que ya se conocen del instituto, así que no debo presentarlas.—Me dice, ignorando el hecho de que yo no estoy entendiendo absolutamente nada.
—Señora Clarice, la esperan abajo.
—Oh, bien. Bajaré ahora.—Afirma mi madre a Audrey y luego me mira a mí.—Ve a asearte y baja, hay gente esperando por ti.—Luego le echa un vistazo a mi contraria y nos sonríe a ambas.—Bajen ambas.
Mi madre desaparece por las escaleras y la pequeña Harrison desvía la mirada cuando me dispongo a observala. Juguetea con los rizos de su rojizo cabello unos cuántos segundos hasta que su mirada vuelve a enfrentar la mía, demostrando algo de vergüenza en su expresión. Yo también debería sentirme como ella por el hecho de que acabo de levantarme y debo verme fatal, sin embargo, mi extrañez sobre lo que está ocurriendo tiene mayor control sobre mí en este momento.
—Estoy aquí por el trabajo de tu madre.—Me explica,—Respecto a su línea de modelaje, soy una de las modelos de esta etapa.
—¿Trabajas con mi madre?—Consigo hablar.
—Sí, bueno, yo no, mi padre lo hace. Él trabaja en la misma agencia que Edgar y Clarice, es el CEO, de hecho.
—¿Tu padre?—La sorpresa clara en mi voz.
Ella asiente,—James Harrison.
Y en ese pequeño corredor del segundo piso, mi cabeza tuvo una explosión. Tardé unos segundos en darle a mi cara una expresión que represente la emoción que reinaba en mí y lo conseguí. Sorpresa, sorpresa y más sorpresa. Quería hablar, preguntar, comunicarme pero solo pude asentir y ella me sonrío antes de darme la espalda y decir:
—Quiero disculparme por lo de anoche. Se ve que tu amiga y tú tomaron muy mal eso que vieron. Realmente lo siento.
Desapareció por las escaleras tal y como mi madre hizo unos instantes antes. Tragué saliva. No le di mucha importancia a lo último que dijo ya que mis pensamientos eran opacados por la sorpresa que me llevé.
¿Los padres de Audrey trabajan con los míos?, eso significa que ya los había visto antes y ni siquiera pude ser consciente de ello. Quería hacer más análisis sobre la situación hasta que mi cerebro reconectó las neuronas suficientes para darme cuenta de algo.
Si Audrey está ahí, eso significa que...
Tal vez...
Salí disparada hasta el baño con una teoría que me hacía mucha ilusión y me di la ducha más rápida de mi vida. Usé ropa que pareciera casual de un domingo sin ser tan vulgar y bajé las escaleras, tropezandome cada dos escalones. Atravesé el pasillo como si estuviera en un maratón y me dirigí directo hasta la última sala de la casa, donde toda duda en mí fue resuelta cuando me paré en seco en el marco de la entrada y lo primero que vi fue el sillón individual negro donde estaba quien esperaba ver. Estoy segura de que todos en la habitación me miraron pero solo le di importancia a esos ojos azules que me miraron toda la noche anterior y la típica sonrisa que me desarma llena sus labios cuando nuestras miradas se encuentran.
Es Christian.
Vi a su lado, en el otro sofá individual estaba el padre de Christian. A un lado de él, un sofá de dos donde estaba Audrey y la mujer que vi aquella vez, Mary. Por último, mi mirada fue a parar a mis padres en aquel sofá donde siempre se sientan. Me aclaré la garganta y di unos pasos dentro de la sala.
—Buen día a todos.—Pronuncié, mostrando mi mejor sonrisa.
—Buenas tardes, hija.—La voz de mi padre llamó mi atención y sentí mis mejillas enrojecer cuando corrigió mis buenos días. Claro, eran las 1 de la tarde.—Seguro recuerdas a nuestros compañeros de trabajo, James y Mary Harrison.—Me dijo, haciendo una seña respetuosa a los padres Harrison y ellos se levantaron para estrechar mi mano.
—Claro que lo hago, hola de nuevo, señores Harrison.—Les digo educadamente, ahora sabiendo sus apellidos.
—Nos volvemos a ver, Erica.—Me dice James, con una gran sonrisa y yo asiento,—Ellos son mis hijos, Audrey, —Dice señalandola y ella me saluda con la mano.—Y él es Christian.
Al instante su hijo se levanta y se dirige a mí para tomar mi mano y apretarla suavemente.
—Ya nos conocíamos, papá.—Dice sin dejar de mirarme.
—Oh, por supuesto.—Dice James a nuestro lado. Christian y yo seguimos estrechando nuestras manos en un apretón hasta que me percato de que estamos tardando más de lo normal así que quito mi mano y me dirijo al sofá de mis padres.—Queremos hablar contigo nuevamente,—Me afirma el señor Harrison,—Sobre la propuesta de hace dos semanas.
Ladeo la cabeza, evitando mirarlo,—Ya saben mi respuesta, señor. Ya hemos hablado sobre eso.
—Pero–
—¿Cuál es el problema?—La voz de Christian calla la de su padre cuando este intentó dirigirse a mí y yo me limito a sonreírle.
—Simplemente no es para mí. Además, se supone que ya tienen a otra chica en mi lugar, mucho más bonita incluso.—Digo, recordando la primera vez que me lo propusieron y yo les recomendé a Madison. Me levanto otra vez antes de recibir alguna pregunta más,—Si me disculpan, tengo tarea que hacer para mañana. Fue un gusto verlos.
Salgo de la sala con un tanto de pena encima pero intento hacerla desaparecer. No me gusta el hecho de que rueguen y me enoja aún más ver a Christian en estos momentos, ¿ya dije que no puedo verle la cara el día de hoy?, aunque mejor dicho, ¿qué diablos hace aquí?
Me dirijo hacia la cocina, cuando entro Betty está ahí, preparando una bandeja con varias tazas de café. Se voltea a verme y del susto casi se le caen.
—Lo siento.—Le digo, acercandome a ella mientras veo las gotas de café en el suelo.
—Descuida mi cielo.—Su cálida sonrisa hace desaparecer mi enojo y ella me tiende una taza la cual tomo agradeciéndole,—Iba a llevarlas a tus padres y sus invitados, ¿qué tal te fue?
—¿Sabías sobre eso?—Le digo dando un sorbo de mi café y ella asiente,—Pues rechacé la propuesta,—me encojo de hombros, sentándome en una de las sillas al otro lado de la isla.—Es la segunda vez que me lo preguntan.
—Comprendo tu opinión sobre esto, hija. Pero si te insisten es porque eres hermosa, aunque no sea un trabajo con buena moral, son tus padres quienes te quieren ahí.—Me pasa por un lado, equilibrando la bandeja sobre sus manos,—Voy a llevarles esto antes de que lloren porque tú los rechazaste.—Bromea y yo solo puedo sonreír,—Rompecorazones.
—Lo es, sin dudas.
Betty mira por encima de su hombro y yo la imito, encontrándonos con la persona que habló último. Christian está detrás de ella, apoyado en el marco de la puerta. Me echa un vistazo y luego mira a la mujer mayor con la bandeja de tazas, mostrando esa sonrisa tan encantadora.
—Disculpe, no lo vi.—Le dice Betty, tomando una de las tazas de café y ofreciendosela,—¿Gusta?
Christian solo asiente y recibe la bebida, apartándose hacia un lado para dejar pasar a Betty, quien nos deja a solas en medio de la cocina de mi casa. Lo veo darle un sorbo antes de voltearme sobre mi asiento y darle la espalda.
—¿Puedes decirme por qué?—Escucho su voz detrás de mí.
—No eres el primero que me lo pregunta.
Él se sienta a mi lado y me permito verlo sin el menor esfuerzo mientras que Christian deja su taza a un lado y acerca la silla un poco más a la mía, dejándonos a menor distancia.
—Entonces ya tienes una respuesta para mí.
Me encojo de hombros,—No me gusta el modelaje por lo que hace en las personas. Me refiero a todo en general, pero principalmente está el hecho de que meten mucha presión en los modelos y eso deteriora su autoestima.
—¿Por qué deterioraría el tuyo?
—No digo que así fuera.
—¿Y entonces?
—Solo no quiero, Christian.—Le digo seria, desviando la mirada, intentando darle un fin a su duda pero él no se detiene.
—Es una lástima,—Suelta un largo suspiro que me hace mirarlo,—Supongo que tendré que modelar con otra chica.
Casi escupo mi café sobre él pero logro retenerlo en mi boca y tragarlo a duras penas. Dejo la taza y lo miro tan extrañada que él ladea su cabeza y sonríe, disfrutando.
—¿Vas a modelar?
Él asiente,—No es que me guste pero ya qué.
—¿Entonces por qué lo haces?
Christian guarda silencio, mirándome a mí y luego al piso repetidas veces. Por un segundo sentí que mi pregunta lo tensó pero luego me dio esa sonrisa arrogante característica del Grey de siempre.
—Porque descubrí quienes eran tus padres. Solo armé las piezas. Además, me parecería interesante verte modelar, Anastasia.—Se lame los labios antes de continuar,—Y excitante también.
Mi corazón late de forma acelerada dentro de mi pecho y solo desvío mi mirada de la suya, dándole un último sorbo a mi café para bajar de mi silla.
—¿Terminaste?—Le pregunto, viendo su taza. Christian niega con la cabeza y se apresura a tomar lo que le queda, sorprendiendome el hecho de que no parecía quemarse. Relame sus labios mojados por la espuma de su bebida y trago grueso para no pensar en otra forma de como podría limpiarlo yo. Me entrega su taza y las comienzo a lavar.
Oigo como una silla es arrastrada por el piso y me volteo para ver a Christian caminar hacia mí con determinación, pienso en salpicarle agua pero es demasiado tarde cuando me acorrala contra el lavabo, quedando cara a cara conmigo. Lo veo inclinarse hacia mí y mis manos mojadas se apoyan en su pecho, intentando empujarlo sin éxito y mojando su camisa. Él posa su frente sobre la mía y siento el calor invadir mis mejillas.
Él examina mi rostro, bajando por mis ojos, mi nariz, mis labios. Se queda viéndolos un momento y cierro mi boca, la cual estaba levemente abierta, haciéndolo sonreír. Sus ojos vuelven a subir y se encuentran con los míos. Mi corazón se calienta a mil grados cuando veo un brillo en ellos y me doy cuenta de que nuevamente, él me está mirando con la mayor sinceridad del mundo.
—Por favor, Anastasia.
Oh, mierda.
———
¡Nueva actualización!
Mil perdones en serio, me retrasé un día, sí, es que estuve algo ocupada ayer, ¡mil perdones!, se los voy a compensar, lo prometo ;(
Quiero avisarles también que Mi Amor de Secundaria está disponible en la siguiente plataforma: https://booknet.com/es/book/mi-amor-de-secundaria-b222274 y les agradecería mucho si fueran a dejar su "me gusta" ahí (el link está en mi perfil)
Esto fue posible con ayuda de una persona hermosa, Nayrobi, que también es la creadora de nuestra nueva portada, ¡Mil gracias linda!
También agradezco mucho a todos mis lectores porque ayer... ¡¡¡Llegamos a los 1k de lecturas!!!
No saben como lloré mientras hacia mis cosas en serio, los amo tanto a todos y todas😭❤
Felices pascuas, ay. 🐰
Besos, ¡Cami!
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