Capítulo 12: Comportamientos extraños y Acercamientos inesperados (Kerrick)

Kerrick

¿A quién le podría gustar el frío? No tiene ningún sentido, es horrible el sentir cómo se cala hasta los huesos, haciéndote tiritar y moverte para recuperar el calor. Sin embargo, la época de calor es estupenda, pues los días son brillantes y se puede salir sin ningún problema, disfrutar los hermosos paisajes y de la sensación tan vivaz.

En serio deseo que estas estaciones pasen lo más rápido posible, pero soy consciente de que cinco meses no transcurren de un día para otro y, mucho menos, cuando se trata del lluvioso otoño y el frío invierno. Pareciera que el tiempo se ralentiza y los días duraran más, envolviéndonos de la tan característica aura deprimente que muchos intentan ignorar con celebraciones vacías.  

Realmente odio esta época del año, me gustaría que haya alguna manera para poder evitarla porque no quiero tener que estar en reuniones junto a mis padres, quienes seguro pasarán hablando de los logros de Genny frente a todos sus invitados, mientras ignoran por completo que también tienen a otro hijo a su lado.

Jo, debería dejar de pensar en situaciones que todavía ni suceden y faltan algunos meses para ello. Lo único que logro es bajonearme y, de cierta manera, autosabotearme.

Tengo que esforzarme mucho más, ahora tengo una gran oportunidad de conseguir algo considerable y de peso para ganarme los elogios por parte de mis padres, así podré hacerlos sentir orgullosos de mí; seré el hijo que tanto quieren.

No importa qué o quién se interponga en mi camino, haré lo imposible para ganar las elecciones y posicionarme en el Consejo Estudiantil.

—Joven Taylor, acabamos de llegar.

El chófer me regresa a la realidad cuando me avisa que ya estoy en casa, pero es ahí cuando recién me percato que afuera está lloviendo con mucha fuerza. Y no puedo evitar suspirar molesto, terminaré mojándome por completo a pesar de que, por lo máximo, hay unos trece metros para alcanzar la entrada.

—Discúlpeme, joven —habla con pena el señor luego de unos segundos, lo que me hace regresar a verlo confundido—. Ahora mismo salgo a buscarle un paraguas, olvidé traerlo, pero no me demoro, espéreme aquí —habla nervioso y muy rápido.

Lo veo dejar su celular en el asiento, gira y abre la puerta, pero antes de que salga lo detengo poniendo mi mano sobre su hombro.

—Hey, tranquilo —le sonrío cuando se gira hacia mí—, no es necesario que salgas y te mojes por nada, solo debo correr un poco y ya estoy dentro.

—No, no, joven —mueve sus manos negando lo que dije—. Es mi deber atenderle en todo lo que pueda, no puedo permitir que se moje por mi descuido, así que, por favor, solo espéreme un momento, no me demoro.

Conociéndolo como lo conozco, estoy seguro de que será imposible convencerlo, lo que me deja una opción para acabar con esto. Antes de que él intente salir de nuevo, quito el seguro y abro la puerta, salgo de un salto antes de que alcance a sostenerme.

—Te dije que no era necesario, e igual pensaba tomar una ducha —le vuelvo a sonreír ante su cara de pasmo y su boca abierta—. En fin, muchas gracias por traerme, nos vemos después.

Me encamino con lentitud hacia la puerta principal porque ya estoy totalmente empapado, no hay motivo para gastar mi energía corriendo. Las gotas comienzan a caer con más fuerza, tanto así que incluso el contacto con mi piel deja una leve punzada sobre la zona.

¿Cómo le pueden gustar estas estaciones al pelinegro? Vaya chico con gustos tan raros, no me sorprende que nunca coincidamos en nada, más bien, lo que sí me asombraría es que tengamos algún gusto en común.

No me cansaré de repetirlo, ese chico es demasiado raro, aunque más del tipo raro-intrigante.

Desde el miércoles estuvo ignorándonos por completo, siempre que Amy le escribía para decirle que debemos elegir un día para reunirnos, él salía con que tenía cosas que hacer y no podía. Además, durante el receso del jueves, era muy obvio que intentaba no hacer contacto visual conmigo, hacía como si no existiera.

Así es cómo llegué a la conclusión de que su comportamiento se debe a lo acontecido el miércoles pasado, pues desde ese día actúa más extraño de lo normal. Pero tampoco consigo entender la situación en su totalidad porque no sé con seguridad qué pasó.

Incluso hubo un momento que tomé en consideración que él pudo haberme dicho la verdad, pues la excusa de que estaba en ese estado porque no había comido e hizo mucho esfuerzo físico, si me lo preguntan, tiene demasiado sentido. Quizá solo estaba dándole una importancia innecesaria a la situación.

Pero entonces llegó el día de hoy. Luego de que mi amiga le haya estado insistiendo por tanto tiempo, lo pudo convencer para reunirnos en la hora de salida para hablar de una vez sobre nuestra campaña y propuestas.

Creo que él no se percató de mí en la mañana ni en el tiempo libre, sin embargo, yo sí me fijé en su presencia porque justamente pasó frente a mí.  

El día jueves me llamaron la atención las dos marcas bajo sus ojos, aunque imaginé que quizá era debido a un desvelo como cualquier otro, pero hoy noté que sus ojeras eran demasiado evidentes, luciendo como si no haya podido dormir bien en días.

Unas clases después, la campana anunció el inicio del recreo, así que salí junto a mis amigos con prisa para alcanzar a ganar un puesto en el comedor, por lo que ellos decidieron ir a comparar mientras yo encontraba un lugar desocupado para todos.

Mientras me encaminaba feliz hacia una mesa que estaba al fondo, la ya conocida voz del pelinegro llegó a mí cuando pasaba cerca de un grupo de chicos. Blake estaba junto a sus dos compañeros con los que reía aquella vez; el castaño y el bajito.

Antes que nada, debo aclarar que no soy chismoso, pero no fue mi culpa que hablaran tan alto y mis piernas empezaran a bajar su velocidad.

El castaño le reclamó acerca de su comida, diciendo que siempre está comprando lo mismo y es imposible que unas galletas sean suficientes para llenarlo. Pero fue gracias a ese comentario que recordé un detalle de las pocas veces en las que he coincidido con Blake en el comedor: una funda de galletas y un jugo es lo único que lo he visto comprar.

Si solo se alimenta con eso es obvio que no podrá aguantar una clase de educación física.

Aunque aún había una cosa que me hacía dudar, pues cuando todos salimos a celebrar por haber conseguido las firmas, él comió más que nosotros y sin problema alguno. Quizá Blake tenía razón, como ya venía desayunando, no tenía tanto apetito como los demás.

Olvidé lo sucedido y seguí mi día con normalidad.

Las clases continuaron igual de aburridas que lo usual, pero esta vez sí me había preparado lo suficiente para poder rendir las dos pruebas que teníamos en el segundo periodo, lo que me permitió acabar rápido y con mucha seguridad de mis respuestas. Ahora estaba tomando todo mucho más en serio, pues si la lista llegaba a ganar, no me podía permitir tener tan mal promedio como presidente del Consejo... Además, si soy sincero, tampoco quería que el pelinegro me terminara eclipsando por su destacado desempeño y por pertenecer al BA.

Mis amigos me esperaban en el curso para ir a la sala de descanso, lugar donde acordamos reunirnos con Blake, a quien debíamos esperar por un tiempo porque su especialidad sale media hora más tarde de lo normal.

Me encontraba en un cubículo a punto de orinar, pero me obligué a aguantar cuando escuché que entraban al baño conversando; el tema que estaban hablando me molestó.

—¿No se te hace raro que siempre coma lo mismo? Nunca lo he visto comprar otra cosa.

—A veces lo pienso, pero tal vez ya vino desayunando bien, así que no tiene hambre.

—No estoy seguro, creo que quizá él tenga un problema.

—¿Problema? ¿A qué te refieres?

—Por lo que he visto, es casi evidente que tiene algún trastorno alimenticio.

—Imposible, incluso está en buena forma, así que no tiene mucho sentido.

—Es que ha ido empeorando con el tiempo, es decir, actualmente, un niño pequeño come mucho más que él; ha enflaquecido, antes estaba en mejor estado físico; tiene ojeras y siempre luce cansado, lo que no tiene sentido porque él ya terminó todos los proyectos.

—O sea, si lo pones de esa forma, pues tiene algo de lógica lo que dices, pero me cuesta imaginar que Blake tenga un problema así. ¿Qué crees que sea?

—Puede ser bulimia o estar empezando a hundirse en la anorexia. De nada le sirve que todos se comporten como sus perros falderos por su apellido, eso no borra lo dañado que está.

Y eso fue lo último que pude soportar oír, pues golpeé con fuerza la puerta, haciéndolos entender que no estaban solos mientras hablaban tanta mierda a las espaldas de una persona que no podía defenderse.

Escuché cuando murmuraron con nerviosismo y salieron con prisa de allí, dejándome con muchas preguntas y dudas en la cabeza. Sabía muy bien que lo sucedido estaba mal, también entendía que no debía sacar conclusiones tan a la ligera; pero no pude evitar que una interrogante se repitiera una y otra vez mientras volvía a donde se encontraban mis amigos.

¿Blake tiene un problema con la alimentación?

Con eso en mente, decidí sugerir a los chicos que podíamos cambiar el lugar de encuentro con el comedor, pues si alguien quería algo de comer, con facilidad podía caminar un par de metros y conseguirlo. Todos aceptaron de inmediato la idea y se dirigieron hacia allá, pero yo me ofrecí a traer al pelinegro, a pesar de que Amy quiso hacerlo y de que Sam comentara que solo debíamos enviar un mensaje para avisarle.

Volver a hablar con él fue extraño, pues si bien reiteramos en contradecirnos y molestarnos, nunca llegamos a cruzar la raya hacia la ofensa, por decirlo de alguna manera. Aunque sí me percaté de cómo desviaba su mirada en un principio y apuraba el paso para llegar rápido con los demás, o quizá solo no quería estar conmigo.

Pero no puedo asegurar nada, como ya he repetido en tantas ocasiones, a pesar de que consigo distinguir cuándo muestra una sonrisa falsa, no soy capaz de leerlo por completo. A veces pareciera que ama irrumpir en mi espacio personal y tratarme como si haya suficiente confianza, mientras que en otras ocasiones busca estar lo más alejado posible y se vuelve insoportable.

¿Y si no mintió cuando dijo que estaba intentando mejorar nuestra relación?

Jo, me rindo. Proclamo que entender a Blake Graham es como intentar comprender nuestra existencia misma.

Verdad, al menos estoy feliz porque logré mi objetivo, aunque no fue del todo como yo esperaba. Mi idea era que él comprara por su cuenta algo que llenara, mas no fue así, pues volvió a pedir lo de siempre. Debido a eso, me tomé la potestad de comprarle lo mismo que yo iba a comer, además que no le permití rechazar el sándwich.

Supongo que he hecho mi acto bueno del día, soy alguien grandioso por ayudar... Espero que esos chicos estén equivocados, sé que un trastorno alimenticio es un asunto de suma seriedad y que, si no se trata como se debe, puede convertirse en un peligro mortal.

—Con permiso —la puerta se abre y entra Mary con una charola—, aquí está la cena, joven Kerrick.

Me levanto con rapidez para agarrar los platos y los colocó sobre el escritorio.

—Muchas gracias, pero no era necesario que subieras con todo eso, podía haber bajado a...

—Joven, sabe que no es ningún problema para mí —me sonríe y pasa su mano por mi cabello con dulzura—. Además, no podía molestarlo cuando estaba tan concentrado con sus obligaciones del instituto, así que me retiro.

—Muchas gracias por todo —vuelvo a gritarle feliz, a lo que ella asiente y sale del cuarto cerrando la puerta tras de sí.

Alejo el cuaderno en donde estaba resolviendo algunos ejercicios de matemáticas, abro una nueva pestaña en el buscador y entro a Youtube para ver algún video que me distraiga mientras ceno. Así paso medio hora, luego bajo con los platos y regreso para terminar las tareas que dejaron para la siguiente semana, pues quiero tener el fin de semana completamente libre.

El reloj marca a la una de la mañana para cuando acabo con cada una de las tareas; me siento agotado. Con pereza guardo los útiles en la maleta, busco ropa que me sirva como pijama para esta noche tan fría y entro para tomar una ducha.

Ya una vez limpio y seco, me resguardo bajo las sábanas en mi cama para dormir, mas me es imposible porque un recuerdo de esta tarde vuelve a mi mente con fuerza. Solo basta cerrar los ojos para que aquel chico invada mis pensamientos y me sea difícil sacarlo de allí.

Cuando por fin decidió aceptar lo que le había comprado (aunque nunca lo admití), me alegré porque con eso ya había cumplido mi cometido de hacer que, por lo menos ese día, se alimentara bien. Sin embargo, apenas transcurrieron un par de minutos cuando se detuvo y pareció quedarse absorto, sin moverse pero temblando; sus manos estaban tiritando como si de frío se tratase, lo que no tenía mucho sentido porque en el comedor había, como en casi todo el instituto, una regulación de la temperatura para estas heladas estaciones.

Lo llamé unas cuantas veces en voz baja para que los demás no se dieran cuenta, pero no funcionó en lo absoluto, él seguía en ese estado sin reaccionar. La inquietud comenzó a invadirme de manera vertiginosa, estaba nervioso y algo preocupado por la situación, así que me acerqué un poco más a través de la banca y alcé mi mano para tocarlo.

El frío de su piel chocó con el calor que desprendía la mía, una corriente recorrió desde la punta de mis dedos por todo mi cuerpo, haciendo que mi piel se enchinara. Pero mi atención fue dirigida a él cuando giró hacia mí y, de la nada, susurró.

—¿Qué se sentirá volar?

Su mirada se conectó con la mía como si volviera en sí, luego se fijó en mi mano sobre su brazo y regresó a verme con una expresión de hesitación por mi acción.

—¿Te encuentras bien? —interrogué en voz baja.

—Sí, ¿por qué no lo estaría? —hizo un intento muy malo de reír.

—Hace unos segundos estabas temblando, ¿tienes frío, estás enfermo o algo así?

—¿Ah? —su rostro no pudo esconder la confusión—. No, no, estoy bien.

—¿Seguro? Si te sientes mal, no creo que nadie se moleste si decides ir a casa.

—Ya te dije que estoy bien —volvió a acomodarse hacia el frente, recordándome que mi mano estuvo sobre su brazo todo este tiempo.

¿Cómo se supone que pueda dormir si no sales de mi cabeza? Juró que un día de estos terminaré..., no sé, arrastrándote o algo por el estilo.

Es que ese chico es tan atípico e intrigante, y si a eso le sumamos sus dos maneras de comportarse frente a los demás...

Bah, mejor me duermo rápido, no pienso perder más horas de sueño.

Aunque sigo sin entender a qué se refería cuando preguntó «¿Qué se sentirá volar?».

Es una duda un tanto curiosa.

No había dormido tan bien como la noche-madrugada anterior, me desperté casi a la una de la tarde, pero tenía tanta pereza que pasé dos horas más en mi cama mientras revisaba el celular y me entretenía mirando uno que otro vídeo. Lamentablemente, mi cuerpo no me dejaba en paz porque clamaba con mucha insistencia por algo de comer, así que, muy a mi pesar, me levante.

Me tardé unos veinte minutos para bajar a la cocina, me aventuré y saqué una caja de cereales del estante, luego los coloqué en el tazón y agregué la leche. No había mejor desayuno para alguien que no puede cocinar y se encuentra solo en casa.

El día me estaba matando de aburrimiento, no tenía nada interesante que hacer, pues ya había finalizado todos mis deberes la noche anterior y, por otro lado, mis amigos estaban ocupados con sus familias o atareados con todo lo que les falta realizar.

Recorrí unas diez veces la casa, iba de cuarto en cuarto con la esperanza de encontrar algo con lo que pudiera entretenerme un rato; pero fallé por completo, nada llamó mi atención. También intentaba evitar ir al lado este, donde se encontraba la habitación de mi hermana y su propio espacio para practicar gimnasia (una locura porque es más grande que mi cuarto y el de mis padres juntos).

Tampoco podía olvidar que ya no quedaba mucho para que dé inicio su competición, es decir, mis padres muy pronto estarían mencionando a cada rato sobre ello. E incluso no me sorprendería que decidan parar por unos días sus obligaciones en el trabajo para ir a apoyarla, pues ella siempre ha sido la máxima prioridad.

Ojalá se quedara participando por allá y no regresara...

Jo, eso sonó muy mal de mi parte; no está bien pensar así de mi propia hermana.

Decido regresar a mi cuarto para encerrarme a ver alguna película, así es cómo desperdicio casi cinco preciadas horas de mi vida con filmes tan aburridos y malos como una clase de historia. Me la paso suspirando molesto a cada rato y dando vueltas por la cama hasta el punto de que está hecha un lío. Es claro que no sirvo para pasar un día entero sin hacer nada, el aburrimiento acabará matándome si no hago algo pronto.

¡Mis plegarias han sido escuchadas!

Giro la mitad de mi torso en busca de mi celular luego de escuchar el sonido que notifica que un mensaje acaba de llegar, pero por la simple pereza de pararme, termino tirando el aparato al piso. Y cualquiera dejaría la estupidez de lado y se levantaría como una persona normal, mas ese adjetivo a veces no iba conmigo, así qué sin salir de la cama, con ayuda de mis brazos comencé a estirarme por el piso para alcanzar el celular; fracasé.

Terminé cayéndome de cara por el simple hecho de no querer dejar la cama.

Cogí mi teléfono y volví a lanzarme sobre mi preciosa cama, me arropé en su totalidad porque el día seguía frío, y después me dispuse a revisar quién me había escrito.

Amy: Hola, oxigenado. ¿Qué tal ha ido tu día?

Kerrick: Hueca, hola. Me está yendo de maravilla, no pude haber deseado mejor día como este, ¿cómo ha ido el tuyo?

Amy: Bobo.

Amy: Este día ha sido un total asco, he pasado toda la tarde en una fiesta, que de fiesta solo tiene el nombre porque fue demasiado aburrida, parecía un velorio. Lo peor es que me tocó conversar con cada uno de los invitados, fingiendo que me interesaba escucharlos hablar sobre negocios o sus sosas vidas.

Kerrick: También te quiero.

Kerrick: Nah, hoy ha sido un asco total, no he hecho nada productivo por mi vida. Pasé toda la tarde en mi cuarto porque no hallé nada que hacer.

Kerrick: Necesito añadirle más emoción a mi vida, si no, terminaré siendo igual de simple que los vejetes con los que hablaste en la fiesta.

Amy: ¿Te parece salir mañana? Estaba hablando con Nhoa y le pareció una buena idea, aunque no pude convencer a Carl y John porque sus padres tendrán una cena importante.

Amy: Sin embargo, pensé que podríamos aprovechar este tiempo para conocernos mucho mejor con los chicos de la lista, así que invité también a Sam y aceptó feliz.

Kerrick: Okay... Supongo que no es tan mala idea.

Por supuesto que es una pésima idea. Aunque no puedo negar que quizá tenga un mínimo de razón y, si no surge o comienza una riña (lo que es muy probable que suceda), logremos acercarnos más. Todo sea por el bien de la lista.

Amy: Pero quería pedirte si le puedes escribir a Blake, por favorcitooo.

Kerrick: ¿Ah? Nope, lo siento, no estoy loco para hacerlo.

Amy: No seas así, no te cuesta nada. Además, ¿cómo quieres al menos tener una relación en buenos términos si no intentas acercarte?

Kerrick: No me vas a convencer con ese intento de psicología barata.

Kerrick: ¿Por qué no le escribes tú? Recuerdo que siempre andas alardeando que se mensajean.

Amy: Es que no ha contestado desde ayer, tampoco se ha conectado. Tal vez si le escribes...

¿Desde ayer? Luego de ese momento un tanto extraño, si no me equivoco, dejó de participar o hablar, solo asentía o respondía con monosílabos. Pero podría estar ocupado y por eso no ha revisado sus mensajes.

Kerrick: Solo te aviso que este favor te costará; nada es gratis.

Kerrick: Oye, ahora que lo pienso, ¿cómo quieres que le escriba? Acabas de decir que no se ha conectado, así que no tiene sentido que yo también le escriba por Facebook.

Amy: Quizá... ¿por privado? No sé, solo digo.

Kerrick: Pues dame su número, o acaso crees que soy adivino.

Amy: ¿Tú no lo tienes?

Kerrick: Por supuesto que no, ¿por qué lo tendría?

Amy: Tal vez porque ambos son las representantes de nuestra lista, no lo sé, suponía que al menos tenían sus números por cualquier situación.

Kerrick: Pero sabes muy bien que ni siquiera nos soportamos por completo, más bien, lo obvio sería que tú lo tuvieras, como ya estás acostumbrado a hablar con él.

Amy: Me dijo que nunca da su número a los demás, que solo lo usa para tener a sus familiares *añadir una carita triste*.

Kerrick: ¿Te rechazó de manera sutil? Pobrecita.

Amy: Eres un bobo, por eso estás solo.

Kerrick: Golpe directo al corazón; me dueles.

Amy: Al menos escríbele, quizá si le comienzan a llegar más mensajes decide revisar.

Kerrick: Bueno, bueno, pero no prometo nada.

Amy: Gracias, te amo.

 A penas han pasado unos segundos y ya me arrepentí, no quiero escribirle, por alguna razón se siente extraño pensar en ello. Debería ser más duro y dejar de contentar a mi amiga con cualquier cosa que me pida.

Bien, solo tengo que seguir unos cuantos pasos muy sencillos para hacerlo:

Paso 1: Buscar su perfil; listo.

Paso 2: Seleccionar la opción para escribir un nuevo mensaje; listo.

Paso 3: Escribir el mensaje; en proceso.

¿Qué debería escribirle?

«Hola, Blake. Escribo para avisarte que mañana todos los de la lista pensábamos salir y, por supuesto, estás invitado».

No, qué asco, eso está muy formal. Comencemos de nuevo:

«Hola, ¿qué tal, Blake? Quería decirte que con los chicos estábamos pensando en reunirnos mañana, así que te escribo para preguntarte si es que quieres unírtenos».

No está tan mal, pero no me termina de convencer, todavía sigue dando una vibra algo seria. A borrarlo y empezar una vez más, tú puedes hacerlo, Kerrick.

«Hola, pelinegro. Te escribía para saber si mañana tienes el día libre, ya que decidimos hacer una salida con los demás miembros de la lista, por si te gustaría ir. Aunque, bueno, no tienes más opción que aceptar».

Creo que está mucho mejor que las anteriores... Sí, me gusta, pero quizá la última parte diera a entender que en serio quiero que vaya, y, obviamente, no es así. Solo debo borrarla y enviar...

¡No, no, no!

Paso 4: Enviar el mensaje; listo (a pesar de que no era mi intención).

Okay, no hay por qué preocuparse, ahora lo borro y lo reenvío sin la oración final. No debo ahogarme en un vaso de agua con algo tan tonto...

¿Por qué su perfil acaba de iluminarse de verde? ¿Por qué su imagen acaba de aparecer debajo de mi mensaje? ¿Por qué apareció el "escribiendo"?

Por favor, que aparezca un agujero negro y me haga desaparecer en este preciso instante.

Blake: Creía que primero llegaría el fin del mundo antes de que me escribieras.

Blake: ¿Ya me estás extrañando otra vez? Y respondiendo a tu pregunta, pensaba decir que no, pero me doy cuenta que necesitas mi presencia, por lo tanto, supongo que iré.

He ahí está el molestoso chico de siempre, parece que volvió a la normalidad.

Kerrick: Incluso por mensajes sigues siendo el mismo pelinegro irritante que no soporto.

Blake: ¿Qué te digo? Eso es parte de mi encanto.

Kerrick: Dudo que alguien caería por ello, aunque debo admitir que sí hay personas con muy malos gustos, así que quizá a alguien le gustes.

Blake: Ja, ja, ja. No te recordaba tan cómico, ¿acaso cenaste payaso?

Blake: Y solo para dejarlo en claro: Hay muchas personas que amarían estar conmigo, y no me sorprendería que termines siendo uno de ellos.

Kerrick: Ja, deberías volver a nacer unas quinientas veces para que suceda algo así. :)

Kerrick: En fin, ¿piensas ir mañana?

Blake: No podría negarme luego de saber que me quieres ver con locura.

Kerrick: Púdrete.

Blake: Eso, sigue así que me gustan las personas difíciles.

Kerrick: Ya no pienso responderte. Ojalá te ahogues con tu propia saliva mientras duermes.

Blake: Vaya forma de demostrar tu amor.

Blake: Nos vemos mañana.

Realmente es alguien tan fastidioso y... un poco divertido.

¿A quién engaño? Me causaron mucha gracia sus mensajes.

Creo que me golpeé las mejillas, siento un leve dolor al moverlas.

Ya quiero que sea mañana, quizá termine siendo un día agradable.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top