Capítulo VI
"Odio, Venganza y Pena"
Tras haber sido rescatado, el hombre se presentó como Shuichi Akai: el Lider Rebelde de aquel entonces.
Shuichi había notado el extraordinario talento nato en Kaito, optando por criarlo y entrenarlo para ser el siguiente Lider en caso de que a el le ocurriera algo.
Y como Shuichi había previsto, el joven no tardó en demostrar su talento. Al cumplir 13 ya se había convertido en el segundo al mando, su habilidad con la espada se podía igualar con la del Lider y su nivel de sigilo estaba en otro nivel.
Lo que pocos sabían, es que aparte de esas habilidades enseñadas por el Lider a Kaito. Kaito aprendido otras en secreto: había entrenado su voz para que esta lograra imitar cualquier otra que el quisiese, además de haber refinado técnicas para así crear disfraces tan perfectos que nadie notaria la diferencia.
Las palabras de Shuichi eran ciertas y todos lo notaban cada vez más. Kaito se estaba volviendo el rebelde más fuerte entre ellos y no dudaban que llegaría el día que este niño superaría a Shuichi y tomaría el lugar de Lider. Pero lo que nadie esperaba es que ese niño callado y serio, sería en exceso arrogante, altanero he insolente.
El niño obediente se trasformo en un joven travieso y escurridizo. Y antes de convertirse en Lider, el ganó la reputación de "El Famoso Ladrón Fantasma" por sus robos casi imperceptibles. Robo cada mansión del Imperio y nunca nadie pudo ver siquiera su sombra, dejando como evidencia sus notas firmadas con mesajes burlones en cada mansion que el robaba. Y así fue hasta que un caballero Imperial le logró seguir el paso, llegando a arrinconarlo y en unas cuantas ocasiones; devolver su botín.
Y aunque nunca logro ver su rostro, ya que el siempre llevaba un casco negro que le cubría por completo la cara. Sabía que no era un caballero Imperial ordinario y poco después descubrió que ese caballero era el Capitán General del Imperio. Cuando salía a las calles y actuaba como civil, todos lo conocían por el nombre falso de Tōru Amuro, pero cuando el se ponía su armadura y entraba al castillo se le conocía como Furuya Rei: El poderoso Capitán General del Imperio que nunca ha mostrado su rostro.
El hombre era hábil y muy ingenioso, logrando descifrar la mayor parte de sus movimientos. Aunque la mayoría del tiempo; siempre era Kaito el que terminaba uno o dos pasos adelante. Logrando salirse con la suya
Los años pasaron con naturalidad, años en los nunca paro de buscas a sus hermanos en incluso cargando aún con la esperanza de que Shinichi estuviera vivo.
Cuando Kaito cumplió 15, encontró a Hakuba y a Heiji en los barrios pobres y peligrosos del Imperio en medio de una misión para matar a un noble que se escondía por ahí.
Hakuba y Heiji no tenían casa y vivian de mendigar a los nobles. Ambos estaban tan flacos y desnutridos que la carne de sus mejillas se hundía.
Era realmente lamentable.
Fue un milagro volver a encontrarlos, que cuando Kaito los vio; su corazón se lleno de emoción y felicidad que no había sentido desde hace mucho.
Sin pensarlo los llegó con el y les dio sus raciones para que ellos se recuperaran, los atendió durante días sin importarle ir a robar las mansiones o acompañar a Shuichi en misiones. Durante un mes solo se dedico a la recuperación de sus hermanos.
Kaito se había vuelto a sentir motivado y sentía que si Hakuba y Heiji volvieron a su vida, sabía que muy pronto volvería a ver a Shinichi. Y así Kaito duplicó esfuerzos para encontrarlo.
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Tres años después, Kaito seguía buscando a Shinichi y con ello su espíritu se rompía poco a poco, las dudas seguían creciendo más y más: haciendo que piense que Shinichi murió realmente de esa forma tan dolorosa y cruel.
La culpa e incertidumbre lo empezaba a frustrar, haciendo asi que su personalidad se vaya ensombreciendo más y más. Y aunque tenía pesadillas todas las noches, no era algo que no pudiera manejar.
Pero todo empeoró el día que decidió ir al Golden Palace, enfrentar al hombre que lo secuestro y obligarlo a revelar toda la verdad sobre lo que pasó con Shinichi.
Con la ayuda de Heiji y Hakuba, logró infiltrarse y llegar al hombre que alguna vez lo torturó. Cada paso que daba al acercarse era como sí todas esas viejas cicatrices volvieran a abrirse y dolieran.
El hombre de cabello grisáceo se veía más viejos y desgastado, pero aun se podia sentir esa aura escalofriante y atemorizante a su alrededor.
En el momento que ambos se miraron no hubo sorpresa por parte del contrario, solo un ligero bufido, como si ya lo hubiera esperado. Se levantó de su silla y caminó del lado contrario de su escritorio.
"Tanto tiempo sin verte Kaito" canturreo mirando al muchacho en la entrada de su oficina como apretaba la empuñadura de su espada mientras contenía las tantas ganas de temblar. Sonrió confiado.
Kaito quedo helado por un momento pero en poco tiempo logró recuperar la calma, apretó los dientes y balanceo la espada intimidante.
"No pareces sorprendido de mi presencia" comentó.
El hombre encogió los hombros antes de cruzar sus brazos y recargarse del escritorio. Tan relajado como si Kaito no representará una verdadera amenaza, y esa acción hizo enfurecer un poco a Kaito.
"Digamos que... tengo unos cuantos informantes"
Kaito se forzó a calmarse y no dejar que nadie notará sus intensiones, la "PokerFace" fue algo que aprendió de un viejo adicto al Poker en los barrios pobres.
Respiro ondo y continuó.
"Shinichi... ¿Qué le hiciste a Shinichi?" Gruñó en tono bajo mostrando su obvio repudio por la persona delante de él.
"¿Shinichi?" Repitió el hombre ladeando con la cabeza.
"No te hagas el estúpido, tu sabes a quien me refiero"
Un brillo lleno de maldad brillo en los ojos del hombre.
"Oooooh~... Hablas de ese niño de ojos azules hermosos?... por supuesto que lo recuerdo, el fue una gran mercancía" suspiró negando con la cabeza"Lastima que tuvimos que matarlo para enseñarte una lección, pero viendo lo rebelde que eres ahora veo que se sacrifico en vano".
Kaito sintió como la furia crecía en su pecho con toda la mierda que salía de su boca. Y sin pensarlo mucho se abalanza a él con toda su fuerza, pero el hombre no parecía sorprendido, recibiendo el ataque de frente con su daga del tamaño de una palma y media. Le sonrió a Kaito mostrando un par de colmillos, haciéndolo parecer una bestia.
Kaito y el hombre intercambiaron unos cuantos ataques, en los que todos Kaito atacaba mientras el hombre solo bloqueaba o esquivaba. Esperando el momento oportuno y atacar, pero Kaito no era tan simple como atacar a ciegas, el observaba y analizaba la situación y una vez que el sintió el peligro; se retiró tres pasos atrás.
Kaito jadeo lentamente sin apartar su miraba feroz del contrario, y el hombre: cuyo traje ya tenía cortes en todas partes y su piel apenas rasguños.
"Te volviste muy bueno" dijo el hombre limpiando la línea roja de su herida en la barbilla.
"Te lo preguntaré una vez más ¿Qué pasó con Shinichi?"
"Ya lo dije, esta mue-" Kaito en un ágil y rápido movimiento lanzó una daga de media palma rozando el cuello del hombre.
"Vuleve a mentir y esta vez no fallare" amenazó Kaito.
Hombre se quedo sorprendido por un momento, miró a Kaito, luego miró la daga clavada en la pared tras de él, al final se tocó el cuello y miró su dedos teñidos de rojo.
Realmente nunca se espero ese movimiento.
"¡Contesta!" Rugio harto del silencio de hombre. Ese grito trajo la conciencia del hombre devuelta y así una sonrisa se volvía a torcer en su rostro.
"Estoy seguro de que ya sabes la respuesta" bufo arrogante. Kaito frunció el ceño preparándose para sacar otra mini daga.
"Estoy seguro de que el cuerpo que vi no era de Shinichi, ¿Dónde está? ¿Qué le hiciste?"
"¿Qué te hace pensar que no era el?"
"Viví con el, estoy familiarizado con la forma de su cuerpo. Y ese cadáver no pertenecía a él... estoy en lo cierto ¿Verdad?" Habló con seguridad.
El hombre miró con los ojos bien abiertos a Kaito antes de reír a carcajadas, avivando aún más la iré en Kaito.
Kaito se abanzo otra vez, en esta ocasión el hombre no se defendió: dejando que Kaito lo derrumbara y presionará su cuello.
"¡¿Dónde?! ¡¿Esta?! ¡¿SHINICHI?!" Rugio.
El hombre siguió riéndose con dificultad debido a la falta de aire.
"Tiene... razón... Yo... no... lo mate... pero" dijo con falta de aire, Kaito decidió soltar un poco su agarre dejando que el hombre pueda hablar más rápido.
"¿Pero qué?"
"Pero si se suicidó..." Kaito se quedó petrificado ante sus palabras. El hombre sonrió.
"Después de que te fuiste, lo encontramos no muy lejos en las afueras de la ciudad. Esta al borde de la muerte por hambre. Pobre criatura...
Gracias a mi que lo alimente y cuide se volvió una de las flores más hermosas del Golden Palace, todos los clientes lo codiciaban y fue ahí cuando decidí que no sería vendido como esclavo si no que sería mercancía del Golden Palace.
Jajjaja ese chico, me hizo ganas millones durante años, pero lamentablemente esa bella flor no pudo mas y se quitó la vida a los 16 años"
Kaito había escuchado todo horrorizandose cada vez más, su pecho subía y bajaba con brusquedad, sus hombros temblaban y sus dientes rechinaban.
《No puede ser verdad... debe de estar mintiendo una vez más. No puede ser que llegue tan tarde》se reprendia en ssu cabeza. El peligris miró estas reacciones divertido y justo cuando sacaba una daga escondida en su cuerpo y así apuñar al distraído Kaito, la fuerte mano de Kaito lo detuvo.
*Crack* con un poco más de fuerza, Kaito rompió la muñeca del peligris. El hombre frunció el ceño y dejó escapar un casi inaudible gemido de dolor. El peligris miró la cara de Kaito que aún parecía perdida pero tenía algo que lo hacia siniestro.
El hombre quería rebelarse pero Kaito lo presionó otra vez por el cuello, esta vez la fuerza en su mano ya era una amenaza. Ahora tenía una obscura intensión asesina, presionando tan fuerte que sentía que su cuello también sería roto.
Kaito con calma tomó la daga que antes el peligris había sacado y la clavo sin vacilar en el hombro del contrario.
El hombre se estremeció de dolor.
"Tu... " saco la daga, rozo el filo manchado de rojo por la mejilla del hombre"¿Otra vez diciendo mentiras?..."
El hombre aún sin querer doblegarse se rió.
"Si no... me... qui... eres... c.cree... es... tu... problema... pero dime... después... de tantos... años...
¿Lo.lo has... encontrado?" Esas palabras tocaron el nervio de Kaito, haciendo que su corazón latiera salvajemente y esas intenciones asesinas dominarán su cuerpo. No pudo parar de imaginar el horrible infierno en el que vivio Shinichi durante años: cada mirada codiciosa que se posaba en su cuerpo, cada hombre que lo tocaba, maltrataba y abusa... siendo tratado como un juguete.
La sangre le empezó a hervir y su cabeza se alejaba de la racionalidad hasta que no tuvo control.
Para cuando Kaito volvió a reaccionar, ya había salido del Golden Palace y había arrasado con todos en el: sin importarle que fueran nobles o miembros de la organización y al que peor le habia ido fue al lider de todo: ese hombre fue molido a golpes hasta que no quedara nada mas que un cuerpo hecho papilla.
Kaito se tambaleaba agotado cubierto de heridas y sangre de pies a cabeza, Hakuba y Heiji quienes se habían limitado a estar en las sombras tuvieron que actuar y sacar a Kaito de ahí antes de que llegarán los soldados imperiales.
Kaito ya sin ninguna pizca de fuerza, en algún punto de la huida se desmayo.
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Kaito volvió a despertar en su cañaba en la aldea escondida, se sento con dificultad debido al dolor en cada pulgada de su cuerpo, miró su cuerpo todo vendado y luego miró a los dos jóvenes dormir en el suelo.
Se quedó ahí en silencio observando...
《Shinichi... ¿Realmente te perdí?》cuando este pensamiento llego a su mente, sus ojos se empezaron a encharcar con lagrimas.
Heiji y Hakuba no tardaron en despertar debido a los débiles sollozos que se escuchaban en la habitación.
Ambos se levantaron de golpe y miraron a Kaito con la espalda encorvada, temblado y balbuceando. Sin pensarlo se acercaron y lo abrazaron.
"Shinichi... Shinichi... Lo siento" Hakuba se mordió el labio inferior intentado también contener las lágrimas, Heiji por otro lado ya había empezado a llorar también, ocultando su rostro en el hombro de Kaito.
Ellos dos no eran estúpidos, podían darse una idea de lo que le paso a Shinichi. Desde que vieron a Kaito salir del Golden Palace lleno de lágrimas y sangre murmurando las mismas palabras una y otra vez "Lo siento... Shinichi lo siento... tu hermano mayor llego tarde".
Desde ese día Kaito cambió, no hablaba sobre lo que ocurrio ese día, ya no sonreía ni bromeaba como antes. Se había vuelto un cascarón vacío que sólo servía para la causa.
Y en algún punto, toda esa tristeza la volvió rabia contra el Imperio. En su tiempo en el Golden Palace lo había visto a todos esos nobles e incluso algunos caballeros imperiales rentando y comprando esclavos. Empezó a pensar en cómo ese maldito local se mantenía bajo sobornos del propio Imperio corrupto. El deseo de destruir a todos esos nobles creció en su pecho.
Con toda esa rabia ardiendo en su pecho se acumulaba hasta que Kaito salió y creo la horrible masacre donde centenas de soldados murieron en su mano. Fue esa masacre donde se dio a conocer el grupo rebelde y el con un seudónimo "KID: El peligroso líder Rebelde".
Esas terribles masacres continuaron por un mes hasta que noto cambios en la estrategia de los soldados, ya no actuaban tan imprudentemente y en su lugar había cierta sutileza agresiva en ella. Kaito lo supo de inmediato: la mano tras estos soldados había cambiado a alguien más peligroso.
Rezongando, Kaito no tuvo de otra que retirarse por el momento iniciando esa enemistad pasiva-agresiva por los siguientes 3 años. Años en los que Kaito se mantuvo en las sombras, guiando pequeños movimientos para retar al imperio y analizar los métodos del nuevo Capitán General que había empezado a fastidiarlo.
Ese nuevo Capitán General reservado del que se oía en todas partes pero nadie sabía cómo se veía o cuál era su nombre. Sólo sabían que era inteligente, joven y muy capaz. Kaito sabía que matarlo no sería fácil.
Tres años después, empezó un nuevo ataque. Ataque en el que el único motivo era hacer salir a este fastidioso Capitán General que era tan cauteloso y matarlo.
Pero para su buena o mala suerte la persona que hace mucho tiempo había buscado hasta el cansancio y habia dado por muerta, era ese fastidioso Capitán General que tanto había querido matar.
Era Shinichi. Realmente era el.
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Shinichi observó a Kaito delante el, su espalda estaba encorvada mientras temblaba y lloraba. Shinichi apretó la mandibula, sus ojos rojos se forzaban a no llorar.
Nunca pensó que Kaito hubiera pasado por tanto.
Kaito miraba sus manos nerviosas mientras rasguñaba la madera vieja de su mesa. El dolor y la angustia que antes pensaba que desaparecería tan rápido como Shinichi apareciera, sin embargo; ahora que Shinichi habia vuelto su miedo a perderlo en cada segundo del día era aterrador. Y le aterraba más un día después y volver a la realidad donde no lo pudo salvar.
"Shinichi... "murmuró.
Shinichi lo vio alzar la mirada, su cara llorosa y mocosa de forma lamentable. Su corazón punzo ante esta imagen.
"¿Si?"
Kaito alzó sus brazos y se forzó a sonreír.
"¿Puedes abrazarme?"
Sin esperar mucho tiempo, Shinichi se levanto y se enterró en sus brazos. Kaito coopero y lo atrajo haciéndolo sentarse en su regazo y presionar su rostro en su pecho y rodear su cintura con fuerza.
Kaito lloro en silencio y Shinichi no lo soltó ni por un instante, acariciaba su cabello y dejaba caer pequeño besos en su cabeza murmurando palabras para reconfortado.
"Ya todo esta bien... volví y nunca nos volveremos a separar"
"Te lo prometo, nunca me ire"
Mientras Kaito le contó todo a Shinichi, sintió como era transportado a esos horribles días y los había vivido otra vez. Y cuando terminó su relato aún se sintió perdido, pero cuando se undio en la calidez familiar sintió como todo sus miedos y angustias se alejaban.
Era como sentirse otra vez en casa.
Tras un rato, Kaito alzó la mirada y la conecto con la de Shinichi. Aprecio cada facciones en su rostro como si fuera la primera vez: su mentón, sus mejillas, su frente, sus ojos azul ultramar, sus pestañas tupidas y sus labios finos ligeramente rosados y suaves. En esta última su ojos no parecían dejar de ver sus labios, sus garganta se seco y sus labios empezaron a picar con ese deseo subconsciente de besarlo.
Trago saliva y al instante se dio cuenta de sus vergonzosos pensamientos, se mordió los labios y desvío la mirada ocultando el rubor en sus mejillas. Esperaba que Shinichi no escuchara el escandaloso retumbar de su corazón.
Algo que no sabía era que Shinichi también había tenido las mismas ideas cuando se miraban el uno al otro, y aunque estaba avergonzado, en su pecho hubo un impulso lo suficientemente grande que lo hizo actuar sin pensar. Extendió su mano y toco la mejilla para atraerlo hacia el, Kaito estaba consternado pensando que planeaba pero antes de que pudiera pensar en algo más, su cerebro se había quedado en blanco cuando los suaves labios que antes había codiciado le habían robado un beso tierno y corto.
Aun petrificado, miró al avergonzado Shinichi que al fin se había dado cuenta de lo que acababa de hacer.
En un ataque de pánico y vergüenza, Shinichi se levanto de golpe dispuesto a huir, sin embargo; Kaito lo volvió a atraer y en esta ocasión el fue el que lo beso, pero a diferencia del anterior: este era salvaje e invasivo, la fuerte mano cayosa preciono sus mejillas sonrojada forzando a abrir los labios y así introducir su lengua. Aunque Shinichi se resistió al principio, poco a poco se dejó llevar por el ambiente llegando a rodear su cuello y el mismo profundisar en el beso.
Las manos ansiosas de Kaito habían empezado a vagar por toda su columna vertebral, hasta su espalda baja y terminar su recorrido en sus muslos.
Cuando ambos se quedaron sin aliente, separaron sus labios y presionaron sus frentes respirando frenéticamente mientras se miraban con deseo. Y justo cuando se disponían a tener un segundo beso se escuchó el *Toc Toc* en la puerta.
Ambos se pasmaron y miraron la puerta de la cabaña.
No tardó en escuchar la voz del otro lado.
"¡Kaito‐niisan! ¡Tenemos un problema! ¡¿Estas en casa?!" Era Heiji quién había llegado corriendo, su voz se escuchaba preocupada y ansiosa.
Cuando Kaito abrió la puerta, Heiji miró a su hermano aún con sus mejillas ligeramente rojas y sus labios un poco hinchados, alzó una ceja y miró adentro: Shinichi estaba con la cara pegada a la mesa lleno de vergüenza y aunque no podía ver su rostro, Heiji alcanzaba a ver la punta de sus orejas rojas.
《Algo... se siente raro》
"Ejemh... ¿No tenias algo que decir?" Cuestionó desviando su atención, al instante Heiji dejó de pensar en el ambiguo ambiente y recordó el problema.
"¡Cierto!... ¡Ellos se acercan! ¡Soldados Imperiales se acercan al pueblo!"
Con aquella noticia al aire, tanto Kaito como Shinichi olvidaron la vergüenza y miraron a Heiji sorprendidos.
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Hola a tod@s.
Me he tomado un muy... pero muy largo tiempo en actualizar y lamento hacerlos esperar tanto... pero al fin aquí estan estos tres capítulos.
Gracias por el apoyo y hasta la proxima, cuidense. 💖
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