Capitulo IV
[ADVERTENCIA]
Este capítulo tiene temas relacionados con la violencia y abuso.
"Buscando alivio: Segunda parte"
La tranquilidad de Kaito no duró mucho, cuando su visión se oscureció y entró en su subconsciente todo cambió.
Su sueño solo mostró el escenario obscuro y deteriorado, las paredes de ladrillos sólidos cubiertos de moho, el ruido de las cadenas retumbaba y el olor a guardado y putrefacción en el aire, solo dando una vibra más deprimente.
"Hey~... Mocoso. Tengo un regalo para ti" resonó una voz, canturreando en tono tétrico que se acercaba poco a poco con pasos firmes, el ruido de un objeto arrastrado se escuchaba. Y aún que la escena era borrosa y mayormente obscura, solo quedaban esa extraña sensación de rabia en su pecho y el impulso de gritar '¡Lárgate!', pero antes de que pudiera decirlo sintió que su garganta se cerraba y su pecho se apretaba.
Sus ojos se ensancharon al ver ese pequeño cuerpo recién arrojado frente a el, su corazón se detuvo por un momento antes de que volviera a palpitar con dolor. Estaba lleno de horror al ver esa piel chamuscada.
"¿No te gusta?" Dijo aquel tipo con una risa siniestra, su mano alzó la cabeza quemada. Su visión se tornaba de más y más borrosa debido a las lagrimas que se acumulaban en sus ojos y la cara quemada que había girado en su dirección ya no se podía ver claramente.
Solo lograba ver el color azul ultramar en la cara del pequeño.
Sus manos temblaban tanto al intentar alcanzar el rostro quemado, sus ojos le ardían tanto mientras sus lágrimas escurrian. Su pecho dolía tanto.
Le dolía tanto que sentía que ya no podía respirar.
En ese momento sus ojos se abrieron de golpe, había vuelto a su casa de madera. Tirado en el suelo, su pecho subía y bajaba rápidamente mientras las lágrimas se deslizaban de sus ojos.
Todo había sido una pesadilla. Una terrible pesadilla.
Kaito se sentó de golpe y giro rápido a la cama, estaba vacía. Sintió una punzada en su pecho.
"¿Sh. Shi. Shi. Shinichi?" Su boca temblaba tanto que no podía evitar tartamudear, presa del pánico se levantó y corrió en busca de Shinichi. Miró en todas direcciones pero no había rastro de él, sin importarle ponerse zapatos o arreglar su cabello que parecía un nido de pájaro, salió de casa y lo busco.
A cada segundo sentía que el aire abandonaba su pecho, miró y miró hasta que al fin sus ojos violáceos lo vieron en cuclillas junto a un grupo de niños.
Shinichi se encontraba enseñando escritura a aquellos niños analfabetos, con un palo de madera escribía en la tierra distintas palabras. Al ser un caballero de alto rango, Shinichi tenía un estilo de vida muy estricto; se levantaba apenas el sol salía y empezaba un suroeste entrenamiento hasta que fuera hora del desayuno, luego iría a cumplir sus deberes y labores como Capitán General.
Acostumbrado, se levantó apenas el sol salió y vio al dormido Kaito acostado en el suelo, tan pacífico que apenas notaba el subir y bajar de su pecho al respirar.
Como es natural se aburrido y salió a dar un paseo, terminando con estos niños para matar el tiempo.
"Esto significa Mamá y este otro Papá" Explicó y abajo de esas dos palabras escribió otras palabras más "Esta de acaba significa Hogar y está otra significa Familia" los niños con un palo de madera cada uno copiaban las escrituras lo mejor que podían mientras repetían lo que significaba.
Uno de esos niños, alzó la mirada percatarnose de el recién llegado. Con una sonrisa sacudió su mano con energía, saludando a Kaito y grito con entusiasmo "¡Buenos días hermano mayor!".
Sin siquiera mirar, Shinichi supo de inmediato a quien saludaba.
Antes de que pudiera girar y saludar, una mano tomó su brazo y lo alzó de golpe, unos brazos lo roderon y una cara se presionó en su hombro.
"¿Kaito?" Shinichi se quedó tenso en el momento uno de contacto, sus manos estaban a sus lados sin saber dónde ponerlas y su corazón palpitaba de una forma extrañamente ruidosa. Sin que Shinichi lo notará, su rostro mostró un ligero rubor.
Los brazos que los aprisionaban lo apretaban de forma temblorosa. Shinichi no sabía que era lo que le ocurría a Kaito pero: por el sudor frío, por el temblar de su cuerpo y el palpitar extremadamente rápido que podía sentir al tocar su espalda con la llema de sus dedos podía entender que algo no estaba bien.
Era como sí tuviera miedo.
Al pasar del tiempo, Kaito parecía dejar de temblar y ya cuando sintió que todo el temor residual salía de su cuerpo suspiro aliviado. Apretujo a Shinichi una vez más antes de soltarlo.
"¿Mejor?" Preguntó Shinichi sonriendo.
Kaito al ver esa sonrisa se sintió renovado y la correspondió con otra sonrisa.
"Si..."
Todos las personas que presenciaron esa escena quedaron con la boca abierta, el abrazo repentino y esa radiante sonrisa en la cara de su Lider.
A lo lejos se oían los murmullos:
"¿Kaito-San esta sonriendo?"
"Nunca antes lo había visto sonreír así"
"No sabía que Kaito-san podía poner esa expresión"
Con esas incesantes voces Kaito volvió en sí, se aclaro la garganta y volvio a poner su expresión neutral, se giro para volver a su cabaña sin decir nada más.
Los niños volvieron a rodear a Shinichi, quien se habia quedado pasmado.
Había pasado un tiempo desde que se separaron y aunque los años habían pasado, Shinichi recordaba la sonrisa de Kaito de cuando eran niños. Sin embargo; esa sonrisa de recién se veía diferente a la que recordaba. Ambas eran hermosas y llenas de calidez pero, una era adorable mientras que esta nueva sonrisa había madura y dejado de ser adorable, volviéndose terriblemente seductora. Ocasionando un apenas notable rubor en sus mejillas.
'Kaito... Realmente es... Guapo' Pensó.
Con los constantes jaloneos de sus pantalones despertó de su aturdimiento y volvió a prestar atención a los niños.
Tallo sus mejillas y devolvió su expresión llena de tranquilidad y se acuclillo de nuevo para volver con sus enseñanzas.
•-•-•【 ● ● ● 】•-•-•
Ya habían pasado otra semana desde su reencuentro.
Y desde esa mañana que Kaito había ido abrazarlo de la nada, lo volvió a repetir cada mañana desde entonces: Si Shinichi no estaba cerca al despertabar, lo buscaba hasta encontrarlo y lo abrazaba como si fuera su propia vida, y si Shinichi estaba aún durmiendo, lo observaba hasta que este despertaba.
Los primeros días Shinichi no le presto mucha atención pues no le molestaba el ser abrazado, y aunque le preocupaba la razón detrás de este extraño comportamiento, no preguntó por nada y solo se dedico a esperar que Kaito fuera el primero en hablar.
Sin embargo, aquella paciencia llegó a su límite.
Esa mañana Shinichi se había levantado un poco más temprano de lo habitual. Tenía pensado hacer un poco más agradable la mañana de Kaito, primero se metería a bañanar y después haría un desayuno.
Se preparó un poco de agua y se desprendió de cada prenda para después iniciar su baño, cuando se empezaba a meter al agua un estruendo lo sorprende.
Kaito se había levantado y otra vez parecía asustado, sus profundos ojos nublados parecían solo ver una cosa y era el.
"¡¿Pero qué Mierda?!" Gritó Shinichi con enojo, hundiendo todo su cuerpo en el agua con un sorprende rubor en todo su rostro y cruzando sus brazos como si intentará ocultar su pecho.
Como si Kaito no hubiera escuchado su grito entro al baño, jalando uno de sus brazos sacó a Shinichi de la bañera y procedió a abrazarlo, sin importarle cuan mojado estuviera.
Empapando su ropa, Kaito abrazo temblorosamente una vez más. Shinichi empezó a golpear la espalda de Kaito con enojo mientras gritaba.
"¡Oye! ¡Suéltate maldita sea!.. ¡AH!" Kaito había deslizado su dedo índice por toda su columna vertebral hasta su espalda baja, ocasionando un incesantes escalofrío y calor por dónde su dedo tocó.
"Todo esta bien Shinichi..." susurró en su oído. Sintió aún más escalofrío al sentir su aliento rozar por la punta de su oído. Su corazón latía tan rápido, su mente se empezaba a nublar y sus piernas se ponían débiles mientras aquellas fuertes y cayosas manos tocaban su espalda baja.
Cuando sintió que lo apretujaba más, Shinichi volvió a reaccionar y dio un fuerte golpe certero a un costado de su abdomen, Kaito dio un paso atrás soltado un leve gemido lastimero. Sin esperar otro segundo, Shinichi acertó un segundo golpe: de una patada lo boto al suelo y en cuestion de microsegundos el tomo una toalla y cubrió nerviosamente su cuerpo.
Tras semejante paliza, Kaito volvió a reaccionar, vio a un Shinichi realmente enojado.
"¡Tu!¡Tu!¡Tu!¡Tu!... ¡¿Qué demonios te ocurre?!"
Kaito se heló en el suelo mientras su rostro se volvía gradualmente rojo intenso. Apenas había entendido todo lo que había hecho.
"Yo lo siento... Yo... Yo mejor salgo de aqui" dijo nervioso, temblando de los nervios y del dolor en su abdomen se levantó y caminó a la salida. Cuando estuvo a punto de cerrar la puerta, Shinichi volvió a gritar:
"Espera en la sala y... ¡Ni se te ocurra irte a esconderte!, ¡Hoy vas a decirme que mierda te ocurre!"
Sin responder a su orden, Kaito cerró la puerta.
Después de que Shinichi se terminara de bañar, fue a la sala y justo como había ordenado: Kaito estaba en la mesa con la cabeza gacha esperando obendietemente a Shinichi.
Shinichi se sentó frente a el. Hubo un silencio incómodo, Shinichi solo observaba los hábitos nerviosos de Kaito; sus dedos rascando la superficie de madera de mala calidad, sus talones golpeteando el suelo a un ritmo rápido y sus labios fruncidos mientras sus dientes mordían su labio inferior.
'La mismas reacciones que tenía cuando las monjas del orfanato lo regañaban por hacer travesuras' observó sonriendo internamente.
"¿Y bien?" Shinichi fue el primero en hablar.
Kaito se estremeció al escuchar su voz gélida.
"Quisiera no tener que decirtelo" opinó en voz baja.
Shinichi alzó una ceja y frunció los labios.
"Eso lo hubieras pensado antes de entrar al baño hace unos minutos... Ahora, habla" reclamó cruzando los brazos.
Kaito mordió aún más su labio inferior.
"Es un recuerdo poco agradable" volvió a opinar. Y aunque Shinichi no quería hacerle recordar los malos recuerdos, se rehusaba a volver a pasar por algo similar por culpa de ese mismo problema.
Al ver su obstinación a no querer decir algo más empezó a contar.
"Si no me dices nada en tres segundos me levantaré y me iré muy muy lejos" amenazó.
Kaito guardo silencio y entonces Shinichi comenzó a contar.
"Uno..."
No habló.
"Dos..."
Seguía sin hablar.
"Tres"
Al escuhar el tres se estremeció pero aun así no habló.
Shinichi suspiro, se escuchó el chirrido de la silla cuando Shinichi se levanto.
"Muy bien me largo" se giro en directo a la salida.
Kaito al fin alzó la mirada y cuando Shinichi apenas dio tres pasos firmes que no parecian ser solo amenazas, Kaito se alzo y lo tomo del brazo lleno de temor. Shinichi lo miró seriamente.
"¿Hablarás?"
Kaito vacilo un poco pero al final respondió.
"Hablaré"
Ambos volvieron a la mesa y se miraron en silencio.
Se podía ver aún la duda un los ojos violáceos de Kaito pero aun así se trago todo ese nerviosismo y comenzó a hablar.
"¿Recuerdas el día... cuando nos separamos?"
Los labios de Shinichi se fruncieron al instante.
'¿Cómo podría olvidar ese día?' Comentó en su cabeza, apretujo sus puños.
Para los dos ese día... fue el peor día de su vida.
•-•-•【 ● ● ● 】•-•-•
[12 años atrás]
Ese día de lluvia intensa. Cuando Kaito, Shinichi, Heiji y Hakuba escaparon del orfanato, el cual estaba siendo saqueado por bandidos. Se habían llevado el poco dinero del orfanato, abusaron de las monjas y se las llevaban para venderlas como esclavas.
Y los niños tampoco fueron la excepción.
Esa banda era la conocida organización de negro. O era así como se hacían llamar.
Esa organización se especializada en los saqueos y asesinatos, pero sobre todo en la venta de esclavos de alta calidad. Y los niño eran el mejor de sus negocios.
Los niños del orfanato con buenos rasgos, fueron llevados mientras que los desfavorecidos en apariencia eran aniquilados. Kaito había detectado la amenaza a tiempo y con su poco tiempo de anticipación solo pudo sacar a sus tres hermanos.
Sus tres hermanos menores no entendían porque Kaito los levantaba tan temprano, Kaito aún a su corta edad sabía que tenía que mantener calmados y no alterarlos para poder salir sin llamar la atención.
"Recuerdan que les dije que nos iríamos juntos a vivir una buena vida, lejos de orfanato... bueno hoy es el día" les mintió, los ayudo a vestirse rápido y abrió la ventana.
"Kaito-niichan... no podemos esperarnos a que sea un poco más claro el cielo?" Cuestionó Shinichi tallandose su ojo mientras bostezaba.
Kaito verifico que no hubiera nadie afuera y se giro mirar a sus hermanos.
"No, debemos irnos ahora. Las hermanas se levantan apenas el sol sale y una vez que ellas despierten se darán cuenta que estamos huyendo" Explicó rápido.
Extendió su manita a sus hermanos en señal de que era hora de salir. Aunque los 3 tres tenían miedo, no dudaron de su hermano mayor por lo que no tardaron salir por la ventana.
Kaito tomó la mano de Shinichi y susurró:
"Shi-chan no me sueltes... todos siganme"
Hakuba y Heiji siguieron su ejemplo y se tomaron de las manos. Caminaban despacio y llenos de sigilo, llegando así a los altos muros de ladrillos que rodeaban el orfanato. Kaito ya hace mucho, se había percatado que detrás de unos arbustos había un hueco en el muro lo suficientemente grande para que sus pequeños cuerpos pasarán.
Con precaución, Kaito volvió a asomar su cabeza he inspeccionó que no hubiera nadie del otro lado.
"Esta libre, primero tu Shi-chan" empujó al mencionado, Shinichi miro con vacilación el hueco de escape, giro a mirar a Kaito queriendo descifrar las acciones de el. Si bien Shinichi era menor a Kaito, su inteligencia y perspicacia eran más agudas que las de cualquier niño, haciendo sentir que algo no estaba del todo bien.
El sudor frio escurriendo en su frente le dio a Shinichi una pequeña pista, estaba seguro que no era una situación tan simple como un escape y podia percibir el peligro en el lugar, sin más obendietemente paso por aquel hueco y así ayudar a pasar al siguiente.
Cuando Shinichi y Hakuba pasaron al otro lado, Kaito sintió como la ansiedad iba disminuyendo y se sentía más cerca de la salvación. Pero de repente, las tenues luces de antorchas se acercaron junto con pasos y risas.
Kaito apresuro a Heiji a salir y el paso lo más rápido que pudo, sin embargo; uno de esos hombres noto el movimiento y ordenó que fueran a ver.
Kaito sin otro plan y presa del pánico, volvió a tomar a Shinichi, Shinichi tomo a Heiji y Heiji a su vez a Hakuba, tomados de las manos corrieron con toda su fuerza.
Justo cuando creyeron haberlos perdido, uno de esos hombres ya los habían alcanzado sin que se dieran cuenta. Era un hombre alto y delgado, su cabello gris largo y con un flequillo que cubría vagamente sus ojos de aspecto siniestro.
Sin mucho esfuerzo, el hombre separó a Kaito de los tres niños y alzó a Shinichi por su mandibula, evitando que este gritara.
El hombre siniestro observó la mercancía, quedando realmente satisfecho. Había encontrado un niño de piel pálida, cabello negro y sobre todo esos hermosos ojos azules ultramar que eran muy codiciados por su escasez.
Shinichi había estado forcejeando mientras las lágrimas por el miedo no paraban de fluir de sus ojos
"¡Suéltalo!" Kaito quien al fin había salido del shock y tomado el coraje para lanzarle una piedra a la cara del hombre. Clamarente el de cabello gris no lo esperaba, golpeado su cien y dejando una leve sensación de dolor.
El hombre miró a Kaito de arriba a bajo y sonrió.
"Parece que la suerte me acompaña el día de hoy" su mirada vago de Kaito a los otros dos niños que se habían arrinconado juntos cerca de un árbol. "De por sí encontrar un niño de ojos azules es realmente un milagro, uno con ojos violáceos lo es aún más. Sin mencionar a un par de ojos verdes y otros rojos...
Sin duda se venderán bien"
Tras escuchar esas últimas palabras, Kaito sintió como un escalofrío recorrer su cuerpo. Miró a Heiji y Hakuba y no dudo en gritar.
"¡Huyan!" Ambos se pasmaron al instante, claramente entendían que al decir huir: se refería a dejar a Shinichi y Kaito atrás. Las ganas de huir estaban ahí pero, no querían irse sin ellos dos, así que ninguno de los dos se movió.
"¡Dije que se fueran de aquí!" Repitió con más autoridad "¡Rápido! ¡Antes de que lleguen más y no puedan!... ¡Heiji tu seras el hermano mayor y cuidarás de Hakuba hasta que vuelva con Shi-chan... y como hermano mayor, tu trabajo será priorizar su seguridad en todo momento!"
Heiji podía estar aterrado, pero eso no lo hizo tonto. Entendió por completo las palabras de su hermano mayor y con todo el dolor del mundo, apretó la mano de Hakuba y huyó.
El hombre se carcajo de una forma macabra, cuando pensó en ir tras esos dos, pero fue limitado por la furia de un pequeño león enojado. Kaito se abalanzó a el y sin saber de dónde sacó la fuerza y la habilidad, de un salto alcanzó y se aferró al cuello del hombre, y como lo haría un león mordió el cuello de su presa.
El hombre se estremeció de dolor, soltando a Shinichi y dejarlo caer.
Shinichi estaba petrificado mientras temblaba y tosía horriblemente. Miró al hombre que estaba siendo torturado por la fuerte mordida de Kaito mientras trataba de sacarse al menor de encima, de aquella mordedura la sangre ya empezaba a escurrir.
Kaito dejo de morder al hombre solo para gritarle al pequeño en estado de Shock.
"¡Shi-chan tu también vete!" Con estas palabras Shinichi volvió a la realidad e igual que con Heiji y Hakuba, Shinichi no estaba dispuesto a abandonar a su hermano. Le temblaban sus piernas pero el aún así el intento avanzar y ayudar a Kaito a enfrentar al más grande.
Kaito estaba conciente de que jamás ganarían, incluso su fuerza al sujetarse del hombre se acababa y pronto no podría hacer nada para salvar a Shinichi.
Así que para convencerlo, dijo otra mentira.
"¡Estare bien! ¡Te prometo que te alcanzaré!"
Shinichi no quería irse sin el, pero el también entendió una cosa con su joven pensamiento, y es que solo sería una carga para Kaito y que sin él aquí tal vez podría salir de esta. O eso el lo que quiso pensar.
Mordiendo su labio inferior huyó por la misma dirección en la que marcharon los otros dos.
Kaito siguió aferrándose al hombre; rasguñando su cara, mordiendo su cuello e incluso jalando su cabello y no soltó al hombre hasta que sintió que Shinichi estaba en una distancia segura. El hombre enfadado, tiro a Kaito con fuerza dejándolo aturdido y con todo su cuerpo adolorido.
"¡Mierda!..." se inclinó a un lado de el y lo alzó tomándolo de las greñas "¿Sabes que tan buena mercancía acabo de perder?"
Kaito se quejó un poco del dolor pero aun así miro con arrogancia al hombre y le escupió en la cara.
"Mis hermanos no son tu maldita mercancía"
El hombre respiro en un intento de apaciguar su ira, sabía que Kaito era parte de esa tan llamada mercancía que no podía darse el lujo de dañarla. Terminando por noquerarlo con un fuerte golpe en su estómago.
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