Capítulo 5
Innumerables noches transcurrieron, los ánimos del Rey y Thearis eran los mismos... se sentían deprimidos sin cura. El tiempo pasa, Thearis sigue con sus tareas pero sin la protección de Psique, las hermanas mayores hacían lo que ellas quisieran con Thea.
La trataban como si de una paria se tratase, la tenían corriendo de aquí para allá solo para molestarla, pero Thearis se mantuvi firme ante sus acciones e hizo lo que se le ordenaba al pie de la letra.
Sus hermanas hicieron que Thearis cumpliera con los trabajos más cansados e incluso peligrosos... en algunos casos tuvo que usar armas, otraa veces quedó bastante herida por esos mismos trabajos. Pero no se detuvo, consiguió completarlos a pesar de todos, tuvo de ejemplo a la Diosa Atenea, por su valentía, sabiduría y fuerza.
Quiso ser valiente para portar el arma y arriesgarse, quiso ser fuerte para aguantar los trabajos y no morir en el intento... y con aquella determinación en mente, siguió adelante.
Pero quien tampoco se había rendido era Aimar, y cada día que pasaba él perdía más la paciencia... si no la había perdido ya...
- Por favor que Psique esté bien... - Termina de pedir Thearis antes de levantarse y salir del templo de Atenea.
Eros ya no era el único Dios para ella desde que Psique se había ido, Thearis buscaba en Atenea la protección para Psique y para sí misma cuando tenía que hacer algún trabajo peligroso.
Suspira y se decide en volver al palacio, caminaba sumida en sus pensamientos hasta que una figura se le atraviesa en su camino.
- ¿Huh? Ah... eres tú, Aimar -
- Thearis, tenemos que hablar - El tono de voz del pretendiente era oscuro e hizo inquietar a Thearis.
- Am... No tengo tiempo - Intenta pasar pero rápidamente es sujeta por el brazo por Aimar - Aimar... -
- No soporto más tu rechazo, haré que olvides a ese Dios así sea tomándote ahora -
Thearis lo golpea con la cesta, aquello lo sorprende y ocasiona que la suelte por lo que Thearis no pierde tiempo y escapa corriendo a toda la velocidad que sus piernas le brindaban. Su corazón latía con fuerza y el miedo comenzó a llenarla completamente.
No quería, no quería que otro la tocase, quería refugiarse en el templo del Dios al que adoraba y que apareciera para ayudarla, aunque eso solo fuera una fantasía para ella.
- ¡Thearis! - Mira hacia atrás viendo a Aimar pisándole los talones, estira su mano hasta ella pero Thearis fue más inteligente, se detuvo en seco tirándose al suelo y consiguiendo que él tropezara con ella y cayera al suelo.
No pierde el tiempo nuevamente y vuelve a correr, aunque al pasar junto a él agarra su vestido y lo desgarra un poco, no le importó y siguió corriendo. Aimar no tardó en recomponerse y volverla a perseguir.
Thearis corre hasta ver tan cerca el templo de Eros pero entonces siente que se lanzan sobre ella y termina en el suelo.
- ¡Déjame! -
- He esperado suficiente, no pienso esperar más - Agarra sus muñecas y las deja aprisionada contra el suelo con una mano.
- ¡Aimar, no... ! ¡Por f... ! - Las suplicas de Thearis se ahogaron cuando Aimar une sus labios para callarla. Ella comienza a acumular lágrimas.
- Serás mi esposa, serás mía Thearis... -
Aimar comienza a besar el pecho de la chica y comienza a bajar distrayéndose con sus pechos aún cubiertos por su ropa, Aimar acaricia la pierna de Thearis mientras besa su pecho y cuello, él aligera el agarre en sus manos así que Thearis libera una y comienza a intentar empujarlo mientras llora y suplica, pero era inútil.
No podría conseguir nada contra un guerrero importante y conocido por su gran fuerza.
Miró a su alrededor desesperada por algo que la ayudase y vio una piedra, la intentó alcanzar pero Aimar rasga un poco su vestido distrayéndola y comienza a lamer uno de sus pezones.
- ¡No quiero! ¡No quiero! ¡No quiero! - Grita ella mientras forcejea y se estira, finalmente agarra la piedra y la estreya contra la cabeza de Aimar quien cae a un lado apretando la herida con una mano.
Thearis se levanta con torpeza y corre mientras se sujeta el vestido y entra al templo y cae junto a la estatua.
- Por favor... ayúdeme... por favor -
- ¡Vuelve aquí! - Thearis se asusta aún más.
- ¡Ayúdenme! -
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