Capítulo 17
El hombre se detiene cuando siente que Thearis había dejado de forcejear, se levanta para mirarla notando su rostro derrotado.
- Está bien... has lo que quieras conmigo... No me opondré más... -
Él la mira sorprendido pero sonríe y comienza a besar su cuello de nuevo mientras su mano libre repasa su figura, Thearis aprieta los dientes a la par que cerraba los ojos con fuerza.
Todo esto la hacia querer romper en llanto y gritar, quería alejarse, prefería hasta morir que estar en esta situación de nuevo.
- Me duelen... - Dice llamando la atención de él.
- ¿Qué? -
- Las muñecas... me duelen... - Dice, él las mira notando el rojez y heridas que había provocado la atadura en sus muñecas por el forcejeo y la fuerza con la que estaban atadas.
- ¿Prometes que no intentarás huir? -
- Lo prometo... -
Él asiente y desata sus manos, ella finalmente siente alivio por sus muñecas pero no por mucho tiempo ya que él volvió a besarla y a delinearla; Thearis suspira profundo para no hacer nada que arruinasr todo...
Eleva sus manos y las apoya en sus hombros, deja que él siguiera con sus besos que lo único que le provocaban eran arcadas, y lentamente pasa sus manos con disimulo hasta la cintura de él, quien mordió su cuello y ella se vió en la obligación de soltar un jadeo para que creyera en sus actos.
Él sonríe contra su piel y continúa, la mano de ella finalmente llega a su bolsillo y saca el collar, agita el cascabel y ruega porque Eros llegase pronto... bueno... ruega porque llegue y no la deje aquí.
Pero el hombre sobre ella ya comenzaba a quitarle la ropa, comenzó con bajar una de las tiras en su hombro y besar el comienzo de sus pechos, su otra mano se colaba por la división de la falda larga y ella no pudo aguantar más.
- ¡Eros por favor! ¡Ayúdame... ! -
El ventanal en la pared se rompe cuando unas flechas lo atravesaron, el hombre suelta un grito de dolor que congela la sangre de Thearis y se paraliza al verlo. Su sangre salpica en ella mientras que él cae a un lado.
Thearis ve como las flechas atravesaban su brazo, hombro, costado y pierna... las heridas dejaban charcos de abundante sangre en la habitación. El ventanal termina de romperse y la figura de Eros se hace notar con todo su esplendor, pero dejando ver lo furioso que estaba.
Thearis lo mira mientras se arregla la ropa y deja caer lágrimas de alivio, Eros la mira un segundo y con una seña hace que rápidamente se acerque a él y la cubra con un ala mientras la estrecha contra él.
Eros mira al hombre que se estaba levantando, Eros prepara otra flecha, cubre la visión de Thearis con su ala y dispara en el cuello al hombre quien termina en el suelo desangrándose más y sin poder respirar.
Justo en el momento en que Eros escuchó los pasos apresurados de los guardias del palacio, agarró a Thearis y salió por el ventanal destruido. Podía sentir el cuerpo de ella temblando tanto... además de como soltaba sollozos.
- Gracias... - Menciona aún así ella.
Eros solo la mira, Thearis se aferra a su cuello y trata de calmarse mientras él regresaba al reino; tenía algo que hacer.
Aterriza frente a la casa de Thearis y la deja en el suelo.
- Quédate aquí - Dice tratando de no sonar tan frío con ella pero lo había notado. Thearis no se opuso y lo vio marchar hacia el interior de su casa derribando la puerta de golpe.
Thearis solo pudo escuchar la sorpresa de sus padres y la voz molesta del Dios hasta que los otros suplicaron misericordia y perdón, pero eso es algo que ni Thearis estaba dispuesta a darles. Se dio vuelta y fue a sentarse a la fuente cerca de allí, se miró el reflejo viendo la sangre salpicada en su ropa y rostro, además de casi todo su cuerpo.
"Quiero limpiarme..."
Se aferra al borde de la fuente y así lo hizo, por lo menos la piel, comenzó a pasarse el agua quitando primero las manchas de sangre pero no pudo quitar las sensaciones de tener más manos sobre ella.
Apretó los dientes y comenzó a pasarse las manos más fuerte, por el cuello empezó a presionar sus uñas sin darse cuenta... pero la sensación seguía allí, no podía quitarla por más fuerte que se intentara limpiar. Entonces vió el reflejo de Eros tras ella y se detuvo, algunos veían al Dios completamente sorprendido de que estuviera allí y tras aquella chica que todos sabían que estaba enamorada de él.
- ¿Vienes conmigo? - Eros le tiende la mano, Thearis lo mira, finalmente ella se levanta.
Mira de reojo a los demás pero sin importarle nada más toma su mano, Eros la jala hasta pegarla a ella y alza vuelo. La gente exclama sorprendida mientras ven a ambos alejarse, pero no pueden seguir viéndolos cuando cruzan las nubes.
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