Capítulo 14

Eros vuela por encima de las nubes, Thearis mira a todos lados y se sorprende por el hermoso palacio en aquella isla flotante con un jardín lleno de flores.

- ¿Qué es... aquí? - Pregunta Thearis sin poder dejar de admirar el hermoso lugar, Eros vuela hacia el.

- Mi casa - Responde mientras baja y la deja en el suelo.

Thearis siente el pasto bajo sus pies descalzos y suspira el tan puro aire que llenaba sus pulmones y la hacia sentirse en calma. Mira a Eros cuando este le extiende la mano para que ella la tomara, así lo hizo y él la guió hasta el interior del palacio.

- ¿Está bien que yo esté aquí? -

- Para mi sí, y eso es suficiente -

Thearis sonríe ligeramente mientras se pasea por el lugar mirando todo pero con miedo de tocar cualquier cosa ya que no quería romper algo. Eros solo la observa y viéndola así solo puede sentir ternura por su curiosidad.

- Maestro ha llegado - Se escucha una voz pero no había nadie, según Thearis.

- ¿Quién... ? ¿Dónde... ? - Thearis trata de encontrar al dueño de aquella extraña voz pero no estaba por ningún lado.

Aquel sirviente invisible se presenta ante Thearis explicando quién era él.

- Prepara una de las habitaciones - Ordena Eros y el sirviente rápidamente fue a cumplir con su deber.

Thearis escucha que se aleja y sonríe un poco pero entonces piensa en algo que la hace quedar quieta y concentrada en solo aquello.

- ¿Sucede algo? - Pregunta Eros acercándose a ella y consiguiendo que reaccionara.

- Ah, no... para nada - Sonríe Thearis antes de segui explorando el palacio con Eros detrás quien no estaba convencido de su respuesta pero no dijo nada por el momento.

Ambos continúan el recorrido hasta que aquel sirviente avisa que la habitación ya estaba lista y ellos fueron a verla; Thearis nuevamente se sorprende por la increíble y amplia habitación llena de lujos.

- Esto es... genial... - Murmura mirando todo pero ve hacia la cama y nuevamente aquel pensamiento invade su mente.

- Sé que algo ocupa tu mente... me gustaría que me dijeras qué es - Eros la mira exigente y ella se abraza a sí misma apenada.

- Am... solo me preguntaba... si es esta la habitación en donde Psique y tú... bueno... - Se sonroja y avergüenza de sí - No necesitas hacerme caso, solo es... algo sin importancia - Suspira y huye hasta el balcón.

Eros va con ella.

- No tienes que fingir que no te importa, es muy normal para los humanos que se preocupen por ciertas cosas... y respondiéndote: No, esta no es aquella habitación -

Thearis solo permanece mirando el paisaje pero concentrándose y pensando en sus palabras. Eros vuelve a acercarse más hasta quedar tras ella, lo siente tras su espalda y no pudo evitar ponerse nerviosa; pero Eros acaricia uno de sus brazos con demasiada delicadeza.

- Thearis... de ahora en más quiero que me digas lo que te perturba o molesta aunque para ti sea insignificante... no quiero que te guardes tus problemas - Pide el Dios.

- Como negarle una petición a un Dios... - Se da vuelta y mira su rostro - Y más siendo tú... -

Eros deja escapar una sonrisa pequeña pero sincera, levanta la mano hacia ella y pasa la yema de sus dedos por su mejilla y baja para tocar ligeramente sus labios; Thearis solo permanece quieta y dejándo que el Dios hiciera lo que estaba haciendo. Eros baja de sus labios, pasa sus dedos por su cuello, clavícula y llega hasta el collar sobre su pecho. La respiración de Thearis se corta por un instante, él agarra el collar y lo observa un segundo antes de mirar los ojos de Thearis.

La luz de luna hacía que sus ojos se volvieran más brillosos y claros, se apreciaban mejor al igual que todas sus facciones. Eros se acerca más provocando que Thearis retroceda hasta apoyarse contra el borde del balcón, apoya sus manos en este y Eros toma su cintura con una mano.

- Eres realmente hermosa, Thearis... - Suelta cerca de su rostro provocando un estremecimiento en ella.

Thearis no es capaz de pronunciar ninguna palabra justo ahora; Eros no se molesta, se acerca más hasta que el aliento de ambos comenzaba a mezclarse, el corazón de Thearis palpitaba con fuerza dentro de su pecho y esperaba el momento en que terminara de acortar la distancia entre ambos.

Pero no consiguió hacerlo, la mano del Dios que estaba en su cintura se movió un poco, su otra mano se apoya en su brazo tomándola... y la mente de Thearis le jugó en contra... Los recuerdos de Aimar se dispararon y por un instante creyó que era él y no Eros.

Apartó la cabeza sorprendiendo al Dios pero él, al ver la expresión en su rostro la cual dejaba ver su miedo y nervios... comprendió, notó y sintió el temblor en su cuerpo así que apartó sus manos y se separó un paso; fue entonces cuando Thearis soltó el aire acumulado y dejó de apretar el borde del balcón.

- Y..Yo... l..lo siento, y..yo no... - La voz temblorosa de la chica provocó lástima en Eros, sabía que se trataba de aquel trauma que ese hombre le había provocado.

- Está bien... Thearis... no necesitas pedir perdón ni explicarte... - Eros suspira y sonríe ligeramente - Será mejor que duermas... ¿Te parece bien? -

- Y..Yo... - Thearis cierra la boca, baja la cabeza pero asiente ligeramente.

Ambos entran a la habitación, Eros se despide de Thearis antes de salir y cerrar la puerta tras él. Ella se abraza a sí misma mientras suspira y se sienta en la cama, pensaba en lo que habría ocurrido si no fuera por sus pensamientos.

Pero entonces, fue como sentir las manos de Aimar sobre ella, por todos los lugares en donde la había tocado... Se sintió horrible, apretó su agarre en sus brazos y presionó sus dientes con fuerza. Algunas lágrimas empañaron sus ojos mientras no podía pensar en otra cosa ni deshacerse de aquella sensación.

Era como si Aimar aún la estuviera atormentando a pesar de ya estar muerto.

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