Mi amada Príncipe I
- ¡Una maravillosa noche para el romance!
- ¡Así es Jade! ¡Y más en estos tiempos donde todos somos iguales no importa nuestra condición e inclusive nuestra orientación!
- ¡Te entiendo completamente Fred! ¡Ahora la señorita Claud Ludwig estaría próxima a casarse con su amada, su novia que ha compartido mucho juntas desde sus días de secundaria, la señorita Emily Stoeberl!
- ¡Ambas unas bellezas, sin duda alguna! ¡Brindemos por ellas! ¡ Y por un mundo sin discriminación, sin...
La chica quien veía la noticia en televisión, la apagó.
- Hay pura mierda hoy en día en la televisión, ¿será por eso que ya nadie la ve?
Clauddine, oh bueno, Claud Ludwig, pronto la futura esposa de Emily.
La señorita Claud, una mujer de mundo. Altura de 1.73 metros, cabello rubio platino y corto; elegante, sobria, a veces vintage y con porte como la de un caballero ejemplar, de buenos modales, todo un perfil de ser un Adonis que encanta a todo hombre, pero sobre todo a cualquier mujer con ese porte tan galante y de ser todo un príncipe. Captura corazones de todas las doncellas, con ternura y cariño.
Ahora estaría por celebrar su compromiso con su novia Emily, a la cual la conoce desde sus días de escuela. Todavía su mente viaja a sus días de juventud.
Una pequeña Claud, al descubrir con tan solo un beso en la mejilla su real gusto, por las chicas. Sin embargo, solo una chica tiene el honor de ser su primer amor.
- ¡Toc! ¡Toc! - dijo una chica al otro lado de la habitación, al mismo tiempo tocaba desde afuera. Y sin esperar respuesta, abre la puerta -. ¡Claud, amor! - dice con voz cantarina y dulce -. Tu mami dice que ya están todos los invitados en recepción, está a punto de empezar la fiesta que solo nos esperan a nosotras.
La chica entra a la habitación de Claud para ir a verse al gran espejo de cuerpo completo que tenia su amada. Emily, está chica que está con ella en su habitación, es su futura esposa. También es elegante y de estilo vintage, pero más dulce y femenina que Claud, de ojos azules claros, con un lunar cerca de sus labios rosados, de piel clara y lechosa, con un cabello tan oscuro como el ébano, algo coqueta y con una sonrisa que encanta a cualquiera al verla.
Claud, es cierto que le tenía cierto cariño, aunque ya no la amaba ya no como antes. Ahora estaba metida en este embrollo, por no tener el valor de terminar con ella
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Fue precisamente que después de citarla en su lujoso departamento para hablar con ella para darle la noticia, de que terminaría con ella.
- ¡Déjame te ayudo con la cena!
- Emily no... En realidad yo quería decirte...
- Oh vamos - Emily la ignoro -, dejá lo hago yo. Amor, recuerda que tú nunca has sido buena para la cocina o para cualquier otra cosa a lo que el hogar se refiere.
Se puso un mandil, se arremango las mangas, se lavo sus manos y Emily se puso manos a la obra con la comida. Para dejar satisfecha a su amada Claud con un platillo delicioso.
- Tal vez un "omelet", algo sencillo y rápido - Emily se acercó al refrigerador y saco un queso Gruyère, leche y algo de perejil -. Sabe bien con algo de pimienta.
- Emily debo decirte algo importante...
- ¿Los quieres con algo de jamón? En lo personal es delicioso, le da...
- Emily quiero terminar contigo.
La nombrada se quedó dando la espalda a su novia ante sus palabras, inmóvil con la vista perdida hacía la ventana, sin creer lo que le estaba diciendo.
Su cuerpo comenzó a temblar - ¿Por qué?
Claud tomo aire al mismo tiempo que tomaba valor para hablar con la verdad.
- Voy a ser franca - soltó un suspiro mientras aclaro su garganta -. Últimamente siento que nuestra relación no ha estado bien - la chica de cabello negro no se había dignado a verla, Claud prosiguió: -. N-no me siento cómoda, siento tantas inseguridades con respecto a mi vida y conmigo que no puedo ordenar la ideas de mi cabeza, solamente hemos hablado poco y no solo eso Emily, a veces siento que no te abres ni un poco conmigo. Además solo nos la pasamos haciéndolo y no hablamos de nada - rodeo la isla de la cocina, de color gris hecha de cuarzo, que hacía juego con su cocina de color rojo -. En resumen... Ya no te amo Emily, ya no.
En una relación la honestidad es algo importante, más si con la otra persona lo compartiste todo, si eso se acaba, tan solo pediría honestidad y que lo dijera. Por esto decidió ser honesta con ella.
Claud quería hablar con ella. Emily se tiró al suelo, en cuclillas y se cubrió su rostro para comenzar a llorar.
- No entiendo, ¿hice algo mal? - sollozo -. Yo siempre trate de dar lo mejor en nuestra relación amor mío, te lo di todo, he estado para ti en todo, en todo - soltó unos hipidos.
Claud se acercó lentamente a la chica, quería confortarla, quería terminar, pero no quería hacerla sentir mal. Emily se limpiaba sus lágrimas y justo cuando la chica de cabellos rubios estuvo a punto de acercarse, se levantó de golpe y tomo el cuchillo de cocina y se a punto a la garganta.
- ¡Emily! - Claud estaba aterrorizada al ver a su novia en ese estado, no sabía qué hacer.
- No tiene sentido vivir sin ti - veía al suelo con verdadera melancolía y dolor reflejado en sus cristalinos ojos azules -. Tú me aceptaste, incluso cuando te conté lo que me hicieron esos sujetos en la carretera, cuando me dejaste sola. Después de nuestra pelea y como regrese al día siguiente el colegio - la chica bajo el cuchillo hasta su pecho -. Me quería morir cuando me tocaron - un pinchazo de culpa se clavo en el corazón de Claud por el recuerdo de ese que pudo haber evitado -. Aún así, te quedaste conmigo, estando marcada y sucia, te ame aún más, creí que no te importaba de lo que ocurrió aquella vez.
- ¡Y es verdad Emily, yo no te odio! ¡No fue tu culpa, así que suelta ese cuchi...
- ¡¡Nooo!! - la calla con un profundo grito y chirriante, que duele hasta los oídos, niega con su cabeza repetidas veces -. ¡Tu ya no me quieres y es porque estoy sucia! - la punta roza su piel y Claud suda frío -. Yo no quiero... vivir en un mundo sin ti Claud, prefiero morir - su voz vuelve a suavizarse, toma el cuchillo con ambas manos y lo levanta por encima de su cabeza, sonríe a su contraria con tristeza, a modo de una despedida -. Adiós amor mío.
La cuchillo baja con velocidad y antes de clavarse en su pecho Claud la detiene.
- No lo hagas...- súplica -. Emily - trata de arrebatar el cuchillo de sus manos, antes de que la azabache cometa una locura -. Emily... - vuelve a llamarla, tiene miedo y entonces, respira y piensa en algo loco para evitar que se haga daño -. No te voy a dejar, no vamos a terminar.
Suplicó Claud que ella parara con sus intentos de suicidio, aún así la chica no soltaba el cuchillo, es más, lo agarro con tal fuerza para que la rubia no tuviera la oportunidad de arrebatárselo.
- Emily...- en su cabeza meditó sus palabras próximas en salir de su boca <<Lo siento papá... No quiero cargar con la muerte de alguien en lo que queda de mi vida>> -. ¿Te quieres casar conmigo?
La chica de cabello negro soltó el cuchillo. El tiempo para ambas se detuvo, pero en diferentes perspectivas. La de Emily fue un momento mágico, romántico y bello, para ella, al fin su relación avanzo a otro nivel, ahora se sentía dichosa, su relación estaba dando frutos, no importa lo que hizo en el pasado para lograrlo, ahora era suya, su amada Claud. Para la chica de cabello corto y rubio, fue diferente, rezo para que ese cuchillo no cayera al suelo, que la chica no respondiera a su petición, que fuera una simple pesadilla, eterno fue estar juntas, agotada ya estaba de estar con alguien por quién ya no sentía nada y ahora le había propuesto matrimonio.
El cuchillo cayó al suelo.
- ¡Si! ¡Acepto! - chillo Emily de emoción y se lanzó a la chica a su cuello -. ¡Te amo! - abrazo a la chica y dejo un beso en sus labios inmóviles -. Seremos felices juntas mi amor, mío - se restregó a ella.
Claud se mostró indiferente, había metido la pata hasta el fondo.
- Claud te amo, te haré muy feliz, si para eso debo dar mi vida, lo haré con todo gusto.
•••
No pensó en nada, se puso la soga al cuello y sintió miedo, para alejar esos pensamientos, la besó. Fue intenso lleno de necesidad.
Quiere olvidar, un momento su aterrador futuro lleno de cadenas atadas al compromiso, del significado que tiene el matrimonio, se ato, con una mujer a la cual no ama, ya no; sin embargo está mujer aún tiene algo aún que despierta en Claud.
Verán, Emily es encantadora y agradable, una mujer que pasa cada momento, en el que tiene que revisar su aspecto en un espejo, cada que tiene una oportunidad de hacerlo. No sólo eso, era muy buena en la cama, una mujer que despierta instintos salvajes de la lujuria misma, nada más que eso, Claud piensa que por lo menos eso está bien, mejor que no sentir nada y estar sola, pero no sentir nada más que eso, solo un placer carnal.
{•••}
Y eso fue lo que pasó, luego de eso, ya no se echó para atrás. Le compró un anillo y fue oficial una vez que le dijeron a su familia. Emily es huérfana, desde hace mucho tiempo, solo tiene una tía, que la abandonó una vez que la envío al internado para señoritas y ya no se hablan. Fue invitada a la boda, pero no hubo una carta de confirmación de vuelta.
Regresando al presente. Claud está terminando de vestir para bajar antes de que se diera el brindis y comenzar la fiesta.
Era un vestido con un coqueto escote de corazón discreto con cordón de muslo y abertura, elegante de color negro con una sola manga larga, un vestido precioso que se enamoro a primera vista al verlo en la tienda y por fin lo usaría hoy.
- ¿Claud lista? - entra a la habitación y ve a su novia - frente al espejo colocándose unos aretes de oro y diamante. Emily hizo una mala cara -. Creí que está noche usarías tu traje color crema, ya sabes el que compre hace poco.
- Bueno... Yo ya tenía planeado usar este vestido, desde hace mucho. Lo compré en una tienda y me encantó, pensé que sería la ocasión perfecta para usarlo hoy...
- No me gusta - su dulce voz y su agradable actitud cambió, a una llena de autoridad y exigencia -. Me esforcé mucho para escoger un traje y un vestido que hicieran juego - se cruza de brazos -, este día es un día importante para mí - niega la cabeza y se corrige: - pata nosotras, se celebra nuestro compromiso y dentro de poco estaremos casadas, son clave todos esos detalles para nuestra relación, la mirada del mundo entero, internet, está en nosotras, es un compromiso, una imagen que debemos dar por lo que representamos. Todo debe ser más que perfecto y se verá arruinado si no te pones ¡El traje!
Siento una presión, algo que me sujeta por el cuello y me ahoga, pero no lo suficiente como para no dejarme sin poder respirar, lo cual es una lastima.
Agachó la cabeza - De acuerdo, por lo que representamos... Por el amor libre - me acerco al clóset y saco el traje fino, caro de color crema -. Me pondré este traje.
Emily sonríe.
- No demores mucho amor, ya es tarde - su voz volvió a ser dulce y entonces sale de su habitación.
Claud lloró en silencio, trato de tranquilizarse así misma. Todo tendría que pasar rápido. No podía quebrarse, no ahora, tiene que esperar en su soledad y cuando el mundo no necesite de ella.
Se limpio las lágrimas, se cambió, arreglo su maquillaje y entonces suspiro antes de salir de la habitación, para darse así misma fuerzas. Sacó la mejor de sus sonrisas y salió de la habitación, del penthouse, mientras su novia la tomo del brazo deseando que esto termine pronto.
{•••}
Claud Ludwig, es de una familia realmente rica. Solo para hacerse una idea, en donde vivía era uno de los hoteles que su familia tenía bajo su poder, apartando la bares, el gran salón de fiestas y la piscina del lugar, solo para celebrar su compromiso. Un salón blanco, de grandes ventanales, lleno de gente de ropa cara, alguna elegante, otra muy excéntrica, otros con ropa más cómoda sin dejar de ser ropa de marca, eso sí cada uno de los invitados eran ricos, famosos o políticos, además de algún que otro entrevistador para filmar a la feliz pareja.
Por supuesto que nuestra chica lo veía sumamente excesivo, además que parte de sus familiares estaban allí, solo para decirle cómo siempre lo galante y guapo que se veía, nunca linda o bonita, así "guapo", porque lo veían más como un chico que como una chica y gracias a ese traje, fue peor. Ya debería estar acostumbrada, sin embargo es molesto.
Por un momento comenzó a caminar lejos de la familia y de Emily. Por un momento tan solo quiso ir al pasillo más solitario que podría encontrar del lugar. Sacó su cigarrillo electrónico con sabor a menta, tan solo quería despejar un momento su cabeza y entonces, escuchó un sollozo.
Un sollozo que se hacía más grande hasta que vio una mujer vestida de mesera, cae al suelo, justo en frente de ella tan de repente y de manera tan cómica, que la chica paro su llanto y ella se quedó estática, sin saber que hacer.
- Ahmm... - se agachó para acercarse un poco -. ¿Estás bien?
La mujer levantó su rostro. Era una mujer muy linda, algo morena, de cabello castaño algo ondulado y unos ojos preciosos de un curiosos de color morado, que en su vida había visto, su traje negro, una camisa de vestir, una corbata americana a juego de color amarillo, al igual un chaleco oscuro y un delantal blanco, aunque se podía notar que estaba hecha un desastre porque le había caído toda una sopa encima de esta.
- Si - se sirvió la nariz y trato de sonreír, luego inmediatamente negó y dijo: -. Es solo que... De nuevo hice un gran desastre - gimotea un poco.
Claud estira su mano hacia ella. - Vamos, todos cometemos desastres - le intenta dar ánimos mientras la ayuda a levantarse.
Ambas se observan. Un hechizo las une, miran cada rasgo de la otra, cada detalle del rostro, Claud percibe su aroma casi indescriptible, llega a ser agradable, a su parecer. Se congela el tiempo, por un momento para percibir que es preciosa está chica, hace tiempo que no se sentía así. Nerviosa como una chica primeriza sin experiencia alguna en el tema del amor, así se sintió un momento ante aquella señorita. Su dulce fulgor entre esos joyas de color amatista.
- ¡Claud! - una voz femenina la llamó por el pasillo, el sonido de los tacones se hicieron próximos a los oídos de las chicas -. ¡Querida mía! ¡Cla...- se callo de inmediato cuando la mujer de cabellos negros las vio.
Se quedó inmóvil, miró a la chica de manera serena, intimidante, se acercó a su prometida y la tomo del brazo. La chica de ojos morados, decide irse algo nerviosa, aunque siendo agradecida con Claud, Emily la miró amenazante, sin soltar a su chica, marcando que era de su total propiedad.
Una vez que la chica desapareció del pasillo, Emily volvió a sonreír.
- Es hora que volvamos con tu familia.
Claud obedeció, sin titubear, tenía que lucir como si nada, al respecto, con lo que acaba de sentir con la mesera, porque Emily era alguien muy celosa y se lo hacía saber.
- ¿Era linda, no? ¿La chica?
- No - contestó casi como por instinto -. No se compara contigo.
La chica la abrazo - Así me gusta, ya no hay dudas. Eres ideal, mi príncipe.
Hasta que la muerte nos separe, estaremos juntas por siempre.
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