capítulo 20
Lloró esa noche.
Lloró porque Kev no la llamó cuando llegó a casa, ni siquiera un pequeño mensaje para avisar, incluso cuando siempre lo hacía sin falta.
Ella entendió perfectamente por qué. Lo había rechazado a pesar de haber estado tanto tiempo dándole señales y acciones de que quería otra cosa, cuando en realidad no estaba lista.
Porque era eso. Lily quería. Lily lo quería más que a nada en el mundo. Pero lo quería tanto que sentía que merecía tenerla por completo y no solo una parte en la que ella misma se siente débil y dañada.
Tal vez pronto. Él dijo que le iba a dar tiempo, pero tenía miedo de que se fuera antes de lo que ella necesitara. Temía perderlo, porque era lo mejor que le había pasado en tanto tiempo.
Pero temía aún más lastimarlo.
Esa misma noche, a pesar de que intentó dormir, fingió tener cordura y le escribió.
espero no te haya molestado
te sentí así cuando te fuiste
Aparecía en línea, pero tardó varios minutos —unos que parecieron eternos— en responder.
No estoy molesto
Te entiendo, no quieres una relación en estos momentos porque el idiota de tu ex te hizo sentir una mierda y necesitas sanar
Claro, es entendible
Lily estaba segura de que lo entendía, pero esas también eran las palabras de un Kev molesto. Tal vez no con ella, pero sí molesto en todo el contexto de que ella tuviera que haber pasado por ello.
podemos seguir siendo amigos
El siguiente mensaje la descolocó un poco.
Será difícil ser tu amigo cuando te vea y quiera besarte o sacarte la ropa, pero está bien, Lily
Lo que necesites
Esta vez ella tardó en responder.
gracias, Kev
Descansa, Lily
Nos vemos mañana
Lloró un poco más y luego durmió.
❤️🩹
9 de octubre de 2018
—Te digo que es un avance. No reprobé ningún examen —comentó Raúl, que iba caminando a su lado mientras comía una manzana con chile.
—¿Qué se sentirá reprobar un examen? —preguntó Marlén, que a su vez caminaba a lado de este. Venía atenta a su celular, pero cuando dijo esto, alzó la mirada hacia ellos y sonrió con superioridad—. Digo, es que además de ser bonita, soy inteligente y nunca lo he hecho.
Raúl resopló.
—Lárgate de aquí, niña presumida.
Marlén soltó una pequeña risa y Lily también.
—Yo tampoco he reprobado nunca ningún examen —dijo—, pero al menos a mí sí se me nota lo matada.
—Un poco.
Los tres siguieron caminando por la cafetería de la escuela. Estaban por encontrarse con Kev y Adrián para luego ir a jugar a los bolos a un nuevo local que habían inaugurado cerca de ahí. Las clases ya habían terminado y ese día Lily tenía programado su descanso, así que era perfecto para salir a divertirse un rato.
Las cosas con Kev seguían bien. A pesar de que al principio ella creyó que su plática les iba a arruinar un poco las cosas, él se encargó de que no fuera así. Aún la trataba tan bien como antes, aunque ahora mantenía un poco la distancia, tal como ella lo había pedido.
Seguían siendo buenos amigos. De esos buenos amigos que se gustan pero todavía no pueden tenerse. Los favoritos pero los dolorosos.
Llegaron hasta la zona de los grados de Kev y Adrián, y este último fue el primero que se hizo a la vista cuando se acercó a ellos. Venía con una chica rubia a su lado, parecía amable y se presentó como Ámbar cuando llegó a ellos.
—¿Kev no venía contigo? —le preguntó Lily directamente a él mientras los demás entablaban conversación.
—Creí que estaría contigo. Ustedes dos parecen un par de chicles; a donde voy están juntos.
Ella resopló y le dio un manotazo.
—Tienen casi las mismas clases. Yo supuse que estarían juntos.
—Aún sigue en el aula de Economía, me parece. Es la que está aquí derecho —respondió, apuntando con la barbilla hacia dicha aula—, ¿quieres que vaya a ver por qué tarda tanto?
—No, descuida, yo iré.
Él asintió y entonces ella se alejó para ir hacia el aula. Probablemente se había quedado terminando algún trabajo, pero podía ayudarlo para irse más rápido... O simplemente solo una excusa para estar con él a solas.
Solo que apenas iba a entrar al aula cuando lo miró y se detuvo y seco, porque no estaba solo. Estaba sentado en una de las mesas con varios papeles encima de esta, escribiendo algo rápidamente en una libreta mientras decía algo al mismo tiempo. Y a su lado, una chica guapísima de cabello negro y corto hasta los hombros con lindos ojos color verdes.
Lo suficientemente guapa como para que Lily se sintiera pequeña a su lado.
Así que, cualquier intento que planeaba, se deshizo en ese mismo instante y, apenas miró que ambos empezaban a recoger sus cosas para levantarse, se alejó con rapidez hacia donde estaban los demás.
—¿Y el orangután de Kevin? —preguntó Adrián cuando la miró llegar sin él.
Ella parpadeó, un poco perdida.
—Eh, ya viene. Estaba un poco ocupado, pero ya viene.
A pesar de que sonrió para desviar la atención de su amigo, este la conocía lo bastante bien como para saber que algo andaba mal para ella. Incluso abrió la boca con intenciones de decir algo más, pero justo en ese momento apareció Kev.
—Ya estoy. Hay que irnos —dijo y, apenas llegó, su mano fue inconscientemente hacia el hombro de Lily para tomar su mochila y cargarla él.
Un gesto que todos siempre sabían que hacía pero que nadie mencionaba nunca. Y uno que a ella le encantaba.
—Vale, vámonos —murmuró ella, sonriéndole un poco pero evitando mirarlo a los ojos. Nadie pareció darse cuenta además de Adrián, así que solo se pusieron en marcha. Marlén y Ámbar se fueron con este en su auto y Raúl con Kev y ella.
En el auto y en lo que restó de toda la tarde ella se sintió un poco apagada. Se divirtió con sus amigos y pasó un buen rato, pero todavía sentía la pequeña espinita de lo que había visto en el aula. Ni siquiera habían estado haciendo nada, parecía que incluso Kev estaba explicándole algo a la chica, y a esta ni siquiera se le había notado ningún tipo de insinuación hacia él.
No entendía por qué se sentía de esa forma, casi celosa o triste, pero se sentía así. Y lo peor de todo, no había forma de decirle nada porque no era de su incumbencia. Ella y él no eran novios, no tenían ningún compromiso romántico el uno con el otro, al menos no ninguno que estuviera bien planteado.
Técnicamente, él tenía derecho de conocer a más personas. Solo que... eso tal vez a ella no le agradaba mucho. Quería que fuera feliz, por supuesto, pero...
—¿Lily?
Fue la voz de Kev la que la sacó de sus pensamientos. La tarde ya había terminado y ya habían dejado a todos en sus casas, y ahora estaba él dejándola en la suya.
—¿Eh?
—¿Estás bien? Te he notado extraña toda la tarde.
Ella intentó bromear.
—¿Más de lo normal?
Kev no respondió al instante. Apagó el auto y bajó los vidrios antes para que entrara el aire fresco de la noche. Luego se giró hacia ella y la miró con atención; parecía un papá a punto de regañar a su hija.
—Vamos, Lily. Te conozco lo suficientemente bien como para saber que algo te molesta. O que hay algo que al menos te incomoda. Puedes decirme, así te sentirás mejor.
—No es nada, en serio. Es solo que estoy un poco cansada. Fue un día largo y no he dormido. Pero me la pasé muy bien.
Por la cara en que la miraba, estaba claro que no le creía ni un poco.
—¿Sabes? —dijo—. Voy a terminar llorando si no me dices.
Fue tan espontáneo que esta vez ella sí rió genuinamente. Pero es que, ¿cómo le dices al chico que rechazaste que sentiste unos celos inocentes e injustificados por una chica guapa que solo estaba a su lado?
—Estoy bien, Kev. Gracias por preocuparte, pero creo que solo necesito dormir.
En sus ojos no se veía la rendición, pero decidió no presionarla. Solo suspiró y le regaló una sonrisa tranquila, de esas que solo le ponían cálido el pecho de lo mucho que le gustaban.
—De acuerdo —dijo. Se acercó hasta ella y acarició su cabello antes de dejarle un beso en la frente—. Ve a dormir entonces; y cuando despiertes y quieras contarme lo que te molesta, estaré para escucharte.
Lily solo sonrió en respuesta. Ni siquiera tuvo palabras para responderle, solo abrió la puerta del auto y salió.
Kev no se fue hasta que se aseguró de que ella estuviera dentro.
Hablaron un poco por chat antes de dormir, y justo cuando ya estaba pegándole mucho el sueño, decidió tomar valor y preguntarle.
Kev
si puedo preguntar,,, quién era la chica que estuvo hoy contigo?
Él respondió con rapidez y sin dudar, casi como si hubiera estado esperándolo desde hacía ya rato. Probablemente.
Se llama Alma
Estábamos discutiendo un trabajo en equipo que nos toca entregar la próxima semana
Una compañera. Ella podía soportar eso.
ah, vale
es bonita
Lo es
Pero tú eres hermosa, Lily
Y ese mensaje fue suficiente para al final dejarla dormir en paz consigo misma. Sonrió a la pantalla y despidió de Kev antes de conciliar el sueño.
❤️🩹
12 de octubre de 2018
La escuela y el trabajo los había mantenido distanciados un poco.
Kev no había ido a su casa y tampoco habían salido por las tardes, solo se veían de vez en cuando en los recesos y en la hora de salida cuando él la iba a dejar a su casa, pero eran vagos los momentos.
Y ese mismo viernes, Lily apenas llegaba de un pesado turno en la cafetería, oliendo a bagazo y a café por todos lados cuando decidió entrar a instagram.
Y como de costumbre, lo primero que hizo fue ir al chat de Kev, uno que, para su sorpresa, seguía sin tener mensajes nuevos. Pero sí había una historia.
Y cuando ella la miró, se sintió un poco extraña.
Era una historia de él mismo riéndose de alguna cosa con otros amigos en lo que parecía una fiesta.
No estaba molesta, no tenía por qué estarlo. Pero... aún se sentía extraño. Por lo general Kev salía a divertirse más que ella, pero nunca le dejaba de contestar ni la hacía a un lado. Y se había vuelto costumbre hablar por las noches aunque sea un poco, o que al menos él le avisara que no podría hablar.
O, por lo general, cada vez que él salía solía invitarla incluso cuando sabía que no iba a poder.
Así que no pudo evitarlo, le respondió la historia.
respondiste a su historia
saliste de fiesta:(
Contestó demasiado rápido.
Sí
Lily esperó a que le respondiera un poco más, cualquier cosa que no sonara tan borde. Pero pasaron los dos minutos, los cinco, luego los diez, y entonces él se desconectó.
vale
diviértete
No quería arruinarle la fiesta, así que solo puso a cargar su celular mientras se daba un baño.
Cuando regresó tenía varios mensajes suyos y dos llamadas perdidas.
Nooo
Lily, no te desconectes
Perdón por no invitarte, no es mi fiesta, es de Alma
Y ella no te conoce
Lily suspiró a la pantalla. No importaba, no importaba.
no pasa nada, Kev, igual tenía mucho sueño para ir
Lo siento, Lily
Quise mencionártelo
No sé por qué no lo hice
no deberías, ntp
me dormiré, cuídate <3
Lo que menos quería era arruinar lo que tenían. Y siendo una amiga celosa de cualquier persona que se le acercara iba a lograr solo eso. Así que mejor dejó el celular y se metió a la cama a dormir.
Durmió un poco. Pero luego la despertó la sed y se tuvo que levantar por un vaso de agua, pero antes de volver a acostarse miró sus notificaciones. Habían más mensajes de Kev, y justo unos eran recientes.
Lily
Estoy afuera de tu casa
Sal
Necesito verte
Lily alzó automáticamente la mirada hacia su ventana. Luego respondió.
vienes borracho de la fiesta?
No tomé
entonces ya voy
Vale, hermosa
Intentó ignorar la calidez que le provocó ese apodo, pero fue imposible. Le sonrió como una tonta a la pantalla y se puso sus pantuflas para bajar las escaleras. Llegó hasta el porche de su casa y, efectivamente, ahí estaba el auto de Kev estacionado con él recargado en la puerta.
Ella comenzó a acercarse.
—Son las dos de la mañana —dijo ella cuando llegó hasta él. Solo un metro era la distancia que los separaba—. ¿Por qué no sigues en la fiesta?
—Porque ahí no estabas tú.
Lily se encogió de hombros.
—Me gusta más dormir.
—A mí también. Por eso estoy aquí. Fui solo por compromiso y pasé un buen rato con mis amigos, pero nada comparado como cuando estoy aquí contigo.
No pudo evitar sonreír. Sin darse cuenta, se llevó sus manos a sus brazos para cubrirse un poco del frío de la noche. Y Kev, al verla, se quitó su propia chamarra para pasársela.
—No hace falta... —intentó decir ella, pero ya se le había puesto sobre los hombros.
Al verla, él sonrió y sus ojos brillaron.
—Ven aquí.
La atrajo y la enrolló en un abrazo. Uno de esos bellos abrazos donde tu cabeza queda en el pecho de aquella persona y puedes sentir su corazón latir. Donde te rodean con tanta ternura que puedes cerrar los ojos y respirar hondo mientras piensas: "estoy en casa".
Así se sentía Lily cada vez que Kev la abrazaba.
Siempre había sido amante de los abrazos, pero se obsesionó con ellos desde que lo conoció a él.
—Siempre te elegiré a ti, Lily —susurró por encima de su cabeza antes de dejarle un suave beso en la coronilla—. Siempre serás mi mejor plan que cualquier noche de fiesta. Siempre.
Ella se aferró más a él.
—No te merezco —musitó, y a pesar de que lo dijo en voz tan baja, él alcanzó a escucharla.
Se separó un poco de ella solo para tomar su rostro entre sus manos con delicadeza para mirarla a los ojos.
—Es broma, ¿cierto? —dijo—. Yo soy un mortal a lado tuyo, Lily. ¿Por qué crees que no me mereces? ¿No sería al revés? Una diosa como tú no debería enamorarse de un mortal. La mitología griega lo dice, ¿has leído la Ilíada?
Lily rió.
Y cuando él la miró, sonrió.
Se miraron entonces. Una mirada profunda y tierna. De esas en la que miras los ojos de par en par y te preguntas en qué momento te has enamorado tanto de esa persona.
Ella estaba tan enamorada.
Por lo que no lo pensó y se acercó para besarlo con ternura. Un suave y sencillo beso, pero poderoso.
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