capítulo 19
ayer estabas borracho 🤨
Bueno, había dicho lo obvio, pero era fan de recordarle a la gente sus miserias graciosas.
Sí, perdón
No debí decir esas cosas, muy vulgar de mi parte
Y de repente entró su yo que no era tímida (y caliente).
si querías coger, lo hubieras dicho antes, ven a mi casa
Ahora?
Lily empezó a sentir su corazón latir un poco más rápido de lo normal. Releyó ese mismo mensaje varias veces, preguntándose a sí misma si debía seguir con lo que había pensado... En si era una buena idea.
Pero lo quería. Quería que viniera.
Así que se levantó y fue al baño, se quitó la pijama que traía encima y se quedó solo con la bonita ropa interior que había comprado hacía unas semanas. Entonces se sacó la mejor foto de su vida y se la mandó (ojo que fue con el súper consejo de Raúl de ponerla para ver solo una vez).
>photo
ahora
Ni siquiera había salido del chat cuando ella envió los mensajes.
Joder, Lily
Llego en 5
Si antes había sentido su corazón latir muy rápido, ahora ciertamente sentía que se le iba a desbordar.
Sus padres no estaba en casa, habían salido a la boda de unos conocidos y, como era fuera de la ciudad, vendrían hasta el día siguiente. Su hermano también había aprovechado para salir de fiesta, así que tenía la casa sola.
No creía que Kev fuera a llegar en literalmente cinco minutos, pero de todas formas se apresuró a acomodar toda su habitación y dejarla lo más limpia posible. Se puso de nuevo la pijama y luego se sentó solo a esperarlo.
Escuchó su carro estacionarse afuera a los diez minutos. Se levantó y se asomó por la ventana para asegurarse de que fuera él antes de bajar al primer piso e ir a abrirle la puerta.
Se quedó esperando a que bajara del auto ahí en el marco de la puerta. Pero apenas este lo hizo, se llevó una mano a sus ojos y empezó a caminar como si estuviera a ciegas.
—No estoy viendo nada —aseguró mientras se acercaba—. Si de pura bendición sigues en ropa interior, te prometo que no estoy viendo. Yo te respeto mucho.
Ella bufó.
—Claro. Vas a chocar.
—No, en realidad sí estoy viendo —dijo, quitándose la mano de los ojos justo cuando llegó hasta ella. Aún estando por debajo de un escalón de ella, seguía siendo más alto—. Y debo decir que me siento un poco decepcionado de que tu ropa te esté cubriendo.
Lily apartó la mirada, un poco sonrojada.
—¿No podías esperarte un poco para al menos estar dentro de la casa?
—Tienes que aprender a vivir con mis bromas de mal gusto si me quieres en tu vida, Lily.
Ella se encogió de hombros, rendida. Se hizo a un lado para dejarlo pasar y cerró la puerta cuando ya estuvo dentro. De repente se sentía nerviosa.
—¿Quieres subir? —le preguntó.
—Podría quedarme aquí sentado al pie de las escaleras, si eso prefieres —se burló. Lily rodó los ojos y le dio un codazo. Él soltó una risa—. ¿Y bien? ¿Con qué película de Barbie será que me vas a torturar el día de hoy?
—Veremos —respondió. Ambos llegaron a su habitación y Lily inconscientemente cerró la puerta al ya estar dentro—, hay un extenso catálogo de películas de Barbie para torturar a Kevsitos.
Kev se sentó en la orilla de su cama y se rió, casi apenado.
—Oh, sí. Dije "Kevsito", ¿cierto?
—"Promesa de Kevsito", para ser exacto.
—Mi yo borracho es algo para quedar guardado en una caja fuerte. Siempre sale mi yo caliente o mi yo estúpido. Aunque creo que ayer salieron ambos, ¿no?
Lily sonrió y asintió.
—Tal vez.
Era curioso cómo antes de que él llegara tenía tantas ganas de estar con él, de solo acercarse, besarlo y dejar que fluyera lo que debía fluir. Pero ahora que lo tenía delante, no sabía cómo empezar. Sabía que quería hacerlo, pero, ¿cómo?
Kev pareció darse cuenta de eso.
—Vamos, elige mi próxima tortura —dijo. Se quitó los tenis para acomodarse mejor en la cama y se recargó en el respaldo de esta, palmeando el lado vacío que tenía para que ella se sentara también.
Lily se acercó a su escritorio para tomar su laptop y luego fue hasta él. Se sentó en la cama y entró a buscar el catálogo de las películas de Barbie para elegir cuál ver.
Solo que, mientras lo hacía, Kev se mantenía muy cerca de ella. Tan cerca que sus piernas se rozaban y podía sentir su respiración por encima de su oreja y la desconcentraba.
—Kev —llamó—, ¿puedes dejar de respirar así?
—¿Así cómo?
—Así. Tan cerca. —Giró la cabeza para mirarlo. Mal movimiento. Ahora quedó tan cerca de él que los circuitos de su cerebro dejaron de funcionar cuando ambos se miraron a los ojos.
Él sonrió. Sonrió de una forma que dejaba en claro que se había dado cuenta de su pequeño desliz.
Alzó la mano y acomodó un rizo detrás de su oreja, y al alejarse rozó su piel con la yema del dedo. Lily sintió un escalofrío por todo el cuerpo.
—Lo lamento. Dejaré de respirar de esa forma.
Alejó su mano y entonces mantuvo una distancia decente con ella. Una distancia que de repente ya no le gustaba. Sin embargo, no dijo nada y solo regresó a ver su laptop.
Él se mantuvo quieto a su lado, tarareando una canción de Artic Monkeys mientras ella buscaba una película. Kev tenía la mano recostada cerca de ella, o específicamente, cerca del muslo de su pierna; y ni siquiera la tocaba, pero la simple cercanía la estaba alterando un poco.
Así que, después de varios minutos de mirar y mirar los resúmenes de las películas y en realidad solo pensar en la cercanía que tenían, decidió darse por vencida.
No quería ver Barbie. Hoy no.
Hoy quería hacer algo más.
Se armó de valor y cerró la pantalla de su laptop, alejándola.
—¿Qué pasa? —preguntó Kev.
Antes de siquiera esperarse para darle una respuesta, ella giró la cabeza hacia él y lo atrajo con una mano en su mejilla para juntar sus labios. Fue un beso repentino y que no se esperaba, por lo que lo tomó su sorpresa y tardó unos segundos en seguirle el juego.
Pero apenas lo notó, también alzó una mano para atrapar su nuca y acercarla para profundizar el beso.
Lily se movió de su lugar para quedar en cuclillas y frente a frente. Sin embargo, a medida que el beso iba tomando intensidad, también lo hacía la forma en la que Kev buscaba acercarla y tocarla. Como el hecho de que su siguiente paso fue apretar su muslo para moverla y hacer que quedara sentada encima de él.
Quedó sentada a horcajadas sobre Kev, y entonces se acercó más cuando él abrazó su cintura. El siguiente paso fue darle entrada a su lengua, y entonces esta se apoderó del beso que estaban dándose.
Lily cada vez se olvidaba más de que en un principio se sentía apenada. Ahora solo quería mantenerse en esa posición y no dejar de besarlo.
Ella subió una de sus propias manos hacia el cuello de Kev y lo acarició con delicadeza, pasando uno de sus dedos por toda la clavícula. Dejó de besarlo y bajó hacia esta para dejar vagos rastros de besos por ahí. Por otro lado, Kev había encontrado cierto entretenimiento tocando sus piernas y luego subiendo las manos hacia sus glúteos.
A Lily le encantaba que se entretuviera de esa forma.
Siguió besando su cuello durante varios segundos más antes de que la mano de Kev subiera hacia su cabello y se aferrara con firmeza a él para obligarla a alzar la cabeza. Hizo que lo mirara a los ojos y, una vez la confirmación estuvo de parte de ambos a través de estos, él llevó sus manos hacia el borde de su la blusa de su pijama para correrla y sacársela de encima.
La prenda quedó por algún lado en el suelo y entonces Lily quedó solo en brasier. Kev se detuvo tan solo unos instantes para apreciarla, y ella pudo alcanzar a ver cómo sus ojos se dilataban con profundidad.
Pareció que estaba a punto de decir algo, y tal vez ella debió pararse a pensar en el hecho de que probablemente su reacción había sido esa porque era la primera vez que la veía sin estar borracho y sin la oscuridad rodeándolos.
Así que ella también fue hasta los bordes de su camiseta para alzarse y sacársela de encima. Él también quedó desnudo del torso, y ella inconscientemente alzó sus manos para tocarlo.
Tenía tan buena vista que en realidad ahora no sabía cómo seguir.
—Liliana —dijo, llamando su atención—. Eres todavía más hermosa cuando te miro con ojos sobrios.
Ella no respondió. Solo se acercó y lo besó de nuevo.
Enredó sus manos alrededor de su cuello, acariciando las raíces de su cabello mientras que al mismo tiempo él apretaba su cintura y la empujaba más cerca hacia su cuerpo.
La fricción comenzó a matarlos de desesperación muy pronto y eso hizo que moviera su caderas a ritmo, creando roce entre ambos en medio de respiraciones aceleradas y besos chocantes.
Estuvieron así durante varios minutos, disfrutando la sensación de por fin tenerse así el uno al otro después de tanto tiempo más deseándose, hasta que Kev fue el que hizo el siguiente movimiento, dándole una vuelta brusca para obligarla a caer de espaldas en la cama y que él quedara por encima de ella.
Con la mano que aún mantenía en su cabello la sostuvo con más fuerza para dejarla recostada y él fue hacia su cuello y luego en su clavícula, dejando rastros de besos tortuosos por su piel.
Poco después, su otra mano bajó hasta los pantalones de su pijama y, cuando ella notó que intentaba quitárselos, fue ella misma quien le ayudó.
A partir de ese momento ambos se perdieron, porque estaban solos en su casa y más deseosos que nunca de volver a tenerse el uno al otro.
❤️🩹
7 de octubre de 2018
Lo que pasó en su casa no fue ningún impedimento para seguir viéndose o algo para arruinar su relación. De hecho, ahora parecían más unidos que nunca. Tanto que Marlén le preguntó si ya eran novios en alguna de sus clases.
Pregunta que realmente la dejó pensando.
Ni siquiera sabía qué eran, pero se sorprendió de lo rápido que le respondió a Marlén que no, que no eran novios, pero se sorprendió todavía más de lo rápido que se sintió culpable al decirlo.
Así que esa noche, cuando apenas llegaba a su casa del trabajo, abrió su chat.
Kevin
Le contestó a los pocos minutos, igual de serio que ella.
Liliana
tenemos que hablar
Dime
Ni siquiera sabía cómo preguntarlo. No quería preguntar directamente si eran novios porque tampoco quería quedar como una tonta, pero en realidad era solo eso lo que quería saber. Lo preguntó de otra forma.
somos amigos?
Y la respuesta de Kev dijo aún más.
Honestamente hace tiempo entendí que no podía ser tu amigo aunque lo intentara
Eso dejó en claro muchas cosas, ¿entonces por qué no se sentía como quería sentirse?
entonces qué somos?
Qué quieres que seamos?
no quiero decidir esto por chat, ven a mi casa
Lily lo esperó sentada en la banqueta de su porche los próximos quince minutos en los que él se presentó. Y para cuando llegó y la miró sentada, solo se acercó en silencio y se sentó a su lado.
Ella lo miró a los ojos unos segundos y luego apartó la mirada.
—¿Qué fue lo te hizo preguntarte eso? —preguntó Kev luego de unos segundos.
—Marlén. Hoy me preguntó si tú y yo ya éramos novios.
—Bien... ¿Y qué respondiste?
Lily suspiró.
—Respondí que no. Demasiado rápido para siquiera pensarlo.
—Oh —murmuró él, tal vez un poco incómodo, tal vez esperando otra respuesta. Luego carraspeó y se recuperó—. Bueno, supongo que es la respuesta correcta, ¿no? Quiero decir, aún no somos, tú y yo no...
—Kev —llamó ella. Se giró a mirarlo y le dio una pequeña sonrisa triste—. No creo estar lista para tener una relación.
La mirada de Kevin se apagó un poco. La miró, casi confundido, como si no creyera haberlo escuchado decir eso. Y eso la hizo sentir tan mal.
—¿Por qué lo dices?
Ella soltó un largo suspiro.
—Mi anterior pareja se llamaba Carlos. Y digamos que... me hizo sentir muy insuficiente. Tanto que hasta la fecha sigo luchando contra ciertos tipos de cosas que él mismo causó.
Automáticamente, la mirada de Kev pasó a ser una rancia y fuerte, como si la simple mención de que alguien le hiciera daño a Lily ya lo pusiera de malas.
—¿Qué mierda hizo, Lily?
Ella se encogió de hombros, intentando restarle importancia.
—Me enamoró. Me enamoré. Me hizo creer que yo era la persona que más quería, y luego me fue infiel. Cuando lo descubrí, con todo el dolor del mundo lo dejé, pero volvió a mí, arrepentido y llorando, rogando que lo perdonara. Fui una tonta, pero lo hice creyendo que podía cambiar... Pero no fue así, lo hizo de nuevo, y de nuevo.
»Y una noche, cuando estuve en mi peor momento y colapsé, gritándole que era una mierda y demás, él me soltó de regreso que todo había sido mi culpa. Que él había hecho todo porque yo no era suficiente para él en nada, diciendo que yo nunca le daría lo que las otras chicas sí y... Bueno, probablemente ese fue mi mayor punto a soportar porque lo terminé de una vez por todas y, aunque volvió a mí de nuevo como siempre lo hacía, no lo dejé.
»No he sabido mucho suyo últimamente, pero aún tengo unas pocas heridas frescas.
Guardó silencio varios segundos, esperando que él dijera algo. Pero cuando no lo hizo y se giró a mirarlo, notó la tensión suya. Mantenía su mirada en ella, pero su mente estaba en otra parte; tal vez imaginándose las mil formas de matar a una persona.
Ella se acercó y le tomó la mano. Estaba cálida. Eso lo hizo regresar.
—Has sido muy lindo conmigo —dijo en voz baja—. Me has hecho muy feliz. Y me gustas, de verdad me gustas. Pero no estoy lista. Siento que mereces el cien por ciento de mí, y ahora mismo no puedo dártelo.
Kev apartó la mirada. Parecía estar pensando mucho. Luego de unos momentos cerró los ojos y suspiró.
—Entiendo, Lily. Gracias por aclararlo.
Entonces se levantó de la banqueta y se alejó, caminando hacia su auto.
Ella se levantó en seguida.
—¿Kev? —llamó, y él se giró a medio camino—. Por favor dime que no estás molesto, por favor dime que...
Se calló porque Kev la envolvió en un abrazo. La rodeó con sus brazos y con una mano acarició su cabello antes de dejar un beso sobre su cabeza.
—Por supuesto que no estoy molesto, Lily. Jamás podría estarlo. Tal vez sí con un idiota llamado Carlos, pero contigo nunca. Eres mi niña, te voy a proteger siempre, y si quieres tiempo, tendrás tiempo.
Ella sintió ganas de llorar, y justo cuando estaba por decir algo y su voz se rompió, él solo sonrió con tristeza y le dio un beso en la mejilla antes de separarse e irse.
Lily quería que se quedara.
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