capítulo 12
30 de agosto de 2018
—Esto no es vidaaaa.
Lily tenía envuelta una almohada alrededor de su cabeza para apaciguar la música que tenía Marlén en su celular. Mientras Lily estaba en una crisis por el dolor de cabeza que le había dejado la fiesta de ayer, ella estaba fresca como una lechuga, recién levantada y lavándose la cara.
—Estás exagerando. Ni siquiera está en la bocina, la tengo en el celular y no está en un volumen alto.
—Se te olvida que la cabeza me está martillando y que cualquier sonido mínimo hace que me explote el cerebro.
Marlén soltó una risa desde el baño.
—Eso debiste pensar entonces antes de ponerte borracha hasta los huesos —dijo, luego asomó la cabeza por el marco de la puerta del baño y alzó una ceja—. ¿Al menos recuerdas todo lo que hiciste ayer, Lily?
Ella gruñó cuando le dio otro piquetón de dolor a su cabeza y negó.
—No mucho.
—Oh. —Marlén sonrió, altanera—. ¿Entonces debo recordarte que te quitaste toda la ropa y luego te arrojaste desde el balcón hasta la piscina?
Lily abrió los ojos abruptamente y la miró con terror profundo.
—Por favor, por favor dime que no hice eso. Te agradecería mucho que incluso me mintieras.
Antes de que Marlén pudiera contestar, alguien tocó a la puerta de la habitación. Desde lejos pudo escuchar la voz de Adrián al otro lado de la puerta.
—¿Nadie sin ropa? ¿Está libre el paso?
—Pasa —gritó Marlén, y mientras Lily estaba ahora sentada en la cama en un debate con su mente con tratar de recordar lo que pasó la noche anterior, Adrián iba entrando.
Apenas lo miró, le suplicó.
—Por favor dime que ayer nadie miró mis atributos mientras me arrojaba a la piscina desde el balcón.
Él frunció el ceño al principio, pero luego miró vagamente a Marlén antes de asentir con rapidez.
—Oh... Está bien. ¿Quieres que mienta o diga la verdad?
Lily suspiró. No había pasado nada.
—Idiota. Ya te vi esa mirada cómplice.
Marlén bufó y se acercó a la cama para arrojarle un cojín a la cara a Adrián. Luego cerró la puerta del baño y pronto se escuchó el agua de la regadera caer.
Ella, en cambio, regresó a acostarse en la cama y masajeó las sienes de su cabeza. Le dolía como mil demonios y todavía no podía recordar la mitad de las cosas que había hecho.
—¿Cómo te sientes, Lily? —preguntó Adrián, sentándose en el borde la cama—. Te traje una pastilla para el dolor.
Se alzó un poco para aceptar la pastilla y el agua que le ofrecía, y una vez que se la tomó, regresó a hacerse bolita entre las sábanas. Aún tenía mucho sueño, y hambre.
Ella suspiró.
—Está bien, ahora estoy mejor. Dime qué hice anoche.
Él lo pensó un poco antes de responder.
—¿Qué recuerdas?
—Beber mucho, bailar mucho... Luego... ¿Dormir mucho? Dios mío ni siquiera recuerdo cómo llegué aquí. Solo sé que bailaba con Kev y entonces...
Poco a poco sus vagos recuerdos fueron tomando sentido. Eran como pequeñas piezas de un rompecabezas confuso: primera ella bebiendo, luego bailando, unos ojos miel mirándola con deseo, las caricias de una mano sobre su espalda, unos labios suaves acercándose a ella...
Oh, Dios.
Había besado a Kevin.
Se tapó la boca con ambas manos como una reacción primeriza. Abrió los ojos llenos de sorpresa y alzó la mirada hacia Adrián.
—Me besé con Kev —dijo. Más para creérselo a sí misma que para contárselo.
Él asintió.
—Temía que no lo recordaras y luego te diera un infarto cuando te lo dijera.
Entonces la situación cayó como balde de agua helada sobre ella.
—¡Me besé con Kev! —repitió, esta vez más sorprendida, casi llegando al borde del pánico—. Oh, Dios, seguro me odia de nuevo. Seguro yo me insinué como la última vez y lo puse incómodo de nuevo. ¿Por qué siempre tengo que ser yo la necesitada de un beso?
—Lily.
—Ahora ya no querrá ser mi amigo. Todo porque yo no puedo mantenerme a la raya mientras estoy borracha. Él solo quiere una amistad conmigo, ¿y qué es lo que hago en la primera oportunidad?
—Lily...
—¡No volveré a tomar nunca!
—¡Liliana! —alzó la voz. Adrián la tomó por los hombros y la sacudió un poco, provocando que le doliera más la cabeza—. Relájate, nadie te odia aquí. Kev está bien y no quiere dejar de ser tu amigo. Está más que bien, diría yo.
Lily no comprendió.
—¿Más que...? ¿Eh?
—Tú no insististe nada. Ambos se besaron porque quisieron. ¿Es todo lo que recuerdas?
Ella sintió un hoyo en el estómago. Tragó saliva.
—¿Debería recordar más?
Él la miró a los ojos un segundo, como si estuviera tratando de adivinar si Lily hablaba en serio o si fingía; y, al descubrir que en realidad no recordaba mucho de la noche anterior, solo suspiró, levantándose de la cama.
—No, no es nada. Deberías llamar a Kevin o algo. Son las dos de la tarde y lleva toda la mañana jodiéndome de llamadas preguntando por ti.
Le arrojó su celular para que ella lo tomara y luego salió de la habitación cerrando la puerta tras él.
Apenas salió Marlén del baño y bajó a la cocina, Lily también entró a darse una ducha. Y mientras cepillaba su cabello húmedo fue hasta el chat con Kev.
Decidió ir directa al grano.
Kev
ayer me besaste
Estaba en línea, pero tardó unos cuantos minutos en responder.
Sí
Sí.
¡¿Sí?!
y no estuve de insistente yo
me besaste porque quisiste?
Sí
Te molestó?
¿Que si le molestó? Lily apenas y podía recordar cómo empezó a emborracharse, pero podía recordar con exactitud el beso que le había dado y el deseo que le había hecho sentir. Molestia no sería lo adecuado para describir.
Sin embargo, no se animó a escribirle todo eso.
no
Pero su respuesta fue peor.
Vale
¡¿Vale?! ¿Quién en su sano juicio escribe solo eso en respuesta a tremenda magnitud de beso? Sentía que iba a vomitar.
Oh, esperen, probablemente sí.
Era hora de sacar todo lo que había bebido. Apenas alcanzó a abrir la taza del baño cuando se soltó a vomitar.
❤️🩹
2 de septiembre de 2018
No había visto a Kevin. Ni siquiera sabía si había venido al colegio esos días. Lo había buscado por todos lados y no aparecía, y sus respuestas por chat eran demasiado vagas.
Hasta que un día simplemente se presentó fuera de su salón de clases.
Lily iba saliendo mientras guardaba un cuaderno en su mochila cuando lo miró. Estaba recargado en el barandal del balcón, venía con una sudadera roja y unos jeans negros con tenis del mismo color, y tenía los brazos cruzados.
Al mirarlo, ella sonrió inconscientemente y se acercó a él.
—Pero mira quién decidió aparecer —comentó. Y apenas llegó a su lado, Kev alzó una mano y tomó su mochila para cargarla él.
—He estado ocupado. Unos problemas familiares... Pedí permiso para faltar unos días, pero estoy de vuelta.
Los dos comenzaron a caminar hacia la escaleras.
—¿Probablemas familiares? ¿Está todo bien?
Él asintió.
—Nada de qué preocuparse, Lily —contestó. Una vez bajaron el edificio y llegaron al patio, ambos caminaron hacia la salida, directo hacia el auto de Kev, que se hallaba estacionado a unos cuantos metros.
No había estado con él después del beso del sábado, así que no tenía idea de si él quería hablar de ello o no. Pero se decidió a no comentar nada hasta que él lo hiciera, más no le tomó mucho tiempo.
Apenas subieron al auto y este se echó en marcha, Kev habló.
—¿Qué tanto te está matando el no preguntar, Lily?
Ella soltó el aire que había estado conteniendo.
—Demasiado —dijo. Luego se giró en el asiento hacia él para mirarlo directamente—. Me besaste. Te besé. Nos besamos.
Kev asintió, paciente.
—Eso hicimos.
—¿Y ya? ¿Es todo lo que dirás?
—¿Quieres que diga algo más? Supuse que era mejor para ti no saber los detalles. Simplemente quédate con la idea de que fue algo que ambos quisimos y que esta vez no te abalanzaste sobre mí para rogarme un beso.
Lily enrojeció. Ciertamente eso la consolaba, pero no lo suficiente.
—¿Hice algo más?
—¿A qué te refieres?
—Me conozco estando borracha, Kev. Muchas veces hago cosas de las que al día siguiente no recuerdo. Quiero saber si hice o dije algo que te hizo sentir incómodo o algo parecido.
Sin quitar la mirada hacia el frente, Kev sonrió de lado.
—Créeme, Lily. No hiciste nada que me hiciera sentir incómodo. Tal vez alguna que otra palabra recordándome lo caliente que estabas, pero fuera de eso todo estuvo bien.
Ella se tapó la cara y se hundió en el asiento.
—Oh, ahí está —murmuró, suspirando—. Sabía que hice algo vergonzoso. Siempre me pasa.
Kev soltó una risa. Luego alzó una mano para tomar la de ella y alejarla de su cara, solo que al hacer esto enlazó la suya con la de ella y, al bajarlas, ambas quedaron entrelazadas encima del porta vasos.
Lily intentó no mirar mucho esa bonita imagen.
—No pasa nada, Lily. Creo que he conocido peores versiones de ti y mírame, sigo aquí a tus pies.
—Ojalá estuvieras a mis pies —murmuró ella—. Hoy tuve dos horas de ginmasia y me duelen como mil demonios.
Él medio sonrió.
—Te llevaré a casa.
En el camino hacia su casa, ninguno de los dos hizo mucho para quitar su mano. Kev lo hacía de vez en cuando para dar algún cambio en la palanca, pero siempre volvía a buscar su mano.
También le acariciaba con el pulgar, y eso hacía que le recorrieran pequeños escalofríos por toda la mano. No tenía idea de si hacía eso consciente o no, pero le encantaba.
Para cuando estuvieron en casa, Lily se dio cuenta de que no estaban sus padres porque no estaba ninguno de los dos autos. Entonces se giró hacia Kev.
—¿Quieres pasar?
Parecía que su primer instinto era aceptar, pero luego se obligó a pensárselo.
—Será mejor que me vaya, Lily —contestó, le dio una última caricia a su mano y la soltó. Su propia mano se sintió fría al no tener su tacto—. No quiero que tu padre llegue y al verme dentro me dé una paliza.
Ella sonrió, divertida.
—Mi padre no haría eso.
—Prefiero no arriesgarme.
—Está bien. —Lily suspiró, decepcionada. Se colgó la mochila al hombro y bajó del auto. Pero antes de darse la vuelta e ir hacia su casa, se agachó para hablarle desde la ventana—. ¿Prometes no desaparecerte de nuevo, Kev?
Él la miró unos segundos y sonrió.
—Tendría que caerme un rayo para que te deshagas de mí, Liliana Reyes. Te hablaré después.
Ella asintió. Se dio la vuelta y, sin dar una mirada más, se metió a su casa. Subió a su habitación para darse una ducha y luego se sentó a hacer tareas.
Tal como dijo Kev, al cabo de unas horas le llegó un mensaje suyo por instagram.
Lily
🇺🇸
?
Ella bufó. Sin cultura.
eu
(estados unidos)
Y entonces le mandó un mensaje lleno de una risa extraña, diciéndole que su chiste malo le dio gracia.
Lily intentó no sentirse ofendida, pero estaba más sorprendida en que Kev le diera una respuesta tan abierta.
JODER KEV TE HICE REÍR CREÍ QUE ESO SOLO PASABA EN LOS CUENTOS DE HADAS
😡
Demasiado caparazón suelto, vuelvo a mi papel de malo
Ella soltó una carcajada hacia la pantalla del celular. Y luego la invitó al cine. Después la llamó específicamente "amiga".
No era que estuviera mal, porque en sí eso era lo que ellos eran. Pero se sintió extraño. Ningún amigo que ella tenía la besaba de esa manera, ni la miraba y cuidaba de la forma en que lo hacía Kev.
Tal vez no le gustó un poquito que la llamara así. Pero aceptó la salida al cine, aún cuando era una película de terror y ella odiaba las películas de terror.
Dos horas después, ambos estaban en el cine y Lily estaba que se moría del enojo por dentro porque la chica del mostrador no dejaba de coquetearle abiertamente a Kev. Incluso cuando este ni parecía darse cuenta, y si lo hacía, entonces sabía cómo esquivar todo lo que le decía.
—¿Qué combo vas a querer?
Kev se encogió de hombros.
—No lo sé. —Luego se giró hacia Lily y sonrió—. Liliana, tú eliges.
A pesar de que lo que menos quería era hablar con la chica, lo hizo. Y también se intentó recordar varias veces que no tenía razón alguna para sentirse celosa. O lo que sea que estuviera sintiendo.
—¿De qué sabor quieres la bebida?
—Lily, tú eliges.
Ella eligió.
—¿Quieres algún extra para los nachos?
La tipa no le quitaba la vista de encima y Lily empezaba a desesperarse.
—No hace falta —respondió, pero la chica solo la miró y la ignoró, esperando a que fuera Kev el que respondiera.
—Lily dijo que no hace falta.
La chica —Melany, según su gafete colgado al uniforme— tecleó unas cuantas cosas más en la caja y luego les dio el total. Cuando Kev dijo que sería pago con tarjeta, ella le giró la terminal.
Le rozó la mano.
—Disculpa —dijo, y Lily tuvo que mirar hacia otro lado para no tener que girarle los ojos directamente a la cara.
Paciencia, Lily, paciencia.
Kev, al darse cuenta del pequeño roce, alejó la mano como si le repeliera y miró a Melany, quien aún tenía una sonrisa coqueta para él. Ante eso, pareció captar todo.
Entonces alzó un brazo para rodear los hombros de Lily y atraerla hacia él. Una vez lo hizo, le dio un beso en la coronilla, sin dejar de mirar a la cajera, y le dio una sonrisa falsa.
—No pasa nada. Hoy vengo con mi novia, nada puede ponerme de malas.
Apenas dijo eso, fue como si la chica se diera cuenta de la existencia de Lily. La sonrisa coqueta se fue y ella sola terminó de cobrar con más rapidez. Les entregó el combo de palomitas y los retiró.
Lily no pudo sentirse más orgullosa.
—Eso te encantó, ¿cierto? —preguntó Kev una vez que se alejaron.
—Más de lo que te imaginas. Te estaba comiendo con la mirada.
Él rió.
—Ahora sientes lo que yo —dijo—. Dame un segundo. Entraré al baño antes de que comience la película.
Le dejó el combo en las manos y se alejó para entrar al baño. Ella lo miró irse, solo que en cuanto este entró, alguien más iba saliendo también.
Y ya era demasiado tarde para darse la vuelta y fingir no haberlo visto porque él ya la había visto a ella.
Carlos.
La reconoció al instante. La miró de pies a cabeza, la analizó y se dio cuenta de que venía acompañada. Sí, hizo todo eso en tan solo unos segundos. Lily lo sabía.
Pero como siempre, fingió una sonrisa amable en su rostro y caminó hacia ella.
—Lily —la llamó. Y esta se quedó estancada en su lugar sin poder moverse hasta que él la alcanzó y se paró frente a ella—. Por Dios, cuánto tiempo sin verte. Te ves tan... diferente.
Ella tragó saliva, incómoda.
—Hola, Carlos.
—¿Vienes acompañada? —preguntó, pero él ya sabía la respuesta. Ataba cabos muy rápido—. ¿Quieres que te espere en lo que llega dicha persona?
Negó con la cabeza.
—No es necesario. Él vendrá en unos...
—Él —repitió Carlos, analizando la palabra—. Vienes con un chico entonces. Qué maravilloso. Me alegra que estás mejor ahora, Lilian.
Lilian. El maldito apodo que ella odiaba porque solo él solía llamarla así. Y mentía. No le alegraba nada, era una reacción falsa para esconder su enojo.
Ella no dijo nada, solo deseó que Kev saliera rápido para irse ya.
Pero Carlos la miró de nuevo, y esta vez dio un paso hacia ella. Mismo que Lily retrocedió y la hizo chocar contra una barra. Respiró con dificultad y, justo cuando él alzaba una mano para tocar uno de sus rizos, la puerta del baño se abrió.
Al ver que la cara de Lily se iluminó al ver a Kev salir de esta, Carlos dedujo rápidamente con quién venía.
Lo miró por encima de su hombro y luego la miró de nuevo a ella. Alejó su mano.
—Disfruta la película, Lily.
Se alejó antes de que Kev se diera cuenta de nada.
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