32

Puede que esta sea la noche más interesante. Siento una ausencia. Como si mi poder, mi fuerza y todas las habilidades con las que cuento ya no estuvieran.

Hablaré con mi tía en la mañana. Tal vez sepa que hacer. Lo que sea que esa criatura que nos atacó, tiene algo mío y no sé si la volveré a ver o si recuperare lo que me robó.

—¿Lo conoces? —pregunta Malia. Igual de confundía que yo.

—Lo hacían. Créanme no pensé que volvería a verlos —dice con añoranza. ¿Soy la única que piensa que algo no anda bien? ¡Ah! Sone como mi madre—. Pero hace un par de meses supe de un alpha en Beacon Hills. Cuando supe que su nombre era Scott Mccall... No podía creerlo.

Scott lo mira con una mezcla de emociones que no puedo descifrar. Stiles es una réplica de mi cara. Veo que mi amigo y yo seguimos teniendo las mismas conspiraciones y los mismos pensamientos, ¡sí, señor! Por algo somos una versión joven de la Policía. Creo que mejor me quedo aquí en vez de irme a Cuba y estudio Criminología con él. 

—Y no sólo un alpha; sino uno verdadero —la sonrisita en su rostro no desaparecía.

No toda sus palabras son ciertas. ¡Ahh! Su pudieran tan sólo hacerlo que me vea a los ojos y hacerle unas preguntas. Entrelazo mi mano con la de Scott, éste gesto no pasa desapercibido por Theo, sus ojos miran nuestras manos y su sonrisa se ensancha.

—¿Qué quieres? —pregunta Stiles.

—Volví a Beacon Hills. A casa con la familia. Porque quiero ser parte de tu manada —responde sin titubear.

Juro que si tuviera una bebida ya la abría escupido. ¿Ósea que viajó desde quién sabe dónde, sólo para formar parte de la manada de un ex compañero de escuela que hace años no ve?

Este chico, Theo, se vuelve más interesante cada vez. Scott llega a un acuerdo con él, dijo que lo pensaría y le respondería luego.

Se nos hacia tarde para la cosa importante a la que mamá llamaba vandalismo. Se lo dije a Scott, se despidió de Theo y nos adentramos en la escuela, donde Lydia nos esperaba.

—Me preocupa más el que intentó matarnos —responde Scott a la interrogante de Stiles.

—Oye, Scott...

—¡Al fin! —exclama aliviada Malia. Interrumpiéndome— Pase. Estoy en último año.

Stiles abraza a su novia, felicitándola. Kira hace los mismo al igual que nosotros dos.

—Gracias a Dios —Lydia llega, apurada—. ¿Dónde han estado? Los de último año ya llegaron. ¿Lo haremos o no?

pero claro que sí —respondo.

—Entiendo tu español a la perfección —sonríe.

Vamos a la biblioteca. Nos formamos esperando nuestro turno. Scott y yo somos los últimos. Me abraza por la espalda. Apoya su cabeza en mi coronilla y de vez en cuando deposita un beso en ésta. 

—¿Qué es lo que ibas a decirme? —rompe el silencio que se formó hace minutos.

Ya no me sentía tan valiente como para decirle que creía que el tipo aquél se llevó mis poderes. Mentir no podía porque él lo sabría.

—Iba a preguntarte si querías ir a cenar a la casa. Papá quiere verte y Benjamín vendrá la semana que entra de visita.

—Sí, me encantaría.

—Lleva a mi suegra, hace tiempo que no va a la casa y mamá se muere por contarle unos tips de jardinería, si es que no está ocupada.

Adoro a mi suegra. Hace unos meses me invitó a cenar a su casa, hablamos por horas y digamos que ahora ella me llama nuera y yo le digo suegra. Eso es lo que somos, pero lo decimos como si fuera una especia de broma.

—Ahí estaremos —imprime sus labios contra los míos.

La fila avanza rápido. Mi pregunta es si pondré las iniciales de todo mi nombre o sólo las primeras, es muy largo.

Primero va Lydia, luego Stiles, Kira, Malia y luego yo. Tomo el marcador. Busco un lugar espacioso porque esto va para largo.

SEWG

Las iniciales de mi nombre en español significan coser. 

Le paso el marcador a Scott. Me voy con los demás en lo que Scott termina. Pone sus iniciales  a un lado de las mías y justo debajo de las suyas pone: AA. Allison Argent. Fue importante para él, no creo que haya persona en este mundo que pueda igualarse con ella; nadie podrá ocupar el lugar de Allison. 

—Ella hubiera estado aquí —dice Stiles. 

Scott pasa un brazo sobre mis hombros. Quisiera haberla conocido, nos hubiéramos llevado bien.

—Sí —murmura Scott. Mirando el estante con nostalgia.  

—Aún esta —corrige Lydia. 

Cada uno se fue por su camino. Stiles y Malia se fueron en el Jeep. Lydia llevo a Kira en su auto. Scott, como le prometió a mi papá, me llevo sana y salva hasta la puerta de mi hogar. 

—Llegan tarde —papá abre la puerta de golpe, interrumpiendo intencionalmente el beso que nos daríamos. 

—Es mi culpa, Señor, quise esperar a que la lluvia se detuviera. —habla Scott. 

—Ajá —dice papá sin creerlo—. Tu madre ya esta dormida, me pidió que te esperara. 

Claramente mi novio no le cae bien a papá. Ningún chico que se me acerque en realidad, Stiles de milagro le cae bien. Me despido de Scott bajo la atenta y amenazadora mirada de mi padre. 

—Buenas noches —beso su mejilla. 

—Nos vemos mañana, Ani —hace el intento de besarme, papá garraspea exageradamente, lo cual me hace contener una risa. Dirige sus labios a mi frente—. Buenas noches. 

Papá no se quito en ningún momento. Paso al lado suyo, besa mi frente en el mismo sitio donde Scott lo hizo, después cada una de mis mejillas. 

—Descansa, Corazón —acaricia mi cabello. 

¿Por qué es así? le fascina hacer sufrir a Scott. El pobre hace de todo por agradarle y él nomas no da su brazo a torcer. Entro a mi cuarto y me acerco a la ventana rápido para ver a Scott subirse a su motocicleta. 

—Lo siento —susurro. Se que me escucha a la perfección—. En verdad le agradas. 

Me responde algo que, si tuviera mi poder, escucharía a la perfección.  No tengo idea de lo que dijo, lanzo un beso al aire antes de ponerme mi pijama. Él no sé mueve, ni enciende su moto. Tengo la luz encendida así que ve a la perfección cuando me deshago de mi ropa, quedando en pura interior. 

Me paseo por el cuarto buscando mi pijama, se que esta en el cajón de la izquierda peeero... Dejemos que Scott vea un poco. Veo de reojo hacia la ventana, encontrándome con sus ojos puestos en mi cuerpo. 

—Te atrape, acosador —sonrío maliciosa. 

Le guiño un ojo. En un par de horas comenzará el primer día de nuestro ultimo año, después de este año ya no veré a mis amigos. Tengo que aprovecharlo hasta el ultimo minuto. De mi pijama solamente me pongo la blusa: una vieja camiseta que compre en un tienda de segunda mano, es color gris y tiene un subliminado de unas manos de esqueleto que tocan mis pechos. 

—¿Te quedaras allí o entraras? 

Su mirada cambia a una de confusión. 

—Tu papá me mataría si me encuentra en tu cuarto —escucho que susurra. 

¿Cómo es que lo escuché? Supongo que algunas de mis habilidades van y vienen. Antes de poder contestarle, enciende su moto y arranca. ¿Pero qué...? 

Ok... vete y no te despidas. Tomo mi celular, busco el contacto de Scott y le envio un mensaje. 

Mi Lobito🐺💕


Te fuiste como alma
que lleva el diablo

¡Perdón, Bonita!🙏. Tu papá estaba en la puerta mirándome😓.

Comenzaba a pensar que
preferiste irte antes que
dormir conmigo☹

Iba a subir, pero note que tu papá me estaba amenazando desde la puerta😖. Ahora creerá que soy un voyeurista👀.

Jajaja él sabe que no eres así... Eso creo🤔.
Y si ese fuera el caso, ya estarías en la cárcel.

😅
Te amo😗.

❤ yo más❤.

Descansa, bonita👑. Sueña lindo.

Igual tu, mi alfa🐺.

Maldición Mccall, me dará una sobredosis de ternura por su culpa.

En la mañana terminaba de arreglarme para irme a la escuela, cuando papá me llama desde la puerta principal:

—¡Elizabeth, date prisa o te irás caminando!

—Pero no quieren comprarme un auto —murmuró para mi misma-. ¡Ya voy!

Adiós a mi desayuno super nutritivo. Agarró mi celular y mochila, bajo a tropezones las escaleras, pasando de largo la cocina.

—¡Oye! —mamá me agarra de la mochila impidiendo que salga por la puerta—. Te sientas, desayunas y después te vas.

—Papá va a dejarme aquí —lloriqueo. Mamá se limita hacer una seña a la mesa—. Al menos dile que me espere diez minutos más.

Devoro los chilaquiles lo más rápido que mi boca me permite. Ninguno de los dos tiene paciencia, odian esperar mucho. Ya está más que claro que me iré caminando a la escuela.

—¡Listo, Ma! —dejo el plato en el lavadero—. Nos vemos al rato.

—Límpiate la boca, muchacha.

Sonrío, limpiando de mi cara los rastros de chilaquiles. Me abrocho el cinturón en el momento que papá pone el auto en marcha. Casi no hablamos, bueno sólo cuando dijo que la cara de Scott le pareció graciosa anoche.

—Él cree que lo odias —argumento.

—No, me cae bien. La cara que pone cuando estoy con ustedes es única, es como si pensara que voy a matarlo en verdad —ríe. Admito que si es chistoso verlo nervioso con la presencia de mi papá, ¡ni siquiera deja que tome mi mano!—. Sé que es un buen muchacho, pero no se lo digas.

—Ay, papá —me quejo, integrándome a las carcajadas del hombre que más quiero en este mundo.

En cuanto se estaciona frente a la puerta de la escuela me bajo.

—Cuídate, Corazón —besa mi frente—. Cualquier cosa me llamas, ¿ok?

—Sip —asiento. Cerrando la puerta y corriendo, quiero al menos abrazar a Scott unos segundos—. ¡Te quiero!

Cinco minutos. Eso es con lo que cuento antes de que suene el timbre y la profesora de biología comience la clase. El peso muerto lo dejo dentro de mi casillero, tomó mi libro y corro al salón. Tres minutos.

Diez segundos de ventaja, antes de que la clase comience. Hay un lugar disponible al lado de un sexy moreno al que yo reclamó de mi propiedad.

Kira y Lydia están en está clase con nosotros.

—Hola, guapo —toco su hombro. Levanta la vista de su libro todo rayado con marca-texto y me sonríe.

—Hola —imprime sus labios contra los míos.

—¿Scott, estas seguro de que esta es la clase correcta? ¿sabes cuál es? —pregunta sutilmente Lydia. No es que quiera ofender a mi novio es sólo que es raro verlo en una clase así. 

—Biología A —responde energético.

—¿Sabes lo que significa? —interroga Kira.

—Biología Avanzada.

En las vacaciones se preparó lo más que pudo para esta clase. La profesora entra haciendo una pregunta dirigida a nadie en especifico; Lydia no demora en contestar, habla como si fuera un programa computadora.

Vuelve hacerle otra pregunta, se queda callada pensando en la respuesta. ¡Yo la sé! Sonará loco, pero la vi en mi libro, es tan sencilla.

—¿Shanarani?

Para cuando me doy cuenta, toda la clase esta mirándome, tengo la mano alzada, la maestra me mira expectante.

—B-12 —respondo, intentando que no me tiemble la voz.

—Correcto. Señor Mccall ¿a qué universidad quiere ir?

Esta profesora habla con firmeza y habilidad, no titubea jamás. Claramente no le gustan las bromas y es para tomarla muy en serio.

—A la UC Davis —responde.

¿A la UC qué...? Esa universidad esta aquí en California. A unas horas de Beacon Hills. Ahora entiendo porqué reaccionó de esa forma ayer. Él se quedará y yo me iré a vivir a una isla.

—Buena elección. La mejor escuela en la costa oeste para Ciencias Biológicas y Físicas —su voz monótona me marea—. Esta en la clase correcta si eso es lo que busca. ¿Quién más cree que esta en la clase correcta?

Un chico un par de filas atrás levanta la mano, Theo. El resto lo hacemos igual. La profesora anuncia que mañana habrá examen y sin rodeos lanza una indirecta (demasiado directa) hacia Scott.

La clase transcurrió aburrida y monótona como la profesora. Comenzaba a dudar de si en verdad pertenecía yo a esta clase. Escuchar su voz es como una canción de cuna para mis oídos.

Apenas y pude saludar a Stiles en los pasillos, se llevó a Scott diciendo que eran cosas de chicos. De todas formas no quería ir a una de sus aventuras; prefiero estar en clase escuchando a los maestros hablar y hablar durante cincuenta minutos seguidos.

A la hora del receso, nos reunimos en la biblioteca, a excepción de Lydia. Desde que llegue aquí no tengo memoria de un día que estemos sentados así de normales; naturalmente deberías correr o irnos de clase porqué había algo que resolver, esto es tan ordinario y normal que me asusta.

Dos papeles se extienden a un lado mío.

—Encontré otra firma —Stiles se rasca la inexistente barba.

Ese es mi amigo el que no es admirador de lo normal. Siempre tiene algo que hacer fuera de lo ordinario.

—Esta es la firma del papá de Theo hace ocho años por la multa de tránsito. —señala un papel blanco—. Esta es su firma de hace unos días del papá de Theo en el formato de transferencia a la preparatoria.

—¿Cómo conseguiste el formato? —Kira lo mira con ambas cejas levantadas.

—puede que lo haya ayudado —murmuro.

—¿Entraron a la oficina? —susurra Scott.

—No, hable un poco con la persona encargada y él personalmente me dio la copia.

—¿Por qué lo ayudas en locuras como estas? —me pregunta Malia.

—Así somos desde pequeños. Lo ayudo y el me sigue en mis pendejadas.

—Si somos un equipo. ¡Pueden concentrarse! Las firmas son diferentes —señala dichas manchas de tinta.

Las observo. Se ven iguales, como dos gotas de agua.

—Son... algo diferentes —opina Malia.

—¡Son completamente diferentes! —espeta desesperado.

Comenzo hablar sobre las las curvas no eran iguales, que las líneas no sé qué y sobre un temblor. Paranoico *cof cof*.

Agarró las dos hojas. Observo atentamente las líneas y curvas mientras mis amigos discuten sobre quién estará en problemas y sobre padres psicóticos. Apostaría a que tengo la misma mirada que papá cuando intenta leer las letras chiquitas que aparecen en el noticiero. Ok, se que dije que era un paranoico pero, tiene razón. Stiles tiene razón, sobre las firmas, tienen que verlas con mucha atención y seguir el patrón paso por paso.

—Llámeme loca —interrumpo su "charla calmada"—, pero es cierto. Ambas firmas son diferentes.

—Ani...

—¡Hablo enserio! —lo interrumpo—. Scott, ustedes están tan concentrados en la escuela y esas cosas, que no lo notan porque no les interesa.

—¡Alguien que esta de mi lado! —Stiles abre los brazos hacías los lado.

—Voy contigo —le digo. Guardo todo en mi mochila, otra vez somos sólo él y yo. Scott intenta protestar—. Te veo al rato.

Beso fugazmente sus labios. Stiles camina a grandes zancadas.

—¡Adiós, guapo!

Creo que no asistiré al resto de clases. Ayudar a mi amigo es más importante que cualquier otra cosa; compromisos siempre habrá, pero otro Stiles jamás. 

—¿Qué es el temblor criminal? —Liam esta dentro del Jeep, justamente en el que será mi asiento.

—Muévete, Dunbar —lo empujo con la cadera. 

Se va a los asientos traseros mientras los adultos vamos adelante. Salimos del estacionamiento, directo a la casa Raeken.

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Hola, perdón por la ausencia. Estuve pasando por un bloqueo de ideas, no sabía cómo continuar esta historia.

Él capítulo es más largo de la usual para compensar la tardanza y la ausencia. Intentaré que no se repita otra vez.

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