Me sobresalto al escuchar mi alarma. Me quede dormida en la sala. Anoche en cuanto llegamos con Liam me puse a limpiarle la herida, la cual sano a los pocos minutos. Su ropa la lave porque estaba toda mojada e inexplicablemente mi Tía tiene ropa de hombre en su cuarto.

Me estiró y subo a ver a Liam. No está en el cuarto.

-¿Liam? ¿donde estas?

La puerta del baño del pasillo se abre y por la puerta de mi cuarto entra un Liam en ropa interior. No es incómodo, ayer lo mire igual y créanme me puse colorada.

-por poco y pongo la alerta amber- suelto un suspiro.

-no exageres. La ropa que me prestaste anoche se me cayó- se pone su ropa.

-¿y que quieres que yo haga?- me dirijo a mi armario.

Anoche en cuanto termine de atender a Liam, me fui a bañar, no estaba a gusto con toda la porquería que tenia encima. Tomó una blusa color azul rey que en el pecho tiene un corazón dorado; unos jeans blancos y mis converse negras. Me meto al baño para cambiarme de ropa.

Al llegar al cuarto Liam de nuevo desaparece. Sujeto mi cabello en una trenza de lado suelta; me pongo perfume, desodorante y crema corporal. Tomó mi mochila y me voy a la cocina.

-¿que estas haciendo?- le pregunto a Liam.

-estoy buscando los tazones- sigue abriendo los estantes, hasta que da con los dichosos tazones.

-dame uno, por favor.

Liam me pasa uno. Sacó la leche del refrigerador y el cereal de arriba de este. Mi cereal favorito es el Zucaritas, me encanta.

-tenemos que ir a tu casa para que te cambies y después irnos a la escuela sin que se nos haga tarde.

-esta bien, mi casa no está tan lejos de aquí- dice Liam.

Ya que desayunamos, entre los dos lavamos los platos. Tomó las llaves de la casa, cierro bien la puerta de entrada y nos vamos a la casa de Liam. Su casa queda como a unos 20 minutos de la mía.

A Liam se le ocurrió que seria buena idea entrar por la ventana de su cuarto, ya que según el su padrastro y su madre no nos verán llegar. Con mucho cuidado de no hacer ruido entramos por la ventana, Liam toma ropa de su armario.

-no tengo baño aquí adentro,- me dice- ¿crees que puedas...?

Ya entendí,  no se hable más. Me doy media vuelta para que se cambie, después de unos minutos me toca el hombro.

-¿listo? - pregunto.

-si, ya tengo todo, vamonos- abre la ventana.

Primero salgo yo, con el mismo cuidado con el que entramos, salimos. Ahora tenemos que caminar 5 kilómetros hasta la escuela y llegar en menos de 10 minutos.

-Liam no vamos a llegar.

-claro que si- dice confiado-. Sube.

-¿a donde?

-a mi espalda- se pone enfrente de mi-. Estas loco Dunbar.

Solo se ríe, salto a su espalda y este comienza a correr. Llegamos con cinco minutos de retraso. Liam corre a su clase y yo corro a mi casillero porque no se que clase tengo, todavía me cuesta aprenderme mi horario.

Literatura.

Esta bien, ella siempre llega tarde al salón. Cuando llegó al salón, buscó un lugar disponible, ya todos están aquí menos la maestra. Un asiento al lado de la ventana, mejor lugar no pude encontrar, cuando, me comience aburrir puedo distraerme aquí.

Sin mentir tres segundos después de que me senté, llega la maestra. Buena suerte. La clase transcurre no tan aburrida, nos empezó a hablar sobre la guerra de Troya y esas cosas.

-bien clase, les dejaré una tarea- anuncia la maestra-. Quiero que en máximo dos semanas me entreguen un resumen de un libro que les otorgar e a cada uno.

Bien, hasta que me dejan una tarea interesante. Me encanta leer, no eh ido a recoger el libro a la biblioteca. Pero tantas cosas que hacer que no tengo tiempo.

-haré parejas y les diré que libro les tocó, y al salir pueden recoger el libro de mi escritorio.

Como no escucho mi nombre, miro por la ventana, me distraigo con cualquier cosa; una abeja, las flores, las personas que están saliendo del estacionamiento.

-¿Señorita West?

-¿si?- pongo toda mi atención en la maestra.

-La odisea, su pareja será...- mira su lista, después a mis compañeros- Scott Mccall.

Ah que bueno, creí que me tocaría con alguien peor... esperen.

¿con Scott Mccall?

¿tengo clase de literatura con Scott? ¿y nunca me di cuenta?

En que clase de mundo vivo, ahora si estoy segura de que soy muy distraída. La maestra al ver mi cara, señala con la vista un punto del salón, miro en esa dirección y hay esta Scott, el cual ya estaba mirándome,  ¿cuanto tiempo tendrá así? Scott me sonrie, le devuelvo el gesto y miro al frente de la clase. Antes de salir tomó el libro de La Odisea.

-hey

-ah, hola Scott- me doy media vuelta.

-oye para el trabajo, ¿donde nos vemos?

-mmmm... que te parece, ¿en mi casa?- abro mi casillero.

-¿después de la escuela?- se recarga en el casillero de al lado.

-claro. Oh no, mejor una hora después- guardo los libros de la seguí ente clase.

-¿por qué?

-bueno, es que no está limpia la casa y...

-no importa. Te espero en el estacionamiento después de clases.

Algo tenía que decirle, mas, no recuerdo que es. No es el mismo, esta distante y triste, debe ser por lo de Liam.

Un momento... claro.

-Scott, se donde esta Liam.

-¿en serio?- sus ojos se iluminan-. ¿dónde? No hay que perder tiempo.

-tranquilo lobito- pongo mi mano en su pecho - Liam esta bien, esta en clases. Sano y salvo.

Scott me mira sorprendido y después me abraza, susurra un gracias en mi oído. Mi corazón salta de mi pecho al abrazarlo, es una sensación extraña, ¿no puedo sentir algo por Scott tan pronto? ¿o si? Nah, de seguro me cayo mal el desayuno.

-¿como es que...

-obligue a Garrett a que me lo digera- digo, al soltarnos del abrazo.

-tus poderes- sonríe.

-si, estabas tan apurado y decidí ir yo sola. Lo encontre en un viejo pozo en la mitad del bosque- me ajustó la mochila-. Me llevo todo el día, pero lo conseguí.

-te amo- besa mi frente.

¿Perdón?  Dijo lo que creo que dijo, me dijo te amo. Me quedo como estatua a la mitad del pasillo. Scott se va a su siguiente clase, sin darse cuenta de que lo que acaba de decir. Mi cara debe tener una sonrisa aterradora.

Sin decir nada y como hipnotizada camino a mi salón. Me dijo te amo y me beso la frente.

nunca me volveré a lavar la frente.

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Hola, ¿como están? ¿que creen? ya estoy en vacaciones. Ahora si me voy a dedicar a escribir día y noche.

Adiós.