no te vas a ir.
Ya había pasado un mes y Manigoldo no había vuelto a ver a Albafica, el chico ignoraba sus mensajes y llamadas, estaba furioso y no quería verlo, más esto no quería decir que no estuviera al pendiente de él.
Manigoldo no hablaba con Albafica, pero si con Sage y Lugonis, a los cuales les preguntaba cómo estaba y si él o el bebé necesitaban algo. Si bien la pareja deseaba que su hijo, y el cual ellos querían para yerno, estuvieran juntos, sabían que lo mejor era dejar que ese par se arreglaran solos y es que...¡Ambos eran igual de necios y orgullosos! Pobre de su futuro nieto, solo esperaban que no heredará su carácter que si no...¡Un higadito andante!
Pero siguiendo con el tema.
Durante este mes Manigoldo se enfocó en el trabajo, se paraba más temprano y acostaba más...bueno, prácticamente era temprano si consideramos que se acostaba en la madrugada. El chico se mantenía así ocupado, liberando tensión y coraje que aún guardaba, también tenía que liderar con los berrinches y lloriqueos de su hermano, el cual deseaba ver a Albafica y Afrodita. Al final logró convencerlo al decirle que era por el bien de Albafica, que estaba hospitalizado y necesitaba reposo absoluto, una vil mentira...o...casi, ya que suponía que su presencia lo pondría de malas y eso afectaría al bebé, por lo que, en parte si lo hacía por él.
-buenos días Manigoldo, Rafael.
-buenos días señorita Pandora
-hola Pandora, buen día ¿Y el chino?
-Dokho y Violante están poniendo un pedido.
-ah...bueno, iré a verle, necesito hacerle un pedido y...oye, este, tú tienes buen gusto y...¿Podrías envolver esto por mi?
-¿Eh?
-¡Es para Albafica!
Hablo entusiasmado Rafael, Manigoldo le estiró unas prendas, la chica sonrió al ver de qué se trataba y acepto, tomo las prendas lista para envolverlas para regalo.
-voy a hablar con Dokho, quédate aquí y no agarres nada.
-si.
El niño acepto y se sentó al lado de Pandora, para ver como arreglaba el presente, por su parte Manigoldo salió a la parte trasera de la tienda, entrando a una pequeña bodega.
-hola chino.
-ah...hola Manigoldo.
-Violante.
-Manigoldo.
Los chicos se encontraban acarreando una serie de bultos a una pequeña camioneta que Dokho poseía para repartir mercancía en las granjas más aledañas.
-¿Qué tal va todo?
-bien...creo. Oye, venía a encargarte Plástico, ya casi empieza la temporada y ya se me acabo.
-ah, está bien...creo que tengo unos rollos en bodega, déjame ver y te aviso ¿Cuántos necesitas?
-serán unos treinta
-esta bien, no te preocupes los tendré.
-gracias Chino, sabía que podía contar contigo...oye un favor, tengo que ir a la ciudad a dejar unas cosas pero...
-quieres que cuide a Rafael ¿Verdad?
-si no es mucho pedir, hoy no tuvo escuela y está empesinado en ir conmigo pero.
-¿Albafica sigue en el hospital?
-...en...si ...bueno, casi...lo que sucede es que no debe estresarse y...ya saben cómo es el enano, no se queda quieto.
Los otros dos se miraron entre sí, aceptaban que Rafael era muy hiperactivo pero tampoco era para tanto como para prohibir que Manigoldo le lleve.
-Manigoldo escucha, debes hablar con Albafica, tendrán un hijo y...
-dile que deje de ser tan quisquilloso, los niños son escandalosos, es mejor que se acostumbré ya que tendrá un bebé.
-no...no es que no quiera a Rafael, la verdad lo adora, solo que...¡Ah!...solo cuidenlo un rato sí.
-esta bien.
-gracias.
Sus amigos le veía preocupados, aún no sabían cómo era ese Omega que había atrapado a su amigo al grado de que tendrían un hijo juntos pero...¡Ah! Solo esperaban que fuera una buena persona y quisiera a los dos hermanos, ya que Rafael necesitaba ese amor maternal que le fue negado, pero como veian las cosas.
-enano, te quedarás aquí, regreso en un par de horas entendido, solo hago los pedidos y...
-¡ahhhh! pero yo quiero ver a Albafica y Afrodita.
-ya te dije que no puedes.
-me voy a portar bien.
-no
-¡por favor!
-¡Carajo Rafael, ya te dije que no!
El pequeño se asustó con el grito de su hermano, por lo que corrió a esconderse tras las faldas de Pandora. Ver como sus ojos se aguaban hizo sentir muy mal a Manigoldo ¡Demonios! Jamás debió permitir que su hermano se encariñara con él, ahora...
-enano...ah, solo obedece sí...regresaré por ti en un rato.
Estaba por salir pero el pequeño corrió a detenerlo. Un par de lágrimas escapaban de sus ojos, le extendió el presente.
-no se lo vas a llevar...quedó bonito verdad.
-si...muy bonito.
Sonriéndole tomo el regalo y desacomodo su cabello, para después salir y subir a su camioneta, esto estaba mal...
****////****
Estás enamorado Manigoldo, es mejor que lo admitas...
Pero no quería hacerlo, no quería admitir que en solo unos días había quedado prendido de esa rosa tan peligrosa y hermosa a la vez.
¡Es que era imposible!
¡Por Jesucristo! Albafica era insufrible, cuando le da por ponerse de niño mimado "¡Quiero esto! ¡Quiero aquello! ¡Cómprame esto!¡Manigoldo tráeme esto!" Que el chico lo agarraba de sirviente y él como tonto obedeciendo, si estaba embarazado no moribundo para estarle cumpliendo todo capricho, pero ahí estaba el de animal, obedeciendo en todo.
Pero que más podía hacer, aunque odiara admitirlo era la verdad, estaba enamorado de ese chico, simplemente adoraba verlo sonreír cuando jugaba con los niños, el brillo en sus ojos cuando mencionaba algo del bebé, la pequeña y traviesa risa que ocultaba cuando le daba por molestarlo. No solo era su apariencia física, porque admitamos lo el joven era una pieza de arte, esa piel tan blanca y suave que le incitaba a tocarlo, ese cabello celeste tan brillante, aún no entendía como demonios es que siempre estaba bien peinado sin importar la hora, adoraba esos ojos celestes, las largas pestañas que los cubrían y el coqueto lunar que los adornaba, tenía unas inmensas ganas de besarlo, así como apoderarse de esos delgados labios, Albafica simplemente era la seducción andante, aunque, el canijo lo tenía de familia y es que su madre también estaba buenísimo y ni que decir de su hermano, sería un rompe corazones al crecer.
Pensándolo bien era normal que él, un vil mortal, cayera rendido ante el chico de ojos azules, que había demostrado ser también una persona muy cariñosa y atenta, muy leal con los suyos y dulce...muy dulce.
Pero por desgracia sabía que esa dulzura y atención jamás serían para él.
-...¡Estúpido Minos!...
Aún seguía molesto por lo ocurrido con el canoso ojos de mostaza, es que ¡De verdad! ¡¿Porque Albafica defendió a un idiota como el?! Que lo engaño y estuvo a punto de pegarle, o el chico era muy estúpido...o estaba realmente enamorado de él...y estos es lo que realmente le dolía a Manigoldo, saber que pese a eso, Albafica le quería.
Pero era razonable no, fue su novio, incluso...¡Incluso estuvo a punto de darle a su hijo! ¡Deseaba que ese imbécil fuese el padre de su hijo y no él! ¡¿Porque?!
Esta bien, entendía que su relación no inicio como debería...la verdad es que si no hubiese sido por el alcohol y el engaño de Minos jamás se habría dado pero... él... él ya le había demostrado a Albafica que podría ser una buena pareja, que era responsable y trabajador, no lo dejo solo con su hijo y siempre a cumplido todos sus caprichos.
-supongo que...eso no le importa
Manigoldo estaba deprimido, aunque no lo parezca, fue difícil para el alejarse de Albafica, no contestar sus llamadas o leer los mensajes. Pero era lo mejor, ya le había quedado claro que no importa cuánto lo intentará para Albafica el solo era un error, un error con una consecuencia muy fuerte y nada más.
De momento lo dejaría, ya no lo molestará y dejara que pase su embarazo en paz. Quién sabe, tal vez a estas alturas ya había arreglado las cosas con Minos. Que miren que sería un estúpido si dejaba ir a semejante ángel, entendía la molestia, el también habría reacciónado furioso tras enterarse que el chico que ama espera un hijo de otro, pero tal vez ya habían hablado y arreglaron las cosas, Minos entendería que todo fue producto de una mala desicion, de algo que no debía ocurrir pero ya había pasado y ahora solo le tocaba apoyar y comprender a Albafica como la pareja que eran. El chico no podía ser tan malo si Albafica le escogió...¿Verdad?
Pero eso no quería decir que renunciaría a su hijo ¡Nunca! Solo que...que tenía que sacar esa estúpida idea de que podrían ser algo...como pareja, de una buena vez de su cabeza, y hacerse a la idea que de posibles amigos no pasarían, lo que sería bueno...por el bebé.
*****
-buenos días, traje el pedido que me encargaron.
-si...déjalo en la cocina...¡Y no toques nada más!
-¡Tsk!
Como odiaba a los empleados creídos, que estuviera sucio no quiere decir que sea un ladrón ¡Carajo que trabaja en el campo! No puede andar siempre limpio o de traje y el sol en ocasiones es insoportable, por ello el sombrero. Por que siempre tenían que juzgarlo por su apariencias.
-mira...ahí está.
-mmm, tenías razón, es un hombre muy guapo.
-si, todo un alfa.
Le dió un poco de risa al ver a las chicas de la recepción hablar, el par de jovencitas devoraban con la mirada a un sujeto unos metros adelante. Si, no negaba que era bien parecido, alto, cabello negro y largo, la piel muy pálida, con unos ojos azules muy llamativos, enfundado en, un traje negro de corte inglés, el cual era decorado por un medallón de pentagrama en su pecho.
Mmm, con que eso era un Alfa apuesto.
Hades le regaló una mirada de desprecio al pasar por su lado, incluso hizo un ademán de limpiar su nariz dando a entender que apestaba...¡Lo que era una vil mentira! El no apestaba ...¡si su aroma de macho alfa era más fuerte no era su culpa!
Le vio adentrarse en esa empresa donde cada tercer día llevaba una buena cantidad de fruta, acompañado de otros dos alfas , gemelos al parecer pero con distinto color de pelo.
-que engreído.
Pero no tenía tiempo para esto, tenía que acabar su trabajo y regresar a casa.
*****////****////
-mmm, Anita tráeme un florero por favor.
-si señora.
Pasaba del medio día y Lugonis se encontraba cortando algunas rosas de su jardín, sus cinco minutos milkiway antes de regresar al trabajo.
-ah, joven Manigoldo buenas tardes.
Se sorprendió un poco al ver al italiano en su casa, por lo general solo les llamaba o acudía a su oficina para dejar algo de dinero para Albafica y el bebé, ya le habían dicho que no era necesario pero él se empecinó en pagar los gastos de los dos...de verdad le agradaba el chico.
-Manigoldo hola, buenas tardes.
-Buenas tardes señor Lemuria.
Je, siempre tan formal.
-es raro verte por aquí.
-si yo...bueno, ya iba de regreso y...
Era estúpido estar nervioso por llevar un simple regalo...pero lo estaba.
-por que no te quedas a comer, Afrodita ya casi sale de la escuela y le dará mucho gusto verte, te extraña mucho al igual que a Rafael.
-gracias....pero tengo mucho trabajo, yo solo le traía esto a Albafica, se lo podría dar.
El joven le extendió una caja de regalo, de color plateada con un listón en coral, muy bonito y elegante.
-oh... gracias ¿Que es?
-bueno...yo...ah, solo es ropa, recuerdo que dijo que su ropa empezaba a apretarle y...mmm, tal vez ni le guste, no soy bueno en escoger.
-jajaja, te aseguro que si le gustará.
-si...bueno, me tengo que ir, fue un placer y...ah, casi lo olvidó, permítame unos minutos.
El joven fue a su camioneta y regreso con otro presente, en esta ocasión para Lugonis, sabía cuánto le gustaban las rosas, tenía blancas, rojas, rosas, vino, pero él...
-¡pero que bonita!
El chico le había traído una rosa con un tono muy peculiar...entre naranja y durazno, muy bonita y aromática.
-se dan mucho por donde vivo y...creímos que le gustaría.
-¿Creímos?
-si, fue idea de Rafael, dijo que no tenía de este color y...solo...
-Manigoldo muchas gracias, están hermosa
El chico sonrió, almenos le gustó el presente. No importo cuanto Lugonis le pidiera quedarse, aún no se sentía listo para ver a Albafica por lo que se fué.
Cuando llego a recoger a Rafael encontró al niño muy ilusionado. Para que no se aburriera Violante le había llevado con ella a repartir los pedidos en las granjas aledañas, donde se encontró con una bonita mascota ...o almenos él la quería de mascota.
-¡Hermano, hermano regresaste!
-hola enano qué tal te...
-¡Corre, corre, tenemos que ir por pazzo¡
-¡¿Qué?! ¿Quién?
-pazzo, así le voy a llamar.
-¿De qué habla?
-Manigoldo hola
La chica de cabello violáceo salió a verlo, algo apenada por el asunto ya que sabía era su culpa.
Resulta que en una granja una puerca había parido ocho puerquitos, gorditos y rosados, en cuanto Rafael les vio se enamoró de ellos y le pregunto al dueño sí le vendía uno, por increíble que parezca este acepto, ya que quería agradar a la chica, Violante le dijo que tenía que preguntar a su hermano y dependiendo lo que el dijera. El problema radicaba en que Rafael toda la tarde se había hecho ilusión de lo que haría con su futura mascota, todos los juegos y cosas así, por lo que temía que su ilusión de rompiera cuando Manigoldo se negara a dárselo, y no estaba tan equivocada, el mayor se negó ya que era un gasto extra y mucha responsabilidad, por lo que al nene no le quedó de otra más que hacer un berrinche, algo muy raro ya que nunca los hacía, también contó con la presión que las chicas y Dokho le hicieron, el chico acompaño a Death en el puchero alegando que a él su papá tampoco le compro una mascota, solo que el quería un panda, y por ello quedó así de traumado...esto sirvió para que Maní aceptará.
Por lo que no le quedó de otra más que conducir al otro lado del poblado y comprar un cerdo.... genial, otra boca que mantener.
Pasaron dos semanas y todo seguía igual, trabajar en el campo y preparar las cosechas para la futura temporada invernal, tuvo que reparar algunas cercas y malla, tenía que proteger los viñedos de las heladas.
Durante todo ese tiempo no dejo de pensar en Albafica y su hijo, sabía que estaban bien ya que Lugonis y Sage le decían por mensajes como iba. En ese momento se encontraba viendo un vídeo que su "suegro" le había mandado, la ecografía de Albafica.
No pudo evitar la traviesa lágrima que escapó de sus ojos al ver la imagen en su celular, su pequeña manchita gelatinosa estaba creciendo, ya se veía lo que sería su cabeza y parte de su cuerpo. Se sintió tan mal por habérselo perdido, por no haber estado al lado de Albafica cuando fue al doctor, él había prometido acompañarlo en todas las sesiones y...
¡Maldita sea! Ya no aguantaba más, a quien quería engañar, se moría de ganas de verlo, de escuchar su voz, perderse en sus ojos y...
-¡Carajo!
No sería fácil, incluso era algo imposible, si se tomaba en cuánta que él no reunía los requisitos para los gustos del pecesito, pero lo intentaría, jamás había sido un cobarde y no lo sería ahora ...ok, tal vez lo fue al alejarse, pero ya estaba decidido. Intentaría ganarse a Albafica, haría todo lo que estaba a su disposición para conquistarlo y...con suerte.
Con esta idea en mente regresaba a su casa, mañana iría a casa de Albafica para hablar con él y disculparse por estar ausente, si mal no recordaba esa semana fue su última semana de clases antes de salir de vacaciones, por lo que estaría en casa y podrían hablar, si es que no le mandaba al diablo por no haberlo ido a ver o...si ya estaba con Minos.
...¡No,no,no! Piensa positivo Manigoldo, tu aún tienes oportunidad...o eso esperaba.
Bajaba la pequeña ladera que separaba su casa de los viñedos cuando algo le llamó la atención, había un Suzuki plateado junto a su casa, un modelo deportivo muy malo para la zona, pero no era todo, se podían escuchar varias voces. Adelanto el paso preocupado por su hermano, mientras apretaba con fuerza la pequeña hoz que había estado usando para el deshierbe.
Estaba por gritarle al niño cuando un par de risas se escuchó, era su hermano y...
-¿Afrodita?
Los nenes bajaron corriendo el pórtico, persiguiendo al pequeño pazzo que chillaba emocionado.
-Ma-Mani
El pequeño no tardó en correr a abrazarlo, ocacionando que el mayor tirará su herramienta y lo cargará, un par de vueltas y beso su mejilla, había extrañado a ese pequeño.
-mi rosita ¿Qué haces aquí?
-te,te viene a vi-visita-r.
El nene estaba feliz colgado del cuello del otro. Manigoldo estaba por preguntar con quién fue cuando la puerta se abrió, dejando ver a un apuesto chico de piel canela y cabello azulado.
-Niños, que se laven las manos ya vamos a ce...ah, en...¿Hola?
Defteros se puso nervioso ante la mirada molesta de Manigoldo, el cangrejo había bajado a Afrodita, colocándolo a su espalda mientras discretamente recogía su "arma"
-😨 ho...hola, tú debes ser Manigoldo, yo...yo soy Defteros, amigo de Albafica y Shion, ya...ya nos conocíamos, bueno, nos vimos una vez y...
La mirada molesta...¡Y el hecho de que tuviera un arma! Ponía muy nervioso al Heleno. Por fortuna su salvación no tardó en aparecer a su espalda.
-niños que ya en...oh, Manigoldo hola.
-¿Dokho?
¿Que hacía el chino ahí? Y ¿Quién era el otro sujeto? Tenía la vaga idea de haberle visto pero.
-adivina qué, me encontré a tus amigos en la carretera, te estaban buscando, aunque algo lejos, se perdieron por treinta kilómetros ¡¿Lo puedes creer?! Bueno, el chiste es que me los encontré y traje para acá, oh, tenías razón Albafica es muy hermosos y...bla,bla,bla...
¿Dijo Albafica? Pero ¿Que hacían ellos ahí?
-¿Porque tardan tanto?
En la puerta se asomó su más grande dolor de cabeza e ilusión ¡Albafica estaba ahí!
El chico vestía la ropa que le había comprado, un conjunto de maternidad de dos piezas, un pantalón Capri,liso, con un pequeño bordado de hojas al final, muy discreto, una camisa holgada, sin mangas, también con un pequeño bordado en el cuello, normal en el pecho pero amplio en el abdomen, sencillo pero elegante, en un color azul cobalto, con unos zapatos a juego, los cuales eran bajos y con resorte a los lados, por si se le hinchaban los pies. Albafica se veía muy bien en el, incluso se había levantado el cabello en una coleta dejando al descubierto su largo y blanco cuello.
Por un momento el tiempo pareció congelarse, sus miradas se encontraron y solo eran ellos dos.
Por desgracia el encanto no duró mucho ya que Albafica estaba muy enojado, no, enojado era poco, lo que le sigue.
En menos de tres pasos ya había bajado las escaleras del pequeño pórtico y se acercaba a Manigoldo...¡Mientras cerraba el puño!
¡TÓMALA!
El golpe no se hizo esperar, mandando al cangrejo al suelo con el labio adolorido.
-¡Conque muy enfermo no! ¡Le dijiste a mi pequeño Rafael que estaba en el hospital casi muriendo!
-¡¿Que?! No yo no...
-¡Y no solo eso bastardo! ¡Te desapareciste por todo un mes! ¡Un mes Manigoldo!
-espera, te lo puedo explicar, tenía mucho trabajo y...
Manigoldo retrocedía espantado, Albafica se veía muy enojado y...¡Había agarrado la hoz y caminaba hacia el con una mirada de desquiciado!
-oigan porque tardan, la comida se va a ...oh, ya llegó Manigoldo.
Shion se había asomado a ver qué ocurría con sus amigos, que miren que ya tenía hambre. La verdad él no se sorprendió al ver a su querido primo amenazando a Manigoldo con esa cosa, despues de todo lo que le dijo que le haría cuando lo encontrará...¡Pues le salió barato! Convenció a los chicos de entrar a cenar, mientras tomaba a los pequeños de la mano y les arrastraba al interior, lo mejor era dejar que la pareja se arreglará sola y...por alguna razón sabía que así se entendían estos dos.
Y mientras sus amigos y hermano cenaban un rico estofado, Manigoldo intentaba convencer a Albafica que bajara la hoz y se sentarán a hablar...¡Mientras esquivaba los ataques! A la par que le juraba que no lo iba a abandonar y solo le quería dar tiempo ¡Carajo! ¡¿Porque no se puso así con el idiota de Minos?!
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