Capítulo 1: #DespertaresYRebeldías

El amanecer rompe el silencio con su alarma insistente, y yo, en un acto de rebeldía matutina, le otorgo cinco minutos más de tregua. No hay tiempo que perder; el mundo está a punto de conocer la versión actualizada de mí misma.

Frente al espejo, la chica de cabello blanco me devuelve la mirada. No es solo una moda pasajera, es un grito de independencia, un desafío a la monotonía. Mis ojos, antes dos faros de inocencia, ahora reflejan la sabiduría de quien ha devorado series y libros hasta altas horas de la noche.

Los pasillos del instituto se convierten en mi escenario, y yo, la protagonista de mi propia historia, avanzo con la seguridad de quien se sabe única. "¿Qué le pasó a la niña buena?" susurran a mi paso. "Se reinventó", respondo con una sonrisa que no necesita filtros.

Me refugio en la biblioteca, mi oasis personal en un desierto de superficialidad. Entre estantes y páginas, encuentro mi verdadera esencia, mi conexión con mundos que trascienden los muros de esta institución.

Pero más allá de las risas y los memes, existe un lugar donde mi corazón se vuelve serio: el hospital. En la penumbra de la habitación, junto a mi padre, encuentro la razón de mi lucha. Le susurro historias de valentía y le confieso secretos que solo él puede entender. Aunque sus ojos permanecen cerrados, sé que cada palabra nuestra es un hilo invisible que nos une.

Tormenta, así llamo a mi madre en mis momentos de tormento interior. Ella, con su mirada cargada de miedo y esperanza, cree que 'La Mano de Dios', ese internado con nombre de promesa celestial, es la solución. Pero ¿cómo puedo partir y dejar atrás a mi padre, mi héroe silencioso?

Bajo mi brazo, llevo el libro que es mi ancla y mi vela, mi escape y mi regreso, escrito por una autora venezolana que con cada frase me recuerda que la esperanza persiste, incluso cuando la narrativa de la vida se torna oscura. Y el favorito de mi persona especial.

'La Mano de Dios', ese internado que ahora debo llamar hogar, es un cruce de caminos para almas jóvenes en busca de su lugar en el cosmos. Y allí está él, el pelirrojo de zapatillas Converse, cuyo primer saludo fue un "fea" que sonó a desafío. En su mirada veo el reflejo de mi propio espíritu indomable.

Así comienza mi odisea, un viaje a través de las páginas de una adolescencia marcada por la rebeldía y la búsqueda de identidad. Porque esta es mi vida, y yo decido cómo narrarla. Y el pelirrojo... él podría ser el personaje secundario que roba escenas y, tal vez, un pedazo de mi corazón rebelde.