capítulo 47


                                      Capítulo  Final 

Dos meses después

Ciertamente ha llegado el momento que tanto han ansiado Leire y David. El Rancho Rice's  se encuentra decorado con orquídeas blancas, las damas de honor, Sara, Giselle y Diana vestidas  de azul zafiro alrededor del pequeño altar con sus respectivas parejas al otro lado. 

Leire lleva puesto un precioso vestido, un corpiño entallado hasta la cintura de encaje  con escote en forma de corazón y pequeños destellos brillantes, para no ser demasiado insinuante una gasa envuelve la parte del cuello, mangas y escote otorgándole una elegancia única. A partir de la cintura la falda voluminosa de tela de raso bordada se alargaba en larga cola.

Leire está situada en el rellano de las grandes escaleras, del brazo de Nick, no está segura de poder caminar hasta el atrio, donde se celebrará la ceremonia. La música ha comenzado, da algunos pasos y se detiene. Nick la mira sonriente y le dice para reconfortarla.   

—Vamos, pequeña, estás preciosa. Todos estamos muy orgullosos de ti. 

Leire asiente, respira profundo un par de veces y, finalmente, comienza a descender por las escaleras.

David está nervioso, viste un elegante esmoquin que resalta cada uno de sus rasgos masculinos y elegantes de forma absolutamente imponente, tiene las manos cruzadas en la espalda mientras piensa 

<< ¿Por qué tarda tanto>>

Lucas al notar que su primo quiere aparentar una neutralidad que no tiene, se acerca y le dice dándole unas reconfortantes palmaditas en el hombro –Lo bueno siempre llega tarde.

Entonces la ve…

Sonríe instantáneamente, a su mente vienen imágenes de su primer encuentro en aquella habitación de hospital donde ni tan siquiera se agradaron o en la habitación de esta misma casa donde intuyó que jamás podría darse por vencido, su esencia lo embriagó por completo. Ha pasado tanto tiempo, tantas cosas y hoy le daban puto y final a una historia para comenzar otra, para escribir su nuevo principio junto al bebé que viene en camino  para alegrar cada uno de sus días.

Leire se agarra fuerte del brazo de Nick porque sus piernas han comenzado a temblar  al ver la enorme sonrisa en el rostro de David. Comienza a pensar <<Nunca me he sentido afortunada a pesar de haber logrado varios de mis sueños, mi familia es un desastre, sin embargo gracias a todos los momentos difíciles que he tenido que vivir conocí al hombre de mis sueños y al único capaz de hacerme feliz>>

—Espero que sean felices—susurra Nick cuando llegan frente al altar donde David sonríe sin dejar de mirar a Leire.

—Es un honor para mí cuidarla y protegerla con mi vida si es necesario—contesta David con una voz tan firme que nadie podría dudar ni una sola palabra.

David entrelaza sus dedos con los de  Leire y se colocan frente al párroco.

—Estás absolutamente deslumbrante—susurra David al oído de Leire. 

— ¿Solo hoy? —exclama Leire divertida.

—Hoy tienes un brillo especial en tu mirada—añade David llevándose la mano que aún tiene entrelazada a sus labios para depositar un suave beso en el dorso—Soy  el hombre más afortunado del mundo.

—Te amo—le dice Leire justo antes de que el párroco se dirigiera a todos.

En el instante donde les preguntan a ambos si se aceptan como esposos por el resto de sus vidas, no dudan ni un segundo en dar el ¡Sí acepto!

—Por el poder que me ha sido otorgado, yo les declaro marido y mujer —se escuchan las palabras que todos ansiaban oír.

David ni siquiera espera a que dijera que podían besarse y se lanza sobre los labios de Leire.

—Te amo Señora Rice—gimie ante los aplausos y vítores que se escuchaban—Por fin mi esposa—insiste mientras sus ojos brillan.

Tras firmar los oportunos papeles de registro y recibir las felicitaciones por los familiares y amigos entran al comedor donde tiene lugar la cena. Sara se acerca a Leire y la abraza fuertemente.

— ¿Eres feliz? —susurra Sara sin despegarse.

—Solo soy una mujer enamorada—admite Leire con los ojos vidriosos empañados en lágrimas de felicidad.

En ese momento se acerca la madre de David y abraza a Leire.

—Nunca podré agradecerte lo suficiente    por hacer feliz a mi hijo.

—En realidad, los dos nos hacemos felices, él ha sido mi rayo de luz en medio de una tormenta—responde Leire.

—David tiene suerte de tener una mujer como tú.

—Hoy no sería quién soy  si no fuera por él-admite Leire con lágrimas en los ojos nuevamente. 

—Últimamente estoy demasiado llorona, supongo que es normal en mi estado—dice Leire riendo.

—Serás una madre estupenda, siempre ansíe de todo corazón que David encontrara la felicidad, que el amor se cruzara en su camino y lo hiciera sonreír.

— ¿A mí nadie me abraza? —pregunta de pronto David.

— ¡Cállate y abrázame! —le dice Alice y se funden en un abrazo al que se une toda la familia.

Dos horas más tarde se despiden de sus invitados, aunque le es imposible encontrar a Sara y a Lucas, seguro han encontrado un lugar donde terminar la velada.

—Estos zapatos me están matando—dice Leire mientras caminan hacia la suite nupcial del hotel.

—Ahora lo soluciono—le dice David mientras la alza entre sus brazos y Leire sonríe a su cuello para evitar caer.

Entran a la suite, todo está lleno de pétalos de rosas rojas  por el suelo y por la gran cama, hay una botella de champán junto a dos copas. David  deja a Leire sobre la cama y se agacha para quitarle los zapatos.

—Ahora vuelvo—afirma David antes de encaminarse hacia el baño.

Leire se había deshecho del vestido y espera a David en la cama, él al verla y observarla como león a su presa le dice sin acercarse a la cama—Quiero guardar esta imagen en mi memoria para siempre, es la noche más especial de mi vida, es nuestra noche de bodas y eres mi esposa.

—Eres tan perfecto que no sé cómo tuve la suerte de encontrarte—le dice ella sonriendo.

—En realidad te encontré yo a ti—susurra  David acercándose a los labios de Leire.

—Tengo una sorpresa para ti—admite Leire mordiéndose el labio.

— ¡Sorpréndeme! —exclama David carcajeándose.

—Abre el bolso, ahí está tu sorpresa—le indica Leire riendo contagiada por la felicidad del momento.

—Tus deseos son órdenes para mí—confirma David antes de cumplir con su palabra.

David encuentra  un sobre dorado del que saca una carta y comienza a leer:

Mi amado esposo

    Si estás leyendo esta carta es porque te di el “sí” más importante de mi vida. Quiero que sepas que definitivamente me siento súper afortunada y orgullosa de tenerte a ti como esposo. Creo que la vida me ha premiado con tu presencia y compañía como mi pareja, mi cómplice, mi amigo. Creo que tú sabes muy bien, que no suelo ser una mujer muy expresiva o cariñosa, que me cuesta dar mi brazo a torcer y admitir mis errores; pero ha llegado el momento en el cual te diga cuanto te amo y lo agradecida que me siento porque tú estás a mi lado, porque me tomaste la mano cuando más lo necesitaba y jamás me la soltaste, porque decididamente este tiempo no ha sido nada fácil para ninguno de los dos pero sabes una cosa no me arrepiento de nada. Tú eres lo mejor que me ha pasado en mi vida y si tuviera que hacerlo te elegiría mil veces más, me has demostrado lo que realmente es amar y sentir que te quieren y estoy segura de que amaneceré feliz amaneciendo a tu lado todos los días, al lado del hombre que me complementa, me protege y sobretodo me enloquece, el hombre con el cual he podido formar mi hogar. Gracias por llenar mi vida de risas, gracias por tus cariños y tus mimos y por ese abrazo infinito que llega hasta mi alma y se mantiene guardado en mi corazón .Tus acciones y tu forma de ser han alimentado el amor que nació entre nosotros desde el primer día. Todo comenzó con una mirada y hoy lo eres todo para mí .Hemos creado una relación maravillosa basada en el respeto y el amor, que dará tanto como la cuidemos, no quiero decir para siempre porque los para siempre no existen, quiero decir que será hasta que dejemos de sentir, de vivir, de reír o llorar. Hemos aprendido mucho él uno de otro y hemos descubierto la mejor versión de nosotros mismos. Siento que todo vale la pena, valen los riesgos, que cada decisión que tomamos fue la adecuada para llegar a este hermoso momento, nos toca disfrutar de él bebe que está en camino, ser padres es una combinación entre razón y sentimiento, es saber orientar, exigir y saber amar, nos imaginó llegando a casa después de una dura jornada de trabajo, abrazar a nuestro hijo y convertirnos en niños jugando con él, seremos los mejores padres del mundo, juntos podemos con todo. Por último quiero que sepas y te quede claro que siempre fuiste, eres y seguirás siendo ¡Mí abogado! ¡Mí tormento!

Con todo el cariño del universo, con cada una de las estrellas de tú esposa que te ama.

Fin.





                               

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