Capítulo 30
Las chicas subieron al taxi que habían arrendado, bastaron pocos minutos para que el mundo a su alrededor desapareciera y solo quedaran ellas y sus objetivos.
El ambiente del Club era acogedor, luces tenues, paredes blancas y muebles rojos. Estaba lleno de personas que bailaban sin parar en la gran pista de baile. La barra en forma de u que se encontraba en el centro del lugar era enorme. El Dj hacía un gran trabajo, las paredes y el suelo vibraban con su música.
-¡Esto está genial!-grita para que su voz se oyera sobre la música.
-Esto parece un cuento neoyorquino en medio de Alabama, me siento genial.
-Mmm… este vestido es un poco corto, no debí ponérmelo-le dice Giselle tratando de bajar su vestido con una de sus manos.
-Te queda fantástico y a Darek le va a encantar, no te preocupes tanto.
-¿Tú crees?
-En pocas palabras lo volverás loco-le dice y ríen juntas.
Se abren paso a empujones hasta la barra.
-¡Disculpe!-dice Leire para llamar la atención del camarero.
Habían pedido dos margaritas, que siguieron de muchas otras, tras bailar innumerables canciones había llegado la hora indicada, eran las 12 de la noche, esperaban que Alice angustiada, como parte de la actuación necesaria le estuviera contando a David que las chicas estaban en un club fuera de Grove Hill y si todo resultaba bien alguna reacción inesperada esto causaría en él y como consecuencia rebote le comentaría a Darek la locura que estaban cometiendo las chicas.
Como era de esperar, comienza a vibrar el móvil de Leire, ella camina hacia un lugar algo más tranquilo, no obstante sería muy difícil escuchar algo con tal música estrepitosa.
-¿David?-respondió casi al último tono.
-Hola…dime que vas a volver de inmediato.-dice y Leire se ríe tan alto que debería llegar a través de la línea telefónica amortiguada por el golpe de la música.
-Cuando acabemos-le responde conteniendo la risa.
-No me sirve tu respuesta, regresa ahora en un puto taxi Leire-le dice malhumorado.
-Sí, cuando Giselle se termine esta copa y puede ser que tomemos unas cuantas más, inmediatamente de bailar hasta romper los tacones de forma sensual para que los chicos guapos que hay aquí nos miren. Sospechemos que volveré hoy.
-¿Qué pretendes Leire?-su tono de voz enunciaba todo lo contrario a la serenidad.
-Nada, David.
-¿Vas hacer que conduzca hasta ese lugar y vaya a buscarte?
-Tal vez-dice y se percata de que David ha colgado.
Unos cuantos minutos después David ha llegado en compañía de Darek al Club, tras entrar sin problemas se queda petrificado al verla, abre la boca y los ojos casi se le salen de las órbitas. Camina lentamente hasta que quedan a pocos centímetros.
-¿Has venido?
-Siempre cumplo mis promesas.
-A mí me pareció una advertencia con una pizca de amenaza.
-Estas…guau-le dice repasando cada detalle del cuerpo de Leire.
-¿Te gusta lo que ves?
-Supongo que sí, pero me desquicia la idea de que todos estos tipos estuvieran disfrutando de tales vistas.- dice en un tono algo ronco.
-No puedes prohibirme la diversión.
-No, sin embargo podemos divertirnos juntos.
En ese momento se aproxima un hombre joven vestido completamente de negro y le dice amablemente a David:
-Bienvenido de nuevo Señor Rice.
-Muchas gracias Max-le da un apretón de manos.
-Hermosa compañía-le dice echándole un vistazo a Leire, lo que provoca que David se ponga algo tenso y lo atraviese con una mirada.
El hombre se esfuma apresuradamente entre la multitud dejándonos solos, ya que Darek y Giselle se encuentran localizando algún reservado que permaneciera libre a estas horas.
-¿Esta no es tu primera vez aquí?
-No, cuando vivía en el rancho frecuentaba bastante el lugar.
-Imagino todas esas mujeres agitando sus pestañas al verte.
-¿Estás celosa?
-Ni lo más mínimo-dice con un mohín.
-No tienes por qué estarlo-le susurra cerca de la oreja.
Tras una señal de Darek caminamos hasta un reservado en una pequeña esquina del lugar y tiene acceso a la pista de baile.
-Ahora viene alguien a tomarnos nota-explica Darek.
-Nosotras toda la noche hemos recibido buena atención directamente en la barra-dice Giselle riendo bajo los efectos de las copas bebidas.
En unos segundos aparece una mujer en unos diminutos shorts de satén, viene a tomarles la nota.
-¿Qué queréis beber?-'pregunta David.
Tras ponerse de acuerdo todos David responde a la chica:-Una botella de Moët Chandon rosado y una botella de agua mineral.
-Sí, señor ahora mismo se lo traigo-dice la chica con una amplia sonrisa y se retira.
Leire se queda reflexiva unos segundos y le dice a David:
-Espera, ese es el mismo Champán que tanto le gustaba a Judith Flores, la protagonista de la Saga Pídeme lo que quieras de la escritora Megan Maxwell.
-¡Nunca Falla!-dice dejando anonadada a Leire, David había leído sus libros eróticos predilectos.
-Eres todo un enigma David Rice-le dice regalándole una sonrisa.
La camarera regresa y en pocos minutos todos se encuentran bebiendo el delicioso champán.
-Tomen-le dice David dándole de beber un vaso de agua a cada chica.
-¿Para?-pregunta Giselle con el ceño fruncido.
-Después de todo lo que deben haber bebido deben hidratarse-explica Darek serio.
-La verdad es que tienen razón-dice Leire y toma vacía el baso en poco tragos.
-Ahora que nos anegaron en agua podemos ir a romper la pista de baile-dice Giselle y se pone de pie.
-Si quieren pueden permanecer aquí observando o unirse y renunciar a ser unos ancianos amargados-les indica Leire a los chicos y sale tras Giselle.
La música retumba en el lugar, en este momento no hay tantas personas bailando por lo que tienen un poco más de espacio. Empiezan a moverse con el ritmo pegadizo, deleitarían este maravilloso momento.
De repente Leire nota dos manos en sus caderas y el tacto se le hace tan conocido, se contonea, se gira y establece contacto visual con David.
-¿Quieres que me aleje?-le pregunta comiéndosela con la vista.
-No lo hagas-le dice y lo coge de las manos.
El fuego de los ojos de David se torna seductor y excitante, de repente tira de Leire y la pega contra él, presionando sus dedos en su espalda.
-Nunca lo haría-gruñe junto a su oído y comienza a moverse de una forma extraordinaria.
Leire aprovecha el momento y sube sus manos por los brazos del hasta sus hombros palpando cada uno de sus perfectos músculos. David la aprieta más y ella sigue sus movimientos de forma lenta y sensual.
Se separan por un segundo y se sonríen como adolescentes, en este momento tan liberador y divertido. A su derecha se encuentran Giselle y Darek bailando y disfrutando tanto como ellos. Cualquiera que los observara pensaría que no tienen ninguna preocupación en su vida.
Tras bailar unas cuantas canciones Leire le pide a David ir a sentarse y varias horas de charla se acercan Darek y Giselle sudorosos y felices.
-Creo que deberíamos volver a casa-dice Darek echando un vistazo a su reloj.
-Nos vamos -sentencia David.
El retorno al rancho fue muy divertido entre risas y bromas. Al llegar a la casa Darek se despide de Giselle con un apasionado beso en los labios y David y Leire entran sigilosamente a la casa.
Leire camina a trompicones, entre el dolor de sus pies por bailar toda la noche en tacones y las copas de más.
-¿Si quieres te llevo en brazos?-le dice David cuando llegan al pie de la escalera.
-No es necesario-responde Leire quitándose los zapatos.
-Cierra los ojos-le ordena David.
-¿Es necesario?-pregunta ella frunciendo las cejas.
-Era para que no te irritaras cuando hiciera esto…-le dice, se agacha y la carga al hombro. Leire chilla y él le palmea el trasero.
-No grites despertaras a todos-le dice en tono burlón.
David avanza decidido por las escaleras, se detiene en el umbral y coloca a Leire de pie en el suelo.
-Se ha acabado tu paseo-le dice sin dejar de mirarla con la típica mirada que hipnotizaría a cualquier chica.
Leire se acerca más, hasta pegarse al cuerpo de él, tira de su pelo negro con suavidad, acerca su boca a la de él y lo besa haciéndolo gruñir.
David la abraza de forma posesiva y le devuelve el beso, de repente se detiene y le dice:
-Te prometí que no te volvería a besar a menos que me lo pidieras -le dice sin dejar de apartar la mirada de sus labios.
-Exacto, disculpa por hacer trampa, pero yo he sido la que te he besado, hasta mañana-le dice y entra rápidamente a su habitación.
David se queda abrumado, así pues observa la puerta por la que ella acaba de desaparecer y piensa:
-¿Qué me estás haciendo Leire Lezcan? ¿Qué me impide abrir la puerta de tu habitación? ¿Por qué solo pienso en devorarte?
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