Capítulo 24


Leire se encontraba en el hospital tomando un café cuando la llaman de recepción, al llegar allí le explican que Luis Brown, dueño de un rancho cercano había acudido con problemas en una mano después de conducir más de 5km hasta el hospital, su estado había empeorado y además le advirtieron que solía ser un hombre muy antipático y que solo llevaba pocas semanas en Grove Hill.

Leire entró al cubículo donde se encontraba el hombre:

-Hola, buenas tardes señor Brown.

-Hola, ¿me va ayudar o qué?

-Para eso estoy aquí, ¿haber que le ha ocurrido en su mano?

-Me he dado un golpe arreglando el techo del granero de mi maldito rancho-le respondió casi gritando.

-Por mucho que alce la voz, no tendrás más razón, debe tener más cuidado, vamos a lavar primero y veremos cómo se encuentra su mano.-se colocó los guantes y examinó cada dedo de la mano.

-Me duele, tenga más cuidado mujer.

-Debemos hacerle una radiografía para verificar que no hay ningún huesecillo roto-le dice ignorando sus comentarios.

-No me gustan esos aparatos, yo no tengo nada, no hay necesidad de eso-dice mientras mueve la mano demasiado y termina frunciendo el rostro por el dolor.

-Debería calmarse, no sea testarudo, solo será un momento y esos aparatos como usted dice no muerden-le dice regalándole la mejor de sus sonrisas.

-Acepto, pero solo porque eres muy linda y amable, además me inspiras confianza.

Después de observar la radiografía Leire le informa:
-señor afortunadamente todo está en su sitio, solo tendré que curarle las heridas de su mano.

-¡Que buena noticia!

-Solo pase por la farmacia y adquiera estos analgésicos para el dolor-le dice acercándole las prescripciones.

-Doctora es usted un amor de persona, gracias por atenderme, sé que es difícil  soportar este viejo gruñón.

-No se preocupe, estamos para servirle y recuerde tener más cuidado.

Leire regresó a su despacho para recoger sus pertenencias, ya había cumplido su turno por hoy.
Salió del hospital y como los anteriores días David la estaba esperando, al verlo pensó:¿cómo es posible que cada día esté más bueno? Y sonrió por sus pensamientos.

-Daría un dólar por saber que está pasando por tu mente en este momento-le dijo cuando esta se acerca riendo.

-No son tan interesantes.

-Por el rubor de tus mejillas y tu sonrisa diría que si eran muy interesantes.Opino que tenemos que hablar.

-Creo que no, pero dime.

-¿Qué pasa contigo?

-A mí no me sucede nada.

-Quiero saber porque llevas días evitándome.

-No lo hago.

-No te creo Leire.

-Eso no es nuevo.

-Mira Leire, es mejor que dejemos de comportarnos como si nada sucediera entre nosotros, simplemente después de lo que sucedió pensé que tal vez...

-Pensaste mal-le responde cortante.

-Tú dijiste  que fue una locura sin embargo no puedes negar que fue algo maravilloso y especial, yo no tengo porque ocultar que cada vez me gustas más, estoy sintiendo muchas cosas por ti, me vas a volver loco.

-El caso es que del mismo modo siento cosas, pero dame algo de tiempo necesito estar segura de todo.

- Por otro lado te tengo una noticia.

-¿Dime, sabes que no me gusta las intrigas?

-En pocas horas regreso a Kendall, voy darle tiempo al tiempo, solo me queda pensar que tomarás la decisión correcta, pero ni pienses me voy a dar por vencido.

-Me lo habías dicho, espero que te vaya bien en esos asuntos de trabajo-le dice tratando de disimular su decepción, había olvidado que el iría a trabajar unos días.

-Gracias, estarás contenta-le dice mientras abre la puerta del coche.

-¿Por qué debería estarlo?-le responde cuando David pone en marcha el auto.

-Fácil, te libras de mí  por unos días.

-¡Al fin vacaciones!-le dice mofándolo.

-Me haz roto mi pequeño corazón-le dice colocando su mano en el pecho y manteniendo su otra mano en el volante.

-No seas tan dramático, como si te importara tanto mi opinión.

-Sabes que sí me importa, solamente quieres creer que no.
--¿Puedo usar tu auto para ir al hospital mientras no estás?

-No es un inconveniente para mí que lo uses, no obstante Darek te recogerá en el hospital y  traerá todos los días.

-David, no necesito acompañante para todo, aquí no está ese tipo, no estoy en peligro, te estás pareciendo al exagerado de Nick-le dice algo enfadada.

David frena el coche bruscamente, lo que hace que Leire lo mire esperando una disculpa, él sin embargo la mira serio mientras busca las palabras adecuadas para responderle, se libera de  su cinturón de seguridad y le dice con voz firme:

-¡Mírame!-dicha palabra sonó como una orden en toda regla.

Leire lo mira, David se aproxima poco a poco provocando que lo mire y no pueda decir una sola palabra, se sentía intimidada, está perdida en esos ojos verdes a centímetros de los de ella, baja la mirada a los labios de David y él al percibirlo le dice despacio:

-Ahora que tu atención se centra en mis labios léelos y escucha esto detenidamente, el peligro nunca se sabe dónde se encuentra y yo no me parezco a nadie dulzura-esta última palabra la pronunció relamiéndose los labios, detuvo su vista en los ojos de ella, notaba como su respiración se agitaba y le diò un tierno beso en la comisura de los labios, se colocó el cinturón de seguridad y puso el auto en marcha.

Leire se quedó anonadada, por semejante provocación y advertencia, aún su corazón latía muy rápido, después de unos segundos decidió responderle:

-Entendido, recuerda traer a Black-era mejor no seguir su juego y cambiar simplemente de tema.

-Por lo menos quieres a mi perro-le dijo sin quitar la vista de la carretera.

-Es un buen comienzo-le dijo mientras miraba por la ventanilla, mientras disimuladamente pasaba sus dedos donde David la había besado.

Al llegar al rancho Leire se ducha y todos disfrutaron de una deliciosa cena en familia, esto era lo más parecido a una familia que tenía Leire incluyendo a sus dos mejores amigos. David partiría a las 11hs de esta noche.

Leire tras pensar en su familia, decide llamar a su madre, alguien tiene que dar el primer pasó pensó.
Tras varios timbres, su madre contesta:

-Buenas ¿quién me habla?

-Soy yo, madre, soy Leire.

-¿Cómo estás? Disculpa no he podido llamarte.

-¿En casi dos meses no has tenido 5 minutos para llamar a tu hija?

-Sabes que trabajo mucho por el bienestar de la dos.

-Dirás por tu bien, porque yo solo quiero a mi madre no ha su dinero, soy una mujer independiente y sí estoy bien madre pero no gracias a ti.

-Leire, no empieces a victimizarte, constantemente reclamas lo mismo, yo quería que siguieras con la tradición familiar y así pasar más tiempo juntas y no quisiste, escogiste estar lejos de tu madre.

-Claro, todo radica en mi decisión, supongo que ya no te importo y sabes que es lo más cruel, te quiero a pesar de todo-le dijo conteniendo sus lágrimas y colgó.

Las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos sin poder contenerlas mientras miraba el cielo repleto de estrellas, pensó que si lograba ver pasar una estrella fugaz de todo corazón y con todas sus fuerzas pediría "Deseo que alguien tenga miedo a perderme, que no me deje sola, deseo ser feliz."

Sintió unos pasos y secó sus lágrimas de forma rápida, no necesitaba dar explicaciones de su triste vida a nadie, bastante espléndidos eran con ella.

-Leire, ya me marcho-le dijo David.

Ella se volteó y le dedicó una falsa sonrisa, él se acercó un poco más y tiernamente secó con su dedo una lágrima clandestina que aún yacía en su mejilla.

-¿Por qué estabas llorando?-le pregunta preocupado.

-No es nada, solo lo de siempre, problemas con mi madre.

-No me gusta verte triste, no quiero que nada empañe tu sonrisa.

-Estaré bien, no te alarmes.
-Recuerda, nunca se sabe quién se puede enamorar de tu sonrisa-le dijo y le diò un beso en la mejilla.

-Lo recordaré.

-Ahora debo irme, vuelvo pronto, no dejaré que te olvides de mí.

-Esos es imposible, eres el hombre más petulante que he conocido.

-Sobre todo sexy, genial e inteligente, eso te faltó decirlo-le dice y le guiña un ojo.

-No me provoques más y acaba de irte, no es necesario que pierdas tu vuelo.

- No puedo, me iré cuando termines de mirarme.-le dice riendo.

-Ya quisieras, cuídate mucho.
-Tú también dulzura-le dice y se marcha hacia el auto donde Darek lo espera, Leire lo observa en silencio hasta que ya no podía distinguir el auto.

























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