Capítulo 12
Leire termina el turno de guardia y se dirige a la puerta de salida, divisa a Davidque parece un modelo posando para una sofisticada revista de moda, está esperándola, apoyado en la parte de atrás del coche. Se incorpora para abrirle la puerta y le sonríe cordialmente.
—Espera un momento. ¿A dónde se supone que vamos?
—No pensarás que nos íbamos a reunir en tu departamento y poner sobre aviso al acosador—le explica David con tono firme.
—Tienes razón, solo que....no acostumbro a subir en coches de desconocidos—le explica con algo de vergüenza.
—Yo no soy un desconocido, soy tu abogado—le recuerda mientras le abre la puerta del coche.
Leire entra, toma asiento junto al de David y vuelve a preguntar:
— ¿Adónde vamos?
—Ya lo verás—le contesta sonriente mientras arranca el coche, programa el GPS, pulsa un botón en el volante y la canción "It Will Rain" en español "Lloverá" de Bruno Mars, inunda el vehículo.
— ¿Te gusta esa canción? —le pregunta David, mientras el sonido los envuelve.
—La verdad es que sí, la canción forma parte de banda sonora de la película The Twilight Saga: Breaking Dawn—le explica mientras le brillan los ojos. Leire ama la música tanto como leer y su profesión. —Veo que te apasiona hablar de ello ¿Qué te atrae de la canción?— David la mira de reojo y sonríe.
—Bueno, literalmente en el video, Bruno se encuentra en una casa con su enamorada, ambos enfrentan dificultades en la relación y se muestra a la pareja en distintos escenarios que incluyen el amor y la ira.
—Que interesante, a partir de ahora prestaré más atención a esos detalles de la música que escucho—le dice David mirando la carreta.
Leire se estremece incómoda en el mullido asiento de cuero y se pregunta << ¿Intenta decirme algo?>>
David estaciona frente al caro restaurante temático "Ristorante Bella Notte Italiana", solo hace un mes de su inauguración y en los medios lo recomiendan por sus deliciosos platos de comida italiana.
—Ahora vamos a comer algo— le comunica David y su tono no deja lugar a dudas.
—Yo solo quiero que hablemos de mi caso y nada más, no me interesa cenar contigo—le dice mientras David abre la puerta del conductor para rodear el coche y abrirle la puerta.
—Ya te dije, que suelo hacer las cosas a mi manera y sí, hablaremos de tu caso, pero son las 20hs de la noche y acostumbro cenar siempre a esta hora—le explica mientras toma su mano para ayudarla a salir del coche.
Leire siente una electricidad inusual con este simple contacto y retira su mano al instante.
—Ok, vamos, yo también tengo hambre. Solo acepto porque necesito tu ayuda y veo que solo consigo tu atención si sigo tu juego—le dice mientras avanzan hasta la puerta principal.
Entran al restaurante y como era de esperar está lleno, pero sorprendentemente consiguen la mejor mesa del lugar.El restaurante sin duda es un sitio encantador, paredes pintadas de rojo con fotos enmarcadas de lugares importantes de Italia, se pueden apreciar el Coliseo de Roma, la Torre de Pisa y la Catedral, La Basílica de San Pedro, la Fontana di Trevi, el Foro Romano y una hermosa playa en Cerdeña.
Leire piensa << Que interesante debe ser conocer algunos de estos apasionantes lugares. >>
Leire observa el techo donde cuelgan toda clase de lámparas, aportándole sin duda un carácter único al lujoso lugar.
Un elegante camarero le entrega dos cartas menús a cada uno. Leire lee todo, pero en realidad no sabe que pedir, de la cocina italiana solo conoce las famosas pizzas.
Unos minutos después el camarero regresa a tomar su orden.
— ¿Qué vas a pedir?—le pregunta David.
—Yo quiero lo mismo que tú.
— ¿Aquí?—bromea David y la mira de forma sexy, lo que provoca que Leire se ruborice.
—Por favor acaba de pedir, el camarero está esperando por nosotros— le recuerda mirándolo seria.
David hace el pedido y en pocos minutos están disfrutando del entremés formado por pequeñas exquisiteces, uvas carnosas y unos Arancini, especialidad de la cocina siciliana, que no son más que croquetas redondas de pasta de arroz que poseen un color anaranjado.
— ¿Siempre te comportas así en público? Nunca dejas de creer que eres el Dios del Olimpo—le dice mientras saborea una de las uvas.
—Lamento que no te agrade mi forma de ser. Tal vez algún día pueda complacerte y mostrarte lo mejor de mí, claro está en el trabajo, no imagines otras cosas—ironiza David.
—No he imaginado nada. Creo que deberíamos centrarnos en el porqué de mi llamada—le propone Leire zanjando las provocaciones.
Mientras discuten lo sucedido, respecto a las rosas y la nota amenazadora adjunta, disfrutan el primer plato un Risotto ai frutti di mare que es elaborado a base de marisco.
—Voy hacer todo lo que esté en mis manos para estar segura—le dice mientras bebe un sorbo de agua de su copa.
—Yo nunca dejaría que te sucediera nada—le dice y él mismo se sorprende, no puede creer que le ha dicho eso.
—Se supone que tu trabajo es asesorarme legalmente, no eres mi guardaespaldas—le responde Leire tratando de bromear, las palabras anteriores de David la han desconcertado por completo.
En ese momento sirven el segundo plato Saltimbocca, elaborado con ternera, jamón y salvia. Cada plato es una exquisitez y Leire reflexiona
<< Esta cena saldrá demasiado cara en este lugar, a pesar de tener un buen sueldo no me permito derrochar, cada vez que tengo la oportunidad dono dinero a mi propia fundación>>
—Te noto preocupada ¿Qué sucede?—indaga David mientras la observa.
—Pienso en lo cara que saldrá esta cena, no suelo malgastar el dinero, por mí una simple ensalada estaría bien.
—Sí, es algo caro, pero no pensarás que después de invitarte dejaré que pagues—le dice mirándola directamente a los ojos.
—No es necesario, puedo pagarme mi propia comida, ya te he dicho que no soy una damisela en apuros y tú no eres el príncipe apuesto que me rescata—le dice mientras el camarero coloca frente a ellos el postre, nada más y nada menos que dos deliciosos Tiramisú.
—Yo no soy tu príncipe, pero sí tu abogado—le recuerda y disfrutan callados del rico postre.
Al terminar David se reúsa a que ella pague un solo centavo y paga usando su tarjeta. Salen del restaurante después de agradecer el trato y el buen servicio recibido.
Charlan mientras caminan hacia donde han dejado el coche aparcado.
—Estuvo genial la cena, gracias por invitarme—le dice apenada por rechazar su oferta al principio.
—No hay nada que agradecer, es todo un placer.
David de inmediato piensa <<Me habla de comida cuando lo único que quisiera comerme de verdad es ella ¡Dios! no debería seguir pensando así, terminaré volviéndome loco por querer besarla. No debo ligar el trabajo y el placer. >>
—Debería irme a casa, ya es algo tarde y estoy cansada—le dice mirando a todos lados menos a David. Se siente extraña, a pesar de todos los problemas que atraviesa, allí dentro de ese restaurante casi logra olvidarlos, quería pensar que solo eran una mujer y un hombre cenando tranquilamente pero la realidad es que solo estaban ahí por cuestión de seguridad y de trabajo.
—Ya... yo te llevo, subamos al coche—le dice con una voz totalmente inexpresiva.
El trayecto hacia el edificio es en absoluto silencio, Leire mira a través de la ventana del coche y David no aparta la vista de la carretera.
Al llegar David estaciona el coche frente al edificio.
—Recuerda todo lo que hemos hablamos sobre tu protección, en ningún momento te debes quedar sola en ningún lugar, acuérdate que aún no sabemos quién está detrás de todo esto—le dice David con la cantidad justa de preocupación.
—No te preocupes ¿Mañana antes de marcharte a Kendall podrías pasar a recoger la tarjeta que venía con las flores? Disculpa pero no sabía que ibas a buscarme en el hospital y no la llevo conmigo... aunque puedo enviártela por correo si lo prefieres —le pregunta antes de abrir la puerta de coche.
—Voy a estar unos días por aquí, tengo que resolver unos asuntos de un caso y me hospedo en el Hilton Miami Downtown. Mañana paso a recoger la evidencia.
— ¡Nos vemos mañana! —dice mientras sale del coche.
—Eso espero, puede que decidas seguir dándome lecciones de autocontrol y paciencia. A lo mejor llego a tu apartamento y no estás— le responde David mortalmente serio.
Leire camina sin mirar atrás hacia el portal del edificio y piensa.
<< ¿Cómo puede ser divertido y trágico a la vez? Mañana le daré la tarjeta y si todo continua tranquilo, no tendré que volver a verlo, solo hablaremos por teléfono. ¡Dios! que irónica es la vida, dice que yo le doy clases de autocontrol y eso es justo lo que me falta cuando estoy cerca de él.>>
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