Capítulo 1

El tiempo pasa volando en la vida de Leire Lezcan, una joven de 26 años llenos de sueños y graduados en medicina. Trabaja en un hospital de su ciudad natal "Miami", siendo una prestigiosa doctora a pesar de su corta edad. Le apasionan los libros y una buena taza de café junto a sus mejores amigos.

Solo hace unas pocas horas que cerró los ojos para descansar cuando suena su despertador, en señal de un nuevo día de trabajo al que dedica la mayoría de su tiempo. Además de dirigir la fundación "Wonderful Desire" junto a su mejor amiga Sara Young, una chica con grandes sueños y aspiraciones, entre ellas crear su propia empresa de publicidad para promover los cuidados médicos de prevención de enfermedades, y encontrar a su chico perfecto.

La fundación "Wonderful Desire" se dedica a ofrecer ayuda médica a personas de bajo ingreso económico, por lo que las chicas se sienten muy orgullosas.

Leire utiliza su tiempo libre en frecuentar el gimnasio y salir a tomar alguna que otra copa los fines de semana junto a sus amigos. No obstante, casi siempre sale con Sara y Nick Adams, amigo inseparable de las chicas desde la universidad que comparte con ellas además de una bonita amistad; su profesión y lugar de trabajo, protegiéndolas como a hermanas.

Al escuchar el tercer timbre de la alarma, se levanta de la cama y mira hacia el reloj suspirando. Son las cinco de la mañana, comienza otro día más. Hoy además cubrirá el turno de guardia de Nick; ha tenido una emergencia en casa de sus padres.

Ella se sentía muy a gusto de ser importante para la sociedad y no la muñeca de revista que tanto quería su madre, a quién hace más de 2 meses que no ve, tan solo hacen simples llamadas telefónicas donde reina la tensión.

Deja sus pensamientos a un lado y termina de arreglarse como todos los días.

Se mira en el espejo y observa que tiene su cabello castaño en una cola alta, se pone un maquillaje tenue para tapar sus ojeras y resaltar sus ojos color café, se coloca un conjunto simple, pero muy interesante a la vista de cualquier persona que apreciara su belleza.

Al parecer, Sara aún duerme y llegarán tarde al hospital.

« ¿Cuándo dejará de ser tan perezosa? Pero aún así, la adoro»-pensó Leire. Después se dirige a la habitación de su amiga y al entrar se sorprende al verla lista para marcharse al hospital.

— ¡Dios! esto sí que es nuevo, Sara Young lista antes de que la llame —le dice sorprendida esbozando una gran sonrisa.

— No te sorprendas, esta es la nueva Sara. Ya no lucho con las sábanas al despertar— ríe su amiga, que luce guapísima con un maquillaje en tono gris que resalta sus ojos rasgados, y un moño perfectamente recogido en lo alto de su larga cabellera negra.

— ¡Si tú lo dices! — sonríen las dos jóvenes mientras cogen sus bolsos y se dirigen a la puerta.

En el hospital las chicas saludan a sus compañeros al pasar, unos se retiran a sus casas a descansar y otros inician su ardua labor. Para comenzar un día de trabajo, nada mejor que tener una sonrisa en el rostro. Leire no permite que se deshaga su sonrisa y su amiga era su mayor distracción.

—Por cierto Sara, hoy estás muy linda, se me había olvidado comentártelo— sonríe al halagar a su amiga.

— Ventajas de ser bella por naturaleza— responde Sara burlona.

— ¡No cambies nunca!—se despide de Sara alejándose hacia la recepción, donde recoge unos informes de sus pacientes.

Pasadas algunas horas, - ya son las 22hs de la noche-, termina su turno.

Sin embargo, recién comienza el turno de su amigo Nick.

Entra a la sala de descanso y piensa:<< Hoy ha sido un día largo y duro>> –suspira - <<Aún me quedan dos días de guardia, espero que estén más tranquilos>>- se acuesta en una camilla para dormir unos escasos minutos.

—Doctora—murmura una mujer— Doctora Lezcan— repite mientras la mueve un poco la enfermera Karin.

Como no se despertaba la enfermera Karin levanta un poco la voz:

— ¡Doctora Leire!, ¡Despierte, hay una emergencia!

De un salto se levanta frotándose los ojos. Se acomoda la bata y los pelos que ya se desprendieron del moño que lleva.

— ¿Qué tenemos, Karin?—pregunta Leire a la enfermera.


Un hombre de unos 26 años. Herida de bala en el abdomen, necesita cirugía de inmediato, le realizaron las pruebas y la bala no afectó ningún órgano que comprometa su vida, tiene una hemorragia interna.

— ¡De acuerdo! Que lo lleven al quirófano 3, estará mi equipo allí esperando—dice Leire saliendo a prepararse para la operación.

Tres horas más tarde...

— Karin, la operación fue un éxito pudimos extraer la bala y contener la hemorragia. Se colocó al paciente en la habitación 32 del segundo piso, vigila cuando despierte, me localizas y notifica a la policía— Leire da las instrucciones a la enfermera Karin.

— Claro doctora Lezcan, yo me encargo.

En cuanto despertó el paciente la enfermera busca a Leire que se encuentra en la sala de médicos junto a Camil, una doctora que lleva muchos años en dicho hospital y siempre aconseja a las chicas.

— Permiso— dice la enfermera al entrar a la sala.

— ¡Hola Karin, pasa! — le dice Camil con dulzura.

— Doctora Lezcan, el paciente que fue operado por herida de bala ya está despierto. La policía está aquí esperando para hablar con él.

— ¿Una guardia movidita?— le pregunta Camil.

— Algo así, mejor me apuro, el deber me llama— dice Leire al salir junto a Karin hacia la habitación donde se encuentra su paciente.

Al llegar a la habitación se percata de que el paciente no está solo, junto a él hay dos personas de mediana edad, que por el cariño que se refleja en sus miradas puede confirmar que se trata de sus padres.

— ¡Buenas Noches!-dice llamando la atención de todos los presentes.

— ¡Hola!—contestan después de observar a Leire— ¿Es usted la Doctora que le ha salvado la vida a nuestro hijo?

— Sí, soy la Doctora Lezcan y estoy a cargo de la salud de su hijo.

— ¡Gracias! no sé cómo agradecerle por salvar a este cabezota— dice el hombre mirando a su hijo.

— No hay nada que agradecer, solo hago mi trabajo.

— Hijo, ¿no te has percatado de lo guapa que es tu doctora? no le has dado las gracias. ¡No seas maleducado!— agrega la madre.

Sus palabras pusieron nerviosa a Leire,-aquella mujer estaba tratando de buscarle novia a su hijo.

—¿Cuándo puedo irme de este hospital? Tengo mucho trabajo pendiente y no me permito perder el tiempo— expresa el hombre desde la cama.

— Veo que te encuentras mejor, pero necesitas hacer reposo. Se te realizó una operación de emergencia— Leire lo mira a los ojos de este y después bajó la vista. Su mirada le resulta algo intimidante-Él la escucha mientras la mira con disimulo.

— La policía llegará en unos minutos a tomarle declaraciones y posteriormente deberías descansar— concluye Leire.

Haré todo lo que usted diga con tal de salir de aquí— sentencia él.

— Por cierto ¿Su nombre es David Rice, o me equivoco?— pregunta Leire para comprobar los datos del expediente que recibió minutos antes de saber que este había despertado.

— Sí. Soy David — contesta.

— Pues los exámenes que estaban pendientes dieron un resultado adecuado, goza usted de muy buena salud. ¡Mejórese pronto! Si necesita algo llame a la enfermera y ella me contactará-dice dirigiéndose a la puerta de la habitación. Antes de cerrar la puerta se despidió de los señores.

— Fue un placer conocerlos, señor y señora Rice.

Termina su turno de guardia, ¡está agotada! Se dirige hacia el área de las taquillas, abre la suya y toma su bolso. Es hora de regresar a casa. 

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