Nunca pensó que organizar una fiesta de cumpleaños sorpresa sería tan difícil. Es que, esos videos en sus redes sociales de personas que lo hacían parecer tan sencillo simplemente la engañaron, y ahora no le quedaba de otra que aceptar su destino. Pero, no importaba. No, claro que no, si bien era agotador estar revisando esas interminables listas de compras y de invitados, lo valía totalmente porque era Katsuki.

Bien, su novio le había dicho en más de una ocasión que no necesitaba nada para celebrar su cumpleaños, que seguramente lo pasaría trabajando y que solo le bastaba con su saludo, pero Ochaco no era de quedarse quieta. No, ella quería poder demostrarle a su rubio explosivo favorito que ella era capaz de hacer mucho por él como Katsuki lo hacía con ella. No, no era competencia, pero Uraraka a veces sentía que no hacía lo suficiente por su adorado Bakugo.

Así que unas dos semanas antes del gran día, comenzó a hacer lista de cosas por comprar, alimentos y bebidas que serviría, quienes estarían (básicamente todos sus amigos de la UA), llamando y avisando con anticipación para que todo saliera perfecto, porque no podía ser de otra forma.

Aprovechaba los días que salía temprano de la agencia para pasar por las tiendas que tenía los mejores precios y a la vez la decoración adecuada para ello y lo escondía todo en su casillero para que Katsuki no descubriera nada en el apartamento. Todo lo que era comida lo compraría hasta el último momento para tener lo más fresco y el pastel ya lo había mandado a pedir para que estuviera listo el mismo día veinte.

Todo jodidamente perfecto.

No creyó necesario que sus amigos confirmaran si irían o no, no era algo formal y, además, estaban hablando de Bakugo, o sea, mínimo es que varios de sus excompañeros de clase estarían ahí, les había avisado con anticipación...

—¿Cómo que no vendrán?

Ochaco preguntó sin creerlo, apenas Izuku había descolgado la llamada. El heredero del OFA le había mandado un mensaje rápido disculpándose en nombre de Todoroki y de él por no poder asistir debido a una misión urgente de último minuto.

—De verdad que lo lamento, Uraraka —suspiró—. Pero, nos llamaron y no tenemos de otra. Me sorprende que a Kacchan no lo hayan citado.

—Es su cumpleaños, puede que esté patrullando ahora, pero seguro que Best Jeanist lo regrese a casa —contestó mientras se concentraba en colgar unos adornos.

—Seguro que sí —rio por lo bajo el peliverde—. De verdad que lo siento. Aunque, no creo que a Kacchan le moleste que no me aparezca.

Charlaron unos segundos más hasta que la castaña cortó para terminar de decorar. Era lo único que le faltaba, el pastel para casi cuarenta personas ya estaba en el refrigerador, la comida ya puesta en una mesa decorada adecuadamente, las bebidas ya frías. Solo faltaban los invitados que sí irían y el festejado.

Ochaco quería ya casi darse palmaditas en la espalda por el trabajo realizado: una fiesta sorpresa sin mayor temática exceptuando que los colores de las decoraciones eran los mismos de su traje de héroe, tenía una variada lista de canciones para el deleite de todos, variedad de tragos y había planeado algunos juegos por si alguien quería intentarlo. Así que sonriendo satisfecha, corrió a meterse a la ducha y alistarse antes de que la gente comenzara a llegar.

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Sentada en el sillón, movía su pierna frenéticamente al darse cuenta que casi una hora había pasado y literalmente nadie había llegado. Cada cierto tiempo acercaba sus dedos a su boca a modo de mordisquear sus uñas, pero se detenía al recordar cuánto había gastado en ese esmaltado que Mina le "sugirió" hacerse. Así que, la manera de poder pasar los nervios era con esa botella de cerveza a medio beber que tenía a su lado y el movimiento incesante de su pierna que a cualquiera le hubiese vuelto loco.

Miraba su celular a cada rato, y nadie decía nada. Ya sin contener la ansiedad (porque además Katsuki llegaría en cualquier momento), comenzó a mandar mensajes a la lista de difusión que había creado.

¡Hola! ¿Vienes en camino? 😊

Dejó su teléfono sobre su regazo, pero en cosa de segundos comenzó a alertar la llegada de las respuestas.

Lo siento, mi Chacolate. Eiji se enfermó ☹

Mil disculpas, no podré.

¡Lo olvidé! Lo siento mucho, Uraraka. Dale mis saludos al cumpleañero.

¿Era hoy?

Visto ✔✔

Debía ser una broma. Nadie, literalmente, nadie aparecería para la fiesta sorpresa. Ya la ansiedad estaba siendo reemplazada por la rabia y frustración, por lo que optó por mandar un audio:

—Me parece increíble que nadie vaya a venir. Les avisé hace dos malditas semanas de esto, y si bien algunos me explicaron sus motivos, que los demás lo hayan olvidado o simplemente me hayan dejado el puto visto me parece una falta horrible de respeto, no a mí, sino a Katsuki también. ¿Qué se supone que haga ahora? ¡Me quedé con todo! ¡Y Katsuki va a llegar y no verá a nadie y...! No, ¿saben qué? ¡al demonio ustedes y la...!

—¿Mejillas?

Ochaco detuvo su discurso al escuchar la voz de su novio tras de sí. Volteó a verlo, siendo ella la sorprendida en vez de él.

—K-Katsuki... —dejó el teléfono de lado, mientras se acercaba a él—. Um, ¿sorpresa?

El explosivo héroe la miró confuso, luego a su alrededor con toda esa decoración, globos y comida... demasiada para su gusto. Frunció el ceño y volvió su vista hacia su novia, fijándose en el atuendo que llevaba: un vestido que él sabía que ella usaba para "ocasiones especiales" (dícese: reuniones con los demás extras), estaba delicadamente maquillada y perfumada.

—¿Qué es todo esto, 'Chaco?

La castaña suspiró rendida y no pudo evitar hacer un puchero.

—Quería sorprenderte —explicó—. Estuve organizando una fiesta sorpresa para ti, pero al final no resultó: nadie vino, me quedé con todo y es frustrante. Lo siento mucho, Kats.

El rubio se mantuvo unos segundos en silencio antes de suspirar y volver a mirar a su alrededor, llevando una mano a su cabello.

—Te esforzaste bastante.

—Sí...

—Y ningún jodido extra apareció.

—No —volvió a mostrarse enojada.

—Y los mandaste al diablo.

Ochaco se sonrojó un poco al notar esa leve sonrisa burlona en su rostro. Carajo, lo hacía verse horriblemente sexi.

—Tal vez... Pero, es que de verdad quería que esto resultara y todos fallaron. Bueno, Eijiro se enfermó, Mina lo está cuidado, Izu y Sho están en una misión, pero...

—Pero no importa, Mejillas —interrumpió, acunando el redondo rostro de su chica entre sus manos—. Te agradezco el gesto, aunque te había dicho que no quería hacer nada.

La mirada de la heroína gravitacional se opacó un poco. Claramente había ido contra los deseos de su novio, pero esperaba que aún así le gustara y notara que para ella, él es lo más importante y digno de destacar y celebrar.

—Lo lamento. Supongo que esto me pasa por llevarte la contra.

Katsuki sonrió levemente, regalándole un corto beso en sus labios.

—No serías la Cara Redonda de la que me enamoré si no me llevaras la contraria —contestó seguro, logrando ruborizar aun más a la chica—. Gracias, preciosa. Definitivamente me sorprendiste.

Una hermosa sonrisa apareció en el rostro de la muchacha, quien saltó a sus brazos para besarlo repetidas veces. Si bien no todo resultó como ella esperaba, su novio parecía legítimamente contento con su sorpresa de cumpleaños, pero él hablaba en serio cuando decía que solo le bastaba con tenerla junto a él ese día.

—Feliz cumpleaños, Katsuki —murmuró, rozando nariz con nariz—. Tengo tu pastel en la nevera, si quieres puedes apagar las velas y-

—Nah, eso puede esperar —sonrió seductor antes de apoderarse de sus labios nuevamente—. Feliz cumpleaños para mí.

Murmuró, tomándola en sus brazos para llevarla hasta su cuarto.

De verdad que agradecía la sorpresa de su novia, apreciaba que ella se esforzara tanto por él, y aunque no iba a dejar que nada de eso se desperdiciara, tampoco iba a perder la oportunidad de aprovechar que esos extras simplemente no llegaran.

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