芸者 (1/2)
México x Japón
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Un lindo día en las calles de Kioto, en una casa estilo tradicional de la zona, la representación del estado nipón veía con disimulo a una de sus visitas.
México era quien llamaba su atención, podría decirse que esto era algo que venía haciendo desde lustros atrás, ya que, los rasgos casi andróginos de la nación mexicana era lo que más llamaba su atención.
Desde hace mucho Kiku ya formulaba muchas cosas en su cabeza. Sus ojos castaños de un momento a otro chocaron con los ojos oscuros del menor, había sido descubierto.
---¿Sabes Kiku? Una foto te duraría más. ---Comentó, no en tono molesto, sino algo burló el mexicano. Japón se sintió algo avergonzado.
---Una disculpa México-San. ---Ofreció el mayor haciendo una reverencia a modo de disculpa. Juan solo sonrió.
---Tranquilo pero ¿que tanto me observas? ---Preguntó calmo, las mejillas del mayor se tiñeron de un rojo suave. ---Que yo sepa no tengo monos en la cara.
Japón sonrio por lo dicho. En el pequeño estanque que había, se encontraban Italia y Alemania, así que, el que los oyeran no era una preocupación en esos momentos. Kiku suspiro, había sido descubierto, además... Sino hablaba tal ves no podría hacer sus propios pensamientos reales.
---México-San, ¿me dejarías vestirlo como una Geisha? ---Juan que bebía una lata de cerveza abrió los ojos a modo de sorpresa y sus mejillas se colorearon de rojo. La lata tardo en separarse de sus labios.
---¿Quiere vestirme como una prostituta? ---Y es que México, como la mayoría de naciones occidentales, pensaban que el ser Geisha era lo mismo que trabajar en el bajo mundo, Japón se recordo a si mismo el ser paciente con los americanos.
---No México-San, el ser una Geisha no es ser una prostituta, son cosas totalmente distintas. ---Comentó con calma el más bajo. Juan ladeó la cabeza a un lado. ---Una Geisha es aquella que con formaciones en diferentes artes como música, danza, que se dedican a entretener los clientes o invitados en banquetes, ceremonias de té o en cualquier otro local privado o público.
Explico el nipón, Juan solo miro unos segundos al mayor.
---Ya veo, bueno, pues así es mejor. ---Juan tenía el vago conocimiento de que habían Geishas de los dos géneros... Aunque las más populares eran las mujeres. ---Esta bien, ser un Geisha varón está perfecto para mí.
---Eh... México-San. ---El otro pelinegro bajo la mirada nuevamente avergonzado. ---Yo, quiero vestirlo como una Geisha femenina, sino le molesta.
Juan suspiro, creyó haber pasado ya esa época en la aue le decían que era tan lindo como una dama. Pero, aún así acepto, más porque el japonés nunca lo llamo lindo o bello como una dama (hasta ahora que se daba cuenta que aunque no lo dijo, si lo llego a pensar).
Cuando Italia y Alemania entraron nuevamente se dieron cuenta que no estaban los otros dos. Así que empezaron a buscar.
(....)
En un habitación mucho más grande que la habitación donde dormía con los demás. Se encontraba un armario cerrado, un tocador en el piso que contenía varios frascos.
Y un pequeño lugar para modelar ropa con tres grandes espejos.
Ni los europeos ni México sabían que estaban en una antigua Okiya –casas donde vivían las geishas-, bajo la tutela de la geisha anciana, conocida como Okaasan, que en español significa “madre" en japonés. Pues, ese lugar le pertenecía a la representación humana de Kioto, Kiku sabía como manejar aquel lugar, pues él llegó a ser un Geisha varón y un actor del teatro Kabuki.
Pero, los rasgos que el mexicano tenía, lo hacían perfecto para hacerlo pasar por una Geisha femenina tradicional.
Antes de decir o hacer algo. Los europeos lograron encontrarlos, Kiku suspiro, suponía que estando mucha gente no sería algo privado lo que quería hacer.
---Ve~ ¿Qué haceis? ---Preginto el italiano.
---Kiku me va a vestir con una Geisha. ---Respondió Juan con una sonrisa. Veneciano sonrió y le pidió permiso al japonés de poder ver o ayudar con ello.
Alemania solo levantó las cejas por la curiosidad que eso causaba en él. Japón acepto después de unos momentos, dejando que los europeos vieran como convertía a México en una artista del entretenimiento tradicional.
Dejo que Juan se quitará la mayor parte de su ropa, para solo vestir una bata de algodón blanco.
Después de eso, este se sentó frente al tocador, puso una diadema en su cabeza para evitar que su cabello estorbara cuando le maquillase.
Quien mejor que Kiku para llevarlo acabo; primero, una sustancia de aceite o cera, llamada bintsuke-abura, se aplica a la piel. Luego, polvo de arroz es mezclado con agua para formar una pasta que se aplica con una brocha de bambú. El maquillaje blanco cubre la cara, cuello, pecho y manos, con dos o tres áreas sin pintar (formando una "W") cerca de la nuca para acentuar esta zona erótica, y una zona descubierta de piel alrededor del pelo, que crea la ilusión de una máscara.
Después de que la base haya sido aplicada, una esponja es pasada por la cara, cuello, pecho y nuca para absorber el exceso de humedad y lograr uniformidad en la base. Luego los ojos y cejas son remarcadas. Tradicionalmente se usaba carboncillo, pero hoy en día se utilizan cosméticos modernos. Las cejas y el borde de los ojos son pintados de negro.
Los labios son pintados con una brocha pequeña simulando un contorno de labios sensual, acorazonado por arriba y muy redondo, teniendo pequeñas variaciones de distrito a distrito. El color viene en un palo pequeño que es mezclado con agua. Azúcar cristalizada es añadida para dar brillo a los labios.
Tuvo que pasar un buen rato para que Juan estuviera listo y a pesar de que se había hartado a casi menos de la mitad de la aplicación de maquillaje no dijo nada y dejo que el mayor continuará y es que, ya había dicho que si. No se podía hechar para atrás... Bueno si podía pero no se le haría muy justo.
Cuando terminó. El japonés acomodó el cabello del moreno con suavidad, pues a pesar de que las Geishas llevaban adornos en el cabello, Kiku pensó que Juan no los necesitaba.
El mexicano se estuvo viendo un buen rato en el espejo mientras Ludwig ayudan a Kiku a bajar algunas cajas donde Kioto había guardado los Kimonos que había logrado salvar tras la segunda guerra mundial.
Pues estos eran muy valiosos por los materiales que solían hacerce.
Después de un rato, Kiku empezó a vestir a México con un kimono elegante.
Juan solo sintió como le sacaban el aire, pues el Obi y sus complementos iban demasiados ajustados. Cuando aquello termino, el mismo Japón ayudo al menor a ponerse los tabi, que corresponde a unos calcetines que mantienen el dedo pulgar separado de los demás dedos; y poco después el zori, que son sandalias bajas fabricadas de cuero y de algodón.
Dió unos pasos atrás satisfecho con su propio resultado, sin duda alguna Juan si hubiera llegado a pasar por una Geisha aunque no tuviera el característico peinado de estás.
Italia y Alemania también estaban sorprendidos por el cambio y felicitaron al mexicano que se veía bastante bien en aquel atuendo.
Para no solo quedarse en todo el proceso de maquillar y vestir, los cuatro decidieron dar una vuelta por las calles de Kioto, aunque el japonés al final si decidió ponerle un peluca con el peinado tradicional para complementar todo.
México había logrado pasar por una por el resto de la tarde, aunque era una Geisha alta a comparación del japonés a su lado, el moreno no se sintió incómodo por llevar dicho vestido.
Ya al atardecer, Juan estaba nuevamente sentado frente a la puerta que daba al patio trasero del japonés. El cual había ido a dejar la peluca en la habitación.
Al volver, Japón admiro a México durante un buen rato, sus ojos miraron el cuello de este y como el kimono dejaba ver un poco más, se sonrojo por ello.
Bajo la mirada y se sentó al lado contrario dónde Juan estaba.
---¿Te sientes feliz por verme de este modo? ---Preguntó México sin mirarlo. El japonés levantó la mirada para observarlo.
---Totalmente feliz. ---Dijo sincero con una sonrisa. ---Muchas gracias México-San.
El japonés hizo una reverencia en el piso a modo de agradecimiento. Juan sonrió.
---Si usted fuera una Geisha antes de la segunda guerra, yo sin dudarlo me hubiera ofrecido como su Danna. ---Juan no sabía que era eso, solo vio a Kiku sonreír y ver su mejillas de un tono rojo. ¿Debía preocuparse?
---¿Que es un Dana? ---Preguntó Juan mientras lo veía. Japón no dejo de sonreír.
---No es un Dana, México-san, es un Danna. ---El mexicano comento que eso había dicho, aunque la pronunciación había sido totalmente distinta. Juan volvió a preguntar que era. Japón con calma respondió. ---Aun amante.
Las mejillas del menor se ruborizado de manera bastante notoria a pesar de estar maquillado.
----Ohayo Pérez
Pd: Juan vestido y maquillado como una Geisha uwu
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