Zweites mexikanisches Reich.

Austria x México.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*








-México; 1836-

El menor veía incómodo su mano izquierda, en ella el hermoso anillo de oro, con un pequeño diamante blanco reposaba.
¿Qué acaba de ocurrir?
¿Se iba a casar con el señor Austria?
¿Por qué? ¿Por qué Austria se casaría con alguien como él, y además quisiera formar un imperio? Él no quería un imperio, tenia malas experiencias de ello.

Después de quitar la mirada del anillo de compromiso. Volteo la mirada, donde el señor Austria se encontraba, se veía serio. Estaba de brazos a los costados y con las piernas cruzadas.
Sus ojos purpura lo observaban, esto aumento su incomodidad. Pero aun así, con nerviosismo decidió preguntar.

-Disculpe señor Austria. -Llamo su atención. El aristócrata le hizo un gesto de que lo estaba escuchando. -¿Puedo preguntar...?

Y antes de pedir permiso para preguntar lo que quería, Roderich le interrumpió y completo las preguntas que el americano quería decir.

-¿Por qué me quiero casar contigo? ¿Por qué quiero formar un imperio con un país el cual apenas conozco? ¿Eso es lo que querías preguntar? -Cuestiono el europeo. El mexicano asintió.

Austria suspiro con notable pesadez. Después de eso, palmeo el lugar aun lado de él. El mexicano se levanto y se sentó en el espacio vacío que había señalado el aristócrata.

-Mira México, te lo voy a decir por el simple hecho de que. Pronto, tú y yo seremos esposos. -Lo último dicho por Roderich puso nervioso al menor. Este seria su primer matrimonio con otra nación. -Húngria y yo tenemos unos cuantos problemas económicos. Y el imperio austro húngaro no es lo suficiente para mantenernos a ambos. Así que, lo mejor que se puede hacer en estos casos es volverme a casar.

-Pero... -Lo miro a los ojos, él sabia que Austria no era una mala nación. Algo codicioso si, pero era malo. -¿Por qué yo y no otra nación?

-Bueno, eso es... -Aclaro su garganta y prosiguió. -Por el simple hecho de que, ya hay varias uniones por allá. Y tú eres una nación nueva en esto de los imperios.
>>Así que lo mejor seria que yo te asesorara en ello. Y aparte siendo tu aliado. ¿Y cómo aceptar esa alianza y evitar que alguien mas nos ataque? Muy sencillo, contrayendo nupcias.

Al decir sus manos estaban encima de la mano derecha del menor. El cual estaba algo sonrojado por las acciones del europeo.
¿Ellos siendo aliados? Esa idea le hacia algo de gracia por el simple hecho de que, si España se enteraba. Lo mas probable es que le declararía la guerra a Austria.
Aunque... El ibérico no pudo ayudarlo cuando fue atacado por Francia, así que...

-Ademas... -Hablo el mayor, sacando de sus pensamientos al menor. Lo volvió a mirar. -Esto ayudaría no solo económicamente a mi. Sino que a ti también. Es una ayuda entre ambos. Además de que... Podrías poseer de un gobierno estable.

Esto puso un poco molesto/avergonzado al mexicano. Ya que desde su época de independencia. Ningún tipo de gobierno le acomodaba. Aparte de que los presidentes no duraban en el poder (aparte de Santa Anna).
Aparte de que siempre estaban en peleas. De las cuales ya estaba harto.
Suspiro con pesadez.

-De acuerdo señor Roderich. -Menciono con decisión el pelinegro. -Acepto casarme con usted y formar el imperio Austro mexicano.

El europeo sonrió, mientras que pensaba en los beneficios que esta unión podrían tener. Pero también, se fijo en la belleza del menor, donde sus ojos negros, lo habían cautivado cuando se miraron después de ponerle el anillo de compromiso a su futuro esposo.





[...]











-10 de abril de 1864-

La boda se llevo a cabo, no hubo contratiempos. El mexicano vistió un hermoso traje blanco de la época, con un velo de seda blanca, bastante largo.
Austria se veía demasiado bien, su traje negro, hecho de las mas finas telas. Ambos trajes, hechos por la capital del francés. París.

Justo después de la unión de los países involucrados. Durante la fiesta, Austria encamino a México con dos personas bastante elegantes.

Un hombre alto, de piel clara, hijos avellana, cabello castaño peinado hacia atrás y una barba (de leñador) del mismo color que su cabello. A su lado, una hermosa joven, de una piel tan blanca como la porcelana misma. De mejillas sonrosadas, ojos verde claro. Pelo negro bien arreglado, y un hermoso vestido blanco.

El de lentes hizo una pequeña reverencia, el moreno le imito.

-México. -Anunció con voz clara el austriaco. -Te presento, al archiduque austriaco. Fernando Maximiliano José María de Habsburgo-Lorena Y su hermosa esposa, la princesa de Bélgica, María Carlota Amelia Augusta Victoria Clementina Leopoldina de Sajonia-Coburgo-Gotha y Orleans

Ambos humanos sonrieron y le dedicaron una sonrisa a la joven nación. El cual hizo lo mismo.

-Es un gusto conocerte México. -Extendio su mano el archiduque. El cual el menor saludo con respeto.

La esposa de Maximiliano le dijo lo mismo, el mexicano beso su mano con delicadeza.

-Ellos, serán los mandatarios para gobernar este reinado. -Explico el de lentes. -Ellos han recibido la corona el mismo día de hoy.

El menor los observó mejor, ambos se veían demasiado capacitados para tomar el rol de monarcas en su casa.

Esa noche, la fiesta se llevo acabo como se tenia planeada. Al finalizar esta, Austria y el mexicano fueron a lo que desde ahora seria su habitación.







[...]








El archiduque Maximiliano, siempre estuvo apoyando al "menor" aunque el aristócrata no sabia que la mayoría no quería un imperio nuevamente.

Pero aun así, él como su esposa. Se tomaron el tiempo de oír, hablar y pensar del país que dirigían.
¿Y Austria? El mayor estaba a lado del mexicano, le mimaba, le amaba.

Claro, se lo demostraba de todas las formas posibles. Regalos, pinturas, detalles, trajes, joyas. Cosas materiales como esas y también. Afecto, cariño. Amor y compañía.

No solo el emperador, sino que el país del cual este venían. Ya se sentian parte del menor.

En especial el gobernante, se sentía un mexicano, un patriota y estaba dispuesto a dar la vida por el menor. Algo que, simplemente el moreno agradeció de corazón.








[....]


-En alguna parte del norte del país, Chihuahua tal vez. -1865.

-¡¿Qué?!- Exclamo el mexicano al ver a Juárez, el estado de Chihuahua los acompañaba. -¡¿Cómo que el apoyo de... De este?!

Pregunto molesto mientras señalaba a Estados unidos. Benito Juárez no se inmuto por la actitud del país. Solo con voz neutra dijo.

-No le veo lo malo, necesitamos apoyo México. -Trato de razonar con su nación. Pero el mexicano estaba molesto.

-¡No le ve lo malo señor! ¡El me quito mi territorio, él quiere mis tierras...! ¡Él es un maldito traidor! -Estaba al borde del llanto por solo recordar aquellos acontecimientos. Pero Juárez no le tomo importancia.

-Mira Juan, necesitamos apoyo para terminar con la monarquía que NO pedimos. -Se levanto de su lugar y camino a un -Ahora lo estaba -incomodo Alfred. -Y si los Estados Unidos nos puede brindar su apoyo. ¿Qué mas da? Además, es lo mejor, ya que él es una gran potencia y nos puede ayudar económicamente.

-¡NO! ¡Me niego! ¡Prefiero que España me haga su colonia nuevamente antes de recibir la ayuda de los Estados unidos! -Molestia ya no era lo que tenia, ahora era enojo y ganas de golpear al que logro hacer las leyes de Reforma.

-¡Pues no hay otra opción! !Así se hará y punto! ¡Es mi ultima palabra! -Exclamo el presidente, a lo que el mexicano salio echo una furia del escondite del hombre.




[....]





-Lo siento señor Austria... -Se disculpo el menor mientras bajaba la mirada. Le había contado todo al aristócrata.

—No Juan, no tienes que disculparte. —Dijo el refinado hombre. Se arrodillo frente al país, mirando su rostro. —Esta bien, las opiniones divididas en un país es normal. Pero, si el presidente Juárez quiere luchar en ves de hablar. Lucharé por ti, así que no te preocupes.

El de lentes beso los labios del menor, a lo cual este correspondió sintiendo esa calidez que el austriaco lograba.
Al separarse ambos se sonrieron mutuamente.

Que Austria se metiera en guerra por otro país... Si eso no es amor, no se que lo sea.







[...]






—19 de Junio 1867; Querétaro —







Las lágrimas corrían por su casi infantil rostro, sus pasos apresurados se oían por el campo.

—¡Juárez! ¡Espera! —Exclamo, a lo que el presidente volteo algo molesto.

—¡México! ¡¿Que rayos te ocurre?! Esto es un fusilamiento por si no te diste cuenta. —Estaba bastante molesto el humano, pero aun así, escucho a su nación.

—Lo se, lo siento... Solo... Solo quiero hablar con el señor Maximiliano antes... A-antes de su fusilamiento. —El joven miro a su ahora presidente. El cual lo pensó, dudaba, pero al final acepto.

—De acuerdo, que sea la ultima voluntad del señor. —Dijo, los soldados llevaron al archiduque con el latino y dieron unos pasos atrás.

—Juan... —Dijo con voz baja. El menor lo abrazo, sus lágrimas caían, pero no era al único que tenia que ver en esos momentos. El monarca hablo. —No llores Juan, si esto es lo que ellos quieren, esta bien. E peleado por estar a vuestro lado, pero falle.
>>Pero tú, aun tienes mucho por lo que luchar, no te detengas por mi. Es un honor morir aquí, porque luche por ti, solo te pido, cuida de Carlota, y cuida de tu gente.

El menor asintió, y antes de que este pudiera decir algo, los soldados se llevaron al archiduque.

En el cerro de campanas, las armas sonaron. Dando el fin del hombre y de los otros.






[...]



—¿Te vas? —Pregunto bajo el menor al aristócrata. El cual dejo sus maletas a un lado y miro a mexicano.

—Tengo que hacerlo. —Declaro. —Sin Maximiliano aquí, ya no hay un motivo... Con el cual pueda quedarme contigo.

El de lentes acaricio las mejillas del menor, el cual estaba por llorar. Y lo beso suavemente.

—Te voy a extrañar. —Le confeso el mexicano.

—Yo también Juan, y lamento que este imperio no haya funcionado. —Bajo la mirada. —Francia me convenció de venir y debo admitir que... Al principio no quería venir.... Pero ahora.

Tomo al menor de las mejillas y le dio un pequeño beso.

—Me doy cuenta que venir y estar contigo fue lo mejor que me pudo pasar, cuando me necesites. Sabes donde buscarme.

Dicho esto, el mayor dejo al mexicano y termino las maletas, para después irse en un barco que Hungría había enviado.

Ya que Francia se había llevado los navíos y las flotas al momento de huir.
El mexicano suspiro viendo como su ahora ex esposo se iba.




—Fin del Segundo Imperio Mexicano. —


Un dibujillo para la ocasión y espera que les haya gustado.

Pd: Sin fondo, porque no los se dibujar xd

—Ohayo Perez.

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