St. Patrick

Irlanda x México

(Aquí no son países uwu)

*-*-*-*



Miro los ojos oscuros de su amigo, grandes pero sobre todo expresivos, Patrick se sentía como hipnotizado y no solo por los ojos del contrario, sino por todo su ser, su amabilidad, su alegría.
Hacía ya tiempo atrás que el mexicano causaba eso en él, además de que, las cosquillas en el estómago se incrementaban cuando estaba demasiado cerca del joven.

Pero tampoco era el momento para pensar en algo así estando en medio de una guerra. Se había enlistando con otros compatriotas con el ejército mexicano, por algunas disputas que se tuvieron con territorio norteaméricano. Ahora estaban defendiendo La Ciudadela, en Monterrey.

Los cañonazos iban y venían. Los estruendos eran horribles y en ocasiones dejaban sordos a todos. El irlandés miro a su camarada, un simple adolescente de 17 años... ¿Qué hacía alguien tan joven en una guerra?
Se preguntaba varias veces, si tuviera el tiempo suficiente tal ves ya se hubiera contestado esas cuestiones.

Después de varios días, que parecieron años. Lograron defender el lugar con gran éxito, sometiendo al ejercicio estadounidense.
Todos festejaron en aquella ocasión, las pérdidas habían valido la pena y poco después su comandante junto a otros oficiales recibieron la condecoración Cruz de honor de la Angostura.
Después de que el general Santa Anna convirtiera su batallón en una infantería, el ejército se movilizó a otras parte a luchar.

---¿Cómo te encuentras? ---Preguntó el irlandés en algunas palabras quebradas en español, el adolescente lo miro.

---Estoy bien, no pensé que fuéramos a otro lugar a pelear. ---Contestó bajo, el pelinaraja le dió pequeñas palmadas en la espalda del moreno.

---Bueno, nuestro batallón resultó efectivo ante el ejército estadounidense. El general Santa Anna debía aprovechar eso. ---El mexicano asintió después de unos segundos. Patrick se sentía feliz, desde la Batalla de la Angostura no habían tenido.mucho tiempo para conversar... El terror lo había invadido en varias ocasiones al pensar que el adolescente pudo haber perecido en batalla como otros camaradas.

---Me alegro que sigas vivo Patrick. Eres de los pocos amigos que tengo aquí. ---Las palabras emocionaron al irlandés, sintiendo como sus mejillas se ponían coloradas.

---A mí también me hace feliz saber que sobreviviste, ya ves que el comandante no creía que lo hicieras al ser tan joven... ---Juan sonrió. Eso era algo obvio, el muchacho se había enlistando después de que las tierras de su tío se hubieran visto comprometidas por los norteaméricanos. ---¿Qué te parece si hacemos lo posible para sobrevivir a todo esto? Yo te cubro la espalda y tú me cubres a mí.

---Eso estaría bien. ---El mayor no dejo de sonreír ante la aceptación de su proposición. Ahora tenía un motivo más para luchar, luchar y seguir con vida.

El menor, cansado, recargo su cabeza en el hombro del británico, el cual se quedó mirando el paisaje mientras llegaban a su próximo destino de batalla.
Churubusco, llegaron a un convento pequeño, pero de gran estrategia militar para ellos.
Juan y Patrick bajaban las municiones para poder recargar las armas, en esos momentos a solas, el adulto joven decidió confesar lo que sentía.

---Juan... Tú... Tú me gustas. Y, me gustaría que después de la guerra, fuéramos a vivir juntos en las tierras que el general Santa Anna nos vaya a dar. ---El irlandés había tomado las manos del adolescente, el cual lo miraba colorado e incrédulo.

---¿Qué dices? No pensé que fueras de esos Patrick. ---No lo dijo con despreció, sino con extrañeza. El irlandés bajo levemente la mirada, tenía una mirada triste, Juan desvío la mirada para confirmar que nadie los estaba observando. ---Patrick... Somos amigos... Pero, no me molestaría vivir contigo.

El irlandés levanto la mirada. Juan sonrió, y solo beso los nudillos de las manos del pelinaraja.

---Solo dame tiempo ¿si? Seguiremos siendo amigos y... ---Juan no termino de hablar, pues el irlandés lo había callado con un beso rápido.

---Lo siento... Es por lo que pudiera pasar hoy... ---Se disculpo rápidamente. Temiendo que el menor lo alejara por aquella acción. Juan volvió a mirar a los alrededores, suspirando para sus adentros que nadie los haya visto.

--- ...Esta bien... ---Comentó finalmente, suspiro y ahora fue él quien beso al más alto, pero en la mejilla. ---Luchemos por sobrevivir y vivamos juntos, como amigos. ¿Te parece bien?

Las emociones habían explotado en el británico, pero asintió, no era el momento para insistir y si el menor no lo había alejado, debía sentirse feliz por ellos.

---¡Que tanto hacen ustedes dos! ¡Aún hay cajas que bajar! ---Exclamó un superior, Patrick y Juan separaron sus manos rápidamente y asintieron, salieron a toda prisa por lo demás.






[...]







Mal, mal, mal. Todo estaba mal, el ejército estadounidense los estaba rodeando y las municiones se habían terminado, Patrick protegía a Juan, poniendo a este último detrás de él. De pronto vieron como una bomba caía en la escasa reserva de pólvora, los demás San Patricios se cubrieron lo suficiente.

---Tengo miedo... ---Oyó murmurar al mexicano. Patrick que lo había abrazado también lo tenía, pero trato de calmar al adolescente.

---Tranquilo... Escaparemos si se nos presenta la oportunidad. ---Murmuro mientras veía al general Anaya izar una bandera blanca. Sabía que habían perdido.

Entendió como el otro general le pedía las armas, pólvora y parque que tuvieran, a lo que su superior contestó: "Si hubiera parque, usted ya no estaría aquí."

Todos fueron conducidos y varios del batallón fueron ahorcados.
Patrick y Juan podían oír los gritos de los estudiantes que se habían aliado a ellos, que eran marcados al rojo vivo con una D en el rostro.
El irlandés estaba demasiado preocupado por lo que el ejército enemigo les iba hacer, el 9 de septiembre de 1847 varios camaradas y paisanos fueron llevados a la horca... El irlandés y el mexicano habían sobrevivido en aquella ocasión.

Él solo pensar que en cualquier momento iban a ser ejecutados les ponía el pelo de punta, y se sostenían las manos ya sin importarles si les decían algo o no.
El 10 de septiembre la suerte les volvió a sonreír, pues en Mixcoac, volvieron a ahorcar a otros más. De ir que aunque habían sobrevivido, ya habían perdido la esperanza de seguir vivos, pues sabían que apenas llegarán a la ciudad de México serían los siguiente.

Mientras iban para allá, Patrick decidió que no podía dejar que el menor fuera ejecutado. Y en u  acto de desesperación, golpeó al guardía que los vigilaba en la carrera, mientras esté se levantaba, tomo al moreno y lo tiró de la carreta.

---¡HUYE! ---Exclamó, aunque el golpe había Sido duro para el mexicano y que posiblemente se había roto un brazo en su caía y raspado la cara al impactar contra el piso. Miro al irlandés, que era tomado por el estadounidense. ---¡JUAN GET OUT OF HERE, NOW!

Le gritó, el menor se mordió el labio y salió corriendo a dirección opuesta a la carreta. No se detuvo, ni siquiera cuando oyó la detonación de una escopeta. Decir que se salvó de puro milagros es  decir poco. Porque el moreno acabo rodando por la maleza a un barranco no muy profundo. Pero lo suficiente para esconderlo.

Los norteaméricanos lo dieron por muerto, no querían perder más tiempo en su llegada a la ciudad, pues iban ganando. Así que dieron por muerto al adolescente y se fueron.




[...]






"Querido Juan... Lamento no poder cumplir con lo acordado. No sabes cuánto te amo, lastima que no pude decírtelo nuevamente, pero, al menos, tuve la oportunidad de probar tus labios. Tal ves, nos veamos en otra vida, donde podamos amarnos como no lo hicimos en esta."

Fueron los pensamiemtos del irlandés mientras veía como la bandera mexica era sustituida por la estadounidense el 13 de septiembre. Sonrió al pensar en el mexicano, mientras que sentía su cuerpo caer y quedarse sin oxígeno.

[...]

Semanas después, Juan caminaban entre tumbas. Todas pertenecientes a varios integrantes del Batallón de San Patricio. Con la mano derecha se apoyaba de un bastón, mientras en la izquierda llevaba un pequeño ramillete de flores.

Había logrado sobrevivir gracias al irlandés y aunque había terminado cojo, seguía con vida.

---Buenas, Patrick... Lamento haber llegado tarde. Pero, te traje tus favoritas, el gobierno me dió las tierras que nos había prometido. Me hubiera encantado que hiciéramos.la casa juntos. Pero, se que ya estás en un lugar mejor... Tal ves debí decírtelo cuando estabas en vida, pero me sentía confundido, pero... Yo también te amo, gracias por todo.


----Ohayo Pérez

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