Juntos.




Austria x México

Canción: En el muelle de San Blaz de Maná


Porque. Al oírla no pude pensar en otra pareja que fueran ellos.

Si mal no se. El muelle esta en el estado de Nayarit, México.

*-*-*-*-*-*-*-*-*

Ella despidió a su amor
El partió en un barco
En el muelle de san blás
El juró que volvería
Y empapada en llanto ella juró que esperaría
Miles de lunas pasaron y siempre estaba en el muelle
Esperando
Muchas tardes se anidaron
Se anidaron en su pelo y en sus labios”

En el puerto, el mexicano se despedía del austriaco este tenia que ir a la guerra

Debían ayudar al país aliado, los Estados Unidos. Solo uno de ellos había sido reclutado y ese había sido el austriaco.

Con el rostro empapado en lágrimas despidiendo al austriaco. Que beso su frente y con voz calma le dijo en forma de despedía.

—Volvere, lo juro. —Dicho esto, abordo el barco que lo llevaría a la batalla.

Llevaba el mismo vestido y por si él volviera
No se fuera a equivocar los cangrejos le mordían
Su ropaje su tristeza y su ilusión”

Ya habían pasado varios años desde que él se fue. Cada año, el día que se había ido volvía al puerto.
Tenía la misma ropa con la que lo despidió.

Tal ves así seria mas fácil reconocerle. Pero como otro año... Él no volvió.
Se sentó en el lugar, esperaría todo el día si fuera necesario.

Solo lo necesitaba a su lado.

“Y el tiempo escurrió y sus ojos se le llenaron
De amaneceres
Y del mar se enamoró
Y su cuerpo se enraizó
En el muelle”

¿Cuantos años pasaron desde la primera ves que volvió al muelle? No lo sabia, pero él seguía yendo, para esperarlo.

Tal ves ese año si volvería. El muelle había pasado por tantas remodelaciones, pero él seguía ahí.

Esperando.

“Sola, sola en el olvido
Sola, sola con su espíritu
Sola, con su amor el mar
Sola, en el muelle de san blás”

Cada año que pasaba todo cambiaba, entre los lugareños se contaba del chico que una ves al año aparecía.

Ya parecía mas una leyenda que otra cosa. Siempre vestido de la misma forma, siempre llorando, siempre esperando.

—Volvera... ¿Verdad? —Le preguntaba al mar, que al igual que su persona. Lo acompañaba en su espera.

“Su cabello se blanqueó
Pero ningún barco
A su amor le devolvía
Y en el pueblo le decían
Le decían la loca
Del muelle de san blás
Una tarde de abril
La intentaron trasladar al manicomio
Nadie la pudo arrancar
Y del mar nunca jamás
La separaron”

Los años pasaban, y él cambio mucho durante ese tiempo. No podía evitar llorar cada ves que iba.

¿Cuanto mas tardaria? Aun lo esperaba, queria verlo nievamente. Volviendo en el barco en el que se fue.
Quería que cumpliera su promesa de volver al puerto, con él.

Muchos de los que pasaban, les daba tristeza el anciano en el muelle. Aunque nadie se acercaba, pues con el pelo enmarañado y la misma ropa. Parecía que estaba totalmente demente.

—Vuelve... Por favor...

“Sola, sola en el olvido
Sola, sola con su espíritu
Sola, con su amor el mar
Sola, en el muelle de san blás

Sola, sola en el olvido
Sola, sola con su espíritu
Sola, sola con el sol y el mar
Oh sola”

Un día, unos lugareños intentaron llevarse a aquel anciano. Pero no lo lograron, se negó rotundamente en dejar el puerto. ¿Que tal si él volvía?

Porque la carta que anunciaba que su pareja había muerto se había perdido. Y nadie le dijo que el austriaco nunca mas volvería.

“Sola en el olvido
Sola, sola con su espíritu
Sola, con su amor el mar
Sola, en el muelle de san blás

Se quedó, se quedó sola, sola
Se quedó, se quedó
Con el sol y con el mar
Se quedó ahí se quedó hasta el fin
Se quedó ahí
Se quedó”

Ya viejo y moribundo, el anciano cerro una ves mas los ojos. Al abrirlos nuevamente un barco atracaba en el puerto.

Parpadeo unos momentos y frente a él se acercaba el austriaco.

—Te dije que volvería. —Menciono amable y le extendió la mano. El anciano la tomo, pero cuando lo hizo, su mano no tenia arrugas.

—Me alegró que hayas cumplido tu promesa Roderich. —Le dijo alegre levantándose. Dejando el cuerpo del anciano ahí sentado.

El austriaco beso la frente de su amado. Nuevamente estaban juntos y esta ves, nada los separaría.

Vamos, es hora de irnos. —Le comento alegre, el pelinegro asintió y camino tomado de la mano junto con su amor.

“En el muelle de san blás

Oh

Sola, sola se quedó
Oh”

Los lugareños volvieron, para llevarle algo de comer al anciano. Cuando se acercaron lo suficiente, lo tomaron por el hombro. Pero vieron que este no reaccionaba.

Al revisarlo, vieron que estaba muerto. Pero en su rostro, tenia una pequeña sonrisa.

—Pobre del hombre... Nunca volvió a ver a esa persona que tanto deseaba. —Menciono una chica detrás del hombre que había movido al anciano.

—Te equivocas. —Le dijo el hombre. Mientras tomaba una manta y empezaba a envolver al anciano. —Ellos ya están juntos nuevamente.

Y enterraron el cuerpo del anciano en el lugar donde siempre espero a su amor.





—Ohayo Perez.

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