"Grito de Independencia"
—Dolores Hidalgo, Guanajuato; 15 de septiembre, 2019—
La mañana del 15 de septiembre, la representación del mismo país mexicano iba llegando junto a su capital al estado de Guanajuato.
Ese año celebrarían su cumpleaños ahí, donde inicio todo... Donde empezó su primera lucha.
Los recibió la representación del estado, Guanajuato era un joven de cabello castaño oscuro y ojos del mismo color. Sonrió al ver a su país llegar.
—¡Hey! —Exclamó con alegría el país, mientras abrazaba a su estado. —¿Cómo has estado Marco?
—Bien señorito, me alegro que ya estén aquí. —Dijo el joven mientras sonreía, se separaron y se saludo con la capital. —Llegaron algo temprano.
—Bueno, es mejor así, luego llegamos demasiado tarde. —Comento risueño, mientras se rascaba la nuca. Entraron, todo estaba decorado y la comida se estaba terminando de cocinar o preparar.
También ya había algunos países ahí, no era de extrañar, Juan siempre invitaba por su cumpleaños. A pesar de sentir el ambiente alegre, el menor se le veía algo monótono y era algo de todos los años, pero luego se le iba pasando.
Saludo a sus invitados y otros estados que se encontraban ahi, agradeció por los regalos, dejándolos en una mesa cercana, pues no podía abrirlos hasta después del pastel.
Camino por la casa de su estado, pero al final decidió salir de ahí. Salir fuera le hacia bien, además aun faltaban los centroamericanos y que España llegaran.
—México. —Lo llamaron, cuando volteo se encontró con el austriaco.
—Señor Austria. —Comento amable, si él ya estaba aquí. España ya había llegado. —¿Y los demás?
—Consolando a Antonio, sabes como se pone por estas fechas. —Comento el aristócrata caminando hacia él. México asintió con una casi triste sonrisa, pues, después de esto venia el cumpleaños de su prima Colombia y de los que habían formado el virreinato de la Nueva Granada, luego los del Río de la plata, Perú y Chile. —¿Ibas a algún lado?
—Solo caminaba un poco. ¿Quiere acompañarme? —Pregunto, el europeo asintió y camino a un lado del mexicano.
Caminaron hasta que el menor se detuvo frente a una iglesia, de hermosa arquitectura, se notaba limpia y lista para alguna misa.
Austria lo inspeccionó con la mirada, pero no podía encontrar algo en el muchacho, así que solo decido improvisar.
—¿Sucede algo? —Pregunto, el moreno que no apartaba la vista de edificio negó con la cabeza. Pero con voz calma le comento a su ex esposo.
—Fue aquí. —Austria no comprendió. —Aqui empezó todo, aquí fue donde Hidalgo llamo a todos a las armas. Al movimiento.
El austriaco abrió levemente los ojos y se poso a un lado del menor, observando la iglesia.
—¿Quisieras contarme? —Pregunto, el moreno solo metió las manos a los bolsillos de su pantalón. Y sonrió con nostalgia.
—Fue hace 209 años...
“Ciudad de México; 1810”
—¡¿Donde esta mi crió?! —Exclamó el hispano mientras veía a su esposo, el cual tenia la morada seria.
—No lo se. —Mintió él, pies debían ganar tiempo suficiente. Pero Hispania no era una persona paciente cuando estaba enojado.
—Me lo diréis por las buenas, o podemos aplicar la otra forma. —Comento el castaño algo impaciente. Yahir trago en seco, pero no se movió de donde estaba. Antonio río suavemente y acabo estampando a Yahir contra la pared, lo sostenía del cuello.
El pelinegro arañaba la mano del ibérico tratando de liberarse, inútilmente claro. El aire se le iba poco a poco y apenas alcanzaba el piso con la punta de los zapatos.
—Bien, decidme, sino quietes que le pase algo malo al chaval, solo tienes que decirme donde se encuentra. —No era la primera ves que Nueva Hispania desaparecía. Pero Antonio se había enterado de varias conspiraciones y no iba a permitir que su niño estuviera en ellas. —O... Podía acabar como ella...
Yahir cerro los ojos, ya casi no tenia aire, ya no tenia tiempo de aplazarlo.
—Qu... Que... Querétaro... —Hablo con mucho trabajo. Antonio soltó al joven que cayó al piso aspirando aire de forma pesada. Hispania pregunto que había dicho, con voz ronca repitió. —Esta... Con... Querétaro...
—Ves como es mas fácil si cooperas. —Dijo amable acariciando el rostro del capitalino el cual se aparto un poco, Antonio no hizo nada, solo se levanto y se encamino hacia los establos por su caballo.
—Yahir... —Se escucho un ligero susurro, el capitalino levanto la mirada, encontrándose con la antigua capital tlaxcalteca y que ahora ocupaba el nombre de difunto señorío. —¿Estas bien?
—Guillermo... —Dijo aun con esa voz ronca. Cuando este estuvo lo bastante cerca, lo tomo de la camisa. —Necesito que hagas algo por mí, pero por favor no se lo digas a Hispania.
—De acuerdo. —Susurro el tlaxcalteca mientras tomaba la mano del pelinegro.
—Ve a casa de Querétaro, lo mas rapido que puedas... En casa de los corregidores se encuentra Nueva Hispania... Avisales que él va para allá. —Explicaba el castaño asintió ante las palabras de la capital. —Rápido, ve.
—¿Tú estarás bien? —Pregunto, Yahir asintió y empezó a empujar ligeramente al chico. Este se levanto y empezó a trotar, pero la voz del capitalino lo detuvo unos segundos.
—Protegelo Tlaxcala... Protege a Nueva Hispania por favor. —El castaño asintió ante las palabras de Yahir y salio corriendo el tiempo era indispensable en esos momentos. La ventaja que él tenia era mucha, pues Antonio no sabia con exactitud donde estaba el niño.
[...]
El tlaxcalteca aprovecho la ventaja que le había dado el capitalino, cuando llego con Querétaro, este se le quedo viendo mal, a pesar de que él no habia vivido en la época prehispánica.
—¿Qué haces aquí Tlaxcala? —Cuestiono algo molesto.
—Hispania lo sabe. Viene hacia acá. —Dijo con voz seria, Querétaro abrió los ojos a modo de sorpresa, pero antes de decir algo, el corregidor del estado exclamo primero.
—Sabia que algo podría salir mal... Lo siento Matias... Pero yo no expondré a mi familia ante el ejercito hispano. —Dio media vuelta y fue a donde su esposa.
—Espero no estés bromeando... —Dijo con severidad el estado menor, a lo que Tlaxcala solo negó.
—Ve por el crió, si Hispania lo encuentra, no sabemos de lo que seria capaz. —Ambos se miraron con recelo, pero el queretano asintió finalmente y fue por la joven nación.
[...]
—¡Nueva Hispania! —Exclamo la corregidora Josefa Ortiz, el menor se pego a la puerta de madera para escucharla, su esposo la había encerrado. —Tienes que ir con Hidalgo, tienes que prevenirlos... Tienen que inicia el movimiento antes de lo planeado.
—Señorita... —Dijo casi en voz baja, el.menor de lentes son escucho la suplica de la mujer.
—Por favor Nueva Hispania... Contamos contigo, por favor, corre antes de que llegue el ejercito. —Pidio ella. Poniendo un tono mas maternal. —Te prometonque todo saldrá bien... Ahora ve.
—Si... Señorita. —Dijo con voz queda el de lentes y salio corriendo hacia los establos. Debía ir con Guanajuato antes de que Hispania llegara.
—¡Nueva Hispania! —Exclamó Querétaro al verlo irse en el caballo. Pero era más fácil que el niño huyera a que Antonio lo encontrara.
Ahora él debía encarar a Antonio cuando llegara.
[...]
—¡Señor Hidalgo! —Exclamó el menor al llegar a Dolores, en la iglesia. Ya era de noche pero el menor bajo del equino casi cayéndose y entro donde se encontraba el sacerdote. —¡Señor Hidalgo! ¡Lo saben! ¡El jefe Hispania viene hacia acá!
El criollo despertó agitado, pero entendió la gravedad de asunto. Se puso la sotana lo mas rápido que pudo y empezó a salir.
—¡Toca la campana! ¡Que el pueblo despierte! ¡Vamos! —Le ordeno al chico de lentes, que, aunque cansado asintió y corrió a lo que le decían. —¡Allende! ¡Despierta llegó la hora!
Las campanas empezaron a sonar aquella noche, la gente confusa salio de sus hogares para saber que pasaban, Guanajuato había llegado lo mas rápido, no era normal que las campanas se oyeran de noche.
Allende se alisto con su uniforme y saco otro que guardo en una bolsa de Yute.
La gente cuando estuvo reunido al frente de la iglesia, vieron salir al cura Hidalgo, el cual con una voz firme les dijo:
—¡Señores y señoritas! Llegó la hora de levantarnos contra este mal gobierno que solo se aprovecha de nosotros. ¡No podemos tolerarlo mas! ¡Hay que unirnos como un solo pueblo! —La gente se sentía motivada por sus palabras, el menor de lentes también lo veía con admiración. El criollo siguió. — ¡Viva la religión!, ¡viva nuestra madre santísima de Guadalupe!, ¡viva Fernando VII!, ¡viva la América y muera el mal gobierno!"
A lo que el pueblo con euforia respondió:
—¡Viva la Virgen de Guadalupe y mueran los gachupines! —Se oyó el exclamar de la gente, estas motivada, fue a sus casas, no por armas por que no las poseían. Sino por machetes, palos, lo que encontraran, saldrían a combatir la tiranía de años.
El pequeño de lentes tomo la mano del cura, se sentía algo asustado, era la primera ves que veía un movimiento de esa magnitud.... Y ese, era solo el principio de todo.
[...]
—Dolores, Guanajuato; Época actual—
—En ese entonces no sabia en que me estaba metiendo... Fue algo que se nos fue de las manos a Hidalgo y a mí. —Comento el menor que estaba sentado lejos de la iglesia por que la gente comenzaba a llegar a la parroquia para lo del grito. Austria solo miraba hacia el frente. —Después se nos unió José Magia Modelos, entre otros personajes.
—No te oyes muy feliz al contar todo esto... Es como si no hubieras querido ser independiente. —Comento el austriaco, se oyó un suspiro.
—Es una idea que me dieron poco a poco... Lo que yo no quería, era dañar a Antonio. —El muchacho tenia baja la cabeza, Austria solo lo abrazo con su brazo, recargándolo en él.
—Bueno, era algo inevitable a decir verdad. Yo se que el te a perdonado, como todos los demás. —Se separo y se levanto. —Ahora vamos, que tu fiesta esta por comenzar.
El mexicano asintió y volvieron a casa de su estado para festejar su cumpleaños número 498 y sus 209 años como nación Independiente.
—Ohayo Perez.
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