02 de octubre.
“—¡Corran! ¡Agachence! ¡Al suelo, al suelo! — Es parte de lo que se oía en la plaza de las tres culturas, aparte de las balas y los gritos de terror de la gente.
Todos corrían de un lado a otro, tratando de escapar, algunos de los militares ayudaban, porque, al igual que la gente estaba perdida y no sabían por donde venían todas las balas.
Juan miro al edificio Chihuahua... De ahí. De ahí venia la mayoría de disparo, alguien lo empujo haciéndolo caer al piso, cuando se iba a levantar, sintió un dolor en el hombro.
Levanto la mirada y trato de buscar a UNAM y al POLI, pero no estaban... Todo era un caos... Levanto la mirada y vio desde el piso a alguien que le apuntaba, no sintió la bala, pero si un golpe detrás de la cabeza...”
—¡NO! ¡NO! ¡AL SUELO! ¡DEJENME! —Empezo a gritar México mientras se agitaba violentamente, hasta sentarse, en la habitación entró rápidamente Yahir, para calmarlo. —¡D-DEJENLOS...! NO.... No...
—Ya, Juan, Juan, calma, solo fue una pesadilla, calma. —El pelinegro abrazo al menor, que ahora trataba de respirar su regulación. Cada año era lo mismo, cuando esa fecha llegaba, las pesadillas se hacían presentes.
—Ellos... Yo tuve la culpa, yo desobedeci a Ordaz... Ellos... El batallón olímpia... —El capitalino abrazo a su muchacho, tratándole de decir que nada de eso fue su culpa. Que nadie pudo prever lo que Echeverría tenia plateado después de dos meses de manifestaciones. —¡Pero yo los vi! ¡Debi decir algo!
—México, no sabias sus intenciones. —El mexicano se dejo acunar en los brazos de su capital y recostó su cabeza en su pecho. —¿Quieres que te traiga las pastillas para dormir?
Pregunto. Pero el latino se negó, esas pastillas solo intensificaban las pesadillas, juntado sus peores momentos en una sola, haciéndolo peor.
Cuando México estuvo "mejor" solo se recostó, dejando que su capital se fuera, necesitaba estar solo una ves mas, pero evitaría dormir. O las pesadillas volverían ese dia.
[...]
A la mañana siguiente México estaba derrotado, se le veía agotado y no solo era físicamente, emocionalmente también lo estaba, ya que la noche siguió como la primera ves.
Llena de pesadillas, él sabia que había pasado ese día, sabia que todos los reportes que el gobierno dio aquella ves eran falsos.
No fueron 30 personas las asesinadas, pero él tampoco tenía la sifra exacta. Sabia que Poli y UNAM debían estar igual que él. Pues a ellos también se los llevaron en aquella ocasión.
Sabia que ellos también tenían pesadillas.
Saludo a su familia y salio de su casa, todo el día era hermoso, un día casual, un día como aquella ves.
Donde todo pareció tranquilo, pero, que una simple bengala desato el terror.
Tomo transporte, tomo el metro y camino, hasta llegar a la Plaza de las Tres culturas. Ese sentimiento seguía ahí.
“—Joven México. —Lo llamo UNAM cuando se encontraron por la calle. —¿No nos acompaña? vamos a hacer una reunió en Tlatelolco.
La universidad levanto su cartel, se le veía algo golpeado, porque lo habían detenido en varias ocasiones. Pero seguía firme.
—Ah... No lo se, no estoy muy seguro. —Comento apenado esa ves, el joven castaño solo llevo su mano al hombro del país.
—Es una forma de protesta de su parte también sino va con el presidente hoy. No le quitaremos mucho tiempo. —La sonrisa de UNAM lo convenció, una sonrisa que le aseguro que nada pasaría junto a su propia palabra... —No va a pasar nada, se lo aseguro.
—De acuerdo UNAM. —Comento el mexicano finalmente. La universidad asintió y le dijo la hora. Para después irse con el Politécnico a otro lugar.”
Se sentó frente a la placa que conmemoraba a los caídos ese día. Sus recuerdos estaban tan vividos en ese mentó, que parecía que aquel.suceso había ocurrido días o semanas atras y no años.
51 años desde aquella matanza.
Llevo su mano derecha a su nuca, donde había sido golpeado desde atrás.
No había sido el ejercito, había sido el batallón Olimpia quien se lo llevo, al igual que varios sobrevivientes y las dos universidades.
Había despertado amarrado a una silla en quien sabe donde, un cuarto vacío, donde su presidente y su jefe de gobierno lo "visitaron para una amigable charla".
Para después ser golpeado en múltiples ocasiones, luego fue llevado a Lecumberri por algunos días. Preocupando, no solo a su capital de su repentina desaparición.
Fue a un día de la inauguración de los juegos olímpicos que apareció en su casa, con la orden de no aparecerse en los juegos olímpicos.
Solo fue como si fuera un humano normal, mientras que su versión 2p!, tomaba el mando de lo que serían, sus juegos olímpicos.
Tres años después, cuando Echeverría tomo el poder, que volvió a manifestarse... Acabando de la misma manera.
Estaba ayudando a Nuevo León y a los estudiantes en Monterrey, cuando el 10 de Junio de 1971, se dio "El Halconazo" o La Masacre de Corpus Christi.
Cerro los ojos, pensado en toda la represión de esos años, o mas bien de toda su vida. Porque a pesar de que actualmente era "libre", no lo era del todo.
¿Acaso el gobierno siempre lo mantendría así? ¿"Bajo regla"?
—Supongo que... Siempre sera así...
—Ohayo Perez.
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