[07 - Condenados]
[07 — Condenados]
Nota: Este no me gustó tanto, pero igual lo publicaré. Esperen otro OS #Hevie #Herrie #Harvie muy pronto. Fin del comunicado.
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El navío había iniciado su viaje dos semanas atrás. La hija de Grimhilde era trasladada en este, y el hijo de Garfio quien comandaba la misión.
Ambos VK's fueron, literalmente, obligados a sumergirse en las profundas aguas con el fin de buscar más ejemplares como la flor que salvó a la madre de Rapunzel.
¿Por qué justamente ellos? No tenían la más mínima idea. Solo tenían algo claro, se llevaban desastrosa y terriblemente mal.
Evie tomaba decisiones sin consultar a Harry, no respetaba las reglas en cubierta y se la pasaba en su habitación con la excusa de estar mareada. Pero el joven Hook no se quedaba muy atrás, ensuciaba todo a su paso, no decía por favor y gracias, y lo peor —según Evie—, era la manera en la que adoraba a su garfio; ella también tenía una fijación por las cosas que representaban sus raíces, pero no a ese punto.
Aquella mañana dicha princesa se había levantado con el pie izquierdo, y maldecía todo a su paso. Para sorpresa de Harry, se sentó a la mesa a desayunar sin decir pio, sin quejarse de su vestimenta y sin emitir veredicto por la comida que preparaba el chico cuando la tripulación aún dormía.
—Evie —comenzó él—. Tu estúpida ave se metió de nuevo en mi camarote, sácala o en la cena comeremos alitas de pollo en salsa. —amenazó, refiriéndose a Otelo, el familiar de Evie. Guardando un tono burlesco para sí.
La peli azul bufó y no le respondió nada.
Harry estaba extrañado, normalmente la chica perdía los estribos después de dos o tres jugarretas. Pero ese día no se la veía con ánimos de caer en su trampa.
Si, ambos eran villanos reformados, pero Harry nunca dejaría de lado su locura y amor por la maldad. Evie sin embargo, transpiraba bondad en cada cosa que hacía, lo que de cierta manera a Harry le desagradaba. Nadie puede dar tanto de sí mismo sin esperar nada a cambio, pensó él.
Estaba a punto de comentar otra cosa pero la voz aguda de la descendiente lo interrumpió.
—Si esperas hacerme molestar con tus comentarios tan fuera de lugar, déjame informarte que no estoy de humor para tus tonterías.
—Pues quieras o no ambos estamos condenados en este maldito barco y yo necesito algo con que distraerme.
Informó él acercándose peligrosamente a ella, poniéndola nerviosa.
—Aléjate Hook —el hijo de Garfio sonrió con sorna y dio unos pequeños pasos, retrocediendo, con su arma sujetó el racimo de uvas sobre la mesa y se lo llevo a la boca muy sensualmente. Con intenciones de provocarla—. Las aguas tranquilas no te harán mejor navegante.
Evie suspiro pesadamente y giro la cabeza, mirando a uno de los rincones de la cocina.
Harry se carcajeó y con paso decidido salió de la habitación, con Evie pisándole los talones.
— ¿Qué sucedió con Mal? ¿Y Uma? —de nuevo aquella pregunta.
El tema de su ex novia y la situación con la hija de Úrsula...
— ¿Con Mal? Ella prefirió una vida llena de lujos y comodidades, cosa que yo lo no pude ofrecer. Y mi amiga la bacalao, es solo eso, mi amiga.
Evie suspiro nuevamente, no sabía si era la brisa salada limpiando sus fosas nasales, o el movimiento de las olas meciendo el barco. Pero eso la hizo sentir mejor, a gusto.
Miro al pirata de soslayo, le obsequió una sonrisa.
[...]
La tripulación celebraba un nuevo hallazgo, una flor mágica con propiedades curativas había sido encontrada en una frondosa isla del inmenso océano.
El almacén fue abierto, y las reservas de licor estaban siendo consumidas.
Por su parte Harry se llevó 3 botellas y se encerró en su cuarto junto a una cautiva Evie. O bueno, eso creía su tripulación.
— ¡Al fin! —se carcajeó ella influenciada por el alcohol—. Después de tres meses en este horrible barco, podre diseñar un nuevo guardarropa, comer frutilla fresca, ¡ducharme con agua limpia!
El castaño la miro con burla, no podía pensar en otra cosa desde que piso aquel navío.
Evie no supo en qué momento, pero cuando se dio cuenta estaba sentada a horcajadas en la cintura de Harry mientras él besaba su cuello con fervor.
Gimió su nombre, no pudiendo negar que aquello que sentía era placentero.
¿Quería que se detuviera? No. ¿Estaba mal lo que hacían? Definitivamente. ¿Se arrepentirían después? En ese momento nada era claro.
—Yo, Harry... —en un momento recuperó la conciencia; intentó detenerse y se separó de él. Deshaciendo el beso que habían comenzado—. No, esto no está bien, yo, mi ruptura con Chad es muy reciente y-y-, no, definitivamente no está bien.
—Deja los arrepentimientos para mañana Queen, esta noche, encárgate de disfrutar —le susurró al oído y finalizo aquello mordiendo el lóbulo de su oreja.
Okey, Evie Queen enloqueció en ese instante. Cegada por el deseo y la lujuria, la pasión y la lascivia, promiscuidad, incontinencia, ardor... ninguno podía negar que se sentían mutuamente atraídos.
Se dejaron llevar, ambos, por el alto grado de alcohol en su sistema, el calor en la habitación y las ganas que se tenían desde hace rato.
Testigo fueron las sábanas de la pasión que desbordó el par de amantes.
[...]
El barco estaba ya cerca de Auradon, próximo a tocar tierra firme. Tan solo un par de semanas habían pasado desde el maravilloso hallazgo, y la pareja no tenía intenciones de terminar lo que habían comenzado.
Era un día más, el amanecer llegó y Harry se levantó como de costumbre, intentando no despertarla. Ese día se esmeró en prepararle un rico desayuno, se arreglo como pudo y esparció perfume varonil en su ropa.
Abrió la puerta de su camarote encontrándose a la princesa aún dormida, se acercó a ella y con un par de besos logró despertarla.
Ella lo saludó con una cálida sonrisa y se sorprendió ante el detalle de Harry.
No conocía ese lado de él, pero le agradaba que lo sacara de vez en cuando. Agradeció por su desayuno y se recostó nuevamente en la cama.
—Oye, Hook. Yo... tengo algo que decirte.
—Dime, princesa —contestó él con un tono amable.
—Tengo un retraso —anunció con nerviosismo—. No creo que sea lo que estás pensando, siempre he sufrido desordenes hormonales y eso afecta mi periodo. Pero si acaso lo es, yo—
—No necesito que me lo digas, sea lo que sea me quedare a tu lado.
Sí, definitivamente adoraba al Harry dulce, atento y detallista que la despertó aquella mañana.
Solo esperaba que una vez volvieran, eso no cambiara.
Pero así era, estaban condenados, condenados a estar juntos, condenados a amarse.
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