[03 - Hunter]
[03 — Hunter]
—Esta es la última vez, Uma... no volveré a caer en tus juegos.
— ¿Yo? Pero si tú eres el que me busca, Hook.
—Ya te dije que mi trabajo me tiene estresado, por eso intentaba distraerme—
— ¿Entre mis piernas? —me ahogue con mi saliva, a veces odiaba que fuera tan directa—. Era solo una broma lindo.
Se burló ella.
A lo que yo recogí con más avidez mis cosas y salí de su cuarto. — ¡Nos vemos luego Uma!
—Pensé que sería la última vez —grito ella haciendo caer en cuenta de lo que hace poco dije. No pensaba bien cuando la tenía cerca—. ¡¡Las puertas de mi casa están abiertas, por si gustas!!
[...]
— ¿Qué hay de nuevo hoy Gil? ¿Algún trabajo para mí? —él me miro con una expresión seria en su cara.
—Esto no te gustara —dijo entregándome la carpeta con mi próxima presa. Yo la abrí extrañado y leí lo que había en su interior—. A mí ya me tocó vivirlo con Lonnie, sabía que esas chicas nos traerían problemas pero no tenía idea de cuantos... si no quieres hacerlo yo puedo pedirle a Jay que—
—No, la buscare. Tu tranquilo, era algo que podíamos esperar.
—Bien, es toda tuya.
Uma Witchsea: 27 años, cabello castaño oscuro y ondulado, ojos color café. Soltera. Licencia de conducir caducada e impuestos atrasados.
Ay, Uma. No soy el mejor caza recompensas de esta agencia por nada.... Esto será pan comido.
[...]
—Amiga, él está aquí, y no tiene buena cara.
—Déjalo pasar L, nunca tiene buena cara cuando entra, pero cuando sale... —sonrió pícaramente la morena.
—Está bien, pero cualquier cosa me avisas, eh. —le indico ella alargando la primera palabra, intentando borrar de su mente las imágenes que inconscientemente la invadieron.
—Dale amiga, nos vemos. ¡¡Y suerte con Gilberto!!
—Es Gil, Uma...
La chica espero a su "novio", no sabía cómo etiquetarlo.
Después de todo, solo se habían visto un par de veces antes de frecuentar como lo hacían ya de costumbre. No hubo citas, no hubo drama, no hubo invitaciones o flores; solo sexo, sexo, y más sexo. Claro que existía la atracción, y vaya que se gustaban, el sentimiento era mutuo.
Pero Harry le escondía su lado cálido y amable, su faceta romántica, su parte humana.
— ¿Qué pasa lindo? —le pregunto ella con curiosidad. Sirviéndole un vaso de whisky sin que él se lo pidiera.
—Nada... me porte mal esta mañana y quería recompensártelo, linda.
La sujeto de la cintura y la sentó sobre sus piernas, besando suavemente su cuello, y arrancándole un suspiro.
—Bueno, pero si hace nada que nosotros... —bramo ella disfrutando de las sensaciones que él le producía, hasta que algo en su mente hizo clic. Se hizo a un lado y le quito el trago de las manos—. Hook, estas raro, tú nunca me buscas directamente para eso, siempre soy yo la que te ruega. Anda, ya te dije que podías confiar en mi... ¿Qué sucede?
—Yo... Uma, no es nada. Lo juro, preciosa, solo quiero pasar tiempo de calidad contigo, con mi novia.
— ¿Y cuándo me pediste que fuera tu novia? —le pregunto ella cruzándose de brazos y derramando algo del líquido en el suelo.
—Pues si quieres me voy, ya veo que estas de malas y—
Ella lo pensó dos veces antes de hablar nuevamente: — ¿De verdad quieres que sea tu novia? —le pregunto emocionada. El asintió dándose cuenta de que su plan había funcionado.
Ella inocentemente se acercó a él y lo beso en los labios.
—Debo ir al baño, en un momento nos vemos hermosa —ella le sonrió nuevamente y se sentó sobre el sofá a esperarlo. Pero accidentalmente hizo caer al suelo su bolso, el cual no se dio cuenta que acompañaba a su ahora novio.
Se dispuso a recogerlo, pero unos papeles se escaparon de este. Y sus ojos curiosos divagaron hasta encontrarse con su foto y nombre. Se extrañó ante aquello, reviso más a fondo.
Sin poder creerlo aun ella era su presa, y él de seguro quería llevarla a la comisaria.
Por eso estaba tan meloso, pensó.
—De seguro me engaño con esto de la noviecita para distraerme, ¡es un maldito!
La chica ideó un plan en su mente, Harry Hook no se saldría con la suya.
El chico salió del baño, y encontró a su acompañante recostada en el sofá de una forma muy provocativa. Estaba inclinada sobre el reposabrazos sosteniendo ahora una copa de vino en cada mano, y sonriéndole lascivamente.
—Soy, toda tuya, lindo.
[...]
Entraron bruscamente a la habitación entre mordiscos, quejidos y gimoteos. Uma clamaba por sentirlo dentro y él ya comenzaba a perder los estribos.
Ella frotaba su miembro a través de la ropa mientras torpemente intentaba quitarle el cinturón y desabrochar el pantalón. Uma nunca demostró tener mucha experiencia en el tema sexual, pero siempre hacia que Harry enloqueciera con solo decir su nombre. Provocaba un efecto en él que ninguna mujer había logrado antes.
Ella era especial, y él lo sabía.
—Mi amor, hoy quiero darte un regalo. —dijo ella entrecortadamente, separándose de su cuello y mordiendo repetidamente el lóbulo de su oreja.
—Ah, ¿sí? —pronuncio apenas él, hipnotizado.
—Puedes, tú... ¡ah! ¡Harry Hook! ¿Puedes dejar de meter las manos donde no debes? —suplico ella intentando concentrarse, a lo que el pobre obedeció—. Gracias. Te venía diciendo, no uses condón esta vez, quiero sentirte todo, sin que nada ya nos separe.
—Linda, ¿entiendes los riesgos de eso? —contradijo él, alejándose de su cuerpo. Entendía perfectamente el hecho de que el preservativo disminuía la sensibilidad del pene, pero no estaba dispuesto a arruinarle la vida a la chica solo por un capricho.
—Tomo la píldora cariño, el terreno está libre y—
No termino de hablar, puesto que escucho como su vestido era rasgado y la tela era tirada al suelo. Lo mismo sucedió con su ropa interior.
—Tigre... —se burló ella. Dejando escapar un gemido cuando el acaricio su clítoris y comenzó con un delicioso masaje.
Seguidamente los dos se acomodaron sobre la cama, y él comenzó a desvestirse, provocando que ella lo chiflara. Ansiosa por que la hiciera suya. Harry se posicionó en medio de sus piernas, con un beso rápido la penetro duramente. Ocasionando que ella abriera los ojos de par en par y arquera la espalda sorprendida, ¿de verdad así se sentía?
Gimió, gimió una y otra vez. Solo para el deleite de él. Mientras seguía dándole numerosas y repetidas embestidas, aumentando el placer entre ambos y que el acto sexual se prolongara aún más.
Él la torturaba. Apretaba, mordía y lamia sus pezones. Ella solo podía responder gimiendo y gritando su nombre, enterrando sus uñas en su espalda y acariciándole el cuello para intentar besarlo.
Ambos estaban inmersos en el placer. Dispuestos a dar el todo por el todo, a satisfacer las necesidades del otro.
Hasta que...
Harry se desplomo sobre el cuerpo de ella, una vez llego a su preciado orgasmo. Sintiendo como las paredes de ella se contraían y recibía gustosa todo su elixir de la vida.
Uma suspiro encantada, recuperándose de su ensoñación. Y tratando de acomodarlo a su lado, a lo que él cansadamente colaboró.
—Mi amor, te ves agotado, ¿quieres dormir un rato? Sabes que no me molesta —le sugirió ella. Perezosamente asintió con la cabeza y la atrajo hacia él, abrazándola de la cintura y preparándose para tomar una siesta.
[...]
Pacientemente espero hasta sentirlo totalmente rendido, inconsciente, dormido.
Se separó de él y se levantó de la cama, dispuesta a marcharse de su departamento. Se vistió como pudo, tratando de hacer el mínimo ruido, y cerró la puerta de su cuarto detrás de sí. Tiro a la basura la caja del fármaco que utilizo para dormirlo y sonrió satisfecha, su plan había funcionado.
Le preparo una copa de vino y vacío en esta dos pastillas de antialérgico, para provocarle el decaimiento después del acto sexual. También preparo un ambiente romántico y placentero, para distraerlo de su plan y persuadirlo. Y finalmente se encargó de llevarlo a la cama, para cegarlo y que se olvidase de la razón por la que había venido.
Abandono el departamento y lo dejo solo, y más tarde, desconcertado.
[...]
Uma despertó al siguiente día, en una cama que no era la suya, y en un lugar que no conocía.
—No eres la primera en caer, linda.
— ¿Qué hiciste Harry?
—Pague tus impuestos y actualice tu carnet de conducir, a cambio no te pediré nada. Solo quiero recordarte una cosa Uma Witchsea.
Respondió él acercándose peligrosamente a sus labios.
—Yo soy el cazador, no la presa —le susurro antes de capturar su boca y besarla salvajemente. Provocando que ella gimoteara sorprendida, pensó que se había salido con la suya.
Pero vaya que su novio era bastante astuto, aguarden, ¿novio?
—Sí, Uma. Sigues siendo mi novia. No pienso dejar que ningún bastardo se te acerque a menos de 5 metros. —otra cosa, era bastante celoso al parecer.
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