[02 - Conociendo la Nieve]

[02 — Conociendo la Nieve]

—Aguarda un momento, ¿dices que va a nevar mañana? —preguntó emocionada. El chico asintió—. Allá en la isla nunca había visto la nieve de cerca, parecía tierra pintada de color blanco... —comentó. Haciendo reír a su novio.

Quien se acerco a ella envolviendo sus brazos alrededor de su cintura y dejando un beso en su cuello, haciéndola estremecer. Le gustaba el efecto que lograba en ella.

—Eres un pervertido de primera, Benjamin. —se quejo ella.

Él solo se burlo y deshizo el agarre para esta vez hacerla girar y poder presionar sus labios con los de ella. La chica sonrió en el beso.

—Qué tal si buscas un par de sábanas y almohadas para pasar la noche frente a la chimenea, y yo preparo chocolate caliente, así esperamos la llegada de la nieve, ¿te parece? —ella sintió emocionada. Y le dio otro beso antes de salir corriendo a buscar las cosas.

Fue hacia la cocina y puso a derretir el chocolate mientras buscaba la leche en el refrigerador. Una vez listo puso dos vasos en una pequeña bandeja y abrió un paquete de malvaviscos. También puso dos trozos de pan con mantequilla y un bol con frutas. Fue hacia la sala, en donde su chica estaba acomodando la mesa para hacer espacio y poder expandir el sofá-cama.

Puso la comida en la mesa una vez que esta la apartó y le ayudo con las colchas y los cojines.

Una vez preparados la pareja se envolvió en las cobijas y se dispuso a probar de la comida que había traído él. Jugaban el uno con el otro y de vez en cuando se daban los bocados en la boca, muy romántico.

Dando las 10 p.m. se empezaron a vislumbrar los primeros copos de nieve que caían sobre la ventana. Ella se acercó al cristal y dibujó un corazón en la nube de vapor que se había creado en este.

E + B = 4ever.

Él se pego a su cuerpo y le dio un pequeño beso en los labios. Ella sonreía como una niña pequeña, era la primera vez que observaba la nieve, y estaba embelesada viendo como los copos caían uno tras otro, con ayuda de la ventisca invernal.

—Es hermoso.

—No más que tú —halago él, haciéndola sonrojar. No importaba cuantas veces se lo repitiera, no se cansaba de decirle lo que para él era aparente, y que para muchos era algo superficial.

—Ben, esto es muy lindo, ¿sabes? Estar aquí, contigo, la comida, el calor de la chimenea, la tersa nieve... en tus brazos, si pudiera congelar este momento en el tiempo lo haría. —sonrió nuevamente, y le dio un beso en los labios.

Este cada vez se tornaba más pasional. La pareja disfrutaba de las sensaciones que producían uno en el otro. Evie tocaba lentamente los brazos y pecho de Ben, mientras el metía sus brazos debajo de la blusa y acariciaba la piel de su cintura. Sin duda el ambiente tomaba otro rumbo.

Se dejaron caer lentamente sobre el sofá y se deshicieron de sus prendas. Ya nada podía perturbarlos, el amor que se profesaban era mutuo. Disfrutaban de la compañía del otro. Y aprovechaban cada momento para demostrase cuanto se querían.

Aquella noche se volvieron uno, dejando como testigo de su pasión el firmamento.

Evie despertó a la mañana siguiente a causa del frío que se colaba por la chimenea apagada. Se retorció por la brisa, así que se levantó del sofá e intento encenderla de nuevo, una vez logrado su objetivo se acercó al sofá en donde su amor dormía plácidamente, sonrió recordando los detalles de la noche anterior. Se asusto al sentir los brazos de él atraerla a su cuerpo bruscamente, él sonreía aun adormilado y besó su frente antes de cubrirla con las cobijas y disponerse a dormir nuevamente. Ella se recargo sobre su pecho y reposo la cabeza en el hueco de su cuello, aspirando su aroma.

Le dio un beso en la mejilla y se removió un poco hasta encontrar la comodidad.

Ambos se quedaron dormidos y no despertaron hasta altas horas de la mañana. Sin intenciones de salir a disfrutar del día de nieve, sino de quedarse a deleitarse con la presencia del otro.

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