5 || 🐇
— ¿Qué diceees?
— Te lo juro, Eijiro. Mi mamá cree que soy gay.
2:57 am.
Yo no era ninguna bestia para la bebida como los otros tres, pero tampoco tenía mal aguante.
Llevaba seis cervezas ya y aunque no estaba ebrio al punto de marearme o ponerme en plan súper extrovertido, la verdad me sentía mucho más relajado que al principio. Me encontraba más hablador que de costumbre, el alcohol tenía ese efecto en mi.
— ¿Gay? — Eijiro arrugó su nariz en un gesto gracioso. — ¿Gay gay gay? O sea ¿chico con chico y todo eso?
— Ándale, chico con chico, hombre con hombre. Todo lo que grite GAY, mi mamá cree que es sinónimo de Izuku Midoriya.
Kirishima y yo llevábamos conversando desde hacia un buen rato, más específicamente desde nuestro primer trago de cerveza.
Nos sentamos juntos en el mismo sofá y como mi vecino y su otro amigo de cabello negro también estaban en lo suyo por no decir que nos ignoraban olímpicamente, al final decidimos deslindarnos de ellos y terminar en un bucle de conversación tras conversación solo nosotros, ambos sumergidos únicamente en quien teníamos enfrente.
Cada vez perdía más la vergüenza. Me sentía libre de hablar de lo que se me diera la gana como si estuviera de nuevo con mis amigos de Arkansas. Eijiro me transmitía ese sentimiento de confianza.
— Pero a veces no la entiendo — le dije. — No sé de donde me ve lo gay. Quiero decir, soy tan amante de las mujeres como cualquier otro heterosexual. He salido con chicas y ella lo sabe.
Aunque bueno, quizá quejarme de mi orientación sexual no era el mejor tema de conversación para matar el tiempo con un prácticamente extraño.
Si si, estaba bien que le tuviera confianza y eso, pero vamos ¡Contarle los traumas de mi vida a la primer persona que me tratara con el mínimo respeto no era precisamente muy listo de mi parte!
Los tragos estaban haciendo su efecto en mi, era obvio.
Katsuki no me prestaba atención, él y Sero bebían y hablaban en la otra esquina del sótano también, pero completamente ajenos a mi. No me importaba.
— Mmjj — Eijiro carraspeó, ronco. — ¿Entonces no eres gay? — la tonada de voz que utilizó fue juguetona, atrevida incluso.
Lo enfoqué para no perderme ni un solo detalle de su mirada. El igual me observaba, lo hacía con cierto brillo travieso en los ojos. Tenía una divertida media sonrisa adornarle la cara.
O ahora me embriagaba con solo siete cervezas o aquel joven quizá ya estaba pasando a algo más que ser amable.
No no no. Era imposible.
Negué mentalmente obligándome a descartar cualquier boba idea que mi pobre cabeza estuviera teniendo.
— ¿Disculpa? — le cuestioné con ligera confusión.
Solo me había hecho una simple pregunta.
<<¿Entonces no eres gay?>>
Ni siquiera yo supe por qué no le respondí de inmediato si tenía tan clara la respuesta.
Los orbes cereza de Eijiro se pasearon por mi rostro con detenimiento, tomándose su tiempo.
— Solo.. es curiosidad — agregó cuando pareció terminar de observarme. — Es que no entendí muy bien.
— No, no lo soy — respondí finalmente.
— ¿Y entonces por qué tu madre cree una cosa así?
— Bueno, supongo que porque... — ahí iba de nuevo, la famosa vez que mamá casi muere de un infarto en medio de una misa por mi culpa. — Cuándo tenía once años mi madre y yo estábamos en misa, entonces se me ocurrió preguntarle "¿Se supone que Dios nos ama a todos sin importar nada?" y ella bastante segura asintió. Hubiera terminado bien de haber dejado el tema ahí, pero vamos, solo tenía once años, no sabía cuando quedarme callado.
— ¿Qué pasó después?
— Grité "Wow, Dios es genial. El ama sin importar nada igual que yo. A ninguno de los dos nos interesa lo que la gente piense de nosotros".
La vergüenza viene en tres, dos..
— Entonces mamá muy seria me miró y después preguntó "¿De que hablas, hijo?".
— ¿Y luego?
Uno.
— Seguí gritando "Si, a mi tampoco me importa que en la escuela a veces se burlen de mi por haber besado a un chico" "Amor es amor y Dios es un tipo genial porque es eso lo que el representa".
— Nooo — Eijiro abrió los ojos con sorpresa y diversión. — No te creo.
— Te lo juro. Digo, no soy gay. Me gustan los hombres.. pero también las mujeres ¿si? — arqueó una ceja como quien no entiende. — Prefiero no ponerle etiquetas a mis sentimientos. Me limito a sentir y ya está.
Eijiro no respondió al instante, de hecho guardó silencio durante un momento en el que pareció meditar con detenimiento las palabras que le solté.
Esto no lo conté, pero aquel día al llegar a casa vi a mi madre llorar. Aunque no lo admitió, tiempo después supe que fue por mi culpa.
Con los años he intentado explicarle cientos de veces lo que es la pansexualidad, no obstante, siempre que aquella palabra sale de mi Inko suele cambiar todo el tema o solo me deja con el discurso en la boca.
De un tiempo para acá es mejor no hablar de eso, ni ella pregunta ni yo doy explicaciones. Así estamos bien.
No es que mi madre sea mala.. solo le cuesta entender algunas cosas. No es su culpa que la hayan educado de esa forma.
En fin, el pelirrojo le dió un profundo trago a su bebida y después prosiguió.
— Entiendo entiendo... — hizo como que se lo pensaba. — Entonces ¿te gustan las mujeres?
— Si, mucho. Sería un tonto si no ¿no crees?
— Claro, pero.. ¿también te gustan los hombres?
— Pues si, si lo pones así — me encogí de hombros. — Los hombres también me gustan.
— O sea que quieres a todos por igual, sin importar lo que hay entre sus piernas.
— Totalmente, sin importar nada.
El mayor se vió asombrado.
— ¿Qué? ¿qué pasa?
— La verdad me tomó desprevenido.
Genial, lo único que me faltaba era que la única persona en Houston de mi edad, que no me odiaba o que en su defecto era la única persona que si me trataba de modo decente, ahora también me viera como un rarito.
Estuve a punto de decirle "¡Ja, caíste!" "Obvio no soy nada de eso. Es más, amo el fútbol", no obstante, seguramente habría sido mucho más vergonzoso que admitir que era gay.
— Bueno, pues lamento cumplir con tus estereotipos homosexuales y decepcionarte con la respuesta, pero si, así son las cosas. No soy gay, tampoco soy hetero.
Ser hostil a veces me funcionaba como un mecanismo de defensa en Arkansas. Esperaba que sirviera de algo en Pasadena también.
Se me quedó mirando confundido. Duró unos segundos observándome como si no comprendiera un carajo de lo que dije hasta que pareció caer en cuenta de algo y captó el porqué de mi actitud.
— Oooo nonono — comenzó a declarar moviendo sus manos de un lado a otro. — No me refería a eso, te lo prometo. Trataba de decir que me tomó desprevenido lo valiente que eres, eso es todo — se explicó veloz. — Lo decidido y seguro que te escuchas al hablar de lo que sientes es muy muy muuuy admirable.
No, es que simplemente no se podía ser así de lindo con alguien que apenas conocías de unas pocas horas atrás. Era antinatural.
— Lamento si se mal interpretó — continuó con algo de vergüenza. — No es que creyera que eres gay, solo me sorprende que no dudes en lo que te hace tú mismo. No sé si yo alguna vez podría. Te admiro, en verdad que si.
— ¿Por qué lo dices? — me atreví a preguntar.
— Pffff — Eijiro dejó que un montón de aire saliera de sí, fue casi como si lo estuviera reteniendo de forma inconsciente.
Después dejó caer su cabeza en el respaldo del sofá, llevó su vista al techo y se encogió de hombros.
— Vamos, debe haber una razón — insistí.
— Bueno, supongo que..
De nuevo volvió su vista hacia mi. Tenía una sonrisa dulce que amplió cuando giró por completo su cuerpo hasta quedar en mi dirección. Luego comenzó a acomodarse como haciéndose bolita o como intentado entrar en calor.
— ¿Supones que...? — yo le seguí el juego y copié sus acciones, volteándome en su totalidad hasta quedar cara a cara, haciéndome bolita también.
Hacía frío.
— Mmjj — Eijiro rió. — Supongo que se necesita mucho coraje y determinación para confrontarte a ti mismo y preguntarte qué es lo que quieres en esta vida, ya sabes.. a quien estás dispuesto a querer. Yo nunca he estado seguro de nada, mucho menos de lo que quiero.
— ¿Te asusta no saber lo que quieres? — intenté indagar más. — ¿O sabes lo que quieres y te asusta aceptarlo?
Los ojos del chico frente a mi brillaron precioso.
Paulatinamente el entorno se tornó más suave y pude jurar que de un momento a otro solo éramos él y yo en aquel sótano existiendo. Ni mi vecino ni el de cabello negro existieron en ese instante.
— No, me asusta no saber lo que quiero — corrigió. — Créeme que el día que lo sepa lo aceptaré y lucharé con todas mis fuerzas por ello sin importar qué. No me dará miedo si me hace feliz.
Él volumen en nuestras voces iba disminuyendo con cada turno en el que hablábamos.
De pronto, el acercarnos y susurrar de uno en uno se volvió lo común en la conversación.
— ¿Ah si? — le cuestioné con una sonrisa que no sé de dónde y como me salió.
Aceptémoslo, uno cambia cuando bebe.
— Lo juro — él me devolvió el gesto, coqueto. — Acá entre nos, nunca me he cuestionado el querer a un hombre. Me refiero a que las mujeres me gustan porque desde no lo sé, ¿siempre? me han dicho que así debe ser, que eso es lo correcto, pero a veces me pregunto ¿las quiero en verdad por cuenta propia? ¿en serio me nace quererlas?
El tema pasó de ser sobre lo que uno quiere a ser directamente sobre los hombres, hombres hombres.
¿Acaso estábamos teniendo una plática gay?
¿Qué debía decir?
De un momento a otro no supe nada y opté por mejor guardar silencio. Él continuó.
— Sin embargo, querer a otro hombre.. jamás me ha pasado por la cabeza algo así. ¿Tu cómo supiste que te gustaban, que los querías?
— Bueno pues... — un nombre me vino a la mente. Kacchan. — Tuve que besar a uno para darme cuenta.
— ¿En serio? ¿solo besando a uno? — yo asentí. — Eso significa que a lo mejor y yo debo hacer lo mismo para saberlo también ¿no?
— Supongo. Quizá y es distinto para ti. Lo que sí es que debes probar para salir de tus dudas, para confirmarlo de tu propia mano y no porque alguien más te lo diga.
— Entonces.. — su voz bajó un tono, volviéndose más ronca. — ¿Te importaría ayudarme con eso?
Mi estómago se hizo pequeño.
¿Ah?
Espera espera espera..
¿¡Ahhh!?
— Eeee — De inmediato intenté incorporarme.
Si, podía ser que yo no fuera un experto en el tema pero estaba un 99% seguro que eso había sido una clara insinuación por parte del tal Kirishima.
¿El quería besarme?
Bien o mal, antes de poder levantarme su brazo alcanzó a sujetar el mío reteniéndome en seco.
— Lo siento, no quise decir eso — se excusó casi demasiado rápido. — No, si quise decir eso — se corrigió como auto-reprochándose a sí mismo. — Perdón. Más bien.. no quise incomodarte.
¿Me había incomodado? No.. o bueno, no lo sabía.
Lo único que mi boba mente comprendía en ese instante era el hecho de que el lindo y amable chico que horas atrás había conocido, justo ahora estaba medio ebrio insinuándose a mi.
No era correcto, empezando porque ESTABA MEDIO EBRIO.
— Por favor, ignora que lo dije ¿si? — volvió a hablar, pidiéndome con ojos de perrito triste el que no me fuera. — Si quieres hagamos como que nunca pasó..
No lo dijo explícitamente pero entendí el punto.
Sip, no me quería dejar ir.
Lo pensé, vaya que lo hice.
— Vale — fue todo lo que salió de mi boca. Después me reacomodé en el sofá y el me soltó. De inmediato volví a poner distancia entre ambos. — No es nada, tranquilo. Probablemente la cerveza está hablando por ti.
— Si.. probablemente es eso.
Auch, no iba a negarlo, sabía que estaba ebrio, pero el que lo aceptara tan fácil me había lastimado un poco el ego.
— No te preocupes, lo entiendo, Eijiro.
By K.
— De acuerdo, ya es hora de volver a casa — declaré, acercándome lo más que pude hasta quedar frente a mi vecino y mi mejor amigo.
Había hecho un esfuerzo bestial por no ponerme de pie desde el minuto uno y no haberlos interrumpido antes.
Eran tan fáciles de leer que me daba asco.
Eijiro parecía decepcionado, mientras que Izuku se veía nervioso.
Maldito idiota.
Llevaban toda la estúpida noche flirteando y era imposible no darse cuenta cuando lo hacían en mis narices. Quería gritarles, más que eso, en realidad quería golpear a Eijiro y reclamarle a Izuku.
— ¿Katsuki? — mi vecino me observó con confusión al verme parado delante de sí cortándole su coqueteo.
— Genial, te sabes mi nombre. Ahora vámonos.
— Pero aún es muy temprano y...
— Kirishima, cállate. Pasan de las 3 am y mi madre me matará si lo llevo hasta que sea el puto amanecer.
— El sol sale hasta las seis aquí. Estás exagerand..
— Tampoco te iba a pedir a ti que nos llevaras — le corté molesto, intentado no perder del todo la poca paciencia que aún me quedaba. — ¿Cuántas cervezas llevas ya? ¿unas dieciséis? ¿dieciocho?. Puede que no me importe el que conduzcas ebrio cuando solo somos tú y yo, pero no pienso exponer a alguien más, no soy imbécil. Quédate a dormir aquí si quieres, no me importa. Sero me prestó su auto y me iré con Izuku. Nos vemos mañana.
— Oye, amigo..
— Nos vemos mañana, Kirishima. Deku, por favor ya levántate y vámonos.
El de pecas se limitó a hacerme caso, incorporarse de su asiento y asentir con la cabeza agachada cual cachorrito triste. Al final quedó justo a mi lado como un niño pequeño regañado por su madre, una señora treintona y amargada que le ha cortado la diversión y le ha dicho que se ha terminado su hora de jugar.
No rechistó y agradecí internamente que así fuera porque a decir verdad, no estaba del todo preparado para explicar el por qué era incorrecto seguir ahí si realmente no existía ningún motivo en específico.
— Fue todo un placer, Eijiro. Espero salir con ustedes de nuevo — dijo Izuku.
Quisieras.
— Igualmente, Izu. Probablemente estos días me de una o dos vueltas por la casa de Katsuki.
Tsk, consíguete una vida mejor.
— Adiooos — me di la tarea de zanjar su despedida antes de que se extendiera cincuenta años más.
Dios mío.. por poco y nacían mis bisnietos esperando a que ellos se dijeran hasta luego.
Sero estaba recostado sobre el sofá más pequeño. Lo había dejado desde hacia poco más de cinco minutos dormido en su totalidad.
Aunque sabía que se encontraba un tanto ebrio y prácticamente no podía hacer uso correcto de todas sus facultades mentales, igual no fue una limitante para mi el preguntarle antes de que cerrara sus ojos un "¿Me prestas tu auto y te lo devuelvo mañana?". El idiota gimoteó y lo tomé como un "Si, tómalo, querido amigo".
Ni siquiera me detuve a despedirme. Avancé sin detenerme ni un solo momento, siendo consiente que el de ojos verdes venía detrás mío también.
Las llaves del Impala de Hanta tintineaban en mis manos y yo no podía sentirme más frustrado con la vida.
Cuando mucho habían pasado unos cinco minutos desde que nos subimos al auto y comencé a conducir.
Izuku venía sentado en el lugar del copiloto, a mi lado, completamente en silencio.
Eso me molestaba.
¿Por qué con Eijiro si hablaba?
¿Por qué con Eijiro si podía llevarse bien?
Claro que me daba una idea de las respuestas, pero no era culpa mía el que no me recordara.
¿Por qué no lo hacía? ¿por qué era tan difícil?
Yo no iba a hablarle sin antes escuchar una disculpa de su parte.
Él se había ido, no yo. Él me había dejado.
Sabía que no había sido una buena idea llevarlo conmigo, creía que al menos tendríamos siquiera una oportunidad de hablar y conectar un poco, pero por supuesto que no imaginaba que Kirishima se llevaría lo que por derecho era mío; la atención de Deku.
Mi plan desde el inicio era alejarme de mi vecino, drogarme y beber un poco con Sero, Denki y Eijiro..
¿El resultado de la noche? Yo sin poder beber más de diez cervezas mientras que todo el rato escuchaba a quien menos quería coquetear con mi mejor amigo.
¿Cómo es que había terminado así?
Todo era culpa de mi madre. Gracias, mamá.
Estaba molesto, estaba decepcionado, pero era lo suficientemente inteligente para comprender que no era culpa ni de mi amigo ni de mi vecino, aún así, tampoco era mía, ¿entonces por qué era yo el único que debía aguantar los sentimientos negativos?
— Lamento si arruiné tu noche, Katsuki — sin aviso las palabras del de pecas me sacaron de mi ensoñación.
— ¿Ah? — pregunté, más que nada por acto reflejo.
— Por mi culpa no pudiste quedarte con tus amigos más tiempo y probablemente tampoco pudiste divertirte bien. Lo siento si fui una molestia. Procuraré decirle a tu madre que no la próxima vez.
Se escuchaba.. triste.
— No digas tonterías. Claro que me divertí — ~mentira. — Y bueno, la verdad es que no quería quedarme con ellos más tiempo. De hecho ya quería dejarlos y volver. Ya no los aguantaba — ~verdad.
— ¿En serio?
— Si, Sero no se sentía bien y bueno, tú me robaste a Eijiro, entonces.... digamos que estaba algo aburrido.
Mierda.
De inmediato me arrepentí de decir aquello.
Sonaba mal.
— Oh.. pues lamento eso también — Izuku bajó la vista al suelo, apenado.
— No te preocupes, no es nada. Ese idiota siempre es así — agregué rápidamente intentando componer lo que dije.
— ¿Como que siempre es así? — el de ojos verdes de nuevo alzó su vista dirigiéndola a mi. — ¿A qué te refieres? —
Tardé en responder. Tenía la oportunidad de decirle que mi amigo jugaba con los sentimientos de las mujeres y buscaba con quien pasar el rato a menudo, pero eso más que una completa mentira era caer muy bajo.
No podía..
— Pfff — suspiré. — Si, el siempre... intenta llevarse bien con todo el mundo — fue todo lo que me limité a decir. Era incapaz de inventar algo tan horrible de mi mejor amigo.
— Mmm..
Una parte de mi no quería hablarle, no quería ni voltearlo a ver pero otra deseaba, imploraba hacerlo, cruzar palabras, verlo directamente y abrazarlo con fuerza después de tanto tiempo lejos. Estúpidamente me guié por la más lógica y me limité a conducir sin dirigirle la palabra en todo lo que restó de camino. El ni siquiera me recordaba.
Aún estaba resentido por lo de diez años atrás.
Era patético el guardarle rencor por algo que había sucedido cuando teníamos no más de siete años, pero no podía controlarlo, así era yo, sencillamente alguien patético en ese aspecto.
Durante todo el trayecto ninguno de los dos dijo nada más. Ambos guardamos silencio, reduciendo todo el sonido dentro del automóvil.
Cuando llegamos a casa, después de estacionarnos en mi jardín iba a acompañarlo hasta la puerta de su hogar caminando - la verdad era que no quedaba lejos - sin embargo, él simplemente se limitó a agradecer y negó mi hospitalidad.
El de pecas se alejó tras despedirse.
No quise darle importancia, pero fue inútil. Todo lo relacionado con el me importaba más de lo que podía admitir. Lo odiaba por eso.
Sin pensarlo mucho yo me dirigí a mi puerta.
Estaba malditamente cansado.
=
‼️🐇 Nota:
Holaaa, ¿que les va pareciendo?
Haré lo posible para publicar el próximo capítulo mañana, será desde el punto de vista de Katsuki y contará lo que sucedió hace 10 años, cuando los 2 tenían 7 antes de que Izuku se mudara.
En fin, espero les esté gustando, les quiero mucho, lindo día ^^<3
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top