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El castigo para una promesa rota.
(Advertencia ⚠️ Escenas 18+)
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Nico di Angelo Pov;
— Vas a perder.— Siseo la pelirroja de ojos verdes azulados afilados.
— Será mejor que vayas escogiendo como decorar nuestra habitación.— Me acercó hasta que nuestras narices se rozan y estoy luchando contra el impulso de besarla hasta enloquecer de deseo—Y si me tratas bonito, quizás considere dejar que traigas a tu gata gorda a nuestra casa.— Digo.
Kali hace una mueca, ofendida. Abraza a su gata obesa, naranja.
— No está gorda, es su pelaje de invierno.— Sisea la menor.
Cheeto ronronea en los brazos de la hija de Neptuno con amor.
— Estamos en verano.— Resoplo con burla, tiro una de las patitas de Cheeto y la gata se sacude molesta. Se baja de los brazos de su dueña y se va.— Me llevará a la quiebra alimentarla.
— En tus sueños Di Angelo.— Exclama la más baja, a la defensiva.
No entiendo su motivo para empezar esta apuesta, claro, además de evitar que intentemos comernos en cada sitio alejado, cabaña o baño con un mínimo de privacidad. Quiere que hablemos más y entiendo eso.
Lo demás no. Por qué nunca le niego nada, así que no entiendo que quiere de mí como para hacer está apuesta.
— ¿Y tú por qué quieres ganar?— Le cuestionó.—¿Qué quieres de mí?
Los ojos de Kali centellaron.
— Sabes lo que quiero.— Se puso de puntillas y beso la punta de mi nariz.
Genial. Yo estoy compitiendo para poder iniciar una vida juntos, y ella para poder darme una mamada.
Qué hermosa es la ironía.
— No harás eso. — No es que no quiera, la idea me fascina y me aterra en la misma proporción. —Es un insulto para ti, para el respeto que te tengo y para el lugar que ocupas en mi vida.— Kali frunce el ceño, se ve tan linda en pijama que me cuesta contenerme. La tomo de los hombros sin saber dónde poner mis manos.—Además eres demasiado orgullosa como para arrodillarte frente a mí.
La última vez que lo intento, Kali no pudo arrodillarse frente a mí. En realidad me dio un cabezazo.
— Primero. Eres un mojigato.—Resopla.— Segundo, eso será un problema, pero lo superaré.
— No puedes.— Soplo con fuerza apartando su cabello de su rostro. Me acercó hasta rozar sus labios rosados con los míos—Cómo no podrás evitar resistirte a mis encantos.— Kali hace él amagó de morderme y me apartó riendo. A veces olvidó que muerde.
— Allí está otra razón por la que no te dejo poner la boca en ciertas partes de mi cuerpo.— Digo sobando mis labios.
— Vete a la mierda.—Exclama la pelirroja mientras retrocede sin dejar de mirarme.—Ser descendiente de Afrodita no me pone en desventaja y tú caerás hijo de Hades.— Sale por la ventana como un gato escurridizo y sé que no podrá soportarlo más días.
No puedo evitar reírme.
Por qué Kali es la persona más caliente que conozco. Y siento que está a punto de explotar, pobrecita.
Kali Guardalupe Reyes Pov;
Fui a mi cabaña, tomo un baño helado, casi son cubos de hielo para dejar de pensar en Nico. Me visto con la camisa naranja del campamento y unos shorts jeans azules. No me quedo allí, por qué tengo demasiados y muy vividos recuerdos de Nico y yo allí.
Así que me dirijo rápidamente a la cabaña de la diosa del amor.
Necesitaba un consejo.
— Me estoy acostado con Nico di Angelo desde hace meses.—Toda la cabaña de afrodita jadeo sorprendida y aspiro aire de forma dramática.— Somos novios. —Lance la siguiente bomba y todos los presentes se les desencajó la mandíbula.— Y le pedí un tiempo.— Gruño— ¡Pero ahora tengo una molesta comezón que solo él puede rascar! ¡Necesito su ayuda por qué y estoy enloqueciendo!
Jadeo con la respiración agitada. Y todos en la cabaña se quedan mudos.
Sarah es la primera en reaccionar.
— Cuéntanos todo— Exige.—Y exagera.— Pide la asiática.
Nunca se había escuchados tantos gritos en la cabaña de Afrodita. Fue tan fuerte y escandaloso que Quiron vino unas tres o cuarto veces para ver a si todo estaba bien. Les gustó mucho la anécdota de la iglesia, demasiado.
—Eres nieta de Afrodita.— Sarah peina mi cabello con un cepillo rosa de princesa.—No puedes dejar que ese Dóberman con pedigrí te venza en el juego de la seducción— Resopla con molestia, ofendida y jala mi cabello— Para el que literalmente estás hecha.
— Pero soy débil…—Me quejo y todos me apoyan.— Y creo que solo herede la parte de horny de Afrodita.
— Mañana se irá a las Vegas para la despedida de soltero — Me recuerda Piper con firmeza, quien no parecía tan escandalizada con el hecho de que estuviera jugando a la casita con Nico. Él era el papá y yo la mamá. Me mira—Y nosotros a Hawái, solo tienes que resistir esta noche.— Exclama.
— Quizás no deberíamos dormir juntos, así no caeré en la tentación.— Susurro apenada y decaída.
Realmente quería ganar. Solo por odio perder. Cómo cuando perdí mi virginidad y me puse mal, por qué no me gusta perder. Y Nico me compró un helado para hacerme sentir bien.
— ¡Eso te hará ver débil! ¡Aprieta los dientes y supéralo!—Chilla Kevin.
— No entiendes. Es difícil resistirse cuando amas a alguien.— Me quejó.
— ¡Dice que lo ama!— Chillo Drew.
— ¡Waaaaaah...!— Gritaron todos a la vez, encantados por mis palabras.
—¡Basta!— Digo avergonzada.— ¡Quiero ganar! ¡Y ese perro no cae en ninguno de mis trucos!
— ¿Te gusta la lencería? ¿O eres muy orgullosa para ponerte encajé?— Dice Marilyn antes de llevarse un bombón de chocolate a la boca.— Y te gusta bailar, ¿No? Usa tus talentos.
Todos se giran para mirarme.
— ¿No querías ser stripper?— Preguntan todos a la vez.
Nico di Angelo Pov.
—¿Viniste para rendirte?— Pregunto en un tono burlón y malicioso.
Kali hace una mueca de disgusto.
— Vine a dormir contigo, somos pareja ¿No?— Me cuestiona.
— Claro, si crees que puedes resistirte.— Me burló, pero la pelirroja cobriza me aparta y entra a la cabaña. Toma la silla en mi escritorio y la jala hacia el centro de la habitación.—¿Qué es esto?— Le cuestionó confundido.
Kali siempre hace cosas raras. Pero nunca había hecho algo como esto.
Ella se acerca, toma mi mano y me jala hacia el centro de la habitación. Toma los bordes de mi camisa y me pide que alce los brazos. Lo hago.
Me quita la camisa y la tira al suelo.
— Siéntate.— Pide. Su voz es demasiado demandante.
— No…— Alzó una ceja, dudoso.
— Por favor.— Súplica y me veo obligado a ceder cuando la pelirroja vate sus largas pestañas.— Gracias.
La pelirroja se para frente a mí a unos pasos de distancia. Giró ligeramente la cabeza y la miro confundido.
— ¿Qué haces?— Le cuestionó.
Kali toma los bordes de su enorme sudadera que suele usar como pijama y se la quita. Literalmente se me corta la respiración al verla, y mi corazón se acelera. Su cuerpo de piel dorada está adornado por un conjunto de lencería de color rojo hecho de encaje que no deja nada a la imaginación, puedo ver sus pezones a través de la escasa tela y sus muslos apretados por medias altas de color negro. Siento la necesidad de arrojarle dinero y tomarle fotos.
Sonrió de forma forzada, intentado que no note lo mucho que me afecta.
—Tratas de hacerme reaccionar con… ¿Lencería?— Le cuestionó con la voz ronca y profunda por la lujuria.
—Seguro verás bonitas bailarinas en las Vegas.—Explica.—Solo pensé que sería bueno que recordarte que tienes una aquí, en casa.— Agrega.
Y no sé dónde mirar, sus pechos abultados por el corset, muslos, piernas, clavículas o vientre.
— El campamento mestizo no es mi casa, kali.— Murmuro, observando con atención cada curva, cada pedazo de piel expuesto y siento una sensación de hormigueo debajo mi piel.—Quizás para ti, pero— Ella me interrumpe.
— Hablo de mí.— Asegura con firmeza.—Dónde yo esté es tu casa.
— Es una…—Le hago una seña para qué se acerque a mí, pero ella niega de forma juguetona con la cabeza, sonriendo. —Afirmación muy fuerte, ¿Cómo estás tan segura?— Le cuestiono tenso, sin apartar los ojos de su mirada verdosa.
Se inclina y toma su teléfono del bolsillo de su sudadera en el piso.
— Por qué siempre te arrastras de vuelta a mí.— Me mira de reojo con una sonrisa.—No importa con cuántas salieras a lo largo de los años, siempre volvías a dónde yo estuviera.—Sus ojos se desvían a la pantalla de forma pensativa.—¿Qué canción te gusta?
No. No voy a perder en esto.
Voy a negarme.
Y le diré que duerma hoy en su cabaña para evitar la tentación.
— Cualquiera está bien.— Susurro con la voz entrecortada.
Es más fácil decirlo que hacerlo. Soy un hombre débil, más aún cuando se sirve en bandeja de plata para mí
La música empieza a sonar, pero no le presto atención a la letra. Eso es lo de menos, el ritmo es lento y sensual.
Perfecto para un baile de regazo.
Es fácil olvidarse del resto de la habitación cuando Kali se acerca sonriendo y se coloca detrás de mí.
Sus manos suaves empiezan en mis hombros y descienden por mi pecho y mis abdominales, hasta que se inclina lo suficiente para que su cabeza quede a la altura de la mía. Pienso que va a besarme, pero me pellizca la mejilla y se ríe ligeramente, y en ese momento sé que esto va a ser la mejor tortura.
Se coloca delante de mí y empieza a mover lentamente las caderas al ritmo de la música. Me abre un poco más las rodillas, se coloca entre ellas, se gira y desciende sobre mí.
Treinta segundos con el trasero de Kali frotándose contra mi polla pasan en un instante. Su espalda está a ras de mi pecho desnudo, el olor a cereza y miel llega a la nariz mientras su pelo se agita. Empiezo a recitar presidentes muertos en mi cabeza, pero es inútil.
Sus caderas cambian de ritmo y su cuerpo vibra mientras se ríe y me mira. Sí, definitivamente, siente mi pene duro clavándose en su trasero. Aguanto la respiración. Tengo los nudillos blancos de tanto agarrarme al asiento de la silla; parece que ni siquiera necesito tocarla.
Se separa de mí y no tengo que preocuparme por mucho tiempo de que todo el mundo vea mi erección, porque se da la vuelta y vuelve a sentarse en mi regazo, a horcajadas sobre mí. Esto es peor, mucho, mucho, peor. Peor en el mejor de los sentidos. Porque está buenísima y ahora puedo verle la cara mientras me aprieta, totalmente orgullosa de sí misma.
—Puedes tocarme —Susurra, con los ojos oscuros por el deseo.
«George Washington, John Adams, Thomas Jefferson…»
Mis manos agarran sus caderas mientras ella sigue moviéndose.
Apenas puedo respirar.
Mis pulgares rozan suavemente una franja de piel expuesta entre el corset y sus bragas. Sus manos se hunden en mi pelo y sus pechos me presionan mientras acerca su cara a la mía.
Y cuando creo que su boca va a aliviar el terrible ardor de mi cuerpo. No lo hace. Se aparta y se arrodilla frente a mí. Todo en mi cuerpo se contrae y se tensa al mismo tiempo, mis ojos se abren por completo y trago saliva.
Simplemente, no puedo creer que esté haciendo esto. Siento que mi cuerpo está a punto de entrar en combustión espontánea cuando la pelirroja apoya su mejilla dócilmente en mi muslo sin apartar sus ojos de los míos. Mi piel se eriza por completo y mi boca se llena de saliva, agitado, entrecierro los ojos por el ardor en mis mejillas y el calor intenso que emanan a mi alrededor.
La música acaba finalmente y la cabaña queda en silencio, tan solo sé escuchándose el sonido de nuestras respiraciones agitadas y profundas.
— Solo tienes que pedirlo y esto se acabará.— Susurra la pelirroja.
Maldición.
(...)
—No hagas nada raro en la despedida de soltero.—Mi novia me abraza por la espalda, su cuerpo suave contra el mío es todo lo que necesito. Sé que es raro, pero quiero morderla. Aunque descarto la idea, por qué quedamos en no dejar marcas visibles. Claro, para mantener las cosas secretas.—Solo quiero dejar en claro que Leo me tiene más miedo a mí que a ti y me dirá las babosadas que hagas.
Sonrió ante sus celos, la miro a través del espejo fruncir el ceño.
Cuando Kali arruga la nariz y las cejas de esa forma parece un gato enojado.
— ¿Piensas que voy a ponerte el cuerno?— Pregunto burlón.
Nunca lo haría.
Prefiero cortarme un brazo antes que hacer algo que pueda lastimarla.
— Tch, como si fueras a encontrar algo mejor que yo.—Resopla en un tono despreocupado, pero se nota que está molesta.—Diviértete. Y cuando hables con Percy, asegúrate de estar lejos de una fuente de agua.
— Lo tendré en cuenta.—Tomo una de sus manos y la beso. Al hacerlo puedo jurar que sus ojos brillan—Uh, tus ojos son realmente hermosos.
— Gracias.—Se pone de puntillas para besar mi hombro.—Diviértete.
— Te voy a extrañar.— Me giró para abrazarla y besarla en la mejilla.
— Solo serán dos días.— Se burla.
— Lo sé, es horrible.— Me quejó abiertamente.— Dormir en el mismo cuarto con Percy, Jason, Leo y Frank me va a matar del coraje.— Resoplo.
— Pobrecito.— Se pone de puntillas y me besa la mejilla.— Suerte.
—Espero tenerla.
(...)
No estoy bien. Desde que subí al auto tengo un nudo en la garganta.
Antes no me sentía culpable. Solo un poco, pero ahora viendo a Percy tan feliz y cómodo, me siento como el peor amigo del universo por ocultar mi relación con su hermana.
Y eso no sería un problema tan grande si Kali no fuera más una hija para Percy que una hermana.
—Percy necesito hablar contigo.— Pido nuevamente entre el bullicio de la gente y la música fuerte.
—No te pongas serio— Dice entre risas, y me da palmadas en el hombro.— Estamos en mi despedida de soltero—Exclama con emoción, feliz.
Oh, no.
Estoy sintiendo el peso de la culpa.
—Necesito que sepas antes de la boda, sin sorpresas.— Le explicó.
Percy se ríe, medio borracho. Estamos en un casino, jugando por diversión y bebiendo cocteles con mucha azúcar.
—Soy todo oídos.— Asegura.
Decido ser rápido y contundente.
—Kali y yo estamos saliendo.
Percy me mira en silencio por unos minutos en los que empiezo a sudar como loco, se me acelera el corazón y me tiemblan las manos. Es como si mi cuerpo estuviera listo para huir.
Entonces se ríe.
Se ríe a carcajadas y yo siento que me escapa el alma por la boca.
—Pss… Y yo soy hijo de Zeus, deja de jugar y vamos a alcoholizarnos.— Pasa su brazo por mi hombro y me arrastra con él hacia el resto de chicos, pues lo había apartado para hablar con él.
Se me baja el azúcar y la presión de golpe. ¿Esto es una broma?
Intento hablar con en distintas ocasiones, intentar que me crea, pero Percy solo se ríe y me ignora. Esto empieza a hacerme sentirme frustrado y ofendido.
La música.
Las luces.
El sonido de la gente.
No puedo pensar con claridad.
Entiendo que sea difícil de creer para él al principio, pero vamos…
No es tan loco que estemos juntos, ¿Verdad? Tenemos mucho en común.
Es casi natural que nos hayamos enamorado. No soy tan malo.
Y le gustó a Kali.
¡Yo!
—¡Estoy hablando en serio! ¡Kali y yo somos novios!— Exclamó frustrado.
Percy rueda los ojos, cansado.
Ya está tan borracho que arrastra las palabras. Hace una hora lloro un poco por qué Annabeth no lo dejo traerse a Zoe en una cangurera o fular, es solo un pedazo de tela de color azul. Hizo sonidos de ballena triste y lo superó.
No. No lo superó.
Solo se tranquilizó cuando hizo una videollamada con su prometida y su bebé. Parece que trata de divertirse, pero se ve un poco deprimido.
— ¿Tú y Kali se pusieron de acuerdo para jugarme una broma antes de la boda?— Exhala fastidiado.—Bien, no voy a caer esta vez, aprendí la lección con la enfermedad de los peces locos.— Dice sentencioso, fastidiado.
— Ah
Me ignora y se acerca a la Camarena para pedir una piña colada.
No lo puedo creer.
Lo persigo por todo el casino durante horas tratando de que me hable, pero Percy ignora todo lo que digo.
— Jackson, entiéndelo de una vez «estamos saliendo» no es una broma, estoy siendo sincero contigo.— Digo insistente, jalando su blazer.
Percy exhala con fuerza, se nota que está harto de mi insistencia. Está muy borracho, y solo piensa en pasárselo bien y jugar con las maquinitas.
—¿Otra vez con eso?— Exclama.
—¿Por qué crees que estoy mintiendo?— Le cuestiono.
—Tch, Kali no saldría contigo, le gustan las chicas. Y está obsesionada con los pechos.— Asegura Percy y mis ojos se abren por completo.—Además, le gustan los rubios y tú, bueno, tienes salud.— Me indica el hijo de Poseidón, mirándome de forma despectiva de arriba abajo y yo jadeo ofendido.
Parpadeó incrédulo.
—¿Disculpa?
Yo le gustó a Kali. Es mi novia. Ella dijo que le gusta mi apariencia.
¿Debería teñirme? No es como si lo fuera hacer, pero ¿Me vería mal de rubio? Le preguntaré a Kali después.
—Percy, quizás deberías escuchar a Nico.— Pide Jason, preocupado.
— Jason, ¿Tú también?— Pregunta un tanto sorprendido e incrédulo.
—¡La negación es un río en Egipto!— Grita leo levantándose de golpe de la mesa.— ¡Este perro mañoso se acuesta con Kali desde hace como medio año!—Me acusa a toda voz, señalándome con un dedo acusador. Se me cae la mandíbula—¡Y me hicieron prometer no decirlo por la laguna estigia, pero ya lo hice! ¡Adelante universo!—Grito el moreno de forma dramática, cerro los ojos y alzó ambos brazos hacia el techo de cristal. Esperando el golpe.
Como si estuviera preparado para que un rayo lo fulminara, pero no pasó.
Este hijo de… Hubiera querido que lo atravesará un rayo ahora mismo.
— ¡Maldito, boca suelta!—Chillo enojado. Si la promesa por la laguna Estigio no le hace nada, entonces que alguien más lo golpee— ¡Frank! ¡Este perro sarnoso está saliendo con mi hermana en secreto! ¡Desde hace tres meses! ¡Pégale!— Grito enojado.
Frank abre los ojos por completo y gira su rostro hacia el moreno.
—¿En serio?—Le cuestiona incrédulo.
Leo toma un camarón de su cóctel y se lo come de golpe. Ignorando al chico.
— Bueno, si lo dice así suena muy mal.— Balbucea entre risas, sonríe apenas y le tiende su coctel. Nervioso y culpable—¿Quieres camarón?
—¿Estás durmiendo con mi hermana?
Toda mi sangre se congela dentro de mis venas, y empezó a sudar. Giró mi cabeza hacia el lugar proveniente de la voz y veo a Percy bastante sobrio y lucido. Y muy enojado. Furioso.
Sus ojos verdes brillan y tiene las venas brotadas. Parece loco.
—¿Q-qué?— Digo entre risas nerviosas, retrocediendo.
Alejándome por mi propia seguridad.
—¡¿Te acuestas con mi hermana?! ¿¡Desde que ella tenía 16!? —Percy empieza a seguirme, pongo una mesa entre nosotros por qué mi instinto de supervivencia es más fuerte que yo.—¡Es solo una niña! ¡Por los Dioses…! ¡Maldito inconsciente!
— Ah, uh… —Trata de alcanzarme, pero sigo colocando muebles entre nosotros.—Bueno si lo dices así, no suena romántico.— Me excuso.
Jason trata de calmar a Percy, pero está demasiado enojado como para prestarle atención a sus argumentos.
— ¿¡Cómo pudiste!?— Me grita y empezamos a llamar la atención de los demás.—¡Pensé que éramos amigos! ¡Maldito bastardo!
— Chicos…— Los llamo Frank.
—¡Si somos amigos! ¡Te di palmadas en la espalda cuando vomitaste en la fiesta de Hazel!— Le recuerdo.
Percy grita de la pura frustración y enojo haciendo que las tuberías en las paredes y debajo de nosotros estallen. La gente grita y trata de escapar. Tira la mesa que ponía distancia entre los dos, así que no tuve más opciones que huir rápidamente. Correr lejos de él.
Por qué primero, Percy está loco y está muy molesto ahora mismo.
Segundo, si empezamos una pelea, ahora mismo ninguno de los dos saldrá bien parado.
Tercero y el más grave desde mi perspectiva. Si lastimo a Percy antes de la boda, Kali se molestará conmigo.
Y ya ha sido suficiente castigo pasar una semana sin apenas tocarla.
— Creo que Leo se está hinchando— Informa Frank mientras se comía el cóctel de camarones.— Está todo rojo, y… Se desmayó.— Siguió comiendo.
— ¡Eres la persona más idiota y traidora que he conocido!— Gruñe y cuando me alcanza toma del cuello de la camisa y me jala— ¿¡Cómo tienes la audacia de decir que somos amigos cuando corrompiste a mi hermanita!
—Por eso ella no quería que te dijera, sabía qué reaccionarias mal.—Tomo su muñeca, tratando de deshacer su agarre de mi camisa.— ¡Suéltame!
— Voy a llamar una ambulancia.— Opino Frank, sacando su teléfono.
—¡Te voy a matar!— Alzó el puño, pero Jason lo tomo de la muñeca y lo retuvo con esfuerzo, pero como Percy no me soltó, Jason literalmente tuvo que abrazarlo, como una camisa de fuerza humana para contenerlo.
— ¡Espera Bro! ¡No golpees a mi bebé!— Dijo Jason con esfuerzo.
— ¡Kali es solo una niña!— Percy intento sacarse de encima a Jason, pero le era imposible hacerlo.
— Ella ya no es una niña.— Exclamó. Sé que es duro para él, pero tiene que aceptar la realidad.—Y es mejor que haga estás cosas conmigo que con algún tipejo mimado de la legión.
Creo que veo el momento exacto en el que Percy Jackson pierde la cabeza.
Se saca a Jason de encima y al instante su puño se estrella contra mi rostro.
Ya sabía que Percy era fuerte, es el héroe del Olimpo. Pero no pensé que tanto, literalmente estuve a punto de perder la conciencia, todo se volvió oscuro y empezó a girar. Me sostuve de la pared hasta que todo se aclaró.
Cuando mi visión se aclaró, vi a Percy viniendo hacia mí como un lunático.
Esto va a doler.
(...)
La única razón por la que el héroe del Olimpo dejo de golpearme fue porque llego la policía y nos separó.
Y una ambulancia se llevó a Leo, pero el está bien, Frank se fue con él.
Nos pusimos en celdas separadas para que no empezáramos una pelea. Jason y Percy estaban en la celda de al lado con un montón de gente vestida como animales y borrachos y yo con un par de drag-queens escandalosas que me ofrecieron pomadas para mis golpes, fueron muy amables en realidad.
— Percy.
— Cállate. Estás muerto.
Pondría los ojos en blanco, pero me duele mucho el rostro.
— La amó.— Le digo con sinceridad y él no me responde.— Y ella también me quiere, no veo el problema en eso.
— El problema es que es mi hermanita y tú un mal amigo. Y por lo que sé también un mal novio.— Responde agresivamente.
— Es diferente. Es diferente con ella.— Trato de explicarle.— Realmente la quiero y solo deseo hacerla feliz.
No me responde, solo se queda en silencio por unos minutos.
Lo miro de reojo, está cabizbajo y se ve realmente frustrado y molesto.
—¿No me hablas por qué estoy muerto?
Percy suspira profundamente.
— No podría matarte— Admite.— Kali se molestaría conmigo.— Agrega.
— No te pido que te guste, solo que lo aceptes.— Le indicó resignado.— Y tú puedes ir y decirle que soy malo para ella, y si me termina, entonces todo habrá acabado.— Exclamó tenso.
Percy chasquea su lengua.
— No haré eso.— Aclara, pero no quiere ni mirarme. Y sé que necesita tiempo para digerir todo lo que ahora sabe— Esto no te lo voy a perdonar nunca di Ángelo, pero lo soportaré por Kali.— Resopla enfadado.
(...)
Kali Guardalupe Reyes Pov:
La boda se celebra en una bonita playa alejada de la gente en Hawái, había decorado todo de color azul, blanco y gris, había un arco hecho de columnas grietas antiguas y flores en la arena realmente precioso. Todos los invitados ya estaban allí, era una rara mezcla de dioses, magos y nórdicos.
Amigos que habían hecho en el camino de su gran viaje.
La señora Sally estaba en primera fila con su esposo, y Estelle estaba con la novia vistiendo de forma encantadora para lanzar flores en su camino en el momento de su gran entrada.
Las damas de honor, dónde me incluyo estábamos en el altar.
Esperando que llegara el novio y sus padrinos. Quienes se estaba tardando más de lo esperado, los invitados se empezaban a agitar por ese hecho.
Finalmente, los vimos llegar corriendo a la boda, uno de tras del otro como soldaditos. Suspiré.
Aliviada.
Me alivio ver qué todos llevaban puestos sus trajes. Percy se veía bien, tenía una gran sonrisa en el rostro y se veía relajado, luciendo increíble en su traje negro con corbata azul. Casi se me salen las lágrimas al verlo, cosa que no pasó cuando vi a la persona que venía detrás de él para tomar su lugar a su costado; Jason Grace todo golpeando, y pude escuchar el jadeo de sorpresa de Piper detrás de mí.
Luego Grover, quien se suponía que no podía asistir, pero estaba aquí con un aspecto inmaculado. Note que el asiático se salió de la formación para dejar a Leo en un asiento libre y luego se puso al costado de Grover. Leo se parecía un poco a mí luego de comer por accidente algo con fresas.
Entonces lo vi.
Literalmente se me cayó el ramo e las manos al ver a Nico todo golpeado y magullado, su ojo izquierdo estaba morado y tenía un aspecto doloroso, con una raspadura en la mejilla que parecía hecha con un rallador y labios rotos, y estaba segura de que debía tener moretones debajo de la ropa.
Nico no parecía realmente molesto, ni escandalizado. Solo tomo su lugar.
Cosa que no pasaba con las damas de honor, que estábamos realmente descolocadas y perturbadas.
La música empezó y tuve que recoger rápidamente el ramo de flores del piso para volver a mi posición junto a las demás damas vestidas de gris claro.
La ceremonia fue preciosa. Hera y Poseidón se pelearon un momento para ver quien casaba a los novios, al final tuvieron que hacerlo los dos. Annabeth se veía feliz, Percy se veía aún más feliz. Y Zoe se comportó de forma perfecta en los brazos de su abuela, aunque parecía hambrienta.
Cuando las formalidades se acabaron y empezó la recepción todo se animó.
Me acerqué de forma cautelosa al hijo de Hades quien estaba sentado con un par de lentes de sol puestos. Por unos segundos pensé que estaba dormido, pero giró su cabeza en mi dirección en cuanto sintió mi presencia.
— Hola.— Tanteo.— ¿Estás molesto conmigo? ¿Me vas a dejar?— Susurro.
Nico baja los lentes a la altura del puente de su nariz. Se me encogió el corazón al verlo tan golpeado.
— Kali ya esperé 4 años por ti, y tu hermano me uso de saco de boxeo.—Volvió a subir los lentes.—No pienso rendirme ahora. Ya te dije que me iba a quedar contigo.— Exhaló ofendido.
— Lamento que Percy te golpeará.—Susurro apenada y triste.— Aunque lo esperaba…— Agrego con obviedad.
— ¿Entonces ya somos pareja públicamente?—Pregunta de la nada y yo me sobresalto enseguida.
— Si.—Balbuceo, algo nerviosa.—Pareja pública.— Repito.
Nico me toma de la cintura y tira hacia abajo, haciéndome caer sentada en su regazo. Aparta los lentes de sol y presiona sus labios contra los míos.
Frente a todo el mundo.
— Maldición.— Gruñe contra mis labios adolorido y se aleja.
— Mejor después. — Digo entre suaves risas de alegría, dándole palmadas en los hombros.
El resto de la fiesta Nico permanece con una bolsa de hielo en el ojo. Por lo que sé, Percy le había prohibido usar néctar o Ambrosía para que pudiera sentir el mismo dolor de la traición que él. Me pareció un poco exagerado en realidad, pero Nico no estaba en posición de quejarse y acepto.
Estuve sentada a su lado la mayor parte del tiempo, hasta que me dio sed y fui a la barra por jugo. Por qué no me apetecía el alcohol, ni ponerme borracha y hacer un escándalo en la boda de Annabeth y mi hermano.
Allí me encontré a Sadie, quien estaba haciendo lo mismo que yo. Solo que ella sí pidió una bebida alcohólica.
Sadie es mi chica perfecta.
Adoro hablar con ella, aunque soy socialmente torpe de media, no puedo evitar ser comunicativa cuando estoy a su alrededor. Nos encontramos en la barra y empezamos a charlar por qué no nos habíamos visto hace tiempo.
Tiene una sonrisa y ojos bonitos.
Aunque ahora que la veo bien se parece un poco a Zoe. Turbio.
Además, creo que tiene novio, y yo también tengo novio.
—¿Quieres bailar?
—¡Sí! — Exclamó con fuerza. Me tomo el resto de mi bebida de un trago.— Vamos.— Digo con emoción.
Sadie suelta una pequeña risa y baja del taburete para dirigirse a la pista de baile con los demás. Me bajo del mío y justo cuando estoy a punto de seguirla como un cachorro feliz mi cara golpea una pared de músculo de metro 80. Alzó la cara y me encuentro con unos lentes de sol oscuros.
Mierda, ¡Mierda…!
Una sonrisa nerviosa cruza mi rostro.
—Oh, cariñito…— Balbuceó.— Q-que, que bueno verte— Digo entre risas, llevando un mechón de mi cabello pelirrojo cobrizo tras mi oreja.
No estoy segura de poder clasificar lo que estoy haciendo como caminar porque mis pies no siempre tocan el suelo. El hijo del dios Hades está, muy amablemente, arrastrándome a través de la multitud, pero no me ha dicho adónde vamos. No ha dicho nada.
Incluso en su ira, su agarre en mi muñeca todavía es tierno, y está usando su cuerpo como un escudo humano mientras se abre paso a través del mar de invitados que bailando en la pista con alegría.
Entramos a lujoso hotel, y nos dirige a los últimos baños, dónde no circula la gente. Se detiene y me mira.
—Entra.
He visto y escuchado la suficiente cantidad de documentales y pódcast para saber que aquí es donde me asesina y estaré en los pódcast de crímenes reales para siempre.
Me cruzo de brazos, sacudiendo la cabeza una y otra vez.
—Oblígame.
Nico alza una ceja.
—Bien.
Estoy boca abajo sobre su hombro antes de haber tenido la oportunidad de pensar en mis últimas palabras. Todo está al revés de pronto.
Atraviesa una puerta, luego otra puerta, antes de finalmente volver a ponerme sobre mis pies. Miro a mi alrededor mientras el pelinegro cierra la puerta, rápidamente me doy cuenta de que estamos dentro de un baño.
—¿No te gusta orinar solo? Podrías haberme preguntado amablemente.— Me burló nerviosamente.
—Te dije que no hablaras con ella.
Me encanta meterme debajo de su piel; entiendo por qué los muchachos lo hacen, es muy fácil y satisfactorio.
—Me gusta ese encantó de mago, disfruto conversar con ella. Es interesante.— Me excuso. Burlona.
Nico camina hacia mí y con cada paso que da hacia adelante, doy uno hacia atrás hasta que mi espalda golpea la pared. Se quita los lentes y los guarda en uno de los bolsillos de su saco.
La emoción comienza a acumularse mientras me concentro en su rostro que me mira furioso y por alguna razón masoquista, no hay ningún lugar más emocionado que el lugar entre mis piernas que está palpitando. Una mano se posa a cada lado de mi cabeza y se inclina hasta el nivel de mis ojos. Está muy golpeado, tiene una raspadura en la mejilla, un ojo morado y el labio roto. Dioses.
Percy le dio una paliza. Maldición. Seré buena con el apartir de ahora.
Y de pronto toda esa frustración sexual que acumulamos la semana anterior explota y me hace sentir mariposas en el estómago.
—Quítate el vestido o te la arrancaré del cuerpo. — Dijo con voz ronca.
Nunca había visto sus ojos ónix tan oscuros y densos como ahora.
—Pareces enojado, Nico —bromeo, pasando mi dedo arriba y abajo de su corbata de seda de color azul.
Con su cara a un centímetro de la mía, me inclino hacia él y froto mi nariz contra la suya con dulzura.
Disfrutando de cómo su respiración se ralentiza cuando susurro—. Creo que necesitas encontrar una manera de canalizar tu ira en algo gratificante.
—Estoy tan malditamente enojado contigo, Kali—dice con voz áspera, capturando mi boca con la suya.
Me levanta, presionándome con fuerza contra la pared, y si no estaba empapada antes, ahora lo estoy. No sé en qué concentrarme mientras sus manos recorren mi cuerpo y sus caderas se presionan contra mí.
Nico está encontrando esto tan excitante como yo. Está duro, su erección tirando de la cremallera de sus pantalones, y cuando muevo mis caderas, un gemido retumba en su garganta. Se supone que debo tener la ventaja en esta situación. No es así, ni siquiera un poco. Estoy necesitada y desesperada, gimiendo cuando sus dientes raspan mi pulso palpitante.
—Última oportunidad, cariño. ¿Vas a dejar de hacerle ojitos a Sadie Kane?— Una de sus manos se aferra a uno de los extremos de mis bragas y la jala hasta que escucho la tela desgarrarse.
Literalmente gimo cuando eso pasa.
—Pero es mi amiga y me gusta su cabello rubio…
No puedo terminar de incitarlo porque me clava toda la maldita cosa con un fuerte empujón, robando cada molécula de oxígeno de mis pulmones cuando jadeo. Los dedos del pelinegro se hunden en mis nalgas, usando su agarre para follarme aún más fuerte y duro, y todo lo que puedo hacer es aferrarme a él por mi vida.
Cada embestida es tan deliciosa y tan punitiva como la anterior.
El sonido de la piel golpeando hace eco a nuestro alrededor, y sus dientes se hunden en mi labio mientras gruñe y gime, empujándome más fuerte contra la pared. El orgasmo surge de la nada y me golpea como un tren de carga, pero él no se detiene; ni siquiera reduce la velocidad.
Nico me deja gimotear en su pecho y arañarar sus hombros a traves de la ropa, y cuando finalmente dejo de tener espasmos, su brazo se engancha debajo de una pierna y la sube hasta su hombro, luego repite en el otro lado. Me ha doblado, soportando todo mi peso en sus dos manos. Mi cuerpo es muy flexible y él es fuerte y grande.
—Qué coño tan apretado, Kali. Todo para mí —jadea contra mi boca—. ¿Crees que puedes meterte debajo de mi piel, mhmm? ¿Crees que no veo el jueguito que estás jugando? Es mi pene sobre el que te corres. Incluso si quieres coquetear con esa niñita para molestarme— Mis ojos se llenan de lágrimas y se me escapa un gritico.—… Es mi nombre el que gritas.—Cada palabra me hace agarrarlo con más fuerza, el ángulo, la frustración, el control, me está destruyendo.
Estoy corcoveando y moviéndome contra él. Cada célula de mi cuerpo está apretada y lista para que él me haga desintegrarme. Estoy tratando de contenerme, no darle la satisfacción de pensar que su pequeño discurso tiene algún impacto en mí, pero luego gime mi nombre en mi cuello, y es tan malditamente erótico que todo mi cuerpo me traiciona. Te juro que estoy viendo estrellas. Mi cuerpo se tensa y se derrite y luego estalla en llamas porque se siente tan malditamente bien, ni siquiera sé lo que estoy sintiendo. Creo que estoy llorando.
Sus embestidas se vuelven más descuidadas, gime más fuerte, y cuando su boca choca contra la mía, se desacelera, estremeciéndose y maldiciendo mientras palpita dentro de mí, derramándose dentro de mí. Su frente cae sobre la mía, y me suelta las piernas, bajándome de nuevo sobre mis muy, muy tambaleantes piernas. Nuestra respiración es trabajosa, sus labios presionan mi frente e inhala.
—Me gusta tu vestido de dama de honor.— Dice sin aliento
—Mmm.—Ni siquiera es una respuesta, no son palabras.
Es solo un ruido vago que suena un poco como un reconocimiento.
No estaba bromeando cuando me preguntó lo de no poder caminar derecho al día siguiente, pero no dijo nada acerca de volverme incapaz de formular palabras. El brazo de Nico está envuelto con fuerza alrededor de mi cintura, y cuando lo miro, el hijo de Hades tiene una molesta sonrisa de suficiencia y burla en su rostro.
Huelo a sexo y mi cabello está desordenado, pero no me importa. Traté de arreglarlo frente al espejo, pero después de un par de minutos de tratar de pasar mis dedos por él, me rendí completamente a la idea de dejar de verme como si un ciclón hubiera chocado contra mí.
Volvemos a la fiesta 20 minutos después, y apenas puedo caminar.
Voy a la mesa de las hijas de Afrodita. Solo fueron invitadas las veteranas.
—¿Cómo te fue con Nico?— Pregunta Sarah con curiosidad.
— Bien, creo. — Me siento muy lentamente, sintiendo ese extraño ardor entre las piernas.—Ya no tengo bragas ni dignidad.— Resoplo.
— Bueno, al menos ninguno de los dos perdió.— Opino Piper.
— No. Él ganó.—Niego con la cabeza y me recuesto de la silla. Cansada.—El día antes de que se fuera me rendí— Les confesé y todas me abuchearon como una turba.—Incluso suplique, pero él es un «Hombre de palabra» o algo así y quiso cumplir lo acordado esperando hasta hoy.— Suspiró.—Así que básicamente perdí hace como dos días.— Admito con un tono decaído.
— Lo siento, chica.— Marilyn me sobo el hombro, hija de afrodita.—Aun así sigues siendo una de nuestras mejores guerras.— Me recordó la morena.
— ¿Me ayudan a redecorar? El lugar es grande y bonito, encantó clásico de los 60.— Pregunto y la verdad es que ya me había resignado a irme a vivir con Nico hace mucho tiempo.—Pero es un mojo dogo casa house, y el estilo minimalista me da migraña.— Siseo.
La fiesta es agradable aunque casi no puedo bailar, aun así disfruto solo hablando con mis amigos.
Cuando finalmente volvimos al hotel para dormir un rato, Nico me llevo a su habitación y dejo la marca de su mano en mi trasero por andar de ojo alegre con Magnus y Sadie. Yo me lo busqué. Creo que nunca me habían dado una nalgada antes, ya se lo había pedido antes, pero como Nico prefiere el sexo vainilla, nunca quiso cumplir mi petición por miedo a lastimarme.
Me desbloqueo un nuevo fetiche, como en un videojuego y estoy segura de que a él le pasa lo mismo. Dioses.
Somos unos pervertidos.
Hola chicas y chicos.
Espero que les haya gustado el capítulo. Estaré desaparecida unos días, así que comenten mucho para saber que les gusta y seguir subiendo actualizaciones.
Memes del capítulo;
Kali según Percy:
Bye bye.
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