33.
Me preparan una cita a ciegas. Pero no es con mi novio.
( Advertencia; Escenas 18+)
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Kali Guardalupe Reyes Pov.
—Pensé que nunca ibas a volver a montar un pegaso.— Exclamó Jason con una gran sonrisa, se acomodó los lentes y enterró su tenedor en una saludable ensalada. Había estado intentando volverse vegano por su novia.—Eres increíblemente terca.
Suelto un resoplido en desacuerdo con sus palabras. No soy terca.
— Estoy orgullosa de ti, Kali.—Dijo la rubia en un suspiro. Acomodo a la bebé Zoe en su regazo quien estaba robando comida de su plato, cosas que Annabeth dejo a su alcancé—Considero esto tu primer paso a la adultez. Me tranquiliza saber que has superado la muerte de Syrrax.— Le indica con una sonrisa, conmovida y comprensiva con mi perdida.
— ¡Podemos ir a dar un paseo juntos mañana! — Exclama Percy, mientras devoraba su comida.—¡Tú! ¡Yo! ¡Y Zoe en una cangurera!— Aseguro.
Annabeth abrió los ojos por completo y miro a su prometido.
— No.— Siseo incrédula.
Percy parpadeó.
— ¿Cómo que no?— Preguntó haciendo ojos de foca triste.
—¿Te agrado volver a volar? — Me cuestionó Piper.—Después de todo eres más una persona acuática.
— Cuando escoges bien al pegaso se vuelve tu actividad favorita. Estar tan cerca del cielo es increíble— Trato de explicarles, proyectando mi voz en un tono soñador. Miro a de reojo a Nico quien se veía confundió—Lo monte y lo lleve de paseo, y pienso repetir esta noche. Me encanta montar.— Digo.
Nico tose de forma estridente y se golpea el pecho como si se hubiera ahogado con la comida. Jason le da palmadas en la espalda, preocupado.
La mesa se queda en silencio hasta que el pelinegro se recupere y hace una seña con la mano para indicar que todo estaba bien. Nico me miro con dagas en los ojos, luciendo muy nervioso, sonrojado hasta las orejas.
Parecía un tomate enojado.
— Suena divertido.— Opinó Piper con una sonrisa, interesada.—He estado evitado subir a una de esas cosas, pero quizá lo intente este verano.
Amo molestar a Nico, creo que es mi actividad favorita después de montar.
(...)
La boda de los héroes del Olimpo está planeada para coincidir exactamente con el solsticio de verano. Reunión de dioses que se realizará después de la fiesta. Lo que significa a muy grandes rasgos que Annabeth y Percy estarán muy ocupados el resto del verano, y súmale a eso una bebé de 6 meses que aprende a comer sólidos, además de estar irritable por la salida de dientes de leche. Es una locura para ellos.
Por otro lado, yo estaba feliz de pasar más tiempo a solas con Nico.
Desde que empezamos a salir como pareja solo nos vemos los fines de semana, y eso no es suficiente.
Claro que hablamos por mensaje el resto de la semana, pero eso no es lo mismo que estar frente a frente.
Es el segundo día del verano y planea un largo itinerario de citas, ya saben, actividades de pareja como dar un paseo en canoa o ver las estrellas.
Me esforcé para averiguar cosas típicas que hacer como pareja. Claro buscando actividades que al hijo de Hades pudiera gustarle hacer.
No podía esperar que Nico estuviera de acuerdo con algunas de las cosas típicas que hacen las parejas.
Nico es un tipo difícil. Y yo también.
Para ser sincera me preocupa un poco que nunca tengamos citas. Cuando no éramos pareja salíamos mucho más y hacíamos muchas actividades juntos como entrenar, ir al cine, etcétera.
Normalmente, cuando nos vemos los fines de semana solo… Hacemos otro tipo de actividades de pareja que no incluyen salir a pasear o cenar.
Me da vergüenza admitir que quiero hacer esas cosas cursis que antes me hacían vomitar de la pena ajena.
Alguien me toma de los hombros y me empuja hacia delante. Antes de poder darme cuenta me estaban arrastrando por todo el campamento mestizo, giró mi rostro con el temor de tropezar y miro por encima de mi hombro. Allí están las personas más aterradoras y calculadoras que he conocido en mi vida; Las hijas de la diosa Afrodita.
— ¿A dónde me llevan?— Tropiezo las palabras confundida.
— Tu primera cita oficial.— Exclama Drew con una sonrisita feliz.
Mis ojos se abren por completo.
— ¿Qué?— Chilló.
— Cumpliste 17 años y nadie te ha dado una buena sacudida —Sarah mantiene sus manos en mis hombros.—Y eso es una jodida pena por qué eres ardiente como el infierno.
Parpadeo varias y llevo la vista al frente varias veces para confirmar a dónde me están llevando.
— Por eso te preparamos una cita genial, con un chico genial.—Exclama Kevin con orgullo — Te encantará.— Asegura, presuntuoso.
Y en ese momento caigo en cuenta de que definitivamente no puedo tener una cita con un chico que no sea Nico.
— ¡N-no puedo! ¡Yo! ¡Estoy casada!—Grito a toda voz mientras me sacudo en sus brazos, pero es inútil, quien diría que un grupo de personas bien vestidas y maquilladas son mucho más fuertes de lo que parecen.—¡Le soy fiel a Maegor Targaryen! ¡Ah…! ¡Ya saben que soy su séptima esposa!
— Es un personaje de un libro, cariño— Resopla Drew.—Y ya te dijimos que no eres su séptima esposa.— Afirma.
La miro ofendida y no puedo evitar soltar algo muy parecido a un bufido felino, al final, mis lindos tíos y tías deciden que es más productivo poner un saco sobre mi cabeza para evitar que siga intentando morderlos.
—¡No pueden hacerme esto! ¡Percy no estará para nada contento! ¡Es más!—Chillo. Me siento como un animal de África que es atendido de emergencia por veterinarios blancos o quizás un animal en peligro de extinción que es llevado a un Zoológico.—¡Estoy segura de que estará furioso!— Grito.
— En eso te equivocas— Se burla Sarah.—Hablamos con Percy y él dio su aprobación, incluso nos ayudó a buscarte un buen novio.— Explica.
— ¡Que! —Grite y estoy segura de que dije eso tan fuerte que todo el bosque se estremeció.—¡No…!— Gruñó.
— Es un chico de Atenea. —Me explica una voz masculina refinada, es Kevin, lo sé por su olor.—Prácticamente son lo mismo, las mejores notas, el mismo instinto competitivo.— Me da un par de palmadas en la cabeza.—Aunque él no tiene tu explosiva personalidad, lo que es bueno.— Asegura el mayor.
— ¿Hijo de Atenea? ¡No puedo salir con un niño de Atenea! ¡Son como mis primos! —Grito escandalizada.
— Jason dice que tienes el complejo de Edipo— Menciona Sarah— Y te gusta mucho la gente que se parece a tu figura materna.— Agrega.
Suelto un jadeo ofendida, pero no sorprendida de que Jason estuviera psicoanalizándome en secreto.
— Nos tomó mucho tiempo escogerlo, así que dale una oportunidad.— Soltó Drew en un suspiro.
Siento como todos se apoyan en mis hombros y me empujan hacia abajo con fuerza haciéndome caer sentada en una silla. Luego me quitan el saco de la cabeza, y parpadeó varias veces. Estoy en el búnker 9 de la cabaña del dios Hefesto que... Está decorado con luces de navidad y muchos corazones, debo admitir que es lindo, si no me hubieran traído secuestrada.
Estoy sentada a la mesa, la cual está cubierta por un mantel elegante de color rojo. Y cuando alzo la cabeza suelto un suspiro de alivio.
— Oh, Malcolm— Me relajo de inmediato.—Que alivio. — Me recargo del respaldar de la silla.—Ya me había asustado, solo eres tú.— Digo con la voz llena de alivio y tranquilidad.
Por lo menos esto no sería tan raro, podía mantener una conversación normal con Malcolm. Es agradable. Aunque no hablamos mucho.
Creo que fue la primera persona que Annabeth me presento. Malcolm pasó un tiempo considerable de tiempo enseñándome a jugar ajedrez.
Teníamos mucho en común, pero por alguna razón nunca conectamos.
No sé qué nos pasó, pero siempre tuve la espina en mi pecho de que nosotros pudimos haber sido buenos amigos.
— Sé que es un poco raro.— Dice el rubio platinado, se veía nervioso.—Pero la cabaña de afrodita es muy convincente.— Murmura.
— Disculpa, no lo hacen con mala intención…— Me disculpo.—Esto no será tan raro sabiendo que no estás para nada interesado en mí.— Digo con calma, mucho más relajada que Malcolm en este momento.
Lo miro esperando su respuesta, ya saben, alguna afirmación de que no le gustó para nada y me ve como una hermana o prima lejana.
Pero no dice nada. Solo desvía la mirada, luciendo avergonzado.
—…
Niego con la cabeza, incrédula.
— ¿Es broma…?—Pregunto con incredulidad, pero no hay respuesta de su parte—No, Malcolm.— Suspiro.
— Lo sé, lo siento.—Se disculpa, claramente avergonzado.
— No, no, no— Trato de restarle importancia, por qué lo último que quiero es hacerlo sentir mal.—Solo me sorprendió.— Me excusó.
Música romántica empieza a sonar por todo el lugar. Sarah se acerca con una sonrisita, luciendo como una rara especie de sirvienta de algún Duque del tiempo de María Antonieta.
— Buenas noches, Campistas.— Dice amablemente. Por los dioses, juro que voy a matar a Sarah, esta perra lo está disfrutando.—Hoy hemos reclutado a la crema de la crema del campamento para atenderlos en su cita.—Exclama con alegría—Y sin extorsión— Alzó una de mis cejas incrédula. Sarah me mira mal y pone los ojos en blanco— Bueno, sin tanta extorsión.— Agrega.
— Los destruiré.— Aclaró.
— Mañana, querida.— Murmura, ignorándome.— Hoy la comida será preparada por los mismísimos héroes del Olimpo.—Exclama y mi sonrisa desaparece de inmediato. Me giró y veo en la lejanía a Percy saludando en mi dirección con una espátula y a la sádica Annabeth mirándome con una sonrisa que dice «¿Ves? ¿Ves lo que pasa cuando no dices la verdad?» Y yo me quiero morir.— La música y la espléndida decoración está a cargo de los hijos de Afrodita. El hijo de Zeus se encargó de la iluminación. Y su mesero de hoy es una sorpresa.
Mi mandíbula cae al suelo cuando me dio cuenta que mis amigos me están concertando un matrimonio.
Literalmente.
¿En serio creen que soy tan inútil como para no poder conseguir pareja por mi cuenta? Maldición…
¡Soy irresistible! ¡Todo un encanto! ¡No había salido con nadie hasta ahora por decisión propia…!
Dos platos son dejados en la mesa de golpe. Doy un salto en mi silla y veo el plato de espaguetis, espagueti azul.
—Disfruten la comida.— Dice una voz entre dientes, ronca y oxidada.
Alzo la mirada y veo a mi novio. Nico di Angelo vistiendo como un mesero elegante, camisa blanca de vestir, el cabello semi recogido y un chaleco de color negro, manos llenas de anillos de plata con formas góticas; Ya sabes, cadenas, articulados como armaduras y con forma de calavera. Y luce muy molesto, como cuando esa vena en su frente se hincha y palpita cada vez que algún chico me coquetea.
— Pasta penne, kali.— Tararea Sarah con un tono dulce alzando y bajando las cejas varias veces.— Bueno, chicos.— Exclama— Los dejamos solos.
Sarah toma los hombros de Nico y lo arrastra fuera de nuestro campo de visión. El pelinegro no aparta sus ojos con un destello rojizo de los míos.
Suspiró profundamente y me sobo la cabeza. Definitivamente es mi fin.
(. . .)
— ¿Sigues molesto conmigo?— Pregunto en cuanto sale del baño.
Y sí, he estado esperando sentada a qué termine su ducha. Cuando está molesto toma una larga ducha súper caliente, así que cuando sale una gran nube de vapor se exparse por toda la cabaña 13. Tiene el cabello húmedo, que cae sobre su frente y una toalla atada alrededor de su cintura.
Su piel se ve brillante y suave, aún hay gotas de agua cayendo por su pecho desnudo. Y tengo que cerrar la mandíbula para evitar babear.
Por todos los dioses podría estar aquí mirándolo todo el día.
— Son las 11 de la noche— Me mira de arriba abajo y frunce el ceño—¿Qué haces vestida así…?— Me pregunta confuso, con un tono algo hostil.
Traído puesto un vestido blanco de tela ligera y bordados en forma de flores, escote en «V» con dos pequeños botones que apenas pueden sostener mi escote. Y eso que tengo un pecho pequeño. Es corto, al menos hasta la altura de mis muslos. También llevo el cabello suelto, dejando que caiga en hondas por mi espalda y hombros.
— No cambies de tema.— Pido. Tratando de que no sea tan obvio que me vestí así por qué Nico tiene un algo con verme vestida de blanco.
Creo que forma parte de su deseo por qué me case con él. Y no me lo estoy inventando, me lo dice cada vez que tenemos relaciones sexuales.
También me lo pidió, cuando le dije que definitivamente no me mudaría con el porqué tenía dieciséis años y ni siquiera me había graduado de jodida preparatoria. Está realmente loco.
La solución de Nico para la mayoría de problemas de pareja se resuelven con un simple; Se mi esposa.
— No estoy molesto contigo.—Resopla con gesto cansado. Suena enfadado. Y todo en él está tenso y rígido.—¿Cómo podría molestarme ver a mi novia en una cita con su estereotipo de chico perfecto?—Sisea de forma sarcástica. Nico me da la espalda y camina a su armario para buscar algo que usar.
— Tú eres mi tipo ideal…— Tanteo cautelosa.—Actualmente.— Agrego y Nico me mira por encima del hombro y casi puedo ver las llamas en los ojos onix, ahora está furioso.
—¿En serio?— Gruñe y se me eriza la piel de todo el cuerpo.
— Okay, es un mal momento para ser sarcástica.—Balbuceo— Perdón.
— No estoy de humor Kali.— Gruñe por lo bajo. Rebusca en sus cajones de forma agresiva y parece que saca lo primero que encuentra.—Pase todo el día escuchando como todos nuestros amigos piensan que tú, MI NOVIA y Malcolm serían la parejita perfecta, lo bien que se llevan, lo mucho que tiene en común, como se complementan y todas esas mierdas… — Brama.
— ¿Fue tan malo?— Me acercó por detrás y apoyo mis manos en la piel de su espalda. Tiene muchas cicatrices de antiguas batallas en todo el cuerpo.
— Depende.— Me mira de reojo.—¿Te gusta Malcolm?— Pregunta.
— ¿Qué? No, por supuesto que no. El ni siquiera podría ganarme una pelea.— Exclamó con incredulidad.
Nico se gira con dificultad por él poco espació entre nosotros.
— ¿Basas toda tu atracción por mí en que te gane una pelea?— Cuestiona de pronto, exaltado e incrédulo.
— Eso es solo una parte.— Me burlo, apoyo mis manos sobre su pecho. Y me inclino hacia él, hacia su rostro.—Yo escogí estar contigo. Tú y yo nos complementamos bien incluso antes de ser pareja. Me conoces, te conozco, incluso las cosas muy malas y aun así queremos estar juntos.—Nico apoya sus grandes manos en mi alrededor de mi cintura.—La mayoría solo conoce esta versión de mí dónde soy la chica caliente del verano. Y eso nunca ha bastado para ti, ¿Verdad?
— Dices que estamos juntos por qué hemos visto lo peor del otro y aun así ninguno de los dos ha salido huyendo.—Me cuestiona contrariado.
— Digo que te amo.—Exclamo con amor.— Y eres jodidamente ardiente y miserable, eso es… También es parte de las razones por las que me gustas.
El fuego en los ojos de Nico se apaga y parece ser sustituto por un brillo de lujuria y amor. Acaricia mi espalda, recorriendo mi columna vertebral.
— ¿Te parezco atractivo?— Susurra sonriente con la voz ronca.
— El chico más lindo del mundo mundial.—Ronroneo.— Puedes estar orgulloso de que arruinaste al resto de hombres para mí. De por vida.
El pelinegro coloca su mano en mi abdomen y la sube hasta mi pecho, sus dedos ágiles desabrochan los primeros botones de mi escote.
Baja los tirantes uno por uno hasta que mi pecho queda descubierto.
Mi espalda golpea el colchón cuando nos da la vuelta, su cuerpo duro se cierne sobre el mío. Se abre paso por mi cuerpo, deteniéndose para lamer y besar cada punto hasta que su boca se cierne justo sobre el punto húmedo de mis bragas. Frunce el ceño mientras mira hacia arriba desde el lugar entre mis muslos, jugueteando con la tela
—. Estos están estorbando.
En el segundo en que su boca está sobre mí, estoy perdida, arqueando la espalda desde la cama, frotándome en su rostro. Pequeños gritos necesitados y desesperados que a Nico no parecen importarle suenan mientras se toma su tiempo, chupando y lamiendo mi clítoris palpitante en su boca.
No puedo soportarlo.
El placer rueda a través de mí y se exparse. Un gruñido de placer vibra en su garganta cuando su lengua me perfora, haciéndome caer por el borde, gritando su nombre.
Uno pensaría que eso sería suficiente para que él cediera, pero no lo es.
Cierra sus brazos fuertes alrededor de mis piernas, inmovilizándome en la misma posición, agarrándome a sus hombros más fuerza cuando el dolor hipersensible y sobre estimulado me tiene tratando de retorcerme.
La sensación es demasiada, y si mi espalda se arquea más de la cama, juro que me romperé. Se me eriza la piel al verlo esconder la cabeza entre mis piernas y devorarme, gimiendo felizmente, es más de lo que puedo soportar. Muerde y chupa el interior de mis muslos, que muy seguramente dejara una marca por varios días.
—Una vez más, cariño.
Y, por supuesto, mi cuerpo hace lo que él ordena.
—Chica inteligente —Susurra, subiendo de nuevo por mi cuerpo, apartando el cabello de mi frente húmeda. Empujo sus calzoncillos hacia abajo, dejando que su pene se libere, y muevo mi mano hacia arriba y hacia abajo, mirando sus ojos en blanco.— No juegues sucio, sirenita.
Empuja en mi mano lentamente.
Acerco su boca a la mía de golpe, saboreándome en su lengua. Me besa delicadamente, acuna mi rostro y me da cada fragmento de su cuidado y atención. Su brazo se estira hacia el cajón de la mesita de noche, y las palabras salen de mi boca.
—No tenemos que usar un condón… A menos que no quieras. — Balbuceó —Estoy en control de la natalidad. Y yo confío en ti —Respiro hondo y espero su respuesta con el corazón acelerado.
No creo haberlo visto nunca sin palabras. Finalmente, se aclara la garganta después de mirarme con la mandíbula abierta durante treinta segundos. Está intentando parecer no tan afectado y deseoso, pero puedo ver el infierno arder sus ojos.
—¿Hablas en serio?
—Sí. Nunca lo he hemos hecho sin protección antes, pero no te sientas presionado.— A Nico se le acelera la respiración y deja caer su frente fría y húmeda en mi hombro, sonrojado.
—Oh mi… Dioses.—Se alinea y la anticipación me está matando—. ¿Estás segura?— Susurra.
—Por favor, hemos esperado lo suficiente.— Nico hundiéndose en mi desnudo no se parece a nada que haya experimentado jamás; Todo es diez veces más intenso, puedo sentir cada pedacito de él, cada vena palpitando en mi interior. El hijo de Hades está jadeando en mi hombro, dejándome ajustarme después de llenarme.
—Te sientes tan malditamente bien, Sirenita. Estás tan mojada y lista para mí. —Él tira de sus caderas hacia atrás y las empuja hacia adelante, entierro mis uñas en su espalda y lloriqueo al escuchar la piel golpeando resuena por la habitación. Mi piel se siente lista para estallar en llamas y cada nervio está de punta. Quiero más.
—Más fuerte, por favor—Susurro, envolviendo mis piernas alrededor de él y cruzando mis pies en la parte inferior de su espalda.
—No duraré —Gime—. Te sientes demasiado bien.
Necesito cada onza de autocontrol para no venirme ahora mismo. Estoy perdiendo la cabeza.
Usando mis pies para levantar mis caderas y deslizarme arriba y abajo de él, rodando mis caderas cuando llego de nuevo a la punta. Quiero que me penetre en la cama y verlo perder la cabeza por completo, pero el señor Generoso está demasiado preocupado por convertirme en un tembloroso desastre. Otra vez. Cómo siempre.
—No me importa —Jadeo con la voz entrecortada por sus golpes en mi interior, honestamente—. Dame todo lo que tienes. —Deslizando sus manos debajo de mí, sus dedos se envuelven para aferrarse a mis hombros.
Estoy tratando de ocultar la expresión vertiginosa en mi rostro, pero él la ve y sus labios se dibujan en una sonrisa.
—Envuélveme con tus brazos y recuerda que lo pediste.
Nadie puede decir jamás que Nico di Angelo no sabe recibir instrucciones. Sus manos me empujan hacia abajo mientras avanza, cada embestida me hace llorar en su boca y clavar mis uñas en sus hombros. Mis piernas están temblando, y cada vez que él profundiza, mi espalda se arquea y mis piernas se aprietan alrededor de él. Creo que voy a morir ahora.
—Nico…
—Lo sé cariño. Lo sé. —Susurra con la voz entrecortada, ronca por el placer. Su frente cae sobre la mía, las narices se rozan y nuestras bocas chocan una y otra vez desesperadamente— Mírate Sirenita, tomándolo todo como una buena chica.— Se burla agitado.
—Estoy… Estoy tan cerca —Grito, agarrando la parte posterior de su cuello con fuerza con una mano y frotando frenéticamente entre mis piernas con la otra.
—¿De quién eres? —Jadea, sus embestidas se vuelven más ásperas y descuidadas. Se me llenan los ojos de lágrimas y apretó los dientes.
—Oh, Dioses. Tuya. Soy tuya.
Todo mi cuerpo se estremece, se aprieta, se inmoviliza y se derrite simultáneamente. No sé con qué sensación correr por mi sangre, así que me conformo con desintegrarme. Su cuerpo pálido se derrumba sobre el mío, con pecho agitado y el cuerpo temblando cuando lo siento palpitar y sacudirse dentro de mí.
—Mierda.
Nos quedamos allí durante minutos, aturdidos por el silencio, él todavía duró dentro de mí, besándonos de forma perezosa. No estoy segura de cómo se supone que algo se sienta mejor que esto, cómo podría esperar que me conforme con menos. Cuando finalmente recupero el aliento, y la niebla posterior al orgasmo comienza a despejarse, paso mis dedos por su cabello negro azabache.
—Creo que fundiste mis neuronas… Dioses, se suponía que te convencería de tener citas bobas conmigo—Me quejo, decepcionada de mí misma por haber sido hipnotizada por su pene y haberlo olvidado a lo que vine.
Él resopla, su aliento hace cosquillas contra mi cuello donde su cabeza descansa actualmente.
— Haré lo que tú quieras. Incluso tener citas cursis.— Asegura.— Pero quédate a dormir. Percy no se dará cuenta, está muy ocupado cambiando pañales en la casa grande.
Nico se acuesta a mi lado y me abraza. Atrayendo mi cuerpo al suyo.
— Está bien.— Me quedo callada un minuto.— No me gusta la sensación de estar pegajosa, quiero tomar un baño.— Le informo, y siempre que lo hacemos digo lo mismo al final.
No importa si es de madrugada, tarde o de mañana. Siempre tomo un baño.
— Bien, te lavaré el cabello.
(. . .)
Mi plan de tener citas con Nico durante el verano se está yendo al caño, han pasado dos semanas y no hemos completado ninguno de mis planes para tener citas perfectas por andar de zorras. Sí, zorras. Ambos.
No puedo culparlo, por qué soy débil a la carne y solo hace falta una mirada o gesto para que me ponga caliente.
Cualquier lugar donde encontremos un mínimo de privacidad es perfecto para nosotros. No sé cómo es que no nos han descubierto hasta ahora.
No podemos estar solo más de 5 minutos sin que pasa algo.
Se podría decir que estábamos severamente obsesionados con el otro. Y el sexo sin protección.
Nico me llevo a cenar en un costado restaurante, una sonrisa y un par de miradas acaloradas y para cuando me di cuenta estábamos encerrados en el baño. No nos dimos cuánta hasta que no probamos un bocado de nuestros platos hasta que estábamos de camino al Campamento Mestizo.
Fue algo así como «Por cierto, ¿Te gustó la comida» y yo respondí «Espera, ¿Comimos?»
O cuando intentamos tener una cita para mirar las estrellas. Y claro que vimos el cielo, pero de otra forma.
Y así podría seguir dando ejemplos, durante el entrenamiento, cuando nos dispusimos a dar un paseo en canoa y muchos otros intentos de tener citas que fueron frustrados por nuestras hormonas alborotadas. Terrible.
Esa es la razón por la que ahora mismo nos están regañando.
Creo que es una exageración, solo nos distraigamos un momento durante la captura a la bandera. Un poco.
En una posición comprometedora y en el calor del momento.
— ¿¡Dónde demonios estabas!? ¡Maldición! ¡¿En qué coño estabas pensado di Angelo?!— El líder de la cabaña de Ares, Sherman Yang estaba furioso.—¡Te di una orden, maldición! ¡Una simple orden y no la cumpliste! — Se acercó y gruño.—Eres la persona menos confiable de este campamento.
— Ya basta.— Me adelanto y lo empujó lejos de nosotros.— Es solo un juego estúpido, a la única persona que le importa ganarlo es a ti.
Nico puso su brazo frente a mí y me hizo retroceder. Me puso de nuevo a su costado de forma protectora, y yo resoplé por lo bajo disgustada.
— Sí, controla a tu pequeña novia.—Gruño de forma sentenciosa, como si eso fuera un insulto para él. Me miro de arriba abajo y frunció el ceño.—Alguien tiene que ponerle una correa a esa bestia.— Siseo con molestia.
Nico tenso la mandíbula, me lanzo una mirada pidiendo aprobación y asintió levemente con la cabeza.
Lo siguiente que se es que el puño de Nico se estrella contra la cara del líder de la cabaña de Ares. La mayoría de la gente intentaría detener una pelea así, pero yo no puedo evitar reírme de los ojos morados de Sherman. Eso le pasa por ser un engreído y envidioso, no es mi culpa ser mejor que él en todo.
Un grupo de campistas tuvieron que separarlos, bueno, básicamente quitarle a Nico de encima.
— ¿Por qué no los detuviste? — Pregunto Jason, preocupado.
Me giró hacia él, mientras colocó hielo en los nudillos de mi novio.
— ¿Y por qué haría eso? Alguien tenía que bajar de la nube a Sherman.— Le cuestionó, frunciendo el ceño. Algo confundida por su pregunta.
— Eres una mala influencia.— Siseo Jason, sobándose la cien.— Se supone que debes ayudarlo a mejorar, no empeorarlo.— Exclamó el rubio.
— ¿Debí golpearlo yo?— Pregunto.
— No.— Resoplo, Jason.— Ninguno de los dos debía golpearlo.
— Jason. No puedo dejar que un idiota llámame salvaje a mi novia y no hacer nada.— Gruñe Nico con obviedad, con la mandíbula tensa y el ceño fruncido— Solo yo puedo hablarle así.
El rubio se quita los lentes y pone los ojos en blanco, frustrado.
— Relájate Jason.— Pedí.— Ya éramos así antes de empezar a salir.
—Bueno, en eso tienes razón.
(. . .)
Nico di Angelo Pov.
Sus dientes se hunden en la carne de mi cuerpo y manda señales de placer por mi columna vertebral. Es posesiva y eso me gusta porque me hace saber que le importo. Deja marcas, pero no me importa en absoluto. En realidad me gusta mucho, demasiado. Dioses.
Se aparta de mí y me mira con los ojos cristalizados llenos de brillo, mejillas perpetuamente sonrojadas, sus labios entre abiertos y respiración agitada.
Aún está jadeando y gimiendo, aprieta su pecho desnudo contra el mío.
— Hay que…— Su voz es apenas un suspiro exhausto.— Ir a la reunión en la casa grande…— Me recuerda.— Por la Boda.— Balbucea.— Baño.
Aún puedo sentir sus húmedas y suaves paredes aferrándose a mí.
Cuando Kali levanta las caderas y me deslizó fuera de ella ambos gemimos, aún aferrada a mis hombros.
— Ah, ah ¿No puedes hablar?— Trato de imitar su tono, burlándome de su voz entrecortada y jadeante. Kali me da un golpe en el hombro y se ríe.
Tomamos una ducha, que podría haber durado 5 minutos si ambos no estuviéramos desnudos en un lugar pequeño y caliente. Aprovecho para tener el control, por qué aunque me gusta verla saltar encima de mí, yo prefiero tomarla a mí antojó.
Y ser el activo.
Cuando salimos hacia la casa grande nos detienen cada cinco segundos.
Los Campistas saludan a Kali, la imitan a participar con ellos en actividades y tratan de platicar lo máximo posible con ella. Sé que ambos somos populares, pero la mayoría se acerca de forma más cautelosa a mí. En cambio, con Kali…
Todos creen tener una oportunidad.
Odio con toda mi alma que todos los campistas crean que Kali está soltera.
Es exasperante para mí verlos orbitar alrededor de la hija de Neptuno como babosos, incluso las chicas. Ellas son las peores. Siempre tengo un ojo en las intrigantes lesbianas, esas mujeres son peligrosas y astutas; Y Kali tiene un fetiche raro con los pechos.
No puedo esperar a que nuestra relación sea pública para todos.
Suelto una pequeña risa cuando veo a la gata naranja y peluda de kali gruñir le a Grover cuando toma a la bebé de Percy y Annabeth en brazos y luego a la propia Kali gruñir antes de sacar a la bebé de los brazos del sátiro.
— Kali, deja de molestar a Grover por favor.— Pidió Percy al ver a su amigo balar como una cabra asustada.
Grover vino al campamento para visitar a su novia y conocer a la bebé de sus mejores amigos.
La pelirroja cobriza pone los ojos en blanco y le devuelve la bebé al sátiro quien la mece en sus brazos. Zoe está tranquila, tiene un chupete en la boca y no le quita la mirada al sátiro, luce entre curiosa y muy confundida.
— Esta si se parece a ustedes.— Dice Grover mientras examina a la bebé en sus brazos, rubia con ojos verdes— Es una lástima que aún no camine, no puede ser la niña de las flores.
— Yo seré la niña de las flores.— Aseguro Kali, firmé.
— Tienes 17 años.— Le recuerdo y mi novia me lanza una mirada asesina.— Ya no eres una niña.— Digo y la hija de Neptuno jadea ofendida.
— ¡¿De qué lado estás?! — Kali me lanza uno de los cojines del sillón.
— Nico tiene razón, Kali. — Annabeth me apoya, sonrió con malicia al tener la razón y mi querida novia me mira como si quisiera ahorcarme. La amo—En realidad estaba pensando que fueras una de mis damas de honor.
— Oh.— El rostro de Kali se suaviza.— Eso es aceptable.— Murmura.
— Estelle será la niña de las flores— Explica Percy con calma.
Kali se sienta a mi lado en el sillón, apoya su cabeza en mi hombro.
— El solsticio es en una semana, deben estar ansiosos.— Suspiro Piper mientras tomaba una tacita de té.
— Un poco creo, pero en realidad estoy más emocionado que ansioso.— Opina Percy avergonzado.
— Qué lindo.— Exclama Annabeth, sonriente y le besa la mejilla.
Kali hace una mueca de asco cuando ve esto, y se sacude igual que un perro luego de salir del agua. Como si fuera una niña y le dieran asco las parejas.
Me entran ganas de besar su mejilla y ver si tiene la misma reacción, pero me contengo de hacerlo.
La conversación se orienta hacia el tema de la boda y la planificación en general, cuando terminamos la charla Kali y yo regresamos a mi cabaña.
— Hazel, Frank y Leo llegan hoy al campamento.— Me recuerda, lanza una carta sobre la madera y espera haberme ganado. No lo hace.
— Lo sé.— Digo distraído con las cartas, eligiendo la adecuada para ganar. Kali siempre pierde, no sabe jugar, pero se niega a aceptarlo, así que hace trampa en mis narices.
— Yo quería hablarte de algo, pero no te pongas loco.— Dice cautelosa.
— ¿De qué se trata?
— Creo que quizás deberías darnos un descanso.— Murmura.
Sus palabras calan profundo dentro de mí y me desestabilizan.
Apartó mis ojos de las cartas y la miro, Kali se ve como un cervatillo asustado, cuando me muevo ella se pone de pie y sale corriendo. Y no dudo ni un minuto en seguirla.
La acorraló contra la puerta antes de que pueda escaparse de mí.
— ¿Estás terminando conmigo?— Le cuestiono, siento apretado el pecho.
Ella se gira lentamente hacia mí.
— No me refería a eso.— Murmura apenas.— Solo hasta la boda de Percy y Annabeth, nada de sexo.
Parpadeo lentamente.
—¿Qué?— Jadeo horrorizado.
— ¡Ya casi ni hablamos! ¡Y creo que se me fundió el cerebro! ¡Dioses!—Dice la pelirroja exaltada— Solo será una semana. Nos dará tiempo para hablar y actuar civilizadamente. — Explica.
— ¿Qué tiene de malo tener sexo? ¡Somos pareja! — Arremeto.
— ¡Somos mejores que esto! ¡Nuestra relación no depende del sexo!
—¡Yo no soy mejor que esto!
Kali pone los ojos en blanco. Pone sus manos en mis mejillas y dirige mi cara hacia ella, su toque es cálido y suave.
— Hagamos una apuesta.—Me ofrece con su voz de sirena.—Si podemos resistir una semana si sucumbir a nuestros más bajos instintos, me deberás un deseo y su tú ganas…
— ¿Harás lo que yo pida?— Pregunto ahora más interesado y sonrió.
— No se debo sentir miedo por mi integridad física o la integridad de mi registro civil.— Murmura cautelosa.
— Debes temer por tu futura residencia.— Me inclino y beso su mejilla.— Voy a ganar, y haré que te vayas a vivir conmigo.— Susurró.
Kali suelta una pequeña risa.
— Vas a perder, por qué de los dos eres el más débil a la carne.— Se jacta con total seguridad en su voz.
— Cariño eres nieta de Afrodita, que es literalmente la diosa de la belleza y el amor pasional.—Tomo un mechón de su cabello, y juego con él, luego le doy un beso.—Eres la más débil de los dos, te pone caliente mis manos.— Me burló, por qué Kali es la persona más volátil y caliente que puede existir.
Ella sonríe de forma forzada y traga saliva. Sus ojos se llenan de brillo, son tan claros que puedo notar como sus pupilas se dilatan por completo.
— Me voy a mi cabaña.— Gruñe.
—¿Por qué? Podemos dormir juntos sin hacer nada.— Pongo mi mano en la puerta para impedir que salga.— ¿O no te crees capaz? ¿Mmmj?
— Claro que puedo.
— Genial.— Respondo.
— Genial.— Dice entre dientes.
(...)
Ambos caminamos apresuradamente hacia la casa grande fingiendo estar tranquilos con la clara intensión de acusarnos mutuamente.
Esto es amor.
Subimos las escaleras del pórtico y tocamos la puerta de forma muy insistente. Casi la echamos abajo.
En cuanto el centauro abrió la puerta con Zoe en brazos empezamos a gritar como dos críos desesperados.
—¡Quiron! ¡Dile a Kali que no puede vestirse así en el campamento…! ¡Dile!— Grito y la señaló con el dedo. Aun con las mejillas sonrojadas.—¡Esto no es desfile de modas!— Siseo.
— ¡Quiron! ¡Dile a Nico que deje de comportarse como una zorra!— La hermosa pelirroja cobriza me señala acusadora. Los dos hacemos trampa de maneras diferentes.—¡¿Quién se arremanga las mangas apropósito?!
— ¡Es verano! ¡Hace calor!— Me excuso rápidamente.
— ¡Perfecto! ¡Yo uso vestidos para estar más fresca!—Se excusa.
— ¡Es demasiada piel! ¡Hay niños aquí!— Le recalcó, pero no podría importarme menos los niños. Soy yo el que no soporta verla con un vestido verde oscuro con escote en el pecho y otro en la espalda, además la falda es tan corta que solo tendría que subirla un poco para adentrarme en ella.
— ¡¿Por qué metes a los niños en esto!? ¡Son niños! ¡No les importa cuanta piel vean o como te vistas!— Me grita con la cara roja.
Ambos miramos hacia Quiron esperando su respuesta.
— ¡Dadada…!— Balbucea Zoe en los brazos de Quiron, como si tratara de imitar nuestros anteriores gritos.
— Mi nieta tiene razón.
Pasamos las siguientes dos horas sentados uno al lado del otro, con las camisas del campamento mestizo más grandes que el centauro encontró en el almacén y forzados a tomarnos de las manos (las pego cinta adhesiva) como táctica para arreglar conflictos.
A este paso ninguno de los dos sobrevivirá hasta el día de la boda.
Hola chicas y chicos.
Espero que les guste el capítulo y quiero hacerles saber que tardaré más tiempo en actualizar por qué estoy saturada de exámenes.
Meme del capítulo;
Kali bonita.
El próximo capítulo abarcará la despedida de soltero y boda. Así que prepárense para la inundación.
Bye bye.
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