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I want to show you off.
(Advertencia ⚠️: Escenas 18+)
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Kali Reyes Pov;
El sol de la mañana entraba por las ventanas de la cocina. Percy sostenía a Zoe en brazos y Annabeth intentaba tomarle una foto, ambos intentaban hacerla sonreír hablándole bonito. La bebé de cabello rubio, caramelo y ojos verdes no estaba colaborando, estaba más interesada en el tazón de cereal de Percy frente a la isla de la cocina.
Finalmente, le tomaron fotos mientras la niña intentaba meter sus manos en el tazón de cereales y se frustraba al no poder alcanzarlo. También intento tomar pecho de Percy, pero empezó a lloriquear al no encontrar senos, frotó su rostro con molestia en pecho de su padre y empezó a hacer un berrinche.
— Puedo darle pecho.— Le indicó Annabeth mientras comía.
La rubia de rizos estaba vestida formal, llevaba un blazer y falda tubo de color gris, estaba lista para ir a su trabajo en una firma de arquitectos.
Percy negó con la cabeza.
— Come tranquila.— Percy empezó a preparar un biberón en la cocina.
Zoe seguía haciendo escándalo en los brazos de su padre. Frustraba por no obtener lo que quería. Zoe Agitaba sus bracitos regordetes, Jadeaba y gruñía en un dulce intento por comunicarse.
— Escuché un rumor.— Annabeth se llevó una cuchara de cereal a la boca, mastico y trago.— Bueno, es un rumor dentro de la legión…— Se corrige.
—¿Sobre qué?— Pregunto distraído, sin dejar de preparar el biberón a su bebé que se chupa el puño.
— Es sobre kali.— La rubia mira a su prometido de reojo. Percy suelta una pequeña risa, pues no es nada fuera de lo común que los semidioses de la Duodécima legión tengan todo el día en el nombre de su hermana en la punta de la lengua— Ellos piensan… Bueno, piensa que Nico y Kali están juntos. Como pareja.—Annabeth mete una gran cucharada de cereal en la boca y empieza a masticar.
Percy solo se ríe aún más, mientras le da suaves palmadas en la espalda de Zoe en forma de consuelo.
—Se están acabando los rumores que inventar sobre ella…— Dice en un tono distraído, relajado.
Toma el biberón, lo agita y luego prueba la temperatura antes de ofrecérselo a su hija. Que está quejándose con impaciencia.
Annabeth traga el contenido de sus mejillas y hace mala cara.
—Pero hipotéticamente …— Alarga.—Si fuera real, ¿qué…? ¿Qué piensas de ello?— Le pregunto, curiosa.
— No.
La rubia alza una ceja.
—¿No?— Repite, confusa.
— No me gustaría si es lo que quieres preguntar. Están bien como amigos.— Opina, intenta dirigir el biberón a la boca de su bebé, Zoe se lo arrebata y empieza a tomar por su cuenta.—Los dos son hijos de los tres grandes, son inquietos y caóticos por naturaleza. Si Kali decidiera, no se.— Lo penso un momento.—Inundar la Nueva Roma, Nico estaría riéndose a carcajadas de los romanos mientras se ahogan.
— Qué fatalista.— Se queja Annabeth, pero no puede evitar reír.—¿De dónde sacas eso?— Le cuestiona.
— Verás, Kali necesita a alguien que le ponga los pies en la tierra. Que la haga salir y tocar pasto.— Toma asiento al lado de su prometida.— Como tú y yo.
Annabeth miro con ojitos de amor al pelinegro, comparten un momento de silencio mientras se sonríen con amor y se pierden en los ojos del otro.
— Si no hubieras estado allí para detenerme.— Percy suspira.— Creo que hubiera hecho un par de cosas bastante jodidas…— Alarga.
— No digas eso, sesos de alga.— Se inclina y deja un suave beso en los labios del pelinegro.— Incluso sin mí hubieras hecho cosas grandiosas.
—Yo estoy en desacuerdo con tu punto de vista.— Dice con simpleza, resopla de forma dramática y desvía la mirada.— Pero te perdono, por qué no podemos estar de acuerdo en todo.
Zoe gimió de forma lastimera contra su biberón y estiró su manita hacia la rubia de ojos grises. Annabeth tomo la mano de su hija y le da un beso.
— Pórtate bien.— Le pide, y Zoe se agita por su cercanía.— No tortures a tu papá, ese es mi trabajo.
Percy suelta una pequeña risa.
— Se porta bien cuando no estás.— Asegura el hijo de Poseidón.— Es una buena niña.— Zoe recibe mucho amor todas las mañanas antes de que Annabeth se vaya al trabajo.
Respiro hondo, sorviendo mi nariz, alzó la mirada y limpio las lágrimas que se acumulan en mis ojos.
Verlos así. Siendo una familia feliz, me hizo recordar mi vida antes de toda la locura del drama semidiós… El tiempo con mi madre en la isla.
Apoyo mi frente en la pared y abrazo mis rodillas. No quería interrumpir su momento, así que me mantenía lejos, estaba escondida en las escaleras.
Verlos me hace recordar lo que quería en ese entonces, cuando solo era una niña pequeña y vivía con mi madre.
Algunos niños querían crecer y ser policías, astronautas o vaqueros.
Yo solo quería una familia normal. Yo quería lo que los demás niños tenían.
Quería un padre y madre presente.
Quería que alguien viniera a verme en las obras escolares o que grabará mi graduación del kínder. Mi madre trabajaba casi todo el día, y mientras mis compañeros eran acompañados por sus padres de vuelta a casa cuando las clases se terminaban y almorzaban juntos, yo me iba sola en bicicleta.
Y en ese tiempo ni siquiera llegaba a casa, me pasaba horas en las playas, al menos hasta que se hicieran la 6 de la tarde, cuando mi madre volvía del trabajo y no estaba sola en casa.
No sé por qué siempre lloro cuando pienso en eso.
No sé por qué duele tanto la perdida de algo que nunca tuve.
(...)
Jason Grace pov.
Este año todo pareció encajar en su lugar en la vida de Jason, sus clases iban bien, tenía buenas calificaciones y su novia y él estaban pasando por una buena racha sin discusiones.
Estaba buena racha, también se extendía a su grupo de amigos, todo estaba en equilibrio después de meses de un ambiente incómodo por toda el drama de la ruptura de Hazel y Frank. Leo había terminado definitivamente con calipso y por fin había dejado de actuar como tonto. Annabeth y Percy tenían una bebé sano y fuerte.
Y por último, Kali y Nico, parecían estar bien como amigos después de los extraños acontecimientos del verano pasado. Los besos y coqueteo no llegaron a nada, pero eso está bien, quizás no eran el uno para el otro.
Todo iba genial.
Leo, Piper y yo estábamos por graduarnos de la universidad.
Nico apenas estaba iniciando la carrera de derecho, y aunque sabe que no le agrada la Nueva Roma. Por alguna razón su amigo había estado viniendo de visita todos los fines de semana sin falta. Así que el viernes decidió ir a su casa que le asignaron a Nico como embajador de Plutón en la Nueva Roma para llevar la despensa (saludable) antes del fin de semana.
Le compró algo de comida, vivieres esenciales y verduras (por qué sabía que tan flojo que seguro solo comía recalentado y comidas congeladas) y su bebé no podía alimentarse solo de comidas congeladas o hamburguesas.
Después pasaría a ver a Hazel y ayudarla con su tarea.
Hace mucho tiempo había adoptado a ambos hijos del dios del Inframundo como mis bebes/hermanos menores.
Desde que los conocí sentía que ambos era muy jóvenes y necesitaban un hermano mayor. Y eso he tratado de darles estos últimos años. Trato de cuidarlos siempre y genuinamente me preocupo por ambos hijos del Rey del inframundo, como si fueran mis hermanos de sangre.
El hijo de Júpiter llegó a la casa del embajador de Plutón, busco debajo del tapete y encontró la llave. Sin molestarse en tocar, abrió la puerta y entro como perro por su casa.
Respetaba la privacidad de Nico, claro, pero reafirmaba su derecho como hermano mayor y entraban de todos modos. No tenían secretos entre ellos, Nico sabía que podía confiar en él, además supuso que Nico no estaría en casa por qué nunca lo está.
Solo iba a dejar las cosas en su heladera y se iría.
Atravesó la entrada y paso por la sala para llegar a la cocina.Abrió la nevera. Planeaba meter la compra, cuando se percató de que había comida sana en ella, si estaba preparada, pero parecía fresca y casera. Vio algunas post-tips pegados a los platos, «recuerda comer cara de mazorca» y no pudo evitar sonreír de alivio al saber que fue Kali quien le preparo la comida.
Kali era una chica brillante, fuerte hasta el punto en que daba miedo, pero era socialmente inepta. Ella no sabía cómo expresarse, y la mayoría del tiempo parecía carente de algún tipo emoción, pero Jason sabía que ella se expresaba de otras maneras su amistad, como esa vez en que le dio gripe y Kali le trajo sopa de pollo y una hoja con recomendaciones para bajar la fiebre, o aquella vez en la que se ayudó a Hazel y Frank durante días con la legión por qué ellos estaban ocupados con sus exámenes.
Ella sí quiere y se preocupa por su grupo cercano, solo su rostro parece indiferente, pero Jason sabe que Kali es una buena chica y amiga.
Solo le cuesta un poco más que los demás expresarse con palabras.
Estaba feliz de que esos dos fueran amigos de nuevo, incluso si las cosas no funcionaron entre ambos. Seguro en unos pocos años, verían hacia atrás y se reirían juntos de la situación.
«¿Recuerdas esa vez que pensamos que estamos enamorados y yo te hice la peor jugada del mundo?»
Algo así.
A Jason le alegraba que se volvieran a comportar como un par de críos, que se notarán cómodos el uno con el otro de nuevo. Nico la había pasado muy mal cuando Kali lo ignoraba, ya era bastante melodramático, pero en esa situación se pone aún peor.
Jason dejó las compras que debían ser refrigeradas en la nevera y el resto los metió en la alacena. Contento con su trabajo, se dispuso a irse de allí.
— Ya me tengo que ir.
— Quédate un rato más.
— Percy va a enloquecer si no estoy en casa cuando llegué.
Un gemido agudo atravesó la casa seguida de un jadeo cansado.
Jason se paralizó en la sala, no sabía qué pensar. Obviamente, Nico estaba en casa con alguien, pero que pintaba Percy en todo eso? Se le removió el estómago y sintió el sudor frío bajar por su espalda. Se forzó a sí mismo a acercarse a la habitación principal, escucho los típicos sonidos de besos torpes, uno que otro gemido femenino y uno que otro gruñido más ronco y masculino. Jason dudó unos segundos, cerro los ojos y apretó los labios.
Jason intentó encontrarle otra vuelta; Seguro se acuesta con Annabeth.
No, eso estaba mucho peor. En ese caso, Percy sí que lo asesinaría.
Pero no podía tratarse de lo que estaba pensando ¿Verdad? ¿Cuánta probabilidad había? Seguramente se traba de una semidiosa cualquiera.
No abrió la puerta hasta que escucho un entrecortado «Kali» venir de una voz que reconoció bien. Ambos se giraron a verlo de inmediato, claro, ambos son perceptivos cuando les conviene. Y para horror de Jason, la chica era efectivamente Kali.
Ella estaba sentada sobre Nico, quien estaba prácticamente desnudo, tenía el cabello cobrizo suelto y despeinado, aún llevaba puesto el uniforme de la escuela, solo que su camisa blanca de vestir estaba desabotonada y dejaba ver su sostén deportivo negro, gracias a los dioses no vio gran cosa de ella por qué aún traía puesta la falda.
Aunque se le revolvió el estómago cuando noto que sus bragas colgaban de su tobillo derecho. No, en realidad se le bajó el azúcar, o la presión, o ambos, y se sintió mareado.
Los dos adolescentes hormonales tenían las mejillas sonrojadas, los ojos llenos de brillo, labios hinchados y rojos, respiración agitada, aunque pareció que dejaron de respirar en el momento en que abrió la puerta y sus miradas de pánico se cruzaron.
Kali tenía los brazos alrededor de cuello de Nico y él la tomaba de la cintura con fuerza, Jason noto que había un marchado chupón en el cuello pálido del hijo de Hades. Y este la abrazo de inmediato, tratando de cubrirla lo máximo posible.
¿Dónde había un ladrillo que te noqueara cuando lo necesitabas?
En un segundo Jason se imaginó todas las formas posibles en las que Percy iba a matar a Nico por acostarse con su hermanita, ya lo había ahorcado en una ocasión cuando lo traicionó, solo imaginar lo que haría cuando se enterará de esto lo volvió loco.
Todo paso en cuestión de mini segundos, en abrir y cerrar de ojos.
El rubio no dijo nada, dio un paso hacia atrás y cerro la puerta dando un portazo. Camino hacia la sala y allí grito con fuerza «¡Qué demonios, Nico!» mientras entrando en pánico total, se fue a la cocina y empezó a rociar agua en sus ojos con la manguera del fregadero.
Se le había quedado la imagen grabada en las pupilas y ni siquiera quemándose los ojos con el agua podía sacarla de sus recuerdos.
Luego de unos minutos, Jason pudo escuchar a Kali y Nico discutiendo.
—¿A dónde vas?— Insistió.— Kali.
Escucho el sonido de una ventana abriéndose de golpe.
— Yo me largo, nos vemos mañana.
—Ni siquiera puedes caminar. Yo te llevaré después, por favor.
—¡Arregla las cosas con tu novio! ¡Este es tu problema…!
Hubo un minuto de silencio.
— Te veo el trasero.
— Solo empújame.— Gruñó.— Me arrastraré hasta mi casa.
— Lo hago por qué te quiero. Y me lo pediste.— Escucho un golpe seco.— ¿Estás bien?— Pregunta Nico.
— Sí, sí…— Silencio.—Voy a quedarme aquí acostada un ratito.
Unos minutos después, Nico entro en la sala, por suerte, ya vestido.
—Jason.— Nico lo llamo, pero el rubio estaba demasiado avergonzado como para verlo a la cara.
— Oh, por todos los dioses.—Exclamo el hijo de Júpiter, sin dejar de caminar en círculos por la sala— Percy te va a matar.— Miro a Nico con pánico y se señaló a sí mismo.—¡Y si te mueres, yo me muero como esos periquitos que les da depresión…!— Chillo Jason.
— Jason, tranquilo.— Nico le hizo señas con las manos para qué se tranquilizará, pero jason estaba literalmente rojo de los nervios.
— ¡No me pidas que me tranquilice!— Chillo de vuelta.— ¿Cuándo? ¿Cuándo paso esto? ¡Dijiste que las cosas no habían funcionado entre ustedes…!
— Tú solo.— Nico respiro hondo y señaló el sofá.— Siéntate, te lo voy a explicar.— Afirmó el hijo de Hades.
Jason tomó asiento como le indico Nico y este procedió a contarle su situación amorosa. Y como no pudo hablarle de ello antes por qué es un boca suelta y se lo diera a Piper, y Piper se lo dirá a Annabeth entonces se volvería una cadena que llegaría tarde o temprano a Percy. Nico le dijo que no se preocupara cuando expreso su miedo a que el hijo de Poseidón lo hundiera en el fondo de un río.
Nico aseguró que eso no pasaría, pero prefería esperar a que Kali estuviera lista para hablar de ello para decirle la verdad al héroe del Olimpo.
— Es una locura.— Tomo de su taza de café furiosamente.— No puedo creer que no me contarás, traicionero.
—¿Qué podía hacer? Ella quiere mantenerlo en secreto.
— ¿Y tú estás bien con eso?
Nico alzó los hombros.
— Claro que me encantaría presumir que es mi novia.— El pelinegro suelta un suspiro.— Pero no quiero hacerla sentir incómoda, sobre todo por algo que es solo temporal…— Opina.
Jason se echa hacia atrás, recuesta su espalda del sillón y alza la cabeza para mirar el techo. No sabe cómo sentirse con esta inesperada revelación.
Está feliz por su amigo, por qué esto es básicamente lo que siempre quiso y se nota que lo hace muy feliz.
Pero también está profundamente preocupado por qué Percy lo mate o esto de la «Relación secreta» se les salga de las manos y terminen mal.
Tener privacidad es una cosa. Esconderse es otra diferente.
— Felicidades por tu relación.— Dice en un suspiro, preocupado.
— Gracias.— Suelta el pelinegro con simpleza.— Jason, sé lo que hago.
— Lo sé, lo sé.— El rubio se lleva el cabello hacia atrás una y otra vez en un gesto ansioso.— Y eso está bien.
— Puedes estar tranquilo. No voy a dejarla.— Asegura el hijo de Hades y recarga sus brazos del respaldo del sofá. Respira profundo y lo mira a los ojos— Pronto seré un hombre casado.— Dice en un suspiro.
Jason se queda mudó.
Parpadea un par de veces y trata de analizar lo que dijo su amigo.
— Pero su relación ni siquiera es pública, no son oficiales.— Inquiere el rubio.— Básicamente son amigos con derechos o simples ligues.
Nico lo mira mal.
— Estás siendo muy negativo.
—¿Tu cerebro está lleno de granos de maíz? ¿Cómo te vas a casar?
— Pues yendo a una iglesia.
— Somos semidioses. No te puedes casar por la iglesia, Nico.
— Entonces me casaré en el templo de algún dios griego.— Refuta.
Jason toma un cojín y se lo lanza en la cara al pelinegro con la esperanza de que se reiniciará el Windows como en las computadoras viejitas.
— Por si ya lo olvidaste, Kali aún no cumple 17 y tú tienes 19.— Exclama.— Percy te va a golpear cuando se entere de que sales con su hermana, pero si te casas con ella seguro te mata.
Nico resopló como un niño al que su padre no le permite comer dulces.
— Nico.
—¿Qué?
— No te atrevas a fugarte con kali.— Dice Jason sentencioso.—No te atrevas ¿Me escuchas? ¿Entiendes?
Nico pone los ojos en blanco.
— Sí.— Alarga, amargado.
(...)
Nico di Angelo.
Desde comienzos de año he estado haciendo la misma rutina, llegando a escondidas los viernes por la tarde a la Nueva Roma para pasar un rato con Kali después de sus clases y fingir que llegue el sábado en la mañana.
Amo pasar el rato con Kali, hablamos mucho por mensaje y cuando por fin la tengo frente a frente la adrenalina explota en mis venas y estoy jodido.
Me gusta ir a verla entrenar los sábados, primero con su equipo de voleibol y en la tarde en la piscina.
Sentado en las gradas o en el filo de la piscina. La veía cada tanto mientras hacía mi tarea o estudiaba.
Kali solía pedir permiso para «ir a jugar videojuegos a casa de Nico» y normalmente nos quedábamos juntos hasta el día siguiente. Me hacía gracia escuchar a Annabeth regañarla por jugar videojuegos hasta tarde.
Volviendo a los deportes que Kali práctica diariamente.
El uniforme de voleibol. Es sin dudas mi favorito. En cuánto la veo siento una descarga eléctrica en mi cuerpo y mi piel se eriza con anticipación.
— Te ves preciosa.— La envuelvo con mis brazos y busco besarla. Kali se ríe y trata de escapar de mis brazos.
—No, no, no.— Dice entre risas.— contigo nunca es solo un beso.— Se remueve en mis brazos.— Llegaré tarde a la práctica.— Chillo.
— Quiero besarte hasta morir.
Nunca me cansaré de poder agacharme y besarla libremente. Es esa sensación de alivio instantáneo la que me hace pensar en que pronto lo nuestro no será un secreto.
— Te amo.— Susurro sonriente. Kali me mira a los ojos. Acaricio su mejilla sonrojada con el pulgar y disfruto del tacto de su pulso contra la palma de la mano apoyada en su cuello.
Ella no responde.
Solo me mira en silencio.
Le dije «Te amo» y ella no dijo nada.
Sé que la amo por qué esto me destroza. Ella puede tomar mi corazón y estrujarlo en su mano.
No espero que me responda realmente, nunca lo hace.
Aun así siempre le digo que la amo.
—¿Por qué? ¿Por qué soy hermosa?—Pregunta a media voz.
Me sorprende que haya preguntado.
Ella solo ignora mis palabras y finge que no me escucho.
Sacudo la cabeza y le paso el pulgar por el labio inferior mientras me mira con mala cara. Kali siempre está muy a la defensiva conmigo, es como si ella intentará no apegarse, no enamorarse demasiado. Siempre es muy cautelosa en cuanto a nosotros, si no la atrapara en mis brazos después de tener sexo, estoy seguro de que no se quedaría.
—No, es por qué eres una malcriada insoportable.— Exclamó.
La cobriza se queda boquiabierta al instante y busca el cojín más cercano para golpearme mientras yo me río y lucho por acercarla a mí.
—No, suéltame —Suelta mientras entierro mi cabeza en su pelo y beso su cuello— Estoy enfadada otra vez.
—Solo bromeó—digo suavemente, inclinándome hacia ella. Mi mano acaricia su mejilla, el pulgar roza suavemente su piel mientras sus labios se encuentran con los míos. Sabe a chocolate caliente.
Me siento en el sillón torpemente y cuando atraigo su cuerpo hacia el mío, ella me obedece de inmediato.
—Me encanta esto —susurro contra su boca, besándole con fervor.
—¿Coger?
Paso su pierna por encima de la mía hasta que se sienta a horcajadas sobre mis caderas. Sus manos rodean mis hombros, envolviéndonos.
—Tenerte para mí solo.—Mis manos enjoyadas se deslizan lentamente bajo su camisa negra ajustada, recorriendo con la punta de mis dedos su columna con una de mis manos y acercándola a mí con la otra. Kali me roza con la nariz, presionando ligeramente con besos varias partes de mi cara: mis mejillas, la comisura de mis labios, la sien, la punta de mi nariz.
—Teniendo en cuenta cuántas veces al día nos recuerdan en el campamento mestizo la importancia de compartir, es bastante gracioso que se te dé tan mal.— Ronronea en tono de burla.
La pelirroja cobriza apoya su frente contra la mía y mis brazos rodean su cintura, abrazándola con fuerza.
—Con gusto compartiré todo menos a ti.— Susurro contra su oreja. Me veo obligado a soltarla cuando se echa hacia atrás y dejo que mis manos se posen en sus caderas. Me mira con una incertidumbre que no estoy acostumbrado a ver en ella.
—Son palabras bonitas, pero ¿las dices en serio?— Pregunta y otra vez veo la ansiedad en sus ojos.
Por muy necesitado que suene, odio la pequeña distancia que hay entre nuestros cuerpos ahora mismo, pero odio más lo insegura que parece en este momento. Ser tan sincero con alguien suele ponerme ansioso.
No me siento así con ella; quiero estar cerca de ella.
—Tu atención es un regalo, kali.— Dije sinceridad, acariciando sus lindas caderas—No tengo intención de no valorar el tiempo que paso contigo.
Me mira a los ojos y luego baja la mirada con las mejillas encendidas.
—Dioses, ¿por qué tienes que ser tan jodidamente dulce? — Murmura la de piel trigueña, bajando la mirada hacia sus manos pequeñas que juguetean con el dobladillo de mi sudadera.
—Solo soy así contigo. Eres la única persona que me ha hecho querer ser así, kali.— Pongo mis manos en sus mejillas y la obligó a mirarme a los ojos.— Tú nunca. Nunca. Tendrás que cuestionarte si te quiero.— Los ojos de Kali se llenan de brillo.— Nunca tendrás que preguntarte si eres mi primera opción. —El corazón me martillea en el pecho mientras las palabras me salen a borbotones.
Kali apenas respira, solo me mira esperando que termine y el brillo en sus ojos azules verdosos no son otra cosa que lágrimas contenidas.
—Lo eres…—Lo que estaba a punto de decir no sucede porque su boca se aplasta contra la mía, sus manos se posan a ambos lados de mi cara y sus caderas giran contra mí, haciendo que la electricidad me suba por la espalda mientras gimo y flexiono las caderas contra ella. Siento que me quemo bajo su contacto y, mientras toda la sangre de mi cuerpo corre hacia el sur, me alegro de haberle dicho lo que siento mientras aún podía concentrarme en hablar y ser romántico con ella.
—Yo tampoco quiero compartirte —Me dice jadeante, y su boca recorre mi mandíbula.
Sus dientes me pellizcan el lóbulo de la oreja y su cálido aliento me hace cosquillas en el cuello. Nos doy la vuelta hasta que ella queda atrapada debajo de mí con las piernas cruzadas a la altura de mi espalda. Me aprieto contra ella, disfrutando de cómo pone los ojos en blanco y respira agitada.
Aún estamos vestidos, pero el endeble capas de tela que nos separa no hace más que demostrar lo bien que encajo entre sus muslos. Su lengua se mueve contra la mía, su espalda se arquea para empujar sus pechos hacia mí.
—Mi chica perfecta —Murmuro mientras me muevo para besarle el cuello. Kali baja las manos, empuja torpemente los bordes gruesos de mis pantalones de chándal con una mano y hace lo mismo con sus shorts.
Necesito toda mi fuerza mental para despegarme de ella lo suficiente como para quitarle los shorts y un trocito de encaje que dice que son bragas, pero merece la pena. La obedezco. Me bajo los pantalones y los boxers por las caderas, arrastrando los pies para no hacer temblar el camión. Con la polla dura en la mano, dejo que kali vuelva a tirar de mí hacia ella, ahora los dos desnudos de cintura para abajo. La beso y gimo en su boca cuando su mano se introduce entre nosotros y me agarra suavemente. Mis caderas tienen mente propia y empiezo a penetrar su mano lentamente.
—Confía en mí, ¿sí?
Asiento con la cabeza.
—De acuerdo.
Kali me acerca a ella y yo me quedo a la distancia adecuada, esperando por ella, conteniendo la respiración para ver qué va a hacer a continuación.
Entonces abre un poco más las piernas y desliza suavemente la punta de mi polla contra su clítoris. Es una sensación jodidamente perfecta. Es suave, pero deliberada, yendo más allá, cambiando de presión, y cuando empieza a perder el ritmo, yo tomo el relevo, reproduciendo lo que ella estaba haciendo. Ambos somos un manojo de gemidos y jadeos.
Frunsco el ceño, sintiendo una chispa de celoso explorar en mi sangre.
— ¿De dónde coño aprendiste esto?— Le cuestionó con voz entrecortada.
— Y decías que leer tantos libros no servía para nada.— Se burla y gruño contra su boca. Me resulta más fácil apretarme contra ella, por lo que me permite besarla también.—Se siente tan bien, Nico—Gime arqueando la espalda. Sus dedos se clavan en mis hombros mientras su lengua roza la mía de forma deliciosa. Sus caderas se mecen contra mí, el sonido húmedo es música para mis malditos oídos.
—¿Condón?— Pregunta, agitada.
—Todavía no.—Eso llama su atención, pero ignoro su mirada confusa para subirle la camisa ajustada y dejar al descubierto lo que se supone que es un sujetador, pero que no es más que un trozo de encaje. —¿Te has puesto esto para mí?
Bajo el material con cuidado dejando su pecho al descubierto cierro la boca sobre uno de los picos ya rígidos.
Al instante se vuelve cada vez más ruidosa mientras trato de prestar atención a cada centímetro de ella. Voy a volverme loco. Mi polla palpita; estoy desesperado por estar dentro de ella, pero verla correrse hace que la espera merezca la pena.
—Te he hecho una pregunta.
Insisto mientras lamo, mordisqueo y beso la piel cubierta por un tatuaje que imitaba las olas del mar justo por debajo del valle de sus senos.
—Te necesito dentro de mí —Maúlla, apretando las piernas a mi alrededor. Cambio a su otro pecho.
—¿Te has puesto esto para mí? —Asiente frenéticamente, con los ojos entrecerrados, labios húmedos y la mandíbula desencajada—¿Por qué?
Sus uñas se hunden en mi piel y su respiración cambia.
—Porque quiero que me folles. Voy a co…— Kali hunde su cabeza en mi cuello mientras gime un sonido que podré oír el resto de mi vida.
Su cuerpo funciona a la perfección con el mío; es adictivo. Busco en la mesita que hay junto al sillón y saco una caja de condones que compré justo antes de venir en la farmacia.
Rasgo el papel de aluminio con los dientes, me siento sobre los talones y lo enrollo rápidamente sobre mí.
—Tienes una polla muy bonita, ¿sabes? —Dice, empujándose sobre los antebrazos—. Es visualmente perfecta. He hecho un par de dibujos bastante curiosos…— Se ríe.
Me froté contra esta mujer hasta que se corrió, y puedo sentir cómo me ruborizo porque llamó atractivo a mi pene. Realmente necesito liberarme de eso en algún momento.
—No sé cómo responder a eso. ¿Gracias?
—De nada. Sé amable conmigo, por favor. —Se pone boca abajo, con las piernas ligeramente separadas—. ¿Y te tumbas encima de mí?
Creo que esta puede ser la posición favorita de Kali. Debí suponer que le gusta sentir mi peso sobre ella.
—Por supuesto.
Me coloco detrás de ella, mis piernas sobre las suyas, guiándome entre sus muslos separados hasta que siento que empiezo a hundirme en ella. No hay mejor sensación que esta.
Ninguna.
Así es jodidamente profunda. Me tumbo, con la frente sobre su espalda, haciendo todo lo posible por darle la cercanía que necesita sin aplastarla. La beso a lo largo de los hombros, en el cuello; incluso puedo llegar a su cara desde esta posición.
Cubro de besos cada parte de su cuerpo que puedo alcanzar con la boca, mientras me balanceo dentro de ella a un ritmo constante. Entrelazo sus dedos con los míos y los clavo en el sillón a ambos lados de su cabeza.
—Más fuerte —Susurra, y me cuesta mucho no correrme, sobre todo al escuchar sus gemidos. Sus manos aprietan las mías mientras hago lo que me pide. El sonido de mis caderas golpeando su trasero me hace perder la cabeza, y cuando ella empieza a empujar contra mí, sé que los dos estamos cerca.—Estás tan profundo. Puedo sentirte en todas partes.
—Te lo tomas tan bien, cariño. Eres tan buena chica.
La alabanza es la clave para conseguir que esta mujer se venga. Ya casi estoy allí, trato desesperadamente de que ella llegue al clímax antes. Suelto su mano derecha y deslizo la mía por la parte delantera de su cuerpo hasta encontrar el punto entre sus piernas que la hace arquear su espalda y echar la cabeza hacia atrás.
—Oh Dioses.
—Te amo, te amo, te amo…— Susurro jadeante. El cuerpo de Kali empieza a agitarse, pero tiene pocas opciones, ya que mi cuerpo cubre el suyo.
—Nico —Gime mientras me aprieta tan fuerte que me corro con ella. Dura tanto que, cuando la saco despacio, sigo corriéndome.— Apenas puedo respirar… Maldito loco, dioses.—Caigo rendido a su lado. Se acurruca más y vuelve a besarme despacio.
— Dime que me amas.— Exijo. Me deshago del preservativo de la forma más práctica posible y me siento. Tiro de ella y la atrapó en mis brazos.— Di que me amas o no te dejaré ir a tu práctica de voleibol.— Amenazó.
Kali pone los ojos en blanco.
— De todos modos voy a llegar tarde por tu culpa.— Se queja la pelirroja cobriza, con la voz entrecortada.
— Dilo.— Exijo de nuevo.
Kali se sonroja profundamente y traga saliva. Se acerca, rozando su nariz con la mía de forma cariñosa.
— Yo …— Relame sus labios— Te amo, Nico di Ángelo.— Balbucea, nerviosa.
Mi corazón se acelera y todo mi cuerpo se calienta. Me levanto del sillón con ella en brazos y me dirijo hacia las escaleras, listo para llevarla a mi habitación en el segundo piso.
— ¡Oye! ¡Tengo que ir a la práctica! ¡¿A dónde me llevas!?— Chilla.
— Tendrás que faltar hoy.
(. . .)
Kali Reyes Pov;
Annabeth nos lanza una mirada gélida con sus ojos grises que se asemejan a tormenta.
Nico y yo tenemos la misma reacción de bajar la cabeza y dar un paso hacia el lado contrario de inmediato para tomar distancia de forma discreta.
— ¿Aún está molesta?— Pregunta Nico en un susurro muy bajo.
— Aún está molesta.— Confirmo.
Hola chicas y chicos.
Me estoy muriendo de sueño, pero me las arregle para corregir el capítulo. Si ven algún error ortográfico, sepan que tengo el cerebro fundido.
Voten y comentan que les pareció.
Kali si tiene inseguridades respecto a su relación, así que no hacerlo público en lugar de ser por qué no quiere que Percy se enoje con ella es más un mecanismo de defensa para que si las cosas salen mal nadie sienta lastima de ella.
Memes del capítulo;
Vi fotos viejitas de Adriana lima en la playa y dije "Es Kali" literalmente.
Nico bebé ya grandecito.
Bye bye.
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