25.
"My kind of loveee"
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Nico di Angelo Pov.
La charla que tuvo con Piper lo hizo reflexionar largo y tendido sobre una relación romántica con Kali.
Primero, Percy lo iba a matar.
Segundo, seguro iba a arruinarlo.
Claro que la quería. Dioses. La quería mucho. Pero eso no basta. Desde que la conoce la ha idealizado. Pintando flores y corazones alrededor de la idea de cómo sería ser una pareja, creando miles de escenarios ficticios de cómo sería una relación romántica con ella.
¿Qué pasa si no resulta como lo imagino? ¿Y si no son compatibles?
Si su relación fracasa, es seguro que Kali no vuelva a hablarle. La amo de una forma en la que no me importa ser solo su amigo con tal de no dejar de verla. No soportaría la indiferencia de Guardalupe, que una mala relación hiciera que me terminara odiando.
Kali es una persona complicada, como todos, pero ella lo es aún más.
La probabilidad de que las cosas salgan mal entre ellos es demasiado alta y le preocupa que esto arruine por completo lo que tienen.
Él tiene dieciocho años y ella Dieciséis, ambos somos jóvenes.
Y esa mierda del amor para toda la vida es una cosa que solo le pasa a Percy y Annabeth o Jason y Piper.
La mayoría de mortales no tenemos ese privilegio, ni tanta buena suerte en el amor. Jamás en la vida.
Y creo que ese es mi principal miedo;
Yo quiero que esto dure para siempre, no que en unos años Kali decidida que se aburrió de mí, me dejé o peor aún quiera abrir la relación o una mierda. Me moriría del coraje y tristeza.
Una parte de mí tiene miedo. Quiero esperar a que ella desee sentar cabeza y tener una relación seria. Algo que dure, de preferencia para siempre.
Es muy joven y quizás quiera experimentar con más gente.
Él lo hizo. Y encerrarla en una relación le parece cruel.
Lo pienso.
Y lo pienso de nuevo.
Y entonces lo vuelvo a pensar.
Y llegó a la conclusión de que debo hablar con ella sinceramente.
Preguntarle que es lo que quiere o que está buscando ahora mismo.
Dependiendo de su respuesta, me daré la oportunidad de intentarlo a pesar de mi miedo a lastimarla o salir lastimado. O la dejaré libre para que pueda conseguir lo que quiere, aunque eso me mate de los celos.
Dioses. Qué difícil era no ser egoísta.
Busco a Kali por el campamento y lo encontró yendo de un lado al otro por todo el campo, llevaba una libreta en su mano izquierda y se detenía de vez en cuando de forma «discreta» para charlar con un campista, escribía algo en su libreta, y luego se iba. La seguí por curiosidad, aunque quería hablar con ella, me parecía interesante saber que estaba haciendo tan concentrada.
Su cabello cobrizo brillaba con intensidad a la luz del sol.
Se veía muy bonita. Bueno, ella se ve bonita todo el tiempo. Pero cuando le da el sol hace que su piel trigueña se vea dorada y sus ojos azules verdosos se iluminen. Todo en ella brilla.
Kali se sienta al lado de Leo en el césped, quien parece ajeno a su entorno mientras juega con unas piezas viejas y tornillos.
El moreno de cabello castaño tenía los ojos cubiertos por sus gafas redondas de protección y se veía muy concentrado con la lengua afuera y la nariz arrugada. No pareció darse cuanta de la presencia de Kali hasta que esta le hablo con insistencia y lo saco de su ensoñación mecánica.
Me acercó entre las sombras para escucharlos, solo por curiosidad;
—Ya tengo todo listo.— Menciono Kali mientras escribía en su libreta.— Nos vemos esta noche.— Le recordó.
— ¿Que tan caliente debo verme?— Le cuestiona con una media sonrisa.
Kali le da un empujón y se ríe.
— Ponte creativo.— Ella se inclina y le pone una pulsera roja alrededor de su muñeca— Sin esto no entras.
— Pero si yo estoy poniendo el lugar.— Se queja, haciendo un puchero.
— ¿Y a mí qué me importa?— Le cuestionó con brusquedad.
— Qué cruel eres sirenita.— Leo le da un suave empujón, justo como ella lo hizo con él hace unos segundos.
Kali le devolvió el empujón.
Bueno, en realidad le dio un puñetazo en el hombro, Leo soltó un quejido de dolor y abrió los ojos por completo.
— No me pegues.— Gruño la pelirroja cobriza.— Soy una dama, me duele.
— ¿Tienes la mano hecha de cemento?— Jadeo adolorido.
Respiré hondo y traté de calmarme.
Voy a matar a Leo. Si esto resulta ser algo extraño, lo voy a matar.
Decidió hablar con Kali más tarde y ver qué es lo que estaba planeando ese pequeño monstruo. Ella actuó de forma normal el resto del día.
En realidad estaba esperando que ella se acercará para contarme lo que sea que estuviera planeando, me sentí un poco decepcionado cuando no lo hizo. Me puso de mal humor el resto del día y solo podía pensar en que quería ir a preguntarle (amenazar) a Leo para que me dijera que estaba pasando.
Pero no lo hice. Solo esperé.
Cómo a las 11 de la noche, cuando todos estaban durmiendo, note que algunos mestizos al azar salieron a escondidas de sus respectivas cabañas en dirección al espeso bosque. Me sorprendió ver que eran capaces de ser tan discretos, casi parecía que no era la primera vez que lo hacían.
Entre ellos, la hija de Neptuno.
Nico los siguió a paso lento. Se tomó su tiempo para caminar por el bosque con sus pantalones chándal de color gris y su camisa negra con la imagen de una calavera impresa en su pecho. Se detuvo frente al Búnker 9.
Nico metió sus manos dentro de los bolsillos de sus pantalones. Y miro la enorme puerta totalmente sellada.
El lugar tiene como mínimo 200 años, por lo que sé, el sitio se utilizó en la Primera Guerra Civil Mestiza.
Así que es realmente viejo.
Según Leo, y no estoy completamente seguro, solo se puede abrir con una ráfaga de fuego por seguridad.
Claro que eso no aplica para él.
Él puede hacer un viaje de sombras dentro del enorme almacén lleno de herramientas, planos y un montón de inventos a medias sin problemas. Así que supongo que los hijos de Hefesto de ese entonces no construyeron el Búnker anti-Hijos de Hades.
Crédulos.
Hago un viaje de sombras y me encuentro dentro del Búnker 9.
Al instante me encuentro dentro de una puta discoteca. Literalmente. La música se filtra en mis oídos, mis ojos captan las luces de Neo y la oscuridad en la que está sumergida el almacén. El lugar huele… A comida, la comida que hace Kali. Noto rápidamente que hay gente comiendo, otros jugando dominó y muchos más bailando.
Leo construyó un pequeño escenario y estaba haciendo de DJ. Tenía puesto un sombrero de mariachi y traía unos lentes oscuros. No entendía nada de lo que decía la música, pero el ritmo me recuerda a las canciones que Kali y Leo escuchan cuando están juntos.
El pelinegro se retractó de su propio pensamiento al darse cuenta de que las letras de las canciones estaban siendo proyectadas en la pared detrás del escenario, con un texto que arriba que rezaba lo siguiente «Para los de segunda y tercera generación que no saben hablar español» entonces fue cuando Nico se dio cuenta de lo que estaba pensando. Todos los mestizos en la fiesta eran una combinación de inmigrantes e hijos de inmigrantes provenientes de Latinoamérica.
Al principio no entendía por qué había chicos de Ares, afrodita, Hécate y todas las cabañas, pero no todos.
Fue cuando cayó en cuenta que solo habían invitado a los latinos o con ascendencia latina al lugar.
Era una fiesta llena de cosas culturales de diferentes países, no solo México.
Si estaba ese chico venezolano con el que salió durante el invierno pasado.
Y esa chica salvadoreña con la que se besó en un armario cuando jugaba 3 minutos en el cielo en una fiesta.
Y también ese chico, y esa otra chica…
Dejémoslo en que había tenido algo que ver con la mayoría de semidioses en esta fiesta. Genial, seguro que le hablaran bien de mí a Kali.
Y hablando de Kali.
Ella hace todo por seducirme.
—Y YO, VOY, VOY, VOY~~— Cantaron toda a coro, exudando felicidad.
Kali sacudió sus caderas en círculos, haciendo que su falda subiera hasta el punto en que podía ver su trasero.
Haciendo lo que ella me pide
—Y YO, VOY, VOY, VOY~~— Chillaron los chicos de la pista de baile.
La pelirroja sostuvo su sombrero rosa, blanco y dorado de mariachi mientras restregaba su cuerpo contra el de una chica pelinegra. Está la tomo de la cintura, moviéndose a la par de ella mientras iban hacia bajo.
Si estuviera haciendo eso con un chico, probablemente me hubiera arrancado el cabello con las manos.
Kali mordió la punta de lengua, tenía los ojos brillantes y una expresión de euforia pura mientras mecía sus caderas de forma sensual.
Traía puesta una falda de jeans claro con pliegues, junto a un top tejido de color lila en forma de mariposa con un enorme escote que combina a la perfección con sus tacones de cintas que subían por sus piernas torneadas con ganchillos en forma de mariposa esparcidos por todo los tacones. Kali siempre vestía con poca tela, era algo normal en ella, pero demonios.
Nuestras miradas se cruzan después de haberla mirado bailar durante unos 20 minutos sin acercarme.
Kali me mira alarmada y se cubre el rostro con el sombrero de mariachi como si intentara esconderse de mí.
— ¡Puta madre…!— Kali grita en un susurro, aunque apenas se escucha por encima de la música de reggaeton vijetito.— ¿Qué hace aquí? ¡Mierda!
Kali extiende su mano y toma la camisa de Julieta para detenerla. Se acerca a la argentina y pregunta.
— Psss… ¿Ese que está allí es Nico?— Pregunta con vos agitada.
Julieta mira por encima del hombro de la pelirroja cobrizo y ve al hijo de Hades de brazos cruzados mirándolas desde la enorme puerta del Búnker.
— No sé si es una alucinación por todo el tequila que tome…—La hija de Apolo sorbe su nariz.— Pero creo que está viniendo para acá.— Afirma.
Kali suelta un gritico de pánico. Justo cuando estaba a punto de escapar por la puerta trasera, golpeo una pared de músculo de casi un metro ochenta. Se gira y se encuentra con el pelinegro.
Kali se ve como un cachorro asustado. Lo que me hace sonreír apenas.
—E-esto no es lo que parece…
Me agacho, con mi boca, a milímetros de su oreja. —¿Bailas conmigo?
El calor se extiende por mi cuerpo cuando ella se estremece porque me encanta cómo reacciona ante mí. Me mira sorprendida y le toma algo de tiempo recomponerse, relame sus labios con los ojos azules verdosos brillantes, mirándome fijamente.
—Podemos hacer que eso ocurra.—Tantea la pelirroja.—Solo tienes que pedírmelo amablemente.— Susurra.
Sonrió mientras una risa retumba en mi garganta. Le tiendo una mano, que ella enlaza con la suya.
Sé que los demás mestizos nos están viendo como si fuésemos un drama o telenovela que ocurre en vivo, pero me importa un bledo. Su cuerpo se amolda al mío, su cara se encuentra mucho más cerca de la mía con esos cinco centímetros añadidos a su altura gracias sus tacones.
—Te lo estoy pidiendo muy amablemente. ¿Quieres bailar conmigo? — Le pregunto.
Sus largas pestañas revolotean.
—Solo porque rogaste—Responde con un brillo travieso en los ojos.
Sostiene nuestras manos unidas y las apoya justo encima de la cuerva de su trasero, ella nos guía a través de la multitud hacia la pista de baile.
Ni siquiera sé cómo se baila esto. Solo sé que quiero sentir su cuerpo sobre el mío, y que si hubiera tenido que ver cómo esa hija Apolo la tocaba durante un milisegundo más, podría terminar arrancándole la cabeza del cuerpo.
Llegamos al centro de la pista de baile, donde las luces parpadean, pero Kali sigue adelante. Me arrastra con ella a través de los borrachos y desaliñados asistentes de la fiesta hasta una zona de la pista a la que no llegan las luces.
—Nuestro público de chismosos mestizos tendrán que encontrar otras personas para mirar.— Exclama.
No es un secreto que nuestra relación es un tema de candente para mestizos, criaturas mitológicas y dioses.
Siempre nos han emparejado de una u otra forma, inventado tontos rumores del tipo de relación que tenemos. Pero no habían sido más que eso. Chismes.
—No sé bailar este tipo de música
Esto es mala idea, soy dolorosamente consciente de la sensación de su cuerpo presionado contra el mío.
—Te enseñaré.
La canción cambia a algo más lento, y aun así animado y sensual.
Su cuerpo gira entre mis brazos, y pega su trasero a mí con tanta fuerza que no hay espacio entre nosotros.
Su cabeza vuelve a caer sobre mi hombro y arrastra mis manos por su cuerpo hasta que mis dedos se clavan en sus caderas. Meciéndonos de lado a lado al ritmo de la música, su trasero rueda y se balancea hasta que estoy tan dolorosamente duro que es imposible que no lo sienta.
Mi cabeza cae sobre su hombro, inhalando inmediatamente su dulce aroma a cereza y miel.
—Tú y yo tenemos que hablar—Gimo en su cuello.— Mocosa hormonal.— Digo de forma acusadora. Las manos de Kali se extienden por detrás hasta enlazarlas con mi cabeza y, cuando miro hacia abajo, veo los picos rígidos de sus pezones sobresaliendo a través del tejido a crochet de su top.
Ojalá no estuviéramos en esta estúpida fiesta abarrotada.
Desearía que estuviéramos en mi cabaña para poder hacer rodar sus pezones entre mis dedos o meter la mano entre sus muslos. Maldición.
Prácticamente estoy jadeando, con el corazón martilleando y el cuerpo en llamas. No creía que pudiera sentirme mejor que esto, pero oír los suspiros de satisfacción de Kali mientras paso mis manos por su pequeña cintura, susurrándole al oído lo malditamente bien que se siente su cuerpo contra el mío, significa que definitivamente es mejor. Actúo como si nunca hubiera tenido a una chica frotándose contra mí, como si nunca hubiera sido el tipo en la esquina oscura de una fiesta con una hermosa chica en sus brazos.
Esto me supera.
Kali es tan suave y huele tan bien que me siento en las nubes.
La canción termina y ella separa su cuerpo del mío. Cuando Kali se da la vuelta, sus mejillas están enrojecidas, su pecho agitado y su piel brillante. Le paso el dedo por el pómulo, sintiendo cómo el calor me abrasa, y observo cómo sus ojos se abren de par en par cuando se fijan en los míos.
Mi mano se posa en su garganta, mis dedos agarrando su nuca y mi pulgar frotando sobre su pulso errático. Soy adicto a ella cuando está así.
Cuando se olvida del juego al que estamos jugando, cuando sus ojos me absorben y sus manos se agarran a la parte trasera de mi sudadera como si ella tuviera miedo de que fuera a escaparme de sus manos. Nuestras caras están peligrosamente cerca, siento su aliento contra mis labios.
—Hola, tortolitos. ¿Están listos para jugar verdad o reto? — Grita una voz femenina desde atrás de nosotros.
Mala idea. Muy mala idea.
Kali escogí verdad, y la pregunta del hijo de Deméter fue «Con quién fue tu primer beso» pensando que era Nico y de alguna forma molestarlos por ello.
Solo andaban de cotillas.
Ella intentó negarse a responder, pero ya había hecho un juramento y si no respondía se le iba a hinchar la cara como castigo; Cortesía de la hija de Hécate, inmigrante de Brasil.
Bueno, resultó que su primer beso no había sido con el hijo de Hades.
Después de la primera ronda de preguntas y retos, los tortolitos terminaron discutiendo en una esquina durante 40 minutos.
— Guardalupe, te pedimos que no trajeras a tu novio a la fiesta.— Una voz masculina atraviesa el Búnker y todos giran hacia el escenario.
— ¡Nico no es mi novio! ¡Y yo no lo traje!— Chilla la pelirroja cobriza y todos los semidioses nos miran.
Me cruzo de brazos.
Sí, yo soy el intruso aquí.
— Bien. Vámonos, esto es una reunión privada.— Dice Kali entre dientes. Me toma de la mano y me arrastra hacia la salida.—Vamos, vamos.— Insiste.
— No.— Pide el chico parado en el pequeño escenario.—Quiero dedicarle una canción al hijo de Hades ¡Esta va para ti querido socio…!— Exclama.
Puedo escuchar la carcajada de Leo antes de poner la pista de una canción que desconozco. Pero Kali palidece y se pone tensa como una roca.
—¿Qué dijo? ¿Socio?—Pregunto confundido, Kali hace una mueca de vergüenza y disgusto.
Ya me han informado que tu novio es un insípido aburrido.— Eso lo dijo con mucho sentimiento.
Y tú que eres fogata y el tan frío.
El pelinegro mira la traducción que se proyecta en la pared y hasta entonces abre la boca totalmente ofendido.
— ¿Qué? ¿Así?— Gruñe Nico.
La mayoría se ríe.
Kali quiere que se la trague la tierra.
— ¡Ya vámonos!
Dice tu amiguita que es celoso, no quiere que sea tu amigo.
Sospecha que soy un pirata y robaré su flor.— Matías sigue cantando hasta que nos perdemos en las sombras.
☆゜・。。・゜゜・。。・゜★
— ¡No puedo creer que me amenazaras…!—Arremete, kali.
Nico se quita la camisa. Los ojos de Kali se suavizan y quedan fijos en los contornos marcados del abdomen de Nico, al igual que las entradas al nivel de su pelvis y pecho fuerte, espalda ancha y brazos torneados. Dioses.
Nico era musculoso, todo su cuerpo estaba marcado por un cincel, como si hubiera sido tallado por un artista. Y su contextura delgada hacía que no se viera exagerado o demasiado grande.
El hijo de Hades se acerca y pasa su camisa por él encima de la cabeza de Kali, la fuerza a pasar sus manos por los hoyos de los brazos. Cubierta. Era mucho mejor, por qué toda esa piel lo estaba distrayendo de estar enojado.
— No es una amenaza.— Aseguró.
— Amenazas la salud de una mujer embarazada si le dices.—Chilla y el enojo vuele a los ojos de Kali.—¡Y ya te dije que fue un accidente!
— ¡Cómo es que besas a alguien por accidente! ¡Maldición…! ¡Me hiciste subir a ese tipo a mi auto!— Gruño.
Me pasó las manos por el rostro y me frotó la cara con fuerza. Quiero jalar mi cabello hasta arrancarlo.
Nunca me había sentido tanto coraje e impotencia, por qué ¿Cómo matas a alguien que ya está muerto?
— Fue un accidente por su parte—Aseguro Kali con seriedad. Luego una sonrisa se formó en sus labios.—Fue apropósito por la mía.— Agrega.
La miro con incredulidad y siento una vena palpitar en mi frente.
Una carcajada amarga y oxidada se escapa de mi garganta. Apretó tanto mis puños que mis nudillos palidecen y mis brazos tiemblan como gelatina.
Los celos explotan en mi pecho y mi sangre se calienta. Apretó los dientes y una sonrisa forzada se extiende en mis labios. Resoplo con fuerza y me dirijo hacia mi armario para buscar una camisa cómoda para dormir.
— ¿Te estás burlando de mí?— Le cuestionó entre dientes, susurrante.
—No, no…— Alarga la pelirroja cobriza con sufrimiento.—No te pongas la camisa.— Murmura.
La miro mal. Y me pongo la camisa. Ella se queja sonoramente.
— Tú.— La señalo con un dedo acusador.—¿Que es lo que quieres? ¿Eh? ¿Estás enamorada de mí?— Mi voz tiembla, pero trato de mirarla a los ojos cuando lo digo.—¿O es que acaso solo has decidido que quieres hacer mi existencia miserable sin una relación romántica de por medio?— Le cuestionó sin aliento.
Mi cuerpo se tensa y mi piel se eriza mientras espero una respuesta. Ella está parada frente usando mi camisa y eso me distrae, le queda tan grande como un vestido y cubre por completo su falda. Se ve adorable. Sus ondas de color marrón rojizo caen por su pecho hasta llegar a su ombligo. Kali sonríe, una sonrisa tonta se extiende en sus labios y sus ojos azules brillan.
Trago saliva. Esperando algo.
Lo que sea.
Que diga que me ama.
Que está enamorado de mí.
Cualquier cosa.
—De ninguna forma.—Se ríe como si le pareciera gracioso y niega con la cabeza. Sus palabras se siente como un golpe, me aturden.—Eres un asco como novio.— Afirma, y la verdad es que no tengo argumentos para tratar de desmentirla.— Y lo confirman tus exparejas que me lanzan… Vasos de jugo en la cabeza.— Resopla.— Si tuviera una puta moneda por todas las veces que me insultaron por tu culpa, podría comprar un yate.
Y es verdad. Lo que dice es verdad.
—¿Qué?— Balbuceó—¿Entonces por qué has estado haciendo todo esto?— Le cuestionó, totalmente aturdido.
— Siempre sales con alguien diferente durante el verano.—Menciona.— ¿Por qué no yo?— Pregunto con simpleza.
Parpadeo varias veces.
— ¿Te golpeó un coco en la cabeza? ¿Por qué querrías eso?— Hablo con voz temblorosa y entre cortada.
No entiendo. Paso mis manos por mi rostro en un gesto de ansiedad.
—Porque te quiero a ti.
Olvidó como parpadear. Mi rostro se calienta y mi corazón se acelera.
Mi boca de pronto está seca.
Y creo que también olvide como se respira, fuerzo mi cerebro para hacer el trabajo de inhalar y exhalar.
¿Me quiere? ¿A mí?
Apoyo mis manos a los lados de mis caderas y la miro con incredulidad.
— ¿Estás segura de que no estás enamorada de mí?— Le cuestionó con insistencia y Kali rueda los ojos.
— No. Estoy segura de que solo estoy caliente.— Gruñe en voz alta. Lo que me hace estremecer y tragar saliva de nuevo.—Y me gusta tu cara.— Agrega.
Siento que me derrito. Estoy en llamas. Si sigue diciendo cosas como esas voy a terminar hecho un charco en el suelo de mi maldita cabaña.
¿Mi cara? ¿Le gusta mi cara? ¿Entonces cree que soy lindo?
Me sobo la cien con las manos. En este punto siento que estoy muriendo.
Quizás lo está haciendo apropósito.
— Kali.— Sentenció.
— No soy estúpida.— Exclama con voz firme.—No quiero ser tu novia o… Ser la indicada— Suelta una pequeña risa al decir la última palabra.—Ni que estemos enamorados.— Asegura.
Estoy temblando.
— ¿Qué significa eso?— Le cuestionó exaltado. Por la confusión.
Ella tiene la respiración agitada y las mejillas teñidas de carmesí.
— Significa que tienes permiso para besarme.— Exclama avergonzada.
Me tenso e inhalo profundamente.
—¿Cómo? ¿Puedo? — Balbuceó con el rostro ardiendo como el fuego griego —¿Ahora…?— Tartamudeo.
Kali se tensa visiblemente.
— ¿No quieres…?— Jadea.
— Diablos sí— Gruño sin aliento y me aproximo hacia ella.
No, mi cuerpo literalmente la embiste sin piedad. Nuestras bocas chocan en una demostración enloquecida, llena de deseo y de desesperada frustración sexual acumulada. Agarrando la parte posterior de sus muslos, la levanta del suelo, dejando que sus piernas suaves se enrollen alrededor de mi cintura.
Mis manos se hunden en su piel cremosa mientras nuestros cuerpos trabajan al unísono para estar lo más cerca posible. No hay nada romántico en lo que está pasando. Mi cuerpo está presionado contra el suyo, camino sin ver hacia la cama y nos dejó caer en ella con cuidado. Trato de profundizar el beso, nuestras lenguas lucha por el dominio torpemente y sus brazos se aferran alrededor de mis hombros
Kali me toma por sorpresa inflando sus mejillas y soplando dentro de mi boca. Me ahogo, suelto sus labios tosiendo y riendo a carcajadas.
— ¿No sabes besar?— Jadeo sin aliento, entre risas eufóricas.
No lo noté en un primer momento por lo desesperado que estaba por tomar sus labios, pero Kali es bastante torpe y apenas podía seguirme el paso.
No puedo parar de sonreír aunque literalmente me esté ahogando.
— No seas idiota Nico.— Jadea con un tono ofendido y los ojos brillosos. Sus cabellos rojizos se derraman sobre las sábanas blancas.—No, no sé.—Admite con un tono derrotado en su voz.
—Te enseñaré.—Digo entre besos cortos que ella corresponde.—Ya sabes que soy un gran profesor.
Kali siguió atragantándose y soplando dentro de mi boca, me mordió un par de veces, pero eso me gustó. Después de una sección de besos acalorada con Kali, intenté que volviera a su cabaña, pero el demonio saco la carta de «Me siento sola en mi cabaña» desde que Percy se quedaba en la casa grande.
Soy débil ante ella, así que deje que se quedará conmigo. La hija de Neptuno se hizo bolita con las sábanas, durmió como un bebé el resto de la noche. Por mi parte, no pude dormir nada en las pocas horas que duró la noche debido a la dura erección en mis pantalones.
(...)
—¿Crees que Kali me está evitando?—Pregunta la rubia de ojos grises.
— ¿De qué hablas? Incluso se ofreció a ir a comprarte ese horrible helado de menta con chocolate.— Exclama el héroe del Olimpo. Se sienta al lado de su prometida y acaricia su vientre.—Debe ser un pequeño monstruo si le gusta esa cosa.— Murmura.
La hija de Atenea resopla.
— Hablo en serio.— Afirma con un tono preocupacion—Siento que ha estado ignorando el hecho de que estoy embarazada, me preocupa.
Sí, definitivamente Kali estaba haciendo eso desde el principio.
Percy no podía defenderla.
Normalmente, la pelirroja cobriza ignoraba todo lo relacionado con el embarazo de Annabeth. Incluso evita ver su vientre cada vez más grande y la mira exclusivamente a los ojos.
— Bueno…—Tantea.—Puede que le esté costando asimilar la noticia, sí.—Le otorga la razón a su prometida.—Pero ya verás que va a amar a este bebé en cuanto nazca.— Afirma Percy.
Annabeth hace una mueca.
— ¿Y si no lo hace? ¿Sentirá celos o es demasiado grande para eso?
Sus ojos grises se llenan de lágrimas y su voz flaquea mientras habla.
— No, no, no llores.—Percy dice con un tono alarmado. La toma del las mejillas.—A Kali solo le cuesta un poco aceptar los cambios.—Asegura en un intento de tranquilizarla, pero esto solo hace que pase de estar triste a estar molesta por la acusación.
— ¡No estoy llorando…!— Dice Annabeth entre llantos.
Mientras Annabeth tenía un ataque debido a sus hormonas enloquecidas de embarazada, Guardalupe estaba en el supermercado más cercano con la cabeza metida en el refrigerador.
A Kali le tomaba por lo menos 20 minutos escoger el sabor de helado que quería para sí misma. Ya tenía el de Annabeth, pues ella fue específica en la marca y descripción del helado.
Normalmente, las cosas del exterior como chucherías estaban prohibidas en el campamento, pero Quiron era un abuelo consentidor. Y si Annabeth quería Helado de menta con chocolate por los dioses, ella lo tendría.
Kali sintió un escalofrío en su nuca, tuvo la extraña sensación de que había alguien detrás de ella.
Se giró y miro a su alrededor.
No había nadie.
— Hola, sirenita.
Kali dio respingón en su sitio y por accidente derribo uno de los jugos en el enorme refrigerador, el cual cayó al suelo y se derramó a sus pies.
Genial. Este tipo.
Hola chicas y chicos
Espero que les haya gustado el capítulo. Se que les gusto, cochinos.
Da igual, comenten que les pareció y voten.
Este es el último capítulo de este año, así que espero que lo hayan disfrutado. Lo escribí en menos de dos días, así que disfrute bastante de hacerlo.
Memes del capítulo:
Oufiti de Kali;
Bye bye.
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