07

La cabaña de Afrodita.

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Kali Reyes Pov.

No dejaba de jugar con mi cabello en el camino hacia New York, estaba un poco nervioso y quizás asustada por volver al campamento mestizo.

La última vez que estuve allí fue hace más de un año y mi comportamiento no era el mejor, no me trataron mal, pero me ponía ansiosa que no podía parar de morderme las uñas. Seguro había arruinado mi reputación en el campamento mestizo de por vida.

Nadie iba a querer ser mi amigo.

Quizás ni siquiera se me acerquen.

¿Me tendrán miedo? ¿Creerán que soy muy rara?

¡Por los dioses! ¡Si no logro hacer al menos un amigo, Percy y Annabeth se preocuparán mucho por mí!

Solo debo acercarme y decir «Hola»

Ya había escrito varias forma de iniciar una conversación, pero no estaba segura de que funcionará.

Pasar un verano agradable resultaba casi una obligación para mí, era mi única oportunidad, pero ha pasado tanto tiempo que no socializo, que no sé si estaré a la altura para comenzar una conversación. Annabeth y Percy lo piensan que será bueno para mí.

— No participaste mucho en las actividades la última vez, pero créeme te encantará.— Mencionó Annabeth desde el asiento del copiloto.

Sonrió apenas.

— Tranquila, sirenita.— Percy me mira de reojo por un momento.— Te irá bien.— Asegura.-harás muchos amigos y pasarás el mejor verano de tu vida.— Enumero, animado.

Mi corazón se acelera lleno de miedo ante sus palabras, ahora mismo creo que estoy hiperventilando.

¿Por qué me cuesta tanto hablar con la gente ahora? Antes no era así.

—¿Cuándo irá Hazel? ¿Nico? ¿Leo o Piper estará allí?— Pregunto tratando de no sonar demasiado asustada.

— Bueno, todos llegan a su tiempo.— Hazel y Frank se tardarán un poco más, una semana antes de terminar el verano van al campamento con todas las cohortes en una visita amigable.

Gimo en descontento y apoyo la cabeza sobre la ventana.

Quiero llamar a Nico por teléfono para preguntarle si ya está en el campamento, pero me da algo de vergüenza hablar por teléfono.

— Te irá bien.— Asegura Annabeth.— Y te vendrá bien convivir con otros niños de tu edad.— Murmura.

Hago una mueca de vergüenza y me alivia estar en el asiento trasero, no quiero que vean mi rostro sonrojado. Annabeth acaba de sonar como una de esas madres preocupadas por su hijo antisocial que no sale de casa.

—¿Qué? ¿Somos esos padres ahora?— Pregunta Percy entre risas.

Annabeth resopla, sonrojada.

— Solo quiero lo mejor para kali.— Se defiende la rubia de rizos.

Me pongo mis auriculares y escucho la misma música una y otra vez.

En ocasiones me obsesionó con una canción y no puedo parar de oírla. Por todos los gestos que hacen Annabeth y Percy supongo que están cantando a duo una canción que suena en el reproductor del viejo auto.

La rubia se ríe y Percy hace gestos exagerados, haciéndose el tonto para alegrar el día de su novia.

No puedo evitar sonreír al verlos así y cierro los ojos para sumergirme en la melodía que suena en mis audífonos.

Cuando llegamos a Long island nos bajamos del coche y hacemos una caminata por el bosque para llegar al campamento mestizo. Clarisse nos espera en el árbol Thalia, ella saluda a Annabeth y a Percy, luego me mira y se acerca para abrazarme. Me alarmo y trato de escapar del contacto físico, pero ella me atrapa y me sube sobre su hombro como un saco de papas.

Luego de molestarme un rato me deja bajar, pone su mano en mi cabeza y revuelve mi cabello, amistosa.

— Tienes cara de princesa y cabello de princesa.— Toma un mechón de mis hondas cobrizas entre sus manos. Es tan largo que cubre toda mi espalda.—¿Seguro que eres una guerrera?—Me pregunta, divertida.

Me gané el respeto de clarisse luego de darle una paliza a los miembros más nuevos de su cabaña, ella dice que se lo merecían, que necesitaban que alguien les pusiera los pies en la tierra de una buena vez. Pensé que clarisse era una buena hermana.

— Te puedo patear el trasero.— Exclamó con obviedad.

No sé si pueda vencer a Clarisse en una pelea, ella tiene muchos años de experiencia y fuerza, pero no puedo mostrarme débil ante un hijo de Ares.

La mujer suelta una carcajada y me pone la mano en el hombro, dándome una fuerte sacudida. Burlona.

A ella le agrada mi bravuconería y mi actitud impetuosa, dice que soy más interesante que Percy a esa edad.

Siento una ráfaga de timidez y anotarme cuando Clarisse guía a Percy y Annabeth a la casa grande.

Percy me dijo que me pusiera cómoda en la cabaña de Poseidón mientras él y Annie iban a hablar con Quiron. No sé si mi cerebro me estaba engañando o exageraba las cosas, pero en cuanto me dejaron sola sentí que todos los campistas me estaban viendo.

Tome la transportadora donde Cheeto dormía y ajuste mi linda mochila rosa al hombro. Camine a paso rápido a la cabaña de Poseidón, me ardía la cara por esa terrible sensación de tener mil ojos en mi espalda, se me seca la boca y bajo la mirada a mis pies cubiertos por una conversé blancas sucias.

Solo vuelvo a respirar cuando estoy dentro de la cabaña de Poseidón, dejo la transportadora sobre mi cama y la abro para dejar salir a mi gato.

El felino esponjoso y naranja sale, decidido a inspeccionar su nuevo reino con valentía. Oler cada rincón de la cabaña y frotarse contra las paredes para marcar territorio.

Suspiro y me quedo siento en mi cama. Estoy tan incómoda y asustada que no me atrevo a salir hasta que mi hermano mayor vuelve y yo decido fingir que tomo una siesta para que no se preocupe demasiado por mí.

Me quedó en la cabaña toda la tarde y solo salgo a la hora de la cena.

Percy y Annabeth fueron a visitar a Sally, me preguntaron si quería ir con ellos, pero decidí no hacerlo. Ahora me arrepiento totalmente. Estoy sola.

Estoy sentada sola, comiendo en un comedor lleno de mesas repletas.

Si antes sentía las miradas puestas en mí, ahora es mil veces peor.

Los campistas me miran y murmuran.

«Escuché que Poseidón le dio el título de princesa, ¿Será verdad?»

«Ahora que la miro bien, no se parece mucho a Percy»

«¿Recuerdas los desastres naturales del año pasado? Me se la historia, ¿Quieres que te la cuente?»

«Escuché que libero a las musas de un mortal que las había secuestrado»

«Los espíritus de la naturaleza siempre hablan de ella cuando voy al campo de fresas, es un tema candente entre las criaturas mitológicas»

No sé qué hacer. Hay mucha gente, pero no sé con quién hablar.

Debería acercarme y actuar normal.

Pero cada vez que pienso en hacerlo mis pies se anclan al piso y empiezo a sudar como loco. Voy a desmayarme o vomitar si sigo de esta forma.

Siento una sensación extraña en la nuca, subo la mirada y en una de las mesas que antes estaba vacía veo una figura masculina. Es Nico, esa debe ser la mesa de Hades. Él me devuelve la mirada y alza una de sus cejas.

Me levanto tan rápido que causó un estruendo, todos voltean a verme de inmediato, pero los ignoró, camino hacia la mesa de Hades y me siento junto a Nico, soltando un suspiro de puro alivió. Incluso dejé mi comida en la mesa de Poseidón, no importa.

Todos los campistas se sobresaltaron y tensaron cuando me senté al lado de Nico, incluso percibo que Quiron se tensa un poco y deja de comer.

— Gracias a los dioses que estás aquí.— Susurro, por qué todos están muy callados y si hablo muy fuerte todos me van a escuchar.-Iba a morir de incomodidad.— Aseguró, nerviosa.

— Hola para ti también.— Nico deja de lado su comida para verme.

Siento ganas de abrazarlo, meterme debajo de su chaqueta y esconderme. Es la única persona que conozco aquí y me siento demasiado ansiosa.

— Hola.— Suspiro.— ¿Cuándo llegaste?— Pregunto.

— Hace unas horas, pero es divertido verte sufrir.— Se burla y lo golpeó.

— Qué cruel eres.— Me quejó.

— ¿Qué pasa? Todos se mueren por hablarte.— Me indica.— Quieren escuchar de tu boca las búsquedas que has hecho. Ser tus amigos.

Hago una mueca.

— Quizás después.

Durante unos días soy un ermitaño social, para cuando Piper y Jason se presentan en el campamento estoy en mi peor momento. Y para la desgracia de todos, unas horas después, leo llega de la mano de Calipso. El grupo entero se resiente, pero no decimos nada.

No tengo la confianza, suficiente para hablarle a los demás. Supongo que el rechazo que sufro en la Nueva Roma se ha quedado grabado en mi cerebro.

Noto que algunos campistas quieren acercarse, pero me gana el miedo.

Evitó hablar con las personas que no conozco e ignoro activamente cuando alguien trata de hablarme. Siento una ráfaga de vergüenza ardiente cada vez que pasa. Y me siento mal, porque los campistas que se me acerquen hacen muecas de resentimiento y dolor cada que los ignoro o evitó hablarles.

Hay un grupo en específico que está muy pendiente de mí. La cabaña de Afrodita. Siempre están viéndome o sonriendo en mi dirección, me pone nerviosa y solo quiero escapar antes que alguno se me acerque. El miedo que siento a la hora de socializar me hace sentir sumamente patética y en consecuencia me deprimo.

Dioses, soy un desastre.

Creo que mi reputación cambio de la niña endemoniada a la chica callada en unos pocos días. Maldición.

— Oye, Kali.—Piper me llamo desde afuera del establo. Me asomo, pero mi pegaso intenta llamar mi atención.—Estuve hablando con los miembros de la cabaña de Afrodita y querían que te preguntara si te gustaría pasar el rato en nuestra cabaña, ya sabes.— Grito.

Estábamos a un par de metros de distancia, y Piper no quería entrar al establo, por qué parecer ser que no le agradaba la idea ensuciarse con popó de una criatura mitológica.

— Oh, yo no.—Se me corta la voz y me pongo nerviosa de inmediato. Respiro y trato de sonar más normal.—No los conozco.— Recalcó, tratando de que decline su amable oferta.

— Bueno, será tu oportunidad para conocerlos.— Exclama.— Te veo allá a las 5...— La morena se va, pero no sin antes gritar en mi dirección.—¡La pasaremos bien! ¡Te lo aseguro!

Yo realmente lo intenté, pero me entró el pánico y escondí en mi cabaña el resto del día.

En la noche me sentía tan culpable que no podía dormir.

Piper había hecho un esfuerzo en incluirme y yo la había rechazado de la forma más cobarde posible.

Tuve que salir de durante la noche para tomar aire fresco, también por qué no quiero que Percy me escuche llorar y se preocupe por mí. No es como si pudiera evitarlo, me siento tan frustrada conmigo misma que termino llorando. Me siento tonta.

Me abrazo a mí misma y apresuró el paso, caminado guiada por la luz de la luna llena en el cielo despejado.

Durante las noches el campamento es tan silencioso que da miedo, es muy diferente a cuando el sol pinta el cielo y hay gritos, risas y gente por todo el lugar. Evitó a las arpías, come carne sin problemas, y me dirijo a la playa.


Nico di Angelo Pov;

Ese verano Nico noto que la hermana de Percy miraba a los demás niños jugar con cierto anhelo. Apenas había cumplió los 14 años, seguía siendo una niña y seguía siendo queriendo jugar y actuar de forma infantil.

Percy Jackson había conseguido mantenerla lejos de los monstruos y dioses durante unos meses.

Así que sus problemas no eran los de un típico semidiós, resultaban más mundanos o simples; Como no poder hacer amigos, no sacar la calificación más alta en un examen o no lograr integrarse en la Nueva Roma.

El hijo de Hades no podía dormir pensando en como ayudar a Kali, luego se arrepentía, se molestaba consigo mismo y cuestionaba por qué diablos le preocupaba tanto que ella estuviera mal. Claro, no le gustaba la manera en que parecía tener miles de cosas en la cabeza que no la dejaban vivir con tranquilidad el día a día, quizás se veía reflejado en ella.

Quizás solo se habían hecho amigos, y ahora le importaba genuinamente.

Algo en el interior del hijo de Hades sabía qué estaba pasando realmente.

Intento borrar ese pensamiento, se levantó de la cama y se colocó su chaqueta de aviador. Salió de la su cabaña sin miedo a las arpías, poder esconderse en las sombras era una gran ventaja cuando era de noche y querías salir a pasear para tomar aire fresco durante la noche. Nico creía que todas esas reglas eran necesarias, claro, él no las seguía, pero sabía que si dejaban a los campistas ir a sus anchas, el campamento terminaría patas arriba en menos de dos días.

Mientras caminaba escucho un suave tarareo de la melodía de una canción que reconocía. Siguió la voz.

Cuando el pelinegro se acercó pudo ver el mar desde la pequeña colina que daba directamente a la playa de arena blanca, bajo la luz de la luna pudo notar el cabello algo apagado de Kali ante la luz blanca, con el sol parecía una llamarada, pero bajo la luz de la luna se veía castaño oscuro.

Ella estaba allí, con los pies metidos en la orilla y la mirada fija en el mar donde la luna parecía besar el mar.

Traía puesta una chaqueta junto con su camisa naranja del campamento y unos shorts de mezclilla, noto que ella estaba descalza, el agua de las olas a le llegaba a la altura de sus tobillos.

Kali siempre estaba silbando alguna melodía o tarareando sus canciones favoritas todo el día. Siempre en su propio mundo, alejada de todos.

Nico hizo un viaje de sombras y apareció unos metros detrás de ella, fuera del agua salada y fría.

— ¿Qué haces aquí?— Pregunto, y aunque la reacción normal sería que se asustara, Kali no lo hace, ni siquiera parece sorprenderse.

— ¿Otra vez me estás espiando...?— Kali chasqueo su lengua con fastidio mientras hacía círculos con sus pies en el agua.—Eres un raro, Nico.

Sé que bromea. Sé que no me está acusando de nada, pero mis mejillas arden y mi pulso se acelera.

— Saliste a mitad de la noche de tu cabaña y te escabulliste a la playa, ¿Quién es el raro?— Le cuestionó.

Por qué siento que debo cuestionarla y llevarle la contraria todo el tiempo.

— Sigues siendo tú.— Ella me mira por encima del hombro.—¿No puedes dormir?— Pregunta con simpleza.

— Parece que tú tampoco.— Quitó la mirada de su rostro, por qué la estoy mirando muy fijamente. Entonces por fin me percató de por qué Kali está tan concentrada jugando con el agua.— La playa está brillando.-Digo con un toque de sorpresa en mi voz.

Toda la orilla de la playa tiene un peculiar brillo azul, casi parecen luces fosforescentes. Cada que Kali mueve sus pies en el agua, este brillo solo se vuelve más fuerte y llamativo.

Siempre veo cosas raras, así que estoy lejos de alarmarme, pero esto es ...

Curioso. Bonito y curioso.

—¡No seas idiota...!—Kali suelta una ligera risa burlona, patea el agua y esta me salpica en la cara.—Se llama bioluminiscencia, es un fenómeno es producido por un alga del plancton—Su explicación se alarga, pero ella no parece darse cuenta de que no estoy entendiendo nada de lo que me dice.—Del grupo de dinoflagelados llamados «noctiluque»— Se mueve en el agua para que está brille más.—En otras palabras significa la producción de luz de ciertos organismos vivos.—Por fin se detiene y me mira con una sonrisa. Cuando se da cuenta de que no comprendí, solo pone los ojos en blanco.— Sí, la playa está brillando.

Limpio el agua salada de mi rostro con mi antebrazo.

— ¿Por qué no hablas con los demás campistas? Parece que quieres unirte a los juegos.—Menciono y la sonrisa en su rostro se borra al instante.

Ella une sus manos detrás de su espalda y hace una mueca.

— No creo que me lo merezca.— Admite con sinceridad.

Me estremece la idea de que piense que no es suficiente. Sé que es difícil. La expresión triste en su rostro solo hace que quería entrar en el agua y abrazarla, decirle que está bien, que se merece todo y mucho más.

Pero no lo hago.

— ¿Aún estás con eso?— Le cuestionó.

Kali siempre expresaba de una u otra forma su descontento. Así que esto no era algo nuevo, era una cuestión con la que luchaba a diario en su vida.

— Supongo que este sentimiento no va a desaparecer, quizás siga así para el resto de mi vida.— Camina en la orilla y yo la sigo por reflejo.—O hasta que me convierta en espuma de mar.

Suelto un resoplido de asco al escuchar la última frase. A Kali le gustaba leer, y por desgracia Leo le regaló los libros, qué cuenta todas las historias originales de las principales princesas de Disney, las cuales son bastante espeluznantes para ser consideradas cuentos para niños.

Después de que Kali leyó el cuento de la sirenita estaba un poco aturdida.

— Pienso que una forma buena de irse, más para la hija de Neptuno.— Ella me sonríe bajo la luz de la luna.—Además ustedes insisten en llamarme sirenita.

— Kali, por última vez—Sentencio.—No hay forma de que te conviertas en espuma de mar.—Exclamo con rudeza y ella pone los ojos en blanco.

— Aguafiestas.— Bufa.

Ella sigue intentando cambiar el tema, pero no pienso ceder ahora.

— ¿Crees que no me doy cuenta? Pasas todo el día escondiéndote en los establos o tu cabaña cuando no estás conmigo.— Ella se ve afligida, en esta ocasión no intenta contradecirme.—Si yo lo noté, Annabeth también.

Noto como Kali palidece y de pronto parece que está a punto de entrar en pánico con la idea que Annabeth supiera de sus problemas sociales.

— Mañana vas a participar en los juegos, creas merecerlo o no.—Digo con seriedad.— Y vas a hacer al menos una amiga.— Le ordenó.

Kali parpadea varias, exaltada.

— ¿Estás loco? ¿Y como crees que voy a hacer eso?— Chilla, nerviosa.

— ¿Qué? ¿No te crees capaz?— Le cuestionó, alzando una ceja.

La pelirroja cobriza me mira con ojos llenos de fuego e impulsos asesinos.

— No te atrevas.— Dice entre dientes.

— Hagamos una apuesta.

Kali niega con la cabeza, sonriendo con amargura. Nunca, nunca se echa para atrás y ella sabe que lo sé.

Por eso una apuesta es lo mejor para forzarla a salir de su zona de confort.

— Hijo de...— Corta su insulto y me mira curiosa.—¿De qué se trata?

— Tú sales de tu zona de confort, si no lo logras— La señalo y noto como sus ojos se llenan de una chispa de pura diversión.— Tú serás mi esclava por una semana.—Kali sonríe burlona— Y si lo logras.— Ella me interrumpe.

— ¿Tú serás mi esclavo por una semana?— Asiento con la cabeza y ella se ríe dramáticamente. Está loca, pero prefiero que actúe así que verla estando triste—¡Bujajaj...!

Suspiro y pongo los ojos en blanco.

Kali chilla y da un salto cuando la salpicó con el agua fría de la playa. Creo estuvimos toda la madrugada jugando en la playa, derribándonos mutuamente, teniendo una pequeña guerra de agua mientras reíamos a carcajadas como un par de niños.

Al día siguiente veo a Kali participar más en las actividades, no habla, pero al menos está allí.

Pase la tarde viendo cómo iba de un lado al otro, dudando, ella llegaba al pórtico de la cabaña de Afrodita y se devolvía a la suya o simplemente se quedaba parada a mitad del camino como una estatua, era muy chistoso ver cómo parecía tener una batalla interna consigo misma para dar cada paso hacia la socialización.

Kali hizo esto al menos dos horas, hasta reunió el valor suficiente para tocar la puerta. Para ese momento Kali tenía el rostro rojo y sudaba.

Entonces alguien la abrió la puerta y en un parpadeo un montón de manos la jalaron dentro de la cabaña.

Esa fue la última vez que vi a Kali...

Bueno, quizás exagero. Pero no está muy lejos de la realidad. Creo que Kali se olvidó completamente de mí, por qué pasaba todo el día con los hijos de la diosa del amor. Debo admitir que estaba bastante disgustado, claro, yo quería que ella hiciera más amigos y dejara de sentirse triste y aislada... Pero me gustaba cuando solo hablaba conmigo, pasábamos el día juntos y me daba un resumen de su día.

Cómo dejamos de pasar tiempo juntos no tenía mucho que hacer, estaba un poco aburrido, así que empecé a salir con una hija de Deméter.

Amelia es una chica elegante y tiene el cabello azul, ella fue quien se acercó primero y sinceramente pienso que solo quiere hacer enojar a su madre divina saliendo conmigo y como a mí también me cae mal su madre, no me hice de rogar. Terminamos saliendo a las pocas horas de conocernos, pero no me desagrada su compañía.

Es guapa, aunque tiene esa fibra severa y autoritaria típica de las hijas de la dios de la agricultura.

Kali y los hijos de Afrodita parecían llevarse muy bien, y en pocos días se empezó a notar el cambio. La hija de Neptuno se veía más alegre, radiante y sonriente. Se hizo popular, bueno, ella ya era popular, pero su cambio de actitud la volvió más accesible para que los campistas se acercarán.

Supongo que no hay nadie mejor para levantar la autoestima que un montón de hijos de Afrodita. Además, la madre de Kali era hija de la diosa, por lo que básicamente está conviviendo con un centenar de sus tíos y tías. Ella es feliz.

Ahora todos quieren ser sus amigos y eso me hace sentir... raro.

Últimamente, estoy bastante amargado y disgustado.

Ahora Kali tiene una mejor amiga, así que supongo que no me necesita.

Urge... esa chica.

Nunca recuerdo su nombre por qué la apode «ladrona» sin más.

Una chica de rasgos asiáticos se hizo especialmente cercana a Kali, hija de Afrodita, ahora mismo no recuerdo su nombre, supongo que ambas tienen en común tener una lengua afilada y venenosos, claro, como olvidar el cero respeto por el resto de la humanidad a la hora de criticar a la gente como viejas chismosas. Almas gemelas.

Dos semanas después, Kali recordó mi existencia, lo que me lleva a el ahora.

Es bastante tarde, estamos sentados en el suelo del pórtico de su cabaña jugando cartas, Mitomagia, Kali es muy hábil con los juegos de mesa.

Ella me platica sobre como le ha estado yendo siendo más sociable, está contenta y aliviada, tarda un poco en encontrar las palabras para explicarme su situación, por qué aún no domina bien el italiano.

Siempre que estamos solos hablamos en italiano. Al parecer la escuela de la Nueva Roma te obliga a aprender un idioma extranjero, le dieron opciones y Kali escogió el italiano por qué ella supuso que sería similar al español y teniendo un hablante nativo cerca podría pasar las clases con las notas más altas. Es una buena excusa para verla y a veces la ayudo con sus tareas.

—No por qué sea latina gusta bailar, ¿Sabes? Eso es un estereotipo estúpido.— Ella se detiene y mira las cartas en la madera.—Si me gusta bailar, pero no porque sea latina.

Hace un movimiento inteligente y me acorrala, gruño en descontento.

— Parece que te divertiste.— Menciono y reviso mis cartas.

— Bueno, no creas que olvide nuestra...— Se queda pensando como decir la palabra «Apuesta» en italiano, así que se la digo y ella la repite un par de veces.—Eres de mi propiedad, al menos por esta semana.— Me mira con ojos burlones.—Así que disfruta tu última noche de libertad.

Siento un pequeño escalofrío, me gusta cuando habla en italiano, es bueno poder conversar con alguien en mi idioma materno.

— Haces que me arrepienta de haberte ayudado.— Murmuro y noto que Kali tiene todas las cartas buenas.

Miro el mazo de cartas y noto que está un poco plano. Faltan cartas.

— Cavaste tu propia tumba.— Ella lanza una carta rara, solo hay una y las posibilidades de que te toque son muy bajas. Claro que gana el juego.

— ¿Qué diablos? ¿Estás asiendo trampa?— Lanzo mis cartas al piso de madera y la miro con rudeza.

Kali sonríe, nerviosa.

— ¿Qué?—Suelta una risa ahogada.—No, sé dé lo que estás hablando.

— Estás haciendo trampa.— Repito.— ¿Dónde tienes las cartas?

— ¡Percy! ¡Ayúdame! ¡El niño muerto se volvió loco de nuevo!—Kali entra corriendo y gritando como loca a la cabaña de Poseidón, mientas el hijo de Hades trata de atraparla.

Percy se levanta agitado con todos los gritos y gruñidos rabiosos. Tiene las marcas de las sabanas en su rostro y la barbilla mojada, por qué babea.

— ¿Q-qué? ¿Qué? ¿Qué niño muerto? ¿Nos hundimos?— Balbucea agitado.

Kali y Nico corren por toda la cabaña, literalmente le pasan por encima.

— ¡Ayúdame, hermano!— Chilla Kali.

— ¡Estás haciendo trampa! ¡Mitómana!—Gruñe el pelinegro.

Cuando por fin la alcanza, envuelve sus brazos alrededor de su cintura y la levanta del suelo sin problemas.

—¡Claro que no!— Kali grita y patalea.

— ¿Qué está pasando?— Percy se levanta luego de recuperar el aire en sus pulmones y separa a los niños.

— Sé que estás escondiendo las cartas largatija escurridiza.— Nico trata de revisar los bolsillos de Kali, pero esta lo muerde y se aparta cuando esté la suelta ante la punzada de dolor.— ¿¡Me mordiste?! ¡Hija de...!

— ¡Oye! ¡No le hables así a Kali!— Exclama Percy y tiene que detener físicamente a Nico para que no ahorque a su hermana.

— ¡Yo no hice tramp— Un puñado de cartas se deslizan por debajo de su camisa y caen desparramadas en el suelo. Todos se quedan en silencio unos segundos, Percy y Nico miran a Kali y luego a las cartas en el suelo—Bueno, esto es incómodo.— Admite.

— ¡Lo sabía!.—Nico la señala con un dedo acusador. Furioso— ¡Jugar póker con el señor D te volvió una pequeña tramposa...!— La acusa, como quien señala una bruja para que la quemen en la hoguera del pueblo.

Kali jadea ofendida y agitada.

— ¡Se llama pensar en grande! ¡Mente de tiburón, Papi! —Exclama con tanto orgullo que Nico se liberó del agarre de Percy solo para perseguirla.

La construcción tiembla, las cosas se caen de sus repisas y se rompen. Esos dos iban a destruir todo el lugar.

— ¡Dejen de correr en la cabaña...!— Grita Percy, adormilado.

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(🌪️)

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Al día siguiente, Kali despertó a Nico muy temprano para que tomaran café juntos antes del desayuno.

Nico no estaba demasiado feliz con que la hija de Neptuno  interrumpiera su sueño, apenas podía mantener los ojos abiertos y el café humeante era demasiado amargo. No era fanático de las mañanas, sobre todo ahora cuando puede dormir hasta muy tarde.

El pegaso de Kali estaba pastando alrededor, ahora todo un adulto grande y majestuoso. Y Cheeto, su gato naranja y peludo, igual que su dueña, tenía un grave caso de tener «la percepción de la realidad muy alterada» así que llevaba 30 minutos intentando darle caza al pegaso, una criatura mitológica enorme.

Lo que era bueno para Nico por qué el minino lo odia. El gato gruñe cada vez que lo ve, se pone como loco y trata de arañarlo. Lo que es chistoso, pues fue Nico quien lo saco de las calles y se lo dio a Kali para que lo cuidara.

— Te odio tanto.— Nico trata de beber el café, pero es demasiado amargo.

— Shss...— Kali le dio un sorbo a su café.— Solo disfrútalo.

— Son las 7 de la mañana.— Se vuelve a quejar Nico, amargado.

— Solo los mediocres se despiertan tarde. Si te levantas temprano puedes aprovechar el día.— Bebé un sorbo de su café y mira el horizonte.

Nico hace una mueca, arrugando la nariz y frunciendo el ceño.

— Estás loca.

Kali suspira.

— Te prohíbo quejarte a partir de ahora.— Nico resoplo.—Tampoco puedes resoplar.— Ordenó.

— Eres una tirana, y no me sorpren—Nico interrumpida de repente por la dulce voz de una chica.

— Hola, lindo.

Una chica se sentó al lado de Nico, y sin darle tiempo a reaccionar, lo tomo por las mejillas y giro su rostro hacia ella para estampar sus labios contra los del hijo de Hades. Mis ojos verdes azulados se abrieron por completo, y me quedé paralizada, aturdida por la imagen de dos personas besándose con mucha lengua y sonidos raros.

Nunca me han gustado mucho las demostraciones de afecto públicas, incluso me sentía incómodo cuando Annabeth y Percy se daban un beso frente a mí, claro, ellos nunca me dan este tipo de espectáculos. Son apenas picos o ligeros roces. Nada sexual.

Solo salí de mi pensamiento cuando la chica de pelo azul abrió los ojos y me miro directamente entre besos.

Tome eso como una indirecta para que me fuera y realmente no quería seguir viendo como Nico compartía babas con una chica de cabello azul.

—Yo—Me levanté, dejando mi tasa en la mesa de pícnic.—Ya me voy…

Trate de alejarme, aún aturdida. Tome a Cheeto en mis brazos, este gruñía a mi pegaso que nos seguía de cerca.

«¿Puedo morder a la criatura naranja, princesa? Es muy molesta» Pregunto mi pegaso, extendiendo su hocico para oler al minino en mis brazos.

—¡Kali…!— Nico me llamo, pero ni siquiera me volteo a verlo.

— Tengo que alimentar a los pegasos, nos vemos.— Me excusó y me voy.

Holaaa chicas y chicos.

Espero que les haya gustado el capítulo, no tarde tanto en escribirlo lo que es una sorpresa y apenas lo tuve listo lo publique.

Se lo que están pensando


Pero no sé preocupen demasiado, durante este verano Nico tendrá dos romances con personas diferentes y ninguna de esas es Kali 😂😂

Por cierto aquí van los memes del capítulo:

Las canciones de melanie Martinez y, olivia Rodrigo son el espíritu animal de Kali.

Bye bye.

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