04

Navidad con los gringos y un feliz cumpleaños.

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Kali estaba sentada en el sofá con cara inexpresiva, y sentada en sus piernas había una pequeña bebé de apenas un año de edad, Estelle es una niña con ojos verde mar y cabello color sal y pimienta. La hermana de Percy por parte de mamá se había encariñado con kali desde la primera vez que la vio, y cada vez que iba a visitarlos la niña exigía su total atención.

Kali no hizo nada en particular para agradarle a la pequeña Estelle, es más, la ignoraba por qué no estaba segura de cómo tratar con una bebé; Cosa que la niña pareció amar locamente luego de ser el centro de atención desde el día en que nació. Al menos eso decía continuamente Percy para no caer en depresión.

El héroe del Olimpo era rechazado por su hermanita cada vez que esta veía a Kali, extendía sus bracitos regordetes hacia la pelirroja cobriza y exigía que la tomara en brazos.

Kali hizo una mueca de disgusto y asco al ver al perro sentado a su lado en el sofá, vigilando a la bebé que intentaba llamar la atención de la hija de Poseidón con sus juguetes.

Spike era un perro Pug viejo y gordo que la señora Sally adopto cuando Percy se fue a la universidad para llenar el vacío que había dejado su hijo. Sorprendentemente, el perro se comportaba igual que percy, por lo que la señora Jackson no veía la diferencia entre ambos.

Kali creía que aquel perro era una aberración de la naturaleza.

El pobre parecía que iba a darle un ataque cardíaco en cualquier instante y respiraba como si fuera un paciente terminal de cáncer de pulmón.

Era el perro más feo que Kali había visto en su perra vida.

A Kali no solo le disgustaba el perro y la bebé que parecían acosarla cada que iba a la casa de la señora Sally.

Solo ver la vestimenta que todos traían en navidad le hacía querer vomitar ¡Pijamas! ¡Traían pijamas en navidad! ¡Y los putos suéteres más feos que había visto alguna vez!

Kali se negó rotundamente a vestir de ese modo, casi le da un ataque cuando percy le tendió uno de esos suéters tan feos, en el departamento de los ahora Blofis era la única que no se veía como si una especie de Papá Noel drogado le hubiera vomitado encima.

Todos estaban reunidos en la casa de los Blofis, por qué tal parece que todos en el grupo de la profecía de los siete eran huérfanos, excepto Annabeth y Piper, pero el padre de Piper estaba ocupado grabando una película en las fiestas y el padre de Annabeth estaba en algún lugar recóndito de Alemania investigando aspectos no conocidos sobre la segunda guerra mundial.

Y lo peor de todo es que ni siquiera estaba Nico, como para que ella pudiera distraerse fastidiándolo.

— Percy.— Sally terminaba de poner la masa junto a Leo y Frank.—¿Dónde está Nico? Pensé que vendría para estas fiestas...— Pregunto la hermosa mujer mortal, preocupada.

Aquella pregunta llamó la atención de Kali, no le sorprendía que creyeran en lo mismo, la señora Sally siempre parecía leerle la mente a todos.

— Bueno, ese era el plan.— Percy dejo de hacerle muecas a Estelle para llamar su atención. La pequeña niña estaba más interesada en el cabello rojizo de Kali.—Dijo que vendría.

— Quizás deba ir a buscarlo, ya casi son las 8.— Exclamó Jason, mirando el reloj en su muñeca izquierda.

—No va a venir.— Especuló la rubia de ojos grises, distraída mientras leía un libro junto a la chimenea.

— ¿Entonces preparé comida de más para nada?— Cuestionó Leo de pronto, en un tono casi ofendido.

Pues el moreno habia pasado toda la tarde cocinando con la señora Blofis.

— Tranquilo, yo me comeré esos tamales por Nico.—Exclamo Percy, llevándose la mano al pecho con falso pesar en sus ojos.— Es un sacrificio que estoy dispuesto a hacer.

— ¿Por qué lo dices Annabeth?— Pregunto Sally, estando notablemente preocupada por el hijo de Hades.

— Bueno, Bianca murió en estas fechas...— Annabeth bajo el libro en sus manos con una expresión ausente en su rostro.— Y no se enteró hasta su cumpleaños en enero.— Murmuro.

Percy palidecido con la sola mención del nombre de Bianca, culpable.

— No lo sabía.— Balbuceó Sally con un tono de tristeza, llevando su mano temblorosa hacia su rostro para cubrir sus labios.

— Pobre chico.— Paul puso su mano en el hombro de su esposa.

Kali sintió las manitos frías de Estelle en sus mejillas, bajo la mirada y se encontró con los ojos suplicantes de la menor, como diciendo "Ya pélame culera, estoy siendo adorable para ti y ni siquiera me miras" por qué Estelle tenía asentó mexicano en la cabeza de Kal; No hay explicación lógica.

— Espera.— Leo sacudió su cabeza confundido y miro a Annabeth.— ¿Dices que su regalo de cumpleaños fue la noticia de la muerte de su hermana? — La rubia asintió con la cabeza y leo resopló.— Diablos viejo, sabía que Nico había pasado por cosas fuertes, pero diablos.— Bufo.

— Eso es una mierda.— Expreso Jason para la sorpresa de todos.

Ese chico nunca dice groserías, es demasiado correcto para eso.

—¿Jason?— Soltó Piper.

— Lo siento, me exalté.—Dijo cruzándose de brazos.

— No creo que venga, paso cuatro años vagando solo por allí ...— Hazel murmuro, colocando los platos en la mesa junto a su novio.— Dudo que esté acostumbrado a este tipo de cosas.— Expreso con tristeza.

— Lo llamaré.— Jason tomo una dracma de su bolsillo y salió de la habitación buscando una forma de hacer un arcoíris.— ¡Ya regreso!

Kali decidió no unirse a la conversación.

Le pareció no conocía lo suficiente a Nico como para dar su opinión.

El resto de la navidad transcurrió con tranquilidad, cenaron todos juntos y tomaron chocolate caliente, fue una linda ocasión aunque todas las chicas tuvieran que dormir apiladas en la habitación de visitas y lo mismo para los chicos en el cuarto de Percy.

A la mañana siguiente todo el grupo de semidioses partieron a la Nueva Roma luego de abrir sus regalos.

Percy estaba despidiéndose de su madre cuando decidió ver por última vez a Estelle, a veces Percy se sentía un poco culpable por estar tan lejos de ella, por no cuidarla como era debido. Se acercó a la habitación de la bebé, pero se detuvo al notar la puerta entre abierta. El pelinegro se asomó al interior de la habitación, y vio a Paul su padrastro con Estelle sosteniéndola con sumo cuidado, como si fuera frágil o de material delicado.

Paul le tarareaba una canción a Estelle para que se calmara, pues había despertado llorando.

Percy miro la escena en silencio, le recordó que él nunca había tenido eso y aunque su madre es maravillosa, una parte de él se pregunta si su vida hubiera sido más feliz si Poseidón hubiera asumido su papel de padre.

Entonces Percy comprendió que Estelle ya tenía quien la cuidara y protegiera, él era su hermano mayor y siempre estaría ir para ella, pero ahora mismo Estelle no lo necesita.

El pelinegro de ojos verdes giro su cabeza y vio a Kali junto a Annabeth en la entrada. La pelirroja cobriza tenía la cabeza recostada del pecho de la rubia, mientras la abrazo, con los ojos cerrados. Por su parte, Annabeth le daba suaves palmadas en la espalda a Kali y le devolvía el abrazo.

Era temprano y hacía frío, Kali no estaba acostumbrada a las bajas temperaturas, así que había estado más cariñosa de lo usual con respecto a los abrazos para robarte el calor.

Kali lo necesitaba, ella necesita de alguien que la cuidará; Igual que el cuándo tenía su edad.

Y Percy no la dejaría sola.

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— ¿Así que aquí te escondes?

Kali atravesó la ventana con algo de dificultad por la nieve, precavida, camino cuidadosamente por las tejas congeladas del tejado de la casa del gran embajador de Plutón.

Nico estaba allí, sin abrigo, sentado con la vista perdida en la ciudad.

Kali se sentó a su lado tembloroso, aun con miedo a caer. Y soltó un ligero suspiro de miedo cuando sus pies se enterraron en la nieve.

Estaba haciendo mucho frío, pero aun así se puso a sudar como loca.

Kali era acuática, no voladora.

— No me escondo.

Nico ni siquiera la miro, al hablar su aliento caliente formó niebla.

— ¿Sabes que está nevando, no?— Le cuestionó Kali, mirando su ropa poco adecuada para el clima frío.—Te vas a congelar el trasero.— La pelirroja se abrazó a sí misma, tratando de ocultar que se estaba muriendo de frío.

Kali solía vivir en una isla que solo tenía una estación; verano y lluvia.

Por lo que no estaba acostumbrada a la nieve ni al frío extremo.

— Si me congelo o no, no es tu problema.— Dijo inexpresivo.

— Al menos no llevas uno de esos feos suéteres.— Mencionó Kali, tratando de no presionarlo demasiado y sacar otro tema al alzar.

Cómo el hecho de que Nico di Angelo llevará su ropa negra habitual y no la fea ropa navideña. Aunque aun así el ambiente era denso e incómodo.

— Crecí en la Italia fascista, no había algo como suéteres de navidad feos o navidad realmente.— Expreso con algo de rudeza, me miro de reojo y soltó un frío.— Ve a casa Kali.

— Bueno, creo que nadie debería estar solo en navidad.— Murmuro la pelirroja, aunque técnicamente el día de navidad, 25 de diciembre, había sido ayer.— Además, tú me ayudaste con mi problemita con los muertos.— Soltó algo cohibida refiriéndose a qué tenía una deuda con él.

— Vete, kali. —Le ordenó.— No quiero escuchar un sermón de una niña de doce años.— Soltó amargamente.

Kali puso los ojos en blanco y abrazo sus rodillas, por qué tenía frío en las piernas. A pesar de tener 3 capas de ropa encima y una chaqueta enorme.

— Solo eres dos años mayor que yo, presumido.—Exclamo la chica con el ceño fruncido, le molestaba que todos la tratarán como si fuera tonta solo por ser joven.— Te sorprendería saber que comprendo lo que sientes.

— Tú no sabes nada.— Gruñó Nico y se giró para mirarla con odio.

Kali no se inmutó.

— Percy me contó lo que pasó con tu hermana mayor.— Expreso Kali.

Nico soltó una risa amarga y puso los ojos en blanco antes de lanzar una pequeña piedra contra el árbol más cercano, provocando que un montón de nieve callera de sus ramas.

— Por supuesto que lo hizo.

— No voy a decirte cómo debes sentirte.— Kali llevo su vista hacia la ciudad de la Nueva Roma.—Mucho menos que debes superarlo o alguna mierda parecida.—Soltó con su típico noto agresivo.—Estar triste, está bien, yo aún estoy triste por mi madre y las personas en la isla.— Aseguró.

Nico la miro de reojo.

—No pareces muy triste.

— Estoy intentando sobrellevarlo.— le indico la menor.— Mi terapeuta dice que todas las personas llevan el duelo de forma diferente.— Kali lo miro y Nico desvío la mirada.—Y estar triste es parte de ese proceso, duele, pero un día dolerá menos y en algún momento solo será un recuerdo.— Explico.

Nico respiró tortuosamente, cerro los ojos y llevo una de sus manos a su frente para acariciar su cien.

No quería que Bianca fuera solo un recuerdo.

— Definitivamente. Una niña me está dando un sermón, perfecto.

— Intento ser buena persona, y ser empático es parte de eso.— Kali miro mal al pelinegro, y se cruzó de brazos.

El hijo de Hades entrecejo los ojos y le dio un lepe en la frente.

— Hablas como una psicópata que trata de entender las emociones humanas.— Le acuso con malicia.

Kali soltó un quejido y se sobó la frente, arrugó la nariz, molesta.

Pero no lo insulto ni dijo nada hiriente, prefirió tragarse su veneno por el bien de la paz mundial.

— Te traje la cena, por poco Percy y Jason se pelean por ella. Pero logré esconderlo a tiempo.—Le comento la menor, pasando un mechón de su cabello rojo por detrás de su oreja.— Hazel está preocupada por ti, te llevo un regalo de navidad y todo.

— Romanos y griegos celebrando navidad, que mal chiste.— Bufo.

— Quizás tengas razón.—Kali tomo la bolsa a su lado, rebuscó en su interior para sacar algo.— Yo también te traje un regalo.— Mencionó tranquila.

— ¿Un instrumento de tortura o quizás un comentario sarcástico?

Le cuestionó Nico, alzando una de sus cejas en forma interrogativa.

— Lamento decepcionarte, pero es una simple bufanda.— Kali le mostró la bufanda tejida de color rojo, y sin preguntar la enrollo alrededor de su cuello con cuidado. Nico miró a Kali en silencio, notando lo concentrada que estaba y cómo sus ojos azules verdosos se fijaban en lo que hacían sus pequeñas manos.— La hice yo misma, por qué aún soy una niña y no tengo dinero.— Comento Kali con la más baja con sinceridad. Tomo un extremo de la bufanda y la lanzó sobre el hombre de Nico.

Nico pasó de tener frío, a sentir una pequeña ráfaga de calor extenderse en su pecho y sus mejillas. La prenda era increíblemente cálida y suave, le brindo una sensación de familiaridad y calidez que no había sentido en mucho tiempo; Fue raro.

Tomo la esquina de su bufanda y sintió la lana bajo sus dedos.

Nico se preguntó cuánto tiempo paso Kali haciendo aquella bufanda.

— No es tan terrible.— Murmuro.

— Sí, todos los regalos que di este año son tejidos por qué no sé hacer otra cosa.— Mencionó la chica, tratando de disimular que estaba temblando de frío.—Mamá solía pensar que era una actividad no peligrosa para una niña hasta que vio las agujas de madera que utilizo.—Explico, sonriendo al final cuando menciono a su madre.

Nico la miro inquisitivo.

— Creí que solo sabías morder, gritar y pelearte como un gallo.

— Los gallos de pelea son geniales.— Chasqueo la lengua mientras fruncía el ceño y temblaba, fastidiada, llevo sus manos a su cintura.— Tienen mucho aguante.— Exclamó Kali.

Nico se levantó sin problemas y tomo el brazo de kali para ayudar a que se levantara, pues era obvio que estaba muy asustada de estar en un tejado resbaloso con zapatos de tacón.

— Vayamos adentro, veo a alguien que sí va a congelarse.— Se burló.

Kali se la paso lloriqueando diciendo que iba a caer del techo, que era acuática y no voladora.

Soltando pequeños gritos mientras iban a paso de tortuga a la ventana para entrar en la casa.

El hijo de Hades calentó la comida en el microondas, así que mientras Nico di Angelo comía el recalentado de la cena navideña del día anterior (Cosa que por alguna razón le hacía mucha gracia a Kali) ambos mantenían una animada conversación. Alguien toco la puerta, Kali se levantó para atender al llamado, encontrándose a Hazel, la hermana de Nico y Frank, quien era un familiar lejano de Kali y Percy.

Terminaron jugando monopoly y Mitomagia toda la noche, tomaban ponche y chocolate caliente hasta la media noche. Al final se hizo muy tarde como para que Hazel y Frank pudieran irse a las barracas de la legión, así que Kali también decido quedarse a pesar de vivir cerca de la casa de Nico. Solo aviso a Annabeth dónde estaba y que se iba a quedar.

Hazel y Kali durmieron juntas en la habitación Nico, mientras que Frank y Nico durmieron en el sofá.

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— Estoy emocionada.— Exclamó Hazel, inclinándose hacia su hermano con una sonrisa y una chispa en sus ojos avellana casi dorados.— Pronto será tu cumpleaños, ¿No es genial?— Le cuestionó la Pretora, sonriente.

Nico la miro de reojo y volvió su vista al termo de agua, inexpresivo. Tomo un largo tragó y respondió.

— No lo sé, creo que me da igual.— Respondió con simpleza.

La pelirroja cobriza se sentó en el césped, al lado de la morena. Habían estado entrenando en el patio trasero de la casa de Jason y Piper, la casa era grande, espacios, estaba ubicada en la nueva Roma y poseía un gran patio que ahora estaba lleno de maniquíes y armas. Había sido un regalo del padre de Piper cuando esta se mudó de casa debido a la universidad.

Kali no era parte de la legión, así que Percy la entrenaba por su cuenta y cuando se reunían aprovechaba para tener diferentes oponentes y probar las técnicas que le enseña Percy.

— ¿Cuántos años cumples?— Le pregunto Kali, más interesada.

Por qué obviamente...

Cumpleaños + fiesta = Pastel.

— 14 años.— Se apresuró a contestar Hazel, sonriente.

— 15 en realidad.— Le corrigió Nico.

El rostro de la morena perdió el brillo al instante y su sonrisa desapareció, siendo reemplazada por una mueca y ojos avellana lleno de tristeza. Kali nunca había visto a alguien cambiar de estado de ánimo tan rápido.

— ¿Qué...?— Dijo la hija de Plutón apenas, con la vos entrecortada.— ¿Me perdí tu cumpleaños?— Le cuestiono casi incrédula.

Nico notó la repentina caída en el humor de su hermana, llevo su mano a la cabeza de la chica y revolvió su pelo de forma fraternal.

— No recuerdo haberlo celebrado alguna vez, no te preocupes.— Intento restarle importancia al tema.

Y era cierto, la mayor parte de sus recuerdos fueron borrados en el río lete por su padre. Luego empezó toda la locura de profecías y guerras, en ese momento no tenía amigos o casa como para celebrar una fiesta.

En todo caso, ese comentario no logro hacer sentir mejor a Hazel. La pobre solo se disoció de la realidad, o eso pareció por qué se quedó callada con la mirada perdida en la nada.

—¿Dices que nunca has celebrado tu cumpleaños?— Le pregunto Kali.

— No que recuerde.— Admitió Nico.

— Eso es una mierda. — Expreso la de piel trigueña y ojos verdes acuosos.— Los cumpleaños son especiales.

Nico frunció el ceño.

No sabía por qué, le agradaba Kali, pero cada vez que hablaban sentía la necesidad de llevarle la contraria.

— Todos mis días son especiales, este solo viene con pastel y globos.— Le respondió con cierto tono egocéntrico que le molestaba a Kali, cruzándose de brazos y alzando el mentón.

Antes de que Kali lo mandara a la mierda, escucharon un estruendo venir de la casa y los tres más jóvenes del grupo se giraron para ver en dirección a la puerta de cristal, allí parado estaba el rubio hijo de Júpiter con la mandíbula desencajada y los ojos desorbitados, sostenía con ambas manos una bandeja de metal y en el suelo había tres vasos con un líquido azul radiactivo esparcido en el suelo.

— ¿¡Cómo dices?! ¡¿No has celebrado tu cumpleaños?!— Chillo Jason Grace totalmente consternado.

Luego el rubio tuvo un ataque de mamá y abrazo a Nico durante media hora, el hijo de Hades no fue capaz de hacer nada al respecto, por qué Jason era mucho más grande y fuerte. Lo abrazo inmovilizando sus brazos y lo alzó del suelo, todo esto bajo el sol, provocando que el chico no fuera capaz de huir por las sombras.

Luego de cenar todos juntos, gracias a los dioses dejaron que leo cocinara y Piper no toco la cocina. Nico volvió a Manhattan por qué tenía que asistir a la preparatoria el día siguiente, Hazel se quedó a dormir con kali en vez de regresar a su Cohorte con Frank.

Las dos féminas tenían edades parecidas, Hazel solo le llevaba un año y se habían vuelto amigas poco tiempo después de conocerse.

Así que cuando Hazel tenía tiempo libre como pretora se quedaba en la casa de Percy y Annabeth para tener pijamadas con Kali.

Se la pasaban viendo películas viejas de adolescentes y comiendo frituras o hablando por horas de los chismes que corrían en la duodécima legión.

— Hazel, ¿sabes hacer postres?— Le pregunto al ver el gesto preocupado de la chica mientras veían Barbie, escuela de princesas; Un clásico.

A Hazel se le llenaron sus ojos dorados de brillo.

— ¡Oh! ¿Cómo galletas, pasteles y esas cosas?— Pregunto emocionada.

— ¡Sí, eso!—Exclamo de vuelta.

La morena negó con la cabeza.

— No, no sé.— Admitió sonriente y Kali quiso golpearse la frente.

No quiso lanzar ningún comentario sarcástico por qué Hazel es sensible y no comprendía bien como funcionaba el bullying sano en las relaciones de amistad. Si le gritaba o hablaba feo seguro lloraría.

— Bueno, vas a aprender.— Exclamó Kali con una sonrisa.— Por qué soy la mejor haciendo postres.— Aseguro con un tono algo narcisista.—Aprendí de la anciana que vivía al lado de mi departamento.— Le explico sonriente.

— ¿Cómo?— Cuestionó Hazel.

— Bueno, la señora rosa no tenía mucho que hacer y sus nietos no la visitaban tanto como quería — La pelirroja cobriza Intento explicar, aunque la morena la Interrumpió y puso pausa en la película.

— ¡No! Me refiero a como haremos los postres ¿Hay que ir al supermercado?

Kali parpadeó y lo pensó en todo los ingredientes que deberían utilizar.

— Ah, sí. —Soltó la chica con simpleza.— Creo que deberíamos comprar algunas cosas.

— ¡Hay que hablar con Jason y Piper para preparar la fiesta, seguro que lo harán con gusto!.— Hazel la tomo de la mano y la saco de la cama con una explosiva emoción infantil.

— ¡Espera! ¡Es la media noche, esperemos a mañana temprano!

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Nico di Angelo llegó a la estación de autobuses en Manhattan y tomó un autobús hasta San Francisco, luego hizo un viaje de sombras para llegar más rápido al campamento Júpiter. Hoy era el primer cumpleaños que pasaba con amigos, Jason le dijo que cenarían juntos, nada pretencioso, cosa que le alivio bastante. Por qué no quería un gesto exagerado o costoso.

Debía admitir que estaba algo ansioso, incluso emocionado.

Cuando llegó al campamento Júpiter Jason lo esperaba en la frontera, lo saludo y felicitó con su típico gesto amigable, Nico dejo sus armas con el dios, terminó y ambos semidioses se adentraron en la pequeña ciudad.

— Espero que no te moleste que te hayamos hecho un pastel.— Le miro de reojo con una sonrisa radiante.

— No, está bien.— Nico desvió la mirada, se sentía bien.

Es decir, claro que le hacía ilusion toda la cuestión del pastel, etc.

— No crezca tan rápido.—Jason paso su brazo por los hombros de Nico y lo abrazo, ambos siguieron caminando en esa posición.— Mjmm te veo más alto.— Expreso el rubio de ojos azules.

Nico soltó una pequeña risa.

— ¿Más alto que la semana pasada?— Le cuestionó divertido.

A veces Jason exageraba todo lo que pasaba con él, todo después de que se le escapó un «Papá» por accidente después de la guerra de Gaia.

Fue muy vergonzoso para Nico, y a Jason le hizo mucha ilusión.

— Sí.—Afirmo el chico, luego lo miro de arriba abajo.—¿Te dieron la charla de las abejas y las flores?

Nico soltó un jadeo de vergüenza y se sonrojó furiosamente.

No le gustaba para nada hablar de ese tema, le ponía muy incómodo.

No está seguro si era pudoroso por venir de otra época o simplemente era un mojigato al hablar de sexualidad.

— ¡Jason! ¡Diablos...!— Chillo, el hijo de Hades, exaltado. Luego respiro hondo y se tranquilizó—Si me la dieron en la preparatoria, incluso repartieron condones.— Admitió.

Jason Grace sonrió mostrando los dientes, complacido, y le dio un par de palmadas en el hombro.

— Genial, aunque debo aceptar que estoy celoso. Tenía un PowerPoint sobre eso para ti.—Le explico en un tono pensativo y luego miro a Nico con los ojos llenos de brillo.— Aún puedo darte la clase.—Ofreció.

— No, gracias.— Resoplo, ya había tenido suficiente de esas clases.

Jason le aseguro que sería una simple comida con los siete semidioses de la profecía, más Kali, calipso y Reyna que había pedido un permiso especial a la diosa Artemisa para asistir.

Apenas se abrió la puerta, las luces sé dé la casa se encendieron y cañones de confeti explotaron, seguido de un coro de felicitaciones y palabras de aliento. Nico no supo exactamente como reaccionar, se sintió raro de buena forma, es decir, todo ellos se reunieron solo para verlo soplar unas velas y eso lo hacía... Extrañamente bien; Feliz. Recibió muchas palmadas en la espalda y abrazos, junto con una montaña de regalos. Durante toda la tarde se contaron todo tipo de tontas y vergonzosas historias de su pasado.

La vez que Percy casi lo mata.

Aquella ocasión dónde se vio obligado a ponerse una camisa hawaiana.

Cuando dos Titanes lo atraparon en un jarrón por andar de curioso en el Tártaro y casi se muere.

Su primer Crush con Percy, el tipo que lo consideraba un traidor.

Y como traumo al héroe del Olimpo cuando se dio cuenta de que no era su tipo realmente.

Su relación con Will.

Y esa vez en la que lo convirtieron en una mazorca.

Para Nico, esta fiesta, celebraba que había sobrevivido a tres años de pura soledad y que ahora estaba aquí. Con todos sus amigos y personas cercanas, quizás no estaba Bianca y tampoco su familia mortal, pero tenía a Hazel y un montón de semidioses con dislexia por amigos. No estaba tan mal.

Había logrado sobrevivir a dos guerras sin ser mayor de 14 años.

Se sentía como un verdadero logro estar vivo. Y ahora que atravesaban una época de paz, ya no tendría que luchar continuamente para no ser comido por los monstruos. Su aura se había vuelto tan hostil que la mayoría de las bestias prefería no cruzárselo.

Ese día se permitió a sí mismo dejar de sentirse culpable por seguir vivo y solo se concentró en comer pastel.

—Atención, Atención.— Exclamó Leo saltando del sofá para colocarse de pie y golpear su baso con un tenedor para hacer ruido.— Bueno, como saben —Hizo sonar su garganta.— En México los 15 son un gran evento, mi cultura me impide ver esta insípida fiesta con ojos indiferentes.— Leo dejo él basó sobre la mesa y camino rápidamente hacia la puerta, envolvió su mano sobre la manilla.— ¡Que comience la verdadera fiesta! — Grito el moreno a todo pulmón, abriendo la puerta y dejando que entrarán un grupo de mariachis con sus instrumentos.

Los chicos no tuvieron tiempo de opinar cuando una gran manada de adolescentes entro en la casa detrás de los mariachis que no tardaron en empezar a tocar alegremente.

Kali sonrió mostrando los dientes y aplaudió encantada por el repentino ambiente festivo que le era familiar.

La casa se llenó de gente, había un robot con forma de silla repartiendo bebidas y comida chatarra.

Las luces normales se apagaron, dejando la casa iluminada por luces de neón que alternaban entre todo tipo de colores, azul, morado, roja...

Había collares de cuentas volando por toda la casa, gente bailando, etc.

En menos de media hora la casa se convirtió en una completa locura.

—¿Qué es esto Leo?— Le cuestionó Jason por encima de la música.— Se supone que sería tranquilo y privado.

—Esto es tranquilo— Señaló con una gran sonrisa.— Y solo son unas treinta personas, es privado.— Se excusa.

—¿Dónde está kali?— Chillo Percy, alterado. Pues había perdido de vista a su hermana en la turba de gente.

— En la pista de baile— Le indicó Leo, señalando a la pelirroja cobriza.

Allí estaba, la pelirroja cobriza estaba arrastrando animadamente con ella a Nico por toda la pista de baile. Kali se reía al ver lo mucho que le costaba al chico seguirle el paso, aun así Nico no parecía incómodo por aquello. Ambos se destacaban en la multitud por qué eran los únicos que bailaban el tipo de baile que iba con la música alegre que tocaban los mariachis. A Percy se le calló la mandíbula al verla.

— Disfruten la fiesta.— Leo les dio una palmada en la espalda a cada uno en forma de consuelo.— ¡Vamos!

Esa noche Percy termino tan ebrio que subió sobre una mesa mientras le cantaban la canción de amor más cursi y melosa a Annabeth.

Al día siguiente, Kali se encontró a Percy, Nico y Jason llenos de collares, un sombrero de mariachi y dibujos obscenos en la cara(Que ella misma dibujo en la madrugada, por qué el que se duerme pierde), durmiendo una siesta juntos, sentados en el sofá, apoyando la cabeza en los hombros del otro. Luciendo terribles, pero de alguna forma adorables a sus ojos.

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