03

Una nueva vida.

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Nueva Roma es una ciudad ubicada dentro del Campamento Júpiter y custodiada por los campistas con el fin de servir como refugio para todos los semidioses romanos, legados, espíritus de la naturaleza y dioses menores. Contiene también una universidad y escuela/preparatoria para que los semidioses estudien allí...

Actualmente, se encuentra en California del Oeste, Estados Unidos.

Los edificios de Nueva Roma están construidos a base de mármol blanco con techos de tejas rojas, e incluyen casas, tiendas, un foro tachonado con estatuas y columnas, y modelos del Circus Maximus y el Coliseo. Allí se ofrece vivienda y educación para los semidioses y sus familias una vez que han pasado diez años de servicio en la legión. A las afueras de la ciudad se encuentra la Colina de los Templos, con templos dedicados a muchos de los dioses romanos, siendo el más importante el Templo de Júpiter.

La ciudad es una «zona segura», sagrada en las palabras de Frank con el que hable unos segundos; y no se permiten armas dentro de los límites. Está custodiada por Término, el dios protector de los límites.

Los ciudadanos de Nueva Roma son casi todos veteranos de la legión, algunos de los cuales aparentemente asesoran a los actuales pretores.

Después de la batalla contra Gaia, Reyna y Frank, los actuales pretores, permitieron que Annabeth y Percy asistieran a la universidad en Nueva Roma y vivir el resto de su vida allí, después de terminar su último año escolar en Nueva York.

Claro que luego de un tiempo Reyna dejo su cargo como pretor y se unió a las cazadoras de Artemisa.

Y Hazel tomo el puesto, siendo la primera descendiente de Plutón en tomar el puesto de pretor.

Kali no sé unió a la legión, solo iba a estudiar y vivir en la Nueva Roma.

El departamento de Percy y Annabeth tenía una sala y cocina pequeñas, se asemeja más a un departamento de soltero, además de dos habitaciones con sus respectivos baños. Es lindo.

Era la primera vez que tenía una habitación para mí sola.

Y fue toda una experiencia.

Cómo no tenía mucha ropa, por lo del incidente con mi isla cuando llegue al campamento solo tenía una muda de ropa. Pase toda esa tarde comprando ropa en las tiendas de la ciudad junto a Piper, Annabeth y Hazel.

Me sorprendió ver qué eran tratadas como celebridades, incluso recibían más respeto que las estrellas.

Hazel me callo bien de inmediato, era la hermana de Nico.

Era una chica muy linda, tenía la piel oscura y el cabello afro, además de ojos dorados que desprendían una calidez increíble; Me atrevía a decir que era totalmente opuesta a Nico.

Agradable, risueña y alegre.

Además, solo era un año mayor que yo, pero tenía un gran puesto en la legión y todos la respetaban.

Frank también era un chico muy agradable, tenía rasgos asiáticos y para ser el hijo de Ares (Marte) resultaba ser muy amable.

Solo lo vi uno por unos minutos, estaba muy ocupado y solo paso a saludar.

— Ven cuando quieras, nos vendría bien tenerte en la legión.— Me ofreció Hazel, tomando mis manos a la vez que sonreía.—Espero que te vaya bien en la escuela y te guste mucho.

— Gracias.— Dije sonriente.—Quizás pueda servir como obstáculo en los juegos de guerra.— Le ofrecí y ella me sonrió con emoción.

— Lo estaré esperando.— Me miro entrecerrando los ojos.—¡Tú y yo seremos grandes amigas!—Teorizo.

— ¿También eres oráculo?

—No necesito ser oráculo para saberlo.— Miro su reloj.— Tengo que volver, Frank enloquecerá sin ayuda.

Hazel se despidió con la mano y salió corriendo en dirección a la frontera con el campamento Júpiter.

Piper y Annabeth pasaron los próximos 20 minutos ayudando a arreglar mi nueva ropa en la mi nueva habitación. Creo que ellas estaban más emocionadas que yo.

Con todo el asunto de la escuela nueva y los nuevos amigos.

Ellas esperaban que hiciera muchos y me dieron un montón de consejos.

»Busca al grupo de inteligentes del salón y júntate con ellos. No te sientes atrás, no eres una delincuente«me aconsejo Annabeth.

»No te dejes llevar por la presión social, las chicas pueden ser crueles a esa edad«Me aconsejo Piper.

»Quémalos si no te agradan, o haste la graciosa cualquiera de las dos funciona«me aconsejo Leo.

Luego de eso se fue con calipso de viaje y quién sabe cuándo volverán.

Quizás en el verano o navidad.

»Sé amable, y no te pelees«No fue un consejo, sino una petición por parte de Jason Grace.

»Que nadie meta tu cabeza en los inodoros, y si lo intentan ¡Pum! Has explotar las tuberías «Exclamó Percy»Luego dame sus nombres y tu hermano mayor hablara con ellos»

Annabeth le jalo la oreja a Percy.

»No escuches los consejos de Percy» Le aconsejo Annabeth.

Nico no me dio ningún consejo por qué él no vive en la nueva Roma, según Annabeth estudia en New York en un colegio para niños ricos, con uniformes y todo. Aunque yo estaba acostumbrada a los uniformes, por qué era común en las escuelas de la latinoamericana, pública o privada.

Todos los chicos se encargaron de molestarlo bastante con eso antes de que el verano se terminará.

Fue bastante gracioso.

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La Nueva Roma era básicamente un pueblo pequeño, lleno de semidioses y legados de semidioses, generaciones de ellos, algunos que ni siquiera nacen con los atributos del dios que del que descienden. Algunos incluso se casan con personas fuera de la comunidad y las traen a vivir a la nueva Roma, en su mayoría mortales que pueden ver a través de la niebla. Así que no todos son hijos de dioses como tal.

La Nueva Roma solo tiene una institución que junta preescolar, primaria, secundaria y preparatoria.

La universidad estaba aparte.

Bueno, con eso claro quiero que piensen que esta gente se apega mucho a las tradiciones.

Y son super supersticiosos.

Todo iba bien en mi primer día en sexto grado de secundaria.

Hasta que dije de quién era hija.

El dios Neptuno.

Y de pronto ya no era la simpática chica nueva, por cierto, en ese lugar todos habían estudiado juntos desde preescolar. Ahora era la aterradora chica nueva hija de Neptuno

Claro, con Percy era diferente, él también era el hijo de Poseidón.

Pero era Percy Jackson, el héroe del Olimpo, que se había ganado el respeto de todos los Romanos.

Los más tradicionales seguían desconfiando de él, y bueno, esas personas tenían hijos igual de supersticiosos que ellos.

Percy ya era mayor, nadie se metía con él por miedo y en la universidad era una jodida celebridad.

Por mi lado, bueno, los padres de mis compañeros me veían como si fuera un insecto y les decían a sus hijos justo frente a mí que no me hablaran por qué era un mal augurio.

Y mis compañeros de clases, bueno, ellos no me hablaban.

No es que me molestaran, hasta ahora nadie me había dicho algo a la cara.

A veces esparcen rumores malos sobre mí, o escriben cosas malas en mi casillero o pupitre.

La mayoría del tiempo solo me excluyen.

Nunca ha llegado a nada físico o demasiado escandaloso, ni siquiera me insultan en la cara.

Nadie se sienta conmigo a la hora del almuerzo, nadie quiere hacer grupo conmigo en los trabajos. Me uní a algunos equipos deportivos, pero tampoco pude hacer amigos allí.

Es irónico que cuando quiero hacer amigos todos huyen de mí.

No quise decirle nada a mi hermano o Annabeth por qué no quería causarle más preocupaciones aparte de las que ya tenía con la universidad.

La verdad es que hubo una larga reunión para decidir si podía o no estudiar y vivir en la Nueva Roma sin pertenecer a la legión...Los senadores no estaban seguros de permitirme la entrada en su ciudad, y yo no estaba dispuesta a unirme a un campamento militar. Odio recibir órdenes y estaba segura de que no duraría un día allí. A final, Percy, Jason y Hazel pusieron sus títulos en juego para asegurar que no causaría problemas o destruiría toda la ciudad, como lo hizo un antiguo hijo o descendiente de Neptuno...

No iba a poner eso en riesgo.

Mucho menos cuando me enteré de los castigos que aplican los romanos.

Ellos creían que tenía muchos amigos y me iba bien en la escuela.

Intenté ocultarlo lo máximo posible, pero a finales de invierno, cuando faltaba poco para salir de vacaciones por navidad, algo sucedió y mi careta de bienestar se calló por completo.

— Oye, hija de Neptuno.

Cuando vi a un grupo grande de chicos y chicas acercarse mientras reían supe que iba a acabar mal.

— ¿Qué quieren?

— Bueno, queremos saber si puedes controlar el agua como tu hermano.— Pregunto una chica de forma burlona, y todos se rieron de mí.

Por alguna razón todos pensaban que no tenía poderes, porque bajo su lógica, si los tuviera estaría en la legión.

Cerré mi casillero y alce la ceja.

— Creí que le temían a Percy.— Dije indiferente.— Y por eso no me hablan.

— Nadie le tiene miedo a tu hermanito.— El grupo estallo en carcajadas. Un niño se acercó e intento tomar mi cabello, pero me aparté.—¿Vas a ir a llorarle para que te salve?— Hablo con vos infantil.

— Quizás lo haga, soy su hermana menor y es muy protector.— Dije con obviedad, aunque no me gustaba sacar el tema de que mi hermano podía partir a cualquiera como una ramita si me molestaran.—Ustedes no sé atreverían a ponerme un dedo encima, por qué son unos cobardes niños de secundaria.

— ¿Por qué la niña griega es tan egocéntrica? Opino que hay que bajar su temperatura.

Antes de darme cuenta, un grupo de 10 chicas y chicos me arrastraba hacia los baños. Yo lanzaba puñetazos y patadas, pero era imposible escapar del agarre de tantas personas. Me había peleado muchas veces antes, pero con mortales, estos eran legados o semidioses. Me arrastró hasta el baño de las chicas. Había una fila de váteres a un lado y otra de duchas al otro. Olía como cualquier lavabo público, y yo pensé -todo lo que podía pensar mientras me tiraba del pelo- en lo que me había dicho Percy el primer día de clases.

El grupo reía a todo pulmón, mientras yo intentaba encontrar la fuerza con que había hundido una isla, pero no estaba por ninguna parte.

Y tenía miedo ... Por qué si causaba problemas, el senado iba a ir por las cabezas de Jason, Percy y Hazel.

—Sí, hombre, seguro que es material de los Tres Grandes —dijo uno de los chicos empujándome hacia un váter—. Seguro que es tan fuerte como su hermano, el héroe del Olimpo.

Las chicas me pusieron de rodillas y empezaron a empujarme la cabeza hacia la taza. Apestaba a tuberías oxidadas y a... bueno, a lo que se echa en los váteres. Luché por mantener la cabeza erguida, las risas, las burlas, todo me hizo llegar a mi límite.

— Mierda, es más fuerte de lo que pensé.— Se quejó un chico al notar que no lograban hundir mi cabeza.

No pude evitar tomar una bocanada de aire de alivio al dejar de sentir la presión sobre mi cabeza y cabello.

— Tengo una mejor idea.— Exclamó una chica, tirando de mi cabello hacia atrás para qué alzará mi rostro.— Hay que darle una refrescante ducha.

¿Qué?

Me arrastraron entre risas hacia las duchas, intenté anclarme al suelo sin éxito, pero me tomaron de las piernas y las manos para transportarme con más facilidad. Me soltaron debajo de una regadera y la abrieron de golpe.

El agua hirviendo cayó sobre mi cabeza y se deslizó por mi espalda, empapando mi cabello y ropa. Me quedé allí, paralizada y consternada cuando cambiaron la temperatura al extremo completamente opuesto, el agua helada contra mi piel me hizo temblar y estremecerme. Una y otra vez, mientras reían y me grababan, tomaban fotos y me insultaban.

Intentaba escapar, pero se encargaron de bloquear el camino y sostenerme.

Entonces vi todo rojo.

Un grito combinado con un gruñido casi animal salió de lo más profundo de mi garganta, tanto que sentí mis cuerdas vocales arder como el fuego.

Y entonces ocurrió algo. Sentí un tirón en la boca del estómago. Oí las tuberías rugir y estremecerse.

Soltaron su agarre de mis brazos.

Todos los grifos de las duchas a mi alrededor se abrieron y chorros de agua salieron disparados hacia los Romanos que me estaban sosteniendo y bloqueaban el camino. El agua dejó de caer sobre mí sin dejar de oír los chillidos de mis agresores/as.

Ellos trataron de huir, pero todos los escusados estallaron y chocaron contra ellos, uno de estos chorros se dirigió a la cara de la chica que había sugerido que me diera una ducha con tanta fuerza que la tumbó de culo.

Los chorros de agua los acosaba como si fuera unas mangueras antiincendios, empujándolos hacia las cabinas de las duchas y arrastrando a los chicos por él bañó.

No podía dejar de gritar, me sentía tan humillada y enfadada.

De camino al baño, varios alumnos de diferentes grados y edades los vieron arrastrarme como una muñeca de trapo entre al menos diez personas, y a mí luchando por liberarme. Y no hicieron nada para ayudarme.

Los escuché huir desesperados cuando el agua perdió fuerza.

No sé cuánto tiempo estuve gritando, pero en cuanto salieron por la puerta, sentí aflojar el tirón del estómago y el agua terminó tan pronto como había empezado. Y entonces las lágrimas me azotaron, llore desconsolada.

El lavabo entero estaba inundado.

Esa misma tarde llamaron a mi tutor legal y me castigaron.

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Percy estaba a mitad de su clase de biología cuando recibió una llamada de la directora de la preparatoria en la que había inscrito su hermanita menor, claro que se alarmó, la señora solo dijo que tenía que ir a la escuela, de carácter urgente, por un asunto que involucraba a su hermana.

El hijo de Poseidón tuvo que disculparse con su profesor, para luego salir corriendo de la clase.

Llamo a Annabeth mientas iba de camino al colegio, la rubia tenía que entregar una maqueta en la que estuvo trabajando por días, pero dijo que cuánto la evaluaran estaría allí.

Cuando llegó a la enorme institución educativa, no perdió más tiempo y se dirigió a la dirección. Cómo un niño problemático que fue castigado miles de veces y paso más horas en el aula de castigo que en matemáticas, y paso por al menos 6 escuelas diferentes en un lapso de dos años, sabía donde se encontraba normalmente las oficinas del director/a, también conocía bien lo molestas que podían ser.

Afuera de la oficina del directo/or había tres sillas, dónde usualmente se sentaban los niños que eran llamados a la dirección, allí había una niña que conocía bien. Cabello rojo cobrizo, piel trigueña y ojos verdes acuosos.

Tenía la cabeza baja y jugaba con sus dedos con torpeza.

Percy se acercó rápidamente, y al verla supo que algo andaba mal.

Sintió que su pecho se enfrió y el alma se bajó hasta sus pies. Tuvo la misma horrible sensación cuando estuvo a punto de ahogarse en Alaska.

— ¿Kali? ¿Estás bien?

La pelirroja alzó la cabeza y lo miro con ojos tristes inyectados en sangre.

— Lo siento, Percy.— Se disculpó en un hilo de voz. Kali cubrió su rostro con sus manos y bajo la cabeza.— No fue mi intención, no quería causar problemas.— Intento explicar.

Percy se arrodilló y busco la mirada llorosa de su hermana, dejo su mano en el hombro de la niña en forma de consuelo. Se sentía mal por ella.

— Kali, ¿Qué fue lo que pasó?— Pregunto percy.

(. . .)

— ¿Disculpe?

Percy se sintió terriblemente atacado de la nada, frío como glasear.

— No creo que esté capacitado para cuidar a una niña como Kali.—Dijo la señora estirada frente a él, quien la miraba con desaprobación.— Sé que su «padre» le cedió la custodia.— El desprecio y miedo al referirse a Neptuno/ Poseído era palpable en su voz.— Pero quiero que considere lo mejor para su hermana.

Miro a Kali sentada al lado de él y eso molesto a Percy.

— No voy a dejar que se la lleven a un orfanato, le cuesta confiar en la gente. Estar más sola no va a mejorar su estado, solo lo va a empeorar.— Dijo con fuerza, manteniéndose firme.

— Joven Jackson.—Le hablo en un tono condescendiente como si el fuera estúpido.— Entiendo que usted ha superado distintas pruebas, salvó al Olimpo en dos ocasiones y completo innumerables misiones. Pero criar a una niña es una tarea para la cual no está preparado.— Le aseguro.

— Dice que puedo salvar al mundo, pelear contra dioses primigenios y sobrevivir al Tártaro, pero no puedo cuidar de mi hermana?— Soltó Percy con burla e incredulidad.—¿Eso tiene alguna lógica para usted?

La mujer frente a él hizo una mueca y suspiro con cansancio fingido.

— Sé que está en su primer año en la universidad, debe estar ocupado.—Le indico con calma.— Debe ser difícil para usted.— Lo señaló con su mano y luego a Kali.—Tener que criar a su hermana menor sin ayuda.

— Tengo a Annabeth.—Intervino.

La mujer soltó algo parecido a un bufido, e hizo una expresión que denotaba su disgusto hacia la hija de la diosa de la sabiduría.

Los Romanos tienen un "pequeño" problema con Atenea, la diosa griega, por qué aun teniendo un coto de castidad tiene hijos semidioses.

Claro que se les había explicado que estos niños nacían de su pensamiento. Si era raro, un día conoces a una linda mujer muy inteligente, charlan sobre ciencia, política o estrategia y 9 meses después una canasta con un bebé llega a tu puerta, con una simple nota sobre el que dice «La conversación que tuvimos fue estimulante, este es nuestro bebé de pensamiento». Percy solía burlarse de su novia diciendo que no tiene ombligo, como un clon.

— ¿Habla de la hija de Atenea? — Dijo con un ligero tono de asco.—Por lo que se tienen la misma edad.

A lo que se refiere es que Annabeth y percy aún no son considerados como adultos, por qué no tienen 21 años.

— Esto no es un asunto de la edad, puedo encargarme de mi hermana.

— ¿Qué hay del dinero? ¿Trabaja?— Le cuestionó de pronto.

— Sí, trabajo en una cafetería.— Respondió de mala gana.

—¿Y en serio creer que es suficiente para cubrir los gastos de una niña en pleno crecimiento? ¿Las visitas al doctor? ¿Rapa y objetos de primera necesidad?—Llevo su mirada hacia la pequeña pelirroja sentada al lado de su hermana y luego a Percy.—La ayuda psicológica.— Enfatizó esto último, haciendo que la niña bajara la mirada casi avergonzada.

El pelinegro de ojos verdes miro a la mujer frunciendo el entrecejo, no le gustaba como se dirigía a su hermana.

— Ella está yendo a sus citas, ha mejorado bastante.— Le aseguro en un tono más fuerte y molesto.

— Un núcleo familiar estable la ayudaría a tener en quien apoyarse.

—Usted dijo que Kali no está en problemas.— Repitió lo primero que le dijo al entrar en la oficina.— Dice que fue un accidente.—Exclamo un poco exaltado, demasiado.— Que sus calificaciones son las mejores de la clase.— El agua en él baso frente a él salió disparada hacia el techo.—¿Por qué insiste en separarla de mí?

Eso último fue casi un grito, Percy tenía la respiración acelerada y las mejillas sonrojadas por la rabia.

La mujer lo miro con una sonrisa calmada, casi amable.

—Lo tomé personal joven jackson.— Le aseguro con calma. —Pero una niña en pleno crecimiento necesita de un padre y una madre. Un lugar estable con padres calificados para cuidarla, amarla y satisfacer sus necesidades.—Le explico como si fuera un niño de tres años, sería el colmo que pusiera un ejemplo con manzanas.— Me temo que usted, no puede proveerle eso.— Percy sintió una punzada en el corazón, le mataba que le dijeran que mantener a Kali a su lado era egoísta. —Piense en usted y su novia, en lo complicada que es toda esta situación. Quizás cuando termine la universidad podría intentar volver a formar una familia.— Culminó.

Percy estaba temblando y podía sentir el sudor frío correr por su espalda, empezaba a creer que quizás Kali estaría mejor con adultos de verdad.

Quizás una pareja como su madre y padrastro, no un par de adolescentes que jugaban a ser padres.

La puerta de la oficina se abrió de golpe, cosa que el hijo de Poseidón agradeció, porque interrumpió todos sus pensamientos intrusivos.

Miro hacia la puerta y allí estaba su novia. Annabeth tenía el cabello atado en un desastroso moño, tenía grandes bolsas debajo de sus ojos grises y en general se veía desaliñado, además sostenía una maqueta de un lindo edificio sobre sus manos. Percy no pudo sentirse más aliviado, casi se pone a llorar al verla.

— ¿Annabeth?— Soltó Percy, llevando su mano temblorosa a su pecho.

— Señorita Chase, ¿qué está haciendo aquí?— Le cuestiono la directora.—Es una reunión privada.— Le indico

Annabeth puso esa mirada de muerte, entrecerrando sus ojos.

— Vivo en la misma casa que ambos, participo activamente en la crianza de Kali y le hago el desayuno todos los días.— Alego la rubia, quien no se escatimó en detalles.—Creo que tengo el derecho de escuchar lo que tiene que decir.— Bufo con soberbia.

Cuando Annabeth tomo asiento al lado de Percy, viéndose cómo un mapache mientras sostenía una muy elaborada maqueta de un edificio.

La directora empezó a explicarle a Annabeth la situación.

Percy Jackson, el héroe del Olimpo, se disoció de la situación totalmente, no entendía que hacía Annabeth aquí, lo agradecía, claro. Pero no comprendía como su novia se había enterado, tal vez, es psíquica cómo siempre creyó ¿De otra manera, como descubriría que él se roba las galletas azules que les envía su madre? Claro que sí, es que Annabeth es especial, aunque no sabía que los hijos de su suegra, la diosa Atenea fueran psíquicos, pero tenía bastante sentido si lo pensaba.

Desvió la mirada hacia Kali, quien se mantenía cohibida en su asiento.

Su hermanita le dio una mirada de disculpas y alzó el teléfono, su móvil. Entonces percy noto que no traía su teléfono encima. En la pantalla estaba su chat con su novia apodada «listilla» en los mensajes nuevos estaban «Ven a la preparatoria de la nueva Roma» «Hay un problema con sis» «Necesito de la astucia e inteligencia de Atenea»

Percy Jackson soltó una pequeña risa orgullosa, Kali definitivamente era la hermana más estupenda del mundo.

Luego dio un salto en su asiento al escuchar ese «tono» en la voz de su novia, se aferró al reposabrazos y se encogió en su asiento.

Claro que ama Annabeth chase, pero también es terriblemente aterradora cuando se enoja.

Solo su astucia la hace el semidiós más fuerte de su generación.

— Los semidioses griegos vivimos de esta forma.— La voz de Annabeth era implacable e intensa.— Percy, sostén mi maqueta.— Percy sostuvo el bien detallado y pequeño edificio.

Cuando Annabeth destruye a alguien le gusta hacerlo de pie.

— Escape de casa cuando tenía seis años — Los ojos grises de la rubia le lanzaron una mirada mortal a la señora frente a ella.— Y poco después dos semidioses no mucho mayores que yo me arriesgaron sus vidas para cuidarme.— Exclamó en un tono amargo.—Me críe sin padres, junto a un montón de semidioses en las mismas circunstancias.

«Y salí bastante bien» Solo eso faltó que dijera para poner la cereza en el pastel. Aunque era bastante cierto.

— Usted no entiende, seguramente vivió toda la su vida en la nueva Roma. Con un montón de personas con el mismo legado, a salvo de los monstruos.—Resoplo la rubia de ojos grises, sin perder el tono elegante que había en su voz fuerte.—Y la mayoría de los semidioses griegos no tienen ese lujo, la mayoría ni siquiera sabe que lo es hasta que es muy tarde.

—No sabe la suerte que tiene Kali, de tener a alguien como Percy que se interesa en cuidarla y enseñarle cómo vivir en este mundo ¿Y al final que es todo esto? — La rubia señaló nuestro alrededor, abriendo sus brazos para enfatizar sus palabras.—¿Dónde están los niños que intentaron meter su cabeza en el escusado? ¿Al menos están castigados? ¿Por qué solo Kali está en la dirección?— Le cuestionó en un tono amenazante, casi sonando furiosa. Incluso Percy se sintió como un perrito regañado en su asiento.

La mujer mayor se encogió en su asiento, tenía la mirada temblorosa y estaba pálida cómo una hoja de papel.

—... los niños involucrados en el accidente, sus padres.— Esto último lo dijo como un susurro, la señora sonó su garganta y alzó el mentón con falso orgullo.— Ellos son miembros muy respetados de esta nuestra querida comunidad y decidieron no pedir un juicio en contra de kali por intentar agredirlos.—Cruzo sus manos sobre el escritorio y enderezó su espalda, miro a los dos adolescentes y niña frente a ella como si les estuviera haciendo un gran favor.

A Annabeth se le hinchó la vena de la frente a la vez que una sonrisa poco agradable se formaba en su rostro.

La rubia soltó una risa burlesca y baja que hizo que Percy abrazo a Kali.

— Entonces me está diciendo que el nepotismo en la Nueva Roma está tan arraigado que estos niños crecerán sabiendo que pueden salirse con la suya por estar apadrinados por familias respetadas.— Annabeth poso ambas manos sobre el escritorio de la directora de la preparatoria y fijo su mirada afila en los ojos de la señora frente a ella.— No quisiera llevar este asunto al senado, pero si insiste en reportarnos por negligencia infantil me veré en la obligación de actuar en su contra. Y Atenea siempre tiene una estrategia para ganar.—Susurro esto último de forma amenazante y ruda, casi entre dientes.

Annabeth mantuvo la mirada fría sobre los ojos de la directora.

El sonido de las manos de Annabeth golpeando contra el escritorio hizo que las tres personas en la oficina dieran un salto en sus asientos.

— Percy, Kali.—Los llamo en una voz autoridad, ambos se levantaron al instante.— Nos vamos.

— ¡Sí...!—Dijeron a coro los hermanos.

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— Annabeth, quiero ser como tú cuando sea grande.— Kali abrazo a la novia de su hermano con una sonrisa suave en sus labios.

Los tres estaban almorzando en un lindo restaurante en la nueva Roma, para celebrar que la directora no iba a llamar a los servicios sociales.

Aunque no tenían razones para llevársela, la cuidaban bien.

— Yo también.—Exclamó Percy, con estrellas en los ojos.—¡Eso fue...! ¡Por Poseidón! Debiste escoger la facultad de abogacía, eso fue alucinante.

A Annabeth le temblaba un ojo.

— No he dormido en cuarenta y ocho horas.—Soltó Chase de la nada, con la mirada perdida.— Necesito café.

Kali volvió a abrazarla, luego señaló el pequeño edificio.

— Me gusta tu maqueta.

Annabeth suspiro y sonrió apenas.

— Gracias, Kali.— La rubia beso la frente de la pelirroja cobriza.

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Hola chicos y chicas.

Espero que les haya gustado el capítulo, lo hice para que fuera una referencia a los primeros días de Percy en el campamento mestizo.

Annabeth y percy mis papis. Son la pareja perfecta para criar a una niña pequeña.

Percy es incapaz de regañar a Kali, Annabeth se encarga de eso aunque casi nunca se porta mal.

Kali Guardalupe Reyes de la rosa no es la persona más socialmente incómoda que existe, así que no es una sorpresa que no tenga amigos fuera del círculo cercano de su hermano, solo tiene una amiga y es en el campamento mestizo, dónde se desenvuelve mejor.

Bye bye.

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