4.
―¡Ya es hoy! ―gritó Marie dándome un gran susto.
Cerré la libreta de ciencias después de terminar mi tarea. Sí, se supone que las tareas se deben hacer en la casa pero ayer Marie se quedó hasta tarde en mi casa terminando sus carteles y cuando se fue me sentí muy fatigada como para hacer tarea.
―Lo sé ―dije dejándome caer de cara sobre mi banca.
Maldito sea el día en que acepté ir a ese estúpido concierto.
―¿Qué vas a ponerte? ―se sentó en la banca vacía frente a mí.
―¿Acaso importa? ―levanté la cabeza un poco y la vi girar los ojos―. Supongo que unos jeans, quiero estar cómoda durante esas dos horas.
Me dejé caer de nuevo y Marie no dijo nada lo cual se me hizo extraño así que me levanté por completo y la vi regalarme una sonrisa traviesa.
―¿Qué cosa? ―fruncí el ceño―. ¿Por qué sonríes así? ―entorné los ojos.
―Bueno, es que... ―alargó la última vocal.
―Dilo de una vez.
―Vamos a estar ahí desde antes ―sonrió ampliamente y me sentí confundida, ¿a qué se refería?
―¿De qué hablas?
―Estaremos allá como a las tres ―antes de que pudiera decir algo, continuó―. Mi mamá va a pasar por nosotras dos horas antes de que salgamos, así tendremos tiempo de cambiarnos y luego irnos.
Lo que me faltaba.
Realmente estaba muy arrepentida de haber aceptado ir con ella, primero porque no soy fan de esos chicos, segundo, ya había tenido suficiente de esos topos durante todo el ciclo escolar y tercero...bueno, no había un tercero pero el asunto es que estar parada desde las tres de la tarde hasta las ocho y además las dos horas de concierto no era mi idea perfecta de un viernes por la noche.
―Lo siento ―hizo una mueca de tristeza y me sentí mal, no quería ser la amiga mala que no apoya a su mejor amiga.
―No, descuida ―sonreí―. De todos modos, ¿quién quiere tener metodología y filosofía? ―hice una mueca de asco y ella rio.
+ + +
―María Gonzáles y Sofía Vega ―bufé por lo bajo y comencé a guardar mis cosas, Marie hizo lo mismo―. Se pueden retirar.
Me levanté de mi butaca con cierta flojera y prácticamente arrastré mis pies a la salida. Ana, la mamá de Marie, una señora de no más de cuarenta, ya nos esperaba en un Honda Civic. Mi amiga se subió de copiloto como era de esperarse, mientras que yo me subí en la parte de atrás.
―¿Están muy emocionadas? ―preguntó Ana, mientras me miraba rápidamente por el espejo retrovisor.
Yo me limité a asentir, sin embargo Marie comenzó a hablar de lo emocionada que estaba, dijo que cuando pasáramos a tomarnos la foto con ellos, les diría lo importantes que eran en su vida y que básicamente estaba perdidamente enamorada de ellos, en especial de un tal Jos, ajá, el chico al que le pediríamos que se subiera el cierre.
El trayecto se me había hecho eterno.
Quería dejar esta actitud tan negativa de lado para cuando ya nos fuéramos al concierto pero dudaba mucho que eso fuese posible, mis ganas de ir a ese concierto eran como mis ganas de usar tacones.
Exacto, no existían.
Cuando entré a la casa me percaté de que no había nadie, era obvio que mi mamá estaba trabajando al igual que mi padre. Subí a mi habitación y dejé mi mochila junto a la cama, tomé una toalla y luego me metí a duchar.
Al salir, opté por ponerme unos pantalones negros ajustados, una playera blanca con mangas grises y mis Keds blancos. Me hice unas ondas alborotadas en al cabello y al final me puse un poco de perfume.
Cuando miré el reloj me percaté de que aún tenía cuarenta y cinco minutos libres, así que me senté a ver la televisión; estaban pasando Bob esponja.
+ + +
Había niñas gritonas por todos lados, corrían de un lado a otro y algunas incluso lloraban.
¡Qué chicas!
Yo me encontraba sentada en uno de los escalones de la entrada del auditorio mientras Marie compraba gran cantidad de fotos, algunos llaveros, playeras, dijes y tazas. Me pidió que la acompañara y así lo había hecho, pero habíamos tardado más de veinte minutos en un solo puesto y la verdad no quería estar así. Le dije que me sentaría por ahí y que la vigilaría, ya saben, para no perderla de vista aunque en realidad no era una mala idea; si la perdía, no tendría boleto y no tendría que ser torturada por esos cinco chicos durante dos horas.
―¡AHHHHHH!
Su gritó me sobresaltó tanto que juro que mi corazón amenazaba con salirse de mi pecho, le dediqué una mirada de enojo a Marie y ella sonrió tímida.
―¡Lo siento! ―gritó―. Es sólo que no aguanto más, ya quiero entrar.
―¡...tú, la razón, tu mi medicina, en tus brazos pierdo mis sentidos, no hay control de lo que siento y digo, hoy es tu voz, la que me domina! ―cantaron, o más bien, gritaron un grupo de chicas que se encontraban frente a una cámara de alguna televisora.
―¿Puedo...?
―No soy tu mamá, anda ve ―sonreí mientras la veía alejarse hacia aquel grupo de chicas.
Mientras observaba a las demás chicas llegar con sus carteles y playeras de CD9, mi celular vibró en mi bolsillo trasero del pantalón; me moví un poco para poder sacarlo y leí el mensaje.
Mamá
¿Qué tal la estás pasando? 5:25 P.M
No sé si era sarcasmo o qué, porque ella mejor que nadie sabía que estos chicos no me gustaban, me había dicho que si no quería venir que simplemente no lo hiciera, ¡pero vamos!, estamos hablando de Marie, la chica que consigue todo con solo pedirlo y si no lo consigue, ruega hasta lograr su cometido.
Hay un montón de chicas locas gritando. 5:26 P.M
Mamá
Suena muy divertido, cómprame una taza de ese chico de las perforaciones, es lindísimo. 5:30 P.M
Y aquí es donde les presento el lado fangirl de Liliana Vega Gómez
Demasiado... Veré que puedo hacer, no te prometo nada. 5:32 P.M
Me levanté de las escaleras y decidí ir al puesto en el que menos gente vi, cabe mencionar que había unas diez personas más juntas que los mismos muéganos, los puestos eran realmente pequeños.
Agradecí ser pequeña ya que me pude abrir paso entre las otras niñas llegando al frente del puesto. Había varios diseños de tazas, con todos los chicos, el logo del grupo, títulos de canciones, tazas grabadas y... ¡Voilà!
―Llevo ésta ―sonreí y le extendí la taza al señor.
―¡Te gusta Alan! ―me gritó una chica a mi lado. Fruncí el entrecejo y entonces rodó los ojos, se giró y le dijo algo a la chica que la acompañaba, ambas me miraron mal, después siguieron escogiendo fotos.
―Cincuenta ―el señor me entregó una bolsa negra, la misma que metí a mi bolsa.
Después de pagarle volví a mi cómodo asiento en las escaleras.
Miré mi reloj, apenas eran las seis.
¡Genial, una hora y media más aquí sentada!
Decidí acabar con mi aburrimiento jugando Bejeweled.
2.- Bejeweled es un juego estilo Candy crush, consiste en formar tríos de gemas.
+ + +
¡Hola!
Quiero agradecerles a las chicas que leen la fanfic♥
¡No olviden votar, comentar y compartir! :)
Me gustaría que llegara a 30 ó 40 votos de hoy al domingo que actualice, ¿Podemos lograrlo?
Besos x.
Cit.
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